viernes, 24 de septiembre de 2010

AULA CAPULÍ - HOMENAJE A MILICIANOS DEL ALBA: CARLOS ELÍAS RÁZURI Y RICARDO RÍOS RÍOS - SÁBADO 25 DE SETIEMBRE A LAS 6.00 PM

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CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA


Construcción y forja de la utopía andina


HOMENAJE:MILICIANOS DEL ALBA


SÁBADO 25 DE SEPTIEMBRE


6.00 P.M.


A CARLOS ELÍAS RÁZURI


Y RICARDO RÍOS RÍOS


PROGRAMA


1. Saludo y palabras de bienvenida:


Danilo Sánchez Lihón


Presidente de Capulí, Vallejo y su Tierra

2. Semblanza y trascendencia


de Carlos Elías Rázuri


Ramón Noriega Torero

3. Testimonio de vida


Carlos Elías Rázuri

4. Semblanza y trascendencia


de Ricardo Ríos y Ríos


Ofelia Lazo

5. Testimonio de Vida:


Ricardo R. Ríos y Ríos

6. Actuación musical


Ricardo Reyes Aponte

Vino de honor

Aula Capulí: Tacna 118, Miraflores.


Cuadra 2 de la Av. Angamos Este


Entre Av. Arequipa y Paseo de la República

Ingreso libre.


Se agradece su gentil asistencia

Teléfonos Capulí: 420-3343 y 420-3860


capulivallejoysutierra@hotmail.com


planlector@hotmail.com


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PLAN LECTOR PLIEGOS DE LECTURA


CALICO, CALUARTE DEL PERIODISMO


Ramón Noriega Torero


Carlos A. Elías Rázuri, periodista, director de red social digital. En la era de la comunicación, cuando los medios tradicionales como la radio, prensa y televisión están sufriendo cambios muy fuertes, Calico ejerce el periodismo digital a través de su “Botica”, porque cura la nostalgia de sus paisanos, los chepén, en el mundo entero. En este acto de justo homenaje estará presente para rendirle pleitesía Ricardo Reyes Aponte, El Chino Reyes, baluarte de la música criolla del Perú.


RICARDO RÍOS, ESPERANZA DE TODOS




Por Danilo Sánchez Lihón


1. Vidas apasionadas

William Shakespeare delineó en Noches de Epifanía, tres clases de grandeza humana y descalificó una cuarta actitud, diciendo que además de las tres dignidades que señala, hay personas a quienes la magnitud que se les asigna, les resulta inmensa para su desempeño.

E invocó del siguiente modo, diciendo:

“¡No temáis a la grandeza! Algunos nacen grandes, algunos logran grandeza; a algunos la grandeza les es impuesta. Y a otros la grandeza les queda grande.”

Por éstas y varias otras razones es que apelo al Cisne de Avón para escribir estas notas de adhesión y homenaje a Ricardo Ríos y Ríos.

Y no solo porque ambos tienen el vínculo de la devoción por el teatro, al que se añade sus vidas apasionadas, así como por su consagración a la poesía y al arte como marca de sus respectivas existencias.

Pero, más aún, porque Ricardo tiene la grandiosidad solemne, venerable y trágica que poseen los personajes de la obra shakespereana.

2. Como un yugo

Las tres grandezas que delinea y proyecta William Shakespeare, recapitulándolas, son:

1. La grandeza que se recibe como un privilegio, un don y un regalo de los dioses. Y se depara hacia algunos mortales que nacen naturalmente dotados. Y solo tienen que aceptar dicho designio, disponiéndose a seguir esa pauta y ordenanza.

2. Otros seres humanos logran impulsarse hacia la grandeza por su propio esfuerzo, tesón y méritos, luchando con ahínco y sacrificio en obtener aquello que soñaron con decidido afán. Ellos se hacen magnos y colosales, consiguiendo ceñirse la corona que inicialmente les estaba negada. Estos no siguen el libreto impuesto sino que lo contradicen y se rebelan con el que se les había asignado.

3. Pero hay otros destinos a quienes la grandeza les es impuesta como un yugo, un castigo y hasta un condena. No lo reciben como un obsequio, un atributo ni como un halago sino como una condena y una inmolación, la misma que no se logra ni se puede eludir. Y que hace de sus figuras las más conmovedoras que registra la historia humana.


3. La asume y la cobija

A esta categorización, que hiciera aquel que también dijera que: “Estamos hechos de la misma materia que los sueños”, suma otra cual es de aquellos seres indignos en quienes se cernió la grandeza sobre ellos, y que no están a la altura de sus egregias cualidades.

