Danilo Sánchez Lihón
“Educar la mente
sin educar antes el corazón
no es educación en absoluto”.
Aristóteles
1. Inteligencia
de la hermandad
Dedicado a mi padre quien fue maestro de escuela
durante toda su vida, y cuya imagen preside la carátula de “Educar es amar, por
una pedagogía del bien, la identidad y la ternura”, publico este libro.
Lo componen un conjunto de historias, parábolas,
vivencias y estampas diversas, así como de artículos, semblanzas y reflexiones
sobre el tema de la educación desde una perspectiva en la cual intento recuperar
ejes fundamentales como el bien, la verdad y la belleza.
Contiene argumentos sobre aspectos esenciales del
quehacer educativo que sustentan el ideario de una pedagogía innovadora. abarcando
enfoques sobre el ser maestro y sobre los ejes y direcciones en que se
desenvuelve la actividad educativa en general, y que nos permiten reflexionar
acerca de la educación y la trascendencia de ser maestro.
En ellos se entiende educación como emoción, valores,
virtudes; como celebración del amor o el desarrollo de otras inteligencias y no
únicamente la mecánica y racional, como por ejemplo la inteligencia de la
hermandad.
2. Claves
en educación
¿Por qué educar es amar? Porque se trata de
reivindicar el lado perdido de la educación, cuál es el ámbito afectivo, de
concebirla más como una emoción, una actitud y hasta una pasión. Basta darnos
cuenta que hemos perdido sentido cuando el lenguaje de la educación son ahora
cuestiones teóricas y hasta administrativas, pervirtiendo el lenguaje y manera de
hablar en educación refiriéndonos a competencias, rutas de aprendizaje, metacognición,
terminología prestada de las ciencias, de las ingenierías o inventada por una
caterva de expertos y asesores que ganan bien pero nunca han educado.
Creemos que los problemas en pedagogía es dominar una
fórmula, un esquema, un proceso, bien elaborado y diseñado en la pizarra o en
el papel. O bien sea una especulación puesta en el sílabo o en la programación,
cuando educar es sentimiento y es compromiso; es devoción y es fe.
Y no son teorías ni las ideas sofisticadas; no son los
conceptos ni las metodologías las claves en educación. Mucho menos son las
técnicas ni las tecnologías. Y más que un campo o área de la razón o la
inteligencia racional, lo es de la afectividad y del ámbito del cariño; de la
voluntad y la moral; de la imaginación y la utopía.
3. Campo
decisivo
Porque impera una tendencia que ya se hizo una costumbre, que no es la más
favorable para mejorar la educación y es que cuando se tratan temas de este
campo se lo hace hablando teórica y sociológicamente, de manera especulativa.
Exponiendo hipótesis, esbozos y apreciaciones que generalmente resultan
nociones frías y hasta desalmadas, pese a que la formación del hombre es una
realidad profundamente personal, íntima y entrañable.
Por demás, muy ligada a la cotidianeidad y a lo humano en su estado
natural, constituyendo la educación casi una artesanía de la vida, un mundo
casero y ligado a lo familiar, y a los apegos del alma.
Porque el hombre: ¿primero siente o razona? Primero siente. Primero es el
sentimiento, y después el pensamiento, que es la reflexión para explicar o dilucidar
nuestro sentimiento.
Sin embargo, en este campo decisivo para la vida dominan los conceptos y la
tecnología educativa. Todo se lo quiere fórmulas, esquemas y paradigmas. No se
hacen caso a los cariños, no se siente. En suma, no se ama.
4. Nuestro
destino
Ello resulta inconcebible, mucho más considerando que en cada ser humano
hay tesoros escondidos. Hay oro, en el corazón humano, y también en el cerebro.
Hay oro puro, oro legítimo, y de mucho más de 24 quilates. Es oro incalculable.
Pero es más: en el alma de las personas hay minas de piedras preciosas, potenciales
proezas, actos heroicos y consagraciones sublimes.
