Construcción y forja de la utopía andina
AGOSTO:
MES DE LOS NIÑOS, LAS COMETAS, EL DEPORTE
Y LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
SÁBADOS 7 PM
CONFERENCIAS Y SIMPOSIOS SOBRE CULTURA ANDINA
Aula Capulí: Tacna 118, Miraflores.
Cuadra 3 de la Av. Angamos Este
Entre Av. Arequipa y Paseo de la República
Ingreso libre.
Se agradece su gentil asistencia
Teléfonos Capulí: 420-3343 y 420-3860
planlector@hotmail.com
PRÓXIMAS ACTIVIDADES:
A. SÁBADO 27 DE AGOSTO
RAMÓN NORIEGA TORERO
DIRECTOR DE LA CÁTEDRA DE SABIDURÍA ANDINA:
“LOS MONTONEROS EN LA DEFENSA DEL PERÚ”
B. SÁBADO 3 DE SEPTIEMBRE
OMIRA BELLIZZIO POYER
PRESENCIA, ANIMACIÓN Y MENSAJE DE EL TALLER DE OMIRA,
CARACAS, VENEZUELA
CALENDARIO DE EFEMÉRIDES
22 DE AGOSTO
DÍA MUNDIAL DEL FOLCLOR
Por Danilo Sánchez Lihón
En el Día Mundial del Folclor quiero rendir homenaje a Los Pallos, la danza emblemática de mi tierra, Santiago de Chuco.
Conjunto bravío, envestido de aliento y fuego sagrado flameando en el alma.
Danza guerrera, viril, de acendrado coraje y pundonor ante las adversidades.
Brotada de las espigas, de los sembríos, del amanecer del sol en las cumbres, y por eso verdadera.
Danza de la gente de a pie, de humus y gleba. De los retados con la soledad de los caminos y las noches estrelladas, con el cierzo y la nevasca.
De quienes vienen y van desde y hacia los rincones más hondos del ser, como de las cúspides y quebradas.
Son los guerreros del Dios Catequil disfrazados de cruzados españoles.
Danza de culto y de amor a la tierra, que sintetiza en un solo abrazo la vida y la muerte.
2. El cajero alucinado
También nuestro homenaje al cajero de la mojiganga, al tocador del pincullo y el bombo, quien marca la tonada.
Quien siente el pulso y el borbotón de sangre de cada danzante. Y él jamás se cansa.
Quien atruena con su roncadora por todos los senderos y alerta cuando algo en el horizonte se enciende o desfallece.
Él hace la fiesta, aunque no luzca en ningún instante.
Nuestro homenaje a su desvelo, a su silencio. Y a que no duerme.
A que hace brotar chispas de las piedras de cualquier suelo. Y alza candela de fervor en todos los corazones.
Quien con el tono de la pincullo hace un ocho en el suelo para que sus danzantes se deslicen siguiendo ese trazo.
Él marca el baile, haciendo que apunten al cielo las espadas.
Quien convierte la melodía en un aire de arrebato, o si quiere en trago amargo, o si quiere en dulce requiebro.
3. Siempre palpitante
Y rindo mi homenaje al folclore en general, porque en nuestras sociedades, el folclor o arte popular mantiene una situación de conflicto con el sistema ideológico imperante el que por las condiciones históricas que lo favorecen es quien goza de los mayores recursos para imponerse.
Por eso, todo lo que se gane en una presencia cada vez más intensa del folclor es vía para alcanzar la transformación cultural que anhelamos, reivindicando la expresión genuina de los pueblos.
Folclor que lo integran los hechos culturales propios en los cuales se contienen factores de resistencia, protesta y apelación a una actitud de cambio y transformación cultural y social frente al orden actual aberrante.
En el terreno siempre palpitante de las ideologías, hay un entrecruzamiento de experiencias culturales contradictorias entre el folclor y las tendencias del arte que imponen los grupos de poder, que da lugar al cotejo y a la oposición de unas y otras manifestaciones.
Serán las que prevalecen aquellas que mayor relación establezcan con la realidad concreta y la vida circundante, como lo tiene y es el caso esencialmente del folclor.
