viernes, 23 de diciembre de 2011

HASTA EL 30 DE DICIEMBRE: "MIL POEMAS A VALLEJO" - PLAN LECTOR: PORQUE VALLEJO ES POETA UNIVERSAL - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

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Construcción y forja de la utopía andina


2011, AÑO DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS


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DICIEMBRE

MES DE LAS MONTAÑAS

DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES;

DE LOS MIGRANTES Y DEL NACIMIENTO

DEL DIOS NIÑO EN LA NAVIDAD


CONFERENCIAS Y SIMPOSIOS SOBRE CULTURA ANDINA

AULA CAPULÍ:

Tacna 118, Miraflores.
Cuadra 3 de la Av. Angamos Este
Entre Av. Arequipa y Paseo de la República


Planta de capulí, florece a la entrada del Aula Capulí


PRÓXIMAS ACTIVIDADES:

CAPULÍ 13, VALLEJO Y SU TIERA DEL 18 AL 20 DE MAYO



PEREGRINACIÓN A SANTIAGO DE CHUCO TIERRA DE VALLEJO

FESTIVAL TRILCE DE LA CANCIÓN, LA POESÍA Y DANZA ANDINAS


ACTUALIDAD


MIL POEMAS A VALLEJO



PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA

PORQUE VALLEJO ES POETA UNIVERSAL



Por Danilo Sánchez Lihón

1. ¡Hay tanto que decirle!

Desde Isla Negra, en Chile, el poeta Alfred Asís promueve la cruzada cultural: “Mil poemas a César Vallejo”, en homenaje a nuestro poeta universal. Colmemos esa cifra en adhesión profunda al autor de “Masa”, haciendo llegar uno o más poemas a los siguientes contactos antes del 30 de diciembre del presente año:
poeta@alfredasis.cl / mara_garcia@byu.edu

Este certamen se hace bajo la advocación de Vallejo como poeta universal, hecho que radica en que fue un poeta inclusivo e incluyente, quien en su ideario y utopía invoca a amar hasta a nuestro enemigo, quien lucha desde la más atroz pobreza hasta para que el rico se salve, como también dicha universalidad es porque supo calar y ahondar en esencias, en lo más hondo y trascendental del ser; y en lo más arduo: en el dolor.

Participando en este certamen, que abarca a una comunidad de 36 países extendidos en todo el globo terráqueo, hagamos que no solo Vallejo sea universal, sino que el sentimiento de adhesión a él repercuta universalmente. ¡Hay tanto que decirle a Vallejo! ¡Hay tanto del mundo que significa lo que nos está diciendo él!


2. El dolor social

César Vallejo no solamente es el poeta que cristalizó una obra genial y quien expresó en poesía verdades supremas no solo jamás expresadas sino nunca presentidas, sino que es el perfil del hombre cabal y absoluto por renunciar a todo, someter todo al humanismo y ser solidario.

No solo es quien hizo que la lengua humana dijera del hombre algo para lo cual los idiomas no estaban preparados, sino aquél cuya vida es un camino y una moral a seguir, por ser una entrega generosa a las grandes causas a favor de la vida.

Considerarlo así es ser fieles al sufrimiento y martirio que él asumió, no gratuitamente, sino como una toma de posición coherente frente al mundo, ante la raza que él sintetiza y representa; y ante la historia que él finalmente abarca y redime.

Porque su holocausto no es el de un individuo sino es en razón del dolor social y colectivo, que él supo asumir, representar y consustanciarse con él, haciendo que su vida fuese totalmente coherente con el sufrimiento de los demás.


3. Una mañana eterna

Optó por la poesía reconociéndola como un arma de lucha, la misma que fue asumida por él como un ejercicio de virtud y una marca de justicia, como una ética de la vida y como una actitud de la máxima responsabilidad social.

La asumió como un compromiso y una acción de servicio a su prójimo.

De allí que él sea el poeta símbolo, paradigma y modelo de hombre. Y la expresión máxima de la solidaridad como valor humano tangible, actuante y proyectivo.

Con el poder incandescente de la palabra al rojo vivo, con cada letra convertida en fuego puro, como la lava de un volcán que erupciona.

Porque concentra el sufrimiento pero al mismo tiempo el valor, la intrepidez y la esperanza para cumplir aquel anhelo de:

Y cuándo nos veremos con los demás, al borde
de una mañana eterna, desayunados todos!


4. La palabra de todos

Su poesía es acto, lucha, definición. Es la expresión máxima de solidaridad.

