Recuerdo a un Gran Maestro y Amigo:
POCHO TANTALEÁN
Por Agustín Zúñiga Gamarra
En el aula, de clima temperado a casi 20°C, en el estrado, a 80 cm de altura, se lucía la figura de un gran profesor exponiendo la Historia del Perú, de una manera diferente a los clásicos, aquí se conjugaban cifras, el ingeniero dejaba sus huellas, diseños, ideas, embellecían su materia, que se dictaba en base a su libro, colección, 3 tomos: PIRU. Estábamos como alumnos, profesionales de diversas disciplinas, en mi caso Físico Nuclear, ciencias naturales, compartíamos el curso de Maestría en Gobernabilidad, con especialistas de ciencias sociales, y comunicadores. A todos nos convencía su sabiduría. La Ingeniería, Economía, Política, Planificación, e Historia, en todos ellos, autoridad total, enciclopédica. Pero, esa sabiduría, se multiplicaba, cuando su personalidad, alegre, sencilla, se aproximaba en el cotidiano a cada uno de los alumnos, que por la edad que teníamos nos tratábamos como amigos y conocidos de siempre. A mí, recuerdo me saludaba, "qué dice el científico nuclear". Nos trataba a cada uno con una peculiar palabra, con ello te decía, sé quién eres, o, sé que valía tienes, siempre nos sentíamos alagados, motivados, para continuar en el curso profesional propio.
Ciertamente, escribo estas palabras, conmovido por el repentino fallecimiento de un intelectual, que estaba en un punto altísimo de su producción científica social, ya había comunicado al país su proyecto en curso, tras el lanzamiento de su último libro hace tan solo un mes. Queda en nosotros el ejemplo al trabajo científico, perseverante, serio, documentado. Y, también, a comprender que, a los amigos, hay que permanentemente recordarlos, en vivo, darnos tiempo para compartir minutos, horas, por la satisfacción de habernos encontrado en algún momento de nuestras vidas, a Pocho, no le dimos ese homenaje, que largo se merecía, aun cuando nuestra V Promoción, en Gobernabilidad, lo designamos como nuestro padrino, y él ciertamente lo recibió, como un reconocimiento. Ahora, nos queda, hacer ese homenaje, en su memoria, y será de apoyo, moral, hacia sus familiares, que están seguramente, mas dolidos que nosotros sintiendo su partida.
En especial nuestras sentidas condolencias, a nuestra colega y amiga de la V PROMOCIÓN, Susana Pinilla, su esposa; ella debe saber que nosotros sus colegas, estamos con su dolor, y que la imagen de Pocho, no desaparecerá, por el contrario crecerá, en nuestros sentimientos, motivándonos a seguir sus pasos. Cuando un maestro muere, vive eternamente en sus alumnos.
En recuerdo a su producción sito, la presentación de su libro Piru:
“Javier Tantaleán, tras treinta años de paciente y provechosa investigación en fuentes primarias y secundarias, nos entrega en su libro Pirú. Espacio, economía y poder (12000 a. C -1572 d.C) una de las más ambiciosas y sugerentes narrativas sobre los orígenes y la diversidad de desarrollos de las civilizaciones prehispánicas..".
"Ingeniero, economista e historiador, el autor desplaza con solvencia en el saber proveniente de la arqueología, la historia, la antropología, la ciencia política y la geografía para elaborar preguntas, hipótesis y conocimientos fundamentales dirigidos a ampliar y reformar imágenes comprensivas sobre nuestros pasado autónomo y colonial".
"Las palabras que se fueron; estas palabras; aquellas que algún día vendrán; las palabras que más siento en las fibras de mi existencia; las que irán como el viento; todas, todas estas palabras son para ella que siempre fue vida; Margarita la tierna Mamina Margot hija de la hermosa Magdalena: mi muy amada Madre."
“Siendo las 13:00 horas, cruzamos el puente de Aynin, sobre el río del mismo nombre. Allí en la parte baja, nuestros amigos anfitriones habían calentado las piedras y estaban a punto de cargar el horno. Cuadramos los carros al borde de la vía, descendimos al lugar del horno, donde nos esperaban cervezas enfriadas en el río. Este almuerzo, nos convidó nuestra agasajada Susana y su esposo, el amigo Pocho Tantaleán. Luego de esperar unos minutos bajo el abrasador sol de la sierra, los expertos horneros, llamaron a abrir el horno, y para eso se invitaron a los padrinos, quienes retiraron la cruz de la suerte y dieron los primeros lampazos para retirar la tierra, y servir el típico plato serrano de la pachamanca: carne de carnero, papas, choclo, queso y ají. No hay duda que el sabor sabe mejor cuando tenemos a la naturaleza de fondo, sentados sobre piedras, rodeados de cerros, arrullados por el sonido del río. Luego del almuerzo, vinieron los huaynos, acompañados de guitarra, donde sobresalieron las dotes de cantante de Susana y de bailarín de Pocho, cerramos nuestra visita al río, cantando:
Porque en Chiquián nací yo.
Porque en Chiquián nací yo
Soy como el cóndor que vuela
Libre por las alturas
Que vuela por las alturas
Por eso te quiero a ti
Porque soy libre de amarte
Porque soy libre de amarte
Con esa alegría que infundías, amigo Pocho, nos vamos, nos despedimos, para decirte que tu imagen, muy querida también ha quedado en mi Chiquián, donde añoraremos tu ausencia.