4. Dignidad del ser
Hay que contrastar, pero esto no sucede. Porque ocurre en la cultura lo mismo que en la sociedad: se oculta, se apaña y se niega.
Quienes detentan privilegios y han capturado para sí el dictado de las normas y los gustos aplican y hacen funcionar muy bien la receta que indica:
"¡Miente, miente que algo queda!"
Convertida en la fórmula vigente resulta esta: “Insiste, insiste que algo queda”. Y se miente también con el gusto, campo en el cual se imponen contenidos, tendencias, formas, estilos, que alcanzan a tener un predominio y hasta cierto absolutismo de copara el escenario en determinada época.
Expresiones que toda sensibilidad sana, y todo análisis razonable, reconocen como huecos, absurdos y hasta malintencionados, que incluso lesionan lo que es la dignidad del ser humano que opta por preferirlos.
Para dichos grupos dominantes, el folclor es un género menor y tienen ante esta manifestación de la identidad de los pueblos una actitud condescendiente y hasta de velado o descubierto menosprecio.
5. Fuerza y verdad
Sin embargo, ¿qué composiciones podrían igualar a la de los bellísimos cuentos populares que no tienen parangón y superan en sabiduría, profundidad y refinamiento a todos los otros que gozan de reconocimiento, pese a su dudosa calidad, pero consagrados únicamente porque sus autores son los favoritos del sistema?
Es por eso que creemos más bien con César Vallejo, que:
"Todo acto o voz genial viene del pueblo
y va hacia él, de frente o transmitido
por incesantes briznas, por el humo rosado
de amargas contraseñas... "
Esta es la naturaleza del arte popular.
En cambio, se identifica mañosamente folclor con provincianismo, con arte menor, con expresión marginal.
El arte más intenso, la expresión más acrisolada de las culturas, que felizmente perviven y que son la única esperanza de redención para modificar este infame orden social, son las del folclor, que evidencian su fuerza y verdad en el hecho de que subsisten y perviven.
6. De allí que
Claro está, hay una estrategia de la cultura dominante para destruirlo y una de sus tácticas consiste en una aparente defensa del mismo, para lo cual recurren a la adulteración, a falsearlo y fabricarlo para el consumo. Y esto es lo que sublevaba a nuestro amauta José María Arguedas.
Levy Strauss nos advirtió que mientras el orden instituido trafica con las ideas, el indígena las ama y atesora. Mientras el orden social las contempla con curiosidad para luego adulterarlas haciéndolas espectáculo, el hombre andino lo baila solitario y entona ensimismado si es canción por los caminos.
Folclor es arte del pueblo. Pero no del pueblo engañado, devaluado ni falseado. Es arte del pueblo verdadero y no está en el color local ni en la superficialidad de la anécdota.
Está en el espíritu y en la lucha de cada día, de allí que debemos considerarlo un arma poderosa para transformar la cultura y la sociedad alienadas y con él construir nuestra esperanza.
Folclor es saber tradicional del pueblo, pero al decir tradicional no queremos connotar una visión pasadista, porque de nada valdría el folclor si él no sirve para actuar en el presente y para edificar el futuro que es un compromiso empeñarnos y ponernos a erigir.
7. Palpita a la vez
De nada servirá el folclore si no es funcional y eficaz en la solución de problemas actuales y sirva para iluminar perspectivas del aquí y del ahora.
De nada servirá el folclore si ha de mantenerse en una actitud arcaizante. Por eso, no puede ser expresión únicamente de cómo fueron las cosas en el tiempo antiguo, sino cómo son en el presente y cómo deben ser en el porvenir.
Es o tiene que ser siempre un arte totalizador. Su valor es poder dar expresión a una serie de problemas, alternativas y anhelos del presente más arduo y perentorio y del pueblo más impaciente.
Su valor es ser agente e impulsor de los procesos de cambio y liberación, factor que ayude a superar las situaciones injustas en que todavía se debaten nuestras sociedades.
Es felizmente así porque, en todas las manifestaciones folclóricas que el pueblo asume, se trasuntan de manera sublimada los problemas más álgidos que sufren las comunidades, como la opresión, la injusticia, la migración o el exilio; pero en donde palpita a la vez la fuerza de la liberación.