Solo que William Shakespeare no dejó esbozado que pudieran haber hombres, pocos por cierto, que reunieran y concentraran las tres clases dramáticas de grandeza y supieran asumirlas en conjunto.

Uno de esos destinos es Ricardo Ríos y Ríos.

Pero hay, además, pocos hombres de nuestro tiempo dignos de ser personajes de William Shakespeare, por su heroísmo como lo puede ser Ricardo, quien pese a su excelencia desde hace años sufre la ceguera total y un cáncer de huesos martirizante y atormentador, pero alentando él en cada instante de su vida el hálito de lo eterno.

Quien tiene la grandeza como un don o privilegio, quien a su vez se esforzó por alcanzarla y en quien se ha impuesto la fatalidad, de un modo atroz e despiadado. Y quien sin embargo la asume, la cobija y la encumbra.

4. Inspiración y trascendencia

Bastaría con esto para que Ricardo pasara a los anales de la historia. Y fuera un personaje digno de la obra de Shakespeare. Pero contiene aquello y mucho más.

Rebasa el teatro como escenario de la tragedia y la comedia juntas. Y pasa a algo que ya no estaba al alcance del autor del Hamlet: la educación y la comunicación, más propiamente contemporáneas.

Porque quizá la proeza más gigantesca de Ricardo es que es ejemplo y nos enseña a cómo sobrellevar esas tres clases de grandezas anteriormente referidas, que nada menos que un genio como Shakespeare podía haberlas dilucidado, pero añadiéndola desde aquí otra, desde este nuestro tiempo confuso y tremolante, y no menos vasta y profunda.

Ricardo Ríos quedará entre sus amigos como aquel que supo sobrellevar ecuánime y magnánimo las tres grandezas impuestas y agregó otra a fin de ser ejemplo para todos quienes debemos encontrar en su vida inspiración, fortaleza y trascendencia.

5. Arte mayor

Ricardo Ríos y Ríos es el personaje que conjunciona las tres grandezas referidas y suma una nueva, cual es hacer pedagogía de su dolor convirtiéndolo en coraje.

Y de todos estos destinos quizá el más importante sea este último: cómo sobrellevar las grandezas inexorables, vivir con ellas y relacionarse con los demás; es decir en cómo ser grandes, en cuanto actitud y temperamento, sin favoritismos ni rencores.

Lo más inolvidable es sumar esta grandeza de ser ejemplo; sutil, conmovedora y de la de mayor significación. Porque las otras son ineludibles, pero a las cuales lo paradójico es que frecuentemente las perseguimos como moscardones detrás de mariposas o de una ilusión, en cambio esta otra fortaleza es moral y es virtud. No es designio sino voluntad, y por consiguiente más difícil de cumplir.

Porque más que aceptarla o esforzarse por alcanzarla, más que soportarla o revelarse por eludirla, lo que importa es entenderla superando la inconciencia, la queja o la blasfemia. Y asumirla con lucidez y tesón como él lo hace. Y con valor como él lo demuestra. Y siendo así ello constituye, y allí reside, el arte máximo y mayor.

6. Talento sutil

Pero me preguntarán: En concreto ¿cómo caracterizar en Ricardo esas tres grandezas primeras, puesto que la cuarta la acabamos de entender? Y respondemos:

En la primera, que se da como un don, regalo y privilegio, ubicamos la inmensa sensibilidad de artista que él posee; fina, exquisita y acrisolada. La aristocracia de su espíritu, que lo caracteriza y define.

Nació Ricardo con un talento sutil, capaz de tener oído para los más fines acordes y matices, en el campo de todas las artes, con la capacidad para entenderlas, expresarlas y explicarlas. Capaz de insuflarle a su voz, gestos y hasta el talante esos carismas que lo hacen un Dante, un Quijote o un Fausto.

Es un don y un privilegio su voz y su risa pura, estallante que se le dibuja y alumbra siempre en su rostro. Grandeza natural en todo aquello que él tiene de caballeresco y sublime. El ser galante, exquisito e ideal.

Y la grandeza de la generosidad para reconocer méritos en quien los oculta o, por modestia, los tiene escondidos. Méritos para reconocer los cuales él no necesita que otros lo señalen o digan, sino que él los descubre dejándose llevar por su propio criterio y afecto. En esto he visto tantas reivindicaciones que él ha emprendido a través del periodismo, resultando todas sus apuestas acertadas.