Sus palabras son armas, soldados, militantes; que animan, entusiasman, se arrojan.

Son gritos, estallidos, metáforas de fuego, que claman, exhortan, explosionan, pero desde el humus y la arcilla que somos y desde el hálito de que estamos hechos.

César Vallejo trasciende las lenguas, las escuelas literarias, las corrientes estilísticas.

Cuando él escribe, y por eso nos conmueve y enaltece, sentimos que esa es la palabra de todos los hombres de la tierra.

Nadie por ejemplo se pone a discutir ahora si Vallejo pertenece a tal o cual escuela o corriente literaria.

Quizá esa discusión subsista todavía como una excrecencia para su primer libro y nada más. En absoluto para los siguientes, sino al contrario, asombra su originalidad sin puntos de apoyo.


5. El vaso de la sangre

Discutió arduamente, y consigo mismo, acerca de la función del escritor, del arte y de la palabra.

Debate no sólo teórico sino que él hace vivencial cuando, en el “Himno a los voluntarios de la República,” escribe:

Voluntario de España, miliciano
de huesos fidedignos, cuando marcha a morir tu corazón,
cuando marcha a matar con su agonía
mundial, no sé verdaderamente
qué hacer, dónde ponerme; corro, escribo, aplaudo,
lloro, atisbo, destrozo, apagan, digo
a mi pecho que acabe, al bien, que venga,
y quiero desgraciarme;
descúbrome la frente impersonal hasta tocar
el vaso de la sangre...


6. Una cultura al servicio del hombre

Igual de iluminadora y radical es su posición en el discurso que pronunciara con ocasión del Segundo Congreso Internacional de Escritores en Madrid, apoyando la causa de la República Española, cuando dice:

“... hemos sabido cómo el 5º regimiento había salvado los tesoros artísticos encontrados en el palacio del Duque de Alba, y los había salvado al precio de algunas vidas... nosotros queríamos digo, que en esta contingencia trágica del pueblo español y el mundo entero, los museos, los personajes que figuran en los cuadros, hayan recibido tal soplo de vitalidad que se conviertan también en soldados en beneficio de la humanidad”.

Protestó y dijo que esas vidas eran valiosas, que debiera suceder al contrario, que si los cuadros, que si los personajes allí pintados, que si las esculturas allí coleccionadas eran verdaderas y auténticas, ellas tenían que cobrar vida y salir a luchar en defensa del hombre. Si eso no ocurría así, entonces aquel arte no era verdadero ni valía la pena ni siquiera cuidarlo ni desvivirse por ello.


7. Al padre, al hermano y al hijo

Anheló una cultura viva, una cultura al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la cultura. Porque Vallejo creía que el arte tenía que luchar por la humanidad y no a la inversa.

Él quiso que una escultura, como los seres representados en los cuadros, defienda al hombre en contingencias amargas y atroces como fue la Guerra Civil Española.

Y no una “cultura” para la cual el hombre tuviera que sacrificar su vida, para defender las obras de arte, los cuadros o las piezas de museo. ¿Quién podría discutir una toma de posición verdadera como ésta?


Esta es una perspectiva opuesta a aquella que mitifica el arte y se olvida del hombre, que sacraliza los objetos y depone la realidad cotidiana.

De allí que Vallejo tenga valor, porque nos devuelve constantemente a las circunstancias, al padre, al hermano y al hijo que somos.


8. La hazaña del hombre y la vida

Lo extraordinario de estas ideas es que sus poemas sí estuvieron en el frente de guerra y combatieron codo a codo con los milicianos de España.

Su poesía son esos combatientes que él reclama para defender la vida, son esos soldados, guerreros y militantes, que se levantan para exaltar emocionados la hazaña del hombre y la vida en el mundo.

Por eso, al referirme a esta agonía,
aléjome de mí gritando fuerte:
¡Abajo mi cadáver!... Y sollozo.

Un ejemplo de todo ello es su propia poesía, que estuvo al lado de los soldados del Ejército del Este – Guerra de la Independencia, en las trincheras mismas del río Ebro, junto a los milicianos del 5º Regimiento, en Cataluña.

Fueron ellos mismos quienes fabricaron el papel, que no lo tenían, en momentos en que cada minuto es un tesoro para salvar la vida y obtener la victoria.


9. El libro cayó luchando

Y lo hicieron juntando sus vendajes, los algodones de sus heridas, las fotografías de sus amadas y de sus hijos, su ropa desflecada, los retazos de sus camisas ensangrentadas.