8. Por eso
En el folclor se representan simbólicamente dimensiones profundas que el alma alberga y aquellos problemas esenciales del ser, por eso es universal.
Por eso, el folclor es algo que se va haciendo cada día, que se crea y se recrea a cada instante. Es algo vivo, como el habla y el lenguaje.
Por eso, es difícil desbrozar en él lo que es sustrato indígena, hechura colonial o agregado de la realidad presente y actual.
Es una veta, un rico filón que hay que mantener vivo, recreándolo con alegría, libertad y heroicidad. Inalterado en su esencia y en sus formas no nos sirve, salvo como pieza de museo.
Él debe renovarse cada día, con libertad suprema porque entre sus virtudes está la de asumir en su esencia el ser más genuino que somos y contener lo mejor de nuestras aspiraciones, de aquello que queremos ser.
Por eso, debe ser expresión de los problemas del presente, sentimiento profundamente nuestro, y representación de lo que anhelamos, de lo cual somos dueños y con el cual debemos sentimos totalmente capaces de resolver los problemas que nos aquejan.
9. Si es así
Así, es menester que muchos de los relatos folclóricos sean adaptados para la lectura de niños y jóvenes –sin adulterar, por supuesto, su sentido primigenio– enfocando los temas del momento.
Y deben hacerlo los artistas y personas compenetradas profundamente con el destino de su comunidad y de sus pueblos y ello por ser este arte la expresión genuina de un pueblo vivo.
Siendo así hay que aceptar que el folclor se esté transformando cada día; traduciendo o expresando nuestros más caros intereses, valores y proyecciones de las comunidades a las cuales dichas manifestaciones pertenecen.
Si es así, la recreación del folclor es legítima cuando se hace desde dentro, por generación natural y espontánea del pueblo auténtico y legítimo, cuando es reverente a la cultura que lo ha creado.
Como, a la inversa, es una mascarada, una impostura y hasta una traición y un delito cuando se lo deforma, cuando se lo hace desde afuera, desde el márquetin con el afán de comercializar, alienar o domeñar los destinos de los pueblos.
10. Ser nosotros mismos
Contra esta última postura arremetía el gran José María Arguedas cuando reclamaba que se aplique un castigo de delincuentes a quienes alteren la esencia de una obra popular, anatemizando de que ellos: “No tendrán perdón de dios".
Es correcta tal actitud, puesto que hay tráfico con relación al folclor. Hay quienes con afán comercial –y en el fondo de sometimiento a patrones culturales foráneos– lo adulteran para hacerlo más fácil al consumo.
Y, frecuentemente, terminan cediendo a todos los requerimientos del sistema vigente y entonces del arte del pueblo no queda sino una mascarada. Felizmente, esto no es lo que viene sucediendo.
Al contrario: hay muchos maestros, promotores y artistas que han sabido atender, explorar y, luego, proyectar el torrente vital de nuestra sangre contenida en el folclor y allí alzar su grito trazando la perspectiva de construir con él el futuro anhelado y que nos compromete.
A ellos nuestro aliento, apoyo y homenaje, puesto que al final coadyuvan a lograr lo único que nos justifica en la historia: ser nosotros mismos. Y una expresión de ese acierto son Los Pallos de Santiago de Chuco.
13. Ahora es vencer en todas las batallas
Danza de Los Pallos siempre valerosa, cara al sol; de los que arriesgan la vida, sin subterfugios, escondrijos ni divagaciones.
Danza de espada la de Los Pallos, de gente rebelde, de los alzados en armas.
De luengos vestidos escarlatas, a veces de verde imperial, aspados de franjas gualdas o amarillas.
Bailando su punto al foráneo en cualquier esquina o calle alucinada.
Se elevan y deslizan por el aire pisoteando, impávidos y acompasados, a serpientes de mil cabezas en el suelo que se estremece.
Son los guerreros del Dios Catequil, que zapatean y exorcizan con su espada a todos los males, endriagos, enfermedades y demonios.
Quienes danzan porque tienen una devoción que ofrecer y una fe adorable qué cumplir.
Que obedecen a la consigna que algún día reconstruiremos los andenes, abriremos todos los caminos y venceremos triunfando en todas las batallas.
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