7. Guiado por el espíritu

De la segunda grandeza, de aquello que él se impuso conseguirla tenemos el cultivo de la palabra exacta, precisa, cabal y bien intencionada; la palabra alada, vibrante, posesa.

Eso es cultivado, su paladeo del lenguaje. El refinamiento de la imagen mediante ensayos de acierto y error hasta llegar a sus matices más sutiles.

El cantar, con su voz hermosa de tenor. Y ver cómo al hacerlo sus ojos rebrillan y llenan de lágrimas, avizorando lo inmenso e ignoto.

Su acercamiento al alma de la gente con sabiduría, comprensión y cariño.

Esa valentía para mirarlo todo con los ojos del alma, con los ojos de los sueños, con los ojos de lo visionario. Con los cuales se va directo a las fuentes, a los manantiales y a las utopías. Con aquellos ojos con los cuales se ve a Dios.

Su valentía para ir a mi tierra, Santiago de Chuco, tras los pasos de César Vallejo, a quien él recita íntegro. Y esto teniendo pronósticos en contra, yendo conmigo por caminos pedregosos, abruptos e irrevocables, únicamente guiado e impelido por el espíritu.

8. Cariño más cariño

De la tercera grandeza, que se le impone y obliga como una condena de las más severas y atroces, pero sagradas todas, el cáliz y acíbar del dolor.

El terrible dolor que desde hace años sufre. Y que él resiste como un roble bajo la tempestad de rayos desbocados, encarnizados, y fieros. El cáncer a los huesos. Y la ceguera total desde hace algunos años.

La grandeza que él convierte en ejemplo, de soportar tanto ensañamiento en cada parte de su ser. Y no desfallecer. Y todo explicarlo desde el arte con total templanza y entereza.

Se le ha impuesto el calvario de las enfermedades y las limitaciones más pavorosas. Lo importante es cómo lo asume: Con sus ganas de seguir entregando a la vida más encanto y más belleza, arte y más arte, cariño más cariño, afirmación y bravura, unas tras otras.

¿Cómo no quererlo si lo he visto recitar todo César Vallejo en el empedrado de su casa, bajo el árbol del capulí, llorando de identificación y ternura, pero atravesado del dolor corporal más acervo?

9. Acción y vida

Ricardo R. Ríos y Ríos nació en Barranco, en el año 1942. Concluyó estudios de sociología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Desde 1967 ha desempeñado una intensa actividad periodística en los diarios: El Correo, La Prensa, El Comercio y La República. Y en revistas como Oiga e Informe.

Ha sido Director de Estudios de la Escuela Nacional de Teatro y Coordinador de Actividades Culturales del INC, en la década de los años 70.

Ha actuado como recitador-cantante en “La fiesta de la palabra”, programa que antologaba a los poetas más destacados del Perú.

Es autor de monólogos teatrales que han sido escenificados por diversos artistas. Actuó con el elenco teatral de la AAA bajo la dirección de Ricardo Roca Rey e integró el coro de la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la dirección de Jean Tarnawiecki.

Ha publicado la oda lírica: “Para tirar mis recuerdos del Barranco”.

10. El bien, como el valor supremo

Hace ocho años o más, inmerso en la terrible enfermedad que lo aqueja, me confesaba:

“Lo que mata es el dolor. Porque tú te puedes estar muriendo, pero si no te duele nada no te pasa nada. Pero el dolor sí te anula, te deprime y te asesina”.

Pero ahora con su ejemplo concluyo que en la vida para valer más hay que resistir. Y que no hay enemigo peor que uno mismo. Y que aquel que nos salva y nos alivia el ardor de las sienes está dentro de nosotros.

El ejemplo que erige Ricardo en nuestras vidas es inmenso.

Porque en la vida no se trata solo de cómo sobrevivir a un naufragio sino en medio de él encontrar una isla propia, su rara belleza y su valor oculto:

Sea la alegría en el trabajo, en amar lo que hacemos, en aquello a lo cual nos dedicamos, el sacrificio gustoso, lo que es nuestra tarea, lo que hace fúlgida nuestra obligación. Y el bien, como el valor supremo.

A ti, Ricardo, nuestro abrazo emocionado, porque tu vida no es la muerte de ninguno ni de nada. Y sí es la esperanza de todos.


Texto que puede ser reproducido citando autor y fuente


Teléfonos:

420-3343 y 420-3860


Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:

Editorial San Marcos:

ventas@editorialsanmarcos.com

Editorial Bruño, Perú:

ventas@brunoeditorial.com.pe

Instituto del Libro y la Lectura:

inlecperu@hotmail.com


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