DON CÉSAR VALLEJO YNFANTES:
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LA CALIDEZ DE UNA SANGRE ILUMINADA
Omira Bellizzio Poyer
He
tenido la fortuna de conocer a personas maravillosas, valiosas por su
don de gentes, por su amabilidad, por sus firmes ideas y por ser personas
que promueven la esperanza, la solidaridad y la hermandad. Una de ellas
es Don César Vallejo Ynfantes, a quien conocí en Lima en el año 2010,
cuando fui a presentar mi libro infantil dedicado al colibrí de Nazca
¨La comunión del Colibrí y la Luna¨, organizado por la Sociedad Peruana
de Poetas, y a facilitar un Taller de animación de lectura y
escritura creativa en el Aula Capulí de la organización cultural y
literaria Capulí, Vallejo y su tierra, eventos donde estuvo presente Don César.
En ambas actividades compartimos con los amigos, y entre una conversación y otra Don César Vallejo Ynfantes me demostró su afabilidad y el profundo amor que sentía hacia las letras y a la memoria de su tío el gran poeta peruano César Vallejo Mendoza. Sin embargo, debo confesar que en el Aula Capulí donde desarrollamos Secretos del Taller, se gestó un aura de alegría, de magia y ternura que
me conmovió, pues mi Taller de animación de lectura y escritura
creativa es dedicado y dirigido a niños, niñas y adolescentes y en el
Aula Capulí había solo un niño Sebastián Cruzado, todos los demás eran adultos que ostentaban y ostentan hoy por hoy ser poetas, dramaturgos, escritores y
promotores culturales con una gran trayectoria, no siendo menos
importantes la presencia de los alumnos del profesor Danilo Sánchez
Lihón de la Universidad Mayor de San Marcos. Fue una actividad
concurrida, quizá porque se facilitaba en un pequeño espacio, donde se
desprendió una calidez entre los presentes poco común y no eran
figuraciones mías, así me lo hicieron saber y ahora entiendo porqué.
Realizamos ejercicios literarios sencillos, contamos cuentos, hicimos un poema en conjunto, y leímos Paco Yunque.
Después cada uno de los participantes tenía que cambiar el final del
cuento de César Vallejo Mendoza, para luego leerlo en voz alta,
involucrándonos y compartiendo la obra del insigne escritor como si
estuviera presente. Voces diversas, finales felices, alguno triste, pero
todos inmersos en el universo Vallejiano. Fue un taller donde nos enamoramos aún más de las letras, donde se retrocedió a la
infancia. Don César Vallejo Ynfantes, fue uno de ellos: ¨he vuelto a la
escuela donde estudió mi tío en Santiago de Chuco, he regresado a mi
infancia¨. ¿Cómo olvidar sus palabras cuando me entregó la distinción
Ágata de Vallejo de Capulí, Vallejo y su tierra, viniendo de él?
En
el año 2011 vuelvo a Lima y la sobrina de Don César, la profesora Emy
Gamboa, me invita a visitarlo a su casa museo en Magdalena del Mar,
recuerdo nos acompañó el profesor Danilo Sánchez Lihón, Don César había
tenido una caída y estaba de reposo. Fue una visita placentera, la
charla se centró como todo en él en su tío adorado, nos relató cómo fue
su viaje a Paris, el encuentro con su tío: en su tumba, nos confesó que
ese fue su logro más importante, yo estaba emocionada con sus relatos y
anécdotas, hasta que me percaté de lo que nos estaba contando y empecé a
grabar con mi cámara fotográfica. El sonido del video es muy bajo, pero
tengo ese registro que debo cuidar como un gran legado.
¨Dulce es la sombra, donde todos se unen
en una cita universal de amor ¨
Escribió César Abraham Vallejo Mendoza, en los Heraldos Negros. Don César
Vallejo Ynfantes, cumplió un deseo familiar: tocar suelo francés y
susurrarle a su tío, que estaba con el pecho henchido de amor, que había
ido revelarle lo orgulloso que han estado durante todo este tiempo.
Él llevó a la familia Vallejo Mendoza en pleno, en cada paso que dio
por las calles parisinas, en cada suspiro depositado en el aire que
abrazó a su tío. Él se perpetuó como el gran Embajador de la obra del
gran poeta universal César Vallejo Mendoza, en esencia, por la nobleza
de su carácter, de su sangre iluminada. Él nos ofrendó su pecho cálido,
por eso siempre estará en el corazón de sus familiares, sus amigos y de
los que le conocimos. Se elevó su alma un 27 de junio; allá a dónde va,
Don César tiene mucho que contar, especialmente cómo la vida y obra de
César Vallejo Mendoza es una referencia de eternidad que él seguirá
preservando con el amor de todos los tiempos.