Todo lo pusieron allí, lo más personal y valioso. Para luego moler el amasijo, orearlo al viento de las batallas, fabricando el papel que tuviera el aliento de su verbo, e imprimiendo el libro al fragor de las bombas y la metralla; salpicado de lodo y sangre, como de esperanza y verdad.

Y así como ellos murieron para renacer de nuevo, así el libro cayó ensangrentado. Sufrió el mismo estrago que sus compañeros milicianos para renacer luego pujante y victorioso.

Todos sudamos, el hombligo a cuestas,
también sudaba de tristeza el muerto
y un libro, yo lo vi sentidamente,
un libro, atrás un libro, arriba un libro
retoño del cadáver ex abrupto.


10. Al fragor de una batalla

Ese libro estuvo al lado de ellos, cual si fuera un miliciano, tal y cual si cargara con ellos las bombas de un cañón y disparara, puesto ahí, convocado y con un arma en la mano florecida.

Y el libro, al igual que los soldados, cayó luchando, salvándose apenas dos ejemplares que fueron guardados por los monjes quienes al amanecer, recogieron víctimas y despojos del campo de batalla.

Esos volúmenes fueron ubicados sin clasificar en la biblioteca del Monasterio de Nuestra Señora de Monserrate.

Ningún elogio, ningún premio, ningún grado honorífico, ni estudio consagratorio, pueden valer tanto para un autor, un libro o para la poesía misma, como aquel hecho por su dimensión de vida, de verdad y de heroísmo.

Haber sido un libro editado en la trinchera de una guerra, al fragor de una batalla y haber corrido la suerte de cada hombre, muriendo o viviendo, enhiesto hasta el tope en su consagración a sus convicciones e ideales.


11. Confianza en el hermano

Pero, si sólo fuera eso su mérito no sería absoluto, sino que cesados los bombardeos y pasada la contienda se lo sienta otra vez y siempre un libro verdad, para lo excelso de la poesía como para la vida cotidiana, común y corriente; es decir que tenga un valor para lo temporal como también para lo intemporal.

Y es qué España aparta de mí este cáliz, es un descomunal himno a la vida, asumiendo todo el horror de la guerra y de la infamia.

Es la más rotunda confianza en el hermano y, a la vez, la más tenebrosa soledad, hasta el punto de hacernos tiritar de frío o encendernos con el ardor más sublime.

Es la mayor esperanza –en su estado límite y vital– como es a la vez la incertidumbre más absoluta en el destino del hombre.

Es la visión de la vida más pura y fraterna, pero teniendo ante sí las horrísonas fuerzas del mal y de la muerte.


12. Himno total

Es el rayo que no cesa, iluminando lo tenebroso de la noche y la condición sufriente del hombre y a la vez la aurora y el amanecer más radiante:

¡Constructores
agrícolas, civiles y guerreros,
de la activa, hormigueante eternidad: estaba escrito
que vosotros haríais la luz, entornando
con la muerte vuestros ojos;

Nadie, como César Vallejo, estuvo luchando por la España Republicana con el corazón en la mano, en cada frente de guerra, en cada segundo en que se arriesgaba la vida, al pie de cada cañón mudo o que atronara.

Despedazado por cada bomba que explotaba y atravesado por cada esquirla que se expandía; delirante, íntegro, con toda su plena y poderosa integridad.

Nadie como él para haber asumido cada gota de sangre que se derramara en un himno total y pleno de humanidad.


13. Flechas hacia un mundo nuevo

Él junta toda esa energía desatada por el antropoide que somos, en trance de hacer parir a la historia, para legarnos un mensaje de amor, de solidaridad, de fraternidad y de redención universal del hombre sobre la faz de la tierra.

que, a la caída cruel de vuestras bocas,
vendrá en siete bandejas la abundancia, todo
en el mundo será de oro súbito
y el oro,
fabulosos mendigos de vuestra propia secreción de sangre,
y el oro mismo será entonces de oro!

César Vallejo es el inicio de una verdad que no acaba, es el inicio de una aventura humana nueva, es una voz que apunta hacia un universo aún inextricable. En su poesía hay claves, llaves, signos, flechas hacia un mundo nuevo. Es el principio de una certeza que aún se inicia e intuyo que jamás acaba.


Texto que puede ser reproducido citando autor y fuente

Teléfonos: 420-3343 y 420-3860

planlector@hotmail.com
inlecperu@hotmail.com
daniloydanilo@hotmail.com

Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:

Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe
Instituto del Libro y la Lectura: inlecperu@hotmail.com

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Fuente:

Página oficial de la convocatoria

www.alfredasis.cl
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