En el ser de todas las personas, hay portentos y maravillas; metales y materias
insospechadas de las cuales podemos hacer gemas, alhajas y joyas. ¿Quién es
aquel que descubre esas vetas prodigiosas? ¡El verdadero maestro!
Pero, además, en otra perspectiva complementaria educar es una cadena de
diamantes, porque el ser al cual educamos siempre educará a otros, directa o
indirectamente.
La acción se trasmite como una energía vital que hace aflorar lo mejor de
cada ser humano.
Asimismo, nuestra herencia genética cultural suma miles de años. Actuamos
con ese bagaje en la toma de nuestras decisiones, en la elección de nuestras opciones
y pasos para configurar nuestro destino.
5. Adhesión
y fe
Asimismo, y de otro lado, el ser humano en esencia es un ser que tiene el
signo y el sello de lo sagrado en su frente y en su espíritu. Está hecho para
el bien, la verdad y la belleza.
¿Llegamos a ese fondo? ¿Hemos sabido tocar esa fibra? ¿Le damos a cada
persona puesta bajo nuestra orientación y tutela el valor que merece?
Si no es el maestro, ¿quién entonces va a ser capaz de descubrir e impulsar
dicho potencial, los talentos ocultos y el prodigio de que estamos hechos?
Y educar es visión, mirar al fondo de las sombras y la noche. Como es ejemplo,
compromiso y responsabilidad conmigo mismo, con las demás personas y con la
historia que nos justifica o nos condena. Supone creencia, adhesión y fe.
Hellen Keller por eso recuerda así: “El
conocimiento es amor, es luz y es visión”. Y Albert Einstein nos advierte: “La lógica te llevará desde la A a la B. Pero
la imaginación es la única que nos lleva a todas partes”.
6. Tierra
fecunda
Educar entonces no son conjeturas: es mirada directa, luminosa y transparente.
Es sonrisa, es bondad. Es voz verdadera, que acoge, ampara y protege.
Es hacer sentir al niño que tiene en el maestro a un amigo, a un
confidente, a alguien en quien sostenerse, como en el hombro de un padre. Es poder
confiar y apoyarse con calidez en una persona mayor proba, sabia; de
experiencia y con fortaleza.
Por eso, ¿qué es una buena educación? ¿Qué es una educación de calidad?
¿Acaso lo tecnológico? ¿O lo administrativo? ¿Acaso lo cognitivo?
Educar es hacer crecer árboles, recios y gigantescos. Es poblar de bosques,
es hacer florecer una campiña en lo que antes era un páramo y un desierto.
¿Cómo se logra? Separando el cascajo hasta encontrar tierra fecunda, con buena
agua, y buen aire y viento, elementos de la naturaleza, y no de las
suposiciones, postulados o conjeturas. Y con una actitud natural de seres
humanos.
7. Pleno
de luz
De allí que los textos que conforman este libro se los
propone como textos de análisis, los mismos que he ido escribiendo y publicando
en todos estos años de ejercicio profesional desempeñándome también como
docente.
Concibiendo que educar es guiar
por senderos nuevos, inéditos e inesperados, salvando dificultades, por lo que
significa unción, certidumbre y salvación.
Es echar a volar una campana, es tocar a rebato en un tambor. Es anhelar
que cualquiera de nuestros alumnos sobresalga tanto que sean esos árboles
gigantescos. Es guiar una nave y hacer que llegue hacia puertos seguros y
distantes.
Es acompañar e ir para siempre juntos por el mismo sendero. Es que me
recuerdes después de muchos años y para siempre. Es sentir, hijo mío, que nunca
nos hemos separado; y que me recuerdes con amor y con afecto inclaudicables.
Es transformar la realidad, es convertir un día gris y nublado en un día
radiante, cálido y pleno de luz. Es creer y hacer creer a los demás en sí
mismos. Es tener fe y hacer que los demás la tengan. En síntesis y en suma,
educar es amar.
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