SALUDO Y APRECIACIÓN DE LA NOVELA “BENDITO MAL”
DE CRISTINA ALVARADO CALDERÓN
En el acto de presentación el día jueves 2 de septiembre en el Congreso de la República
Señoras y señores:
1. Brotar constante
Permítanme, en primer lugar, expresar en este recinto representativo de la patria, el hemiciclo Raúl Porras del Congreso de la República, mi emoción, encomio y asombro por la cultura peruana y cómo en ella cada día y cada hora hay un surgimiento de la palabra asidua, permanente e inagotable trasuntando verdad y creando belleza.
De cómo aparecen nuevas obras, elaboradas con talento, ahínco y pujanza; de cómo es indetenible e inatajable el brotar constante de nueva sensibilidad, de nueva conciencia y nuevo espíritu, lo que nos llena de confianza en nuestro porvenir y certidumbre en nuestro destino.
Y en este contexto prominente, celebrar como corresponde ahora, la aparición de la obra “Bendito mal” de Cristina Alvarado Calderón, novela subyugante, translúcida y constructiva, sin dificultades en la claridad expositiva, de una prosa fluida, sosegada y límpida.
Un análisis desde la literatura, como me corresponde hacerlo, no es solo ocuparme de los aspectos formales del libro, sino de las esencias, sea de los contenidos centrales como de los mensajes trascendentes que ella contiene y trasmite.
2. Libro conmovedor
¿Cuáles son ellos?
Hay múltiples aspectos y valores ocultos, que no son fáciles de rescatar obras totalizadoras como es esta.
Sólo me referiré a cuatro de ellos, por el límite comprensible de tiempo en actos como este.
La primera anotación es que este es un libro conmovedor y valeroso que trata del relato pormenorizado de siete problemas verdaderamente dramáticos que la protagonista principal de la obra padece, asume y vence:
1. La muerte del padre
2. La muerte de la madre
3. La infidelidad del esposo.
4. La atención a los hijos apenas adolescentes.
5. El desmembramiento del hogar, en la persona del esposo para convivir con otra pareja.
6. Diagnóstico de un cáncer de mamas a la protagonista de esta historia.
7. Y después de 10 años de lucha constante, rebrote del mal y recaída en el cáncer de mamas.
3. Reencontrarse consigo misma
¿Qué peores problema y males puede enfrentar una persona que los enumerados anteriormente? Sin embargo la protagonista, Carmen Altuna Bardales, en la obra los acoge, adopta y finalmente triunfa sobre ellos.
De allí el título, impactante y provocativo de esta obra, cual es: “Bendito mal”, Porque, ¿qué mal puede ser bendito? Título bueno, editorialmente, pero a la vez cuestionable, por hereje y apóstata, puesto que reivindicar el mal cualquiera fuera, no es aceptable ni lógico. El dolor sí, que es hasta santo, pero el mal es siempre rechazable por negativo, maligno y cruel.
Pero justamente la obra es erigirse sobre lo adverso, marcar lo positivo en todo, combatiendo el mal con altura, enfrentando y resolviendo problemas con ecuanimidad y fortaleza, con la capacidad de arrojo y valor.
Bendito mal porque convoca lo mejor del bien, que de repente antes no lo conocíamos de que era capaz nuestra existencia.
Porque es frente a estos hechos luctuosos que uno de los primeros factores esenciales de la protagonista es reencontrarse con lo mejor de sí misma.
4. Genes estoicos
Consecuentemente, es esta una obra de virtud y de nobleza, donde predomina siempre un sentido superior, imponderable y trascendente de la vida.
Lo grafica un detalle: la protagonista, Carmen Altuna, ante la evidencia de perder a su pareja, Carlos Alberto Meritas, por su engaño y su perfidia, el factor compensatorio al cual se aferra no es remplazarla con otra pareja sino aferrarse a sus hijos.
Como una persona imbuida de integridad e incluso de sacrificio, ella misma busca dar explicación a su temple y menciona esta frase: ser “heredera de los genes estoicos”, de renuncia y abnegación que le legaron sus ancestros.
Y a este respecto, quisiera que me permitan una breve digresión, para comentar que Cristina Alvarado Calderón es biznieta del Comandante Santiago Calderón, quien dirigiera el Batallón Libres de Santiago de Chuco y que peleara bizarra y denodadamente en la batalla de Huamachuco el 10 de julio del año 1883.
Creo que están unidos por el mismo temple de afrontar situaciones adversas con altruismo e inmolación, con aquel adalid de ese batallón legendario que él organizara, condujera y finalmente dirigiera en la Batalla de Huamachuco.
¡Honor también a este glorioso ancestro de la autora que hoy presentamos!
Creo que hoy, día en que evocamos el coraje para afrontar situaciones difíciles, están unidos de la mano el bisabuelo con su nieta, dado que es la misma sangre, como idéntica audacia y bravura ante lo adverso, aunque en diferentes campos, entresacando siempre lo mejor de sí mismos.
5. Ser mujer
Ahora bien, hay un carácter y rasgo peculiar de esta obra que quisiera resaltar, cual es que el foco en todo momento es un núcleo de mujeres.
Y ese es el otro carácter significativo que yo encuentro en este libro: Que está escrito desde la mujer, donde el centro es la mujer y la luz proyectada en el horizonte es la mujer.
Y qué importante que así sea. Lo que ella puede hacer, dónde y cómo lo hace y cómo es un clan de mujeres, constituyendo un buen documento sociológico a este respecto.
La protagonista tiene tres hijos que la necesitan, un matrimonio deshecho, una rival que quisiera verla, por egoísmo, sucumbir. Sin embargo emerge, sobresale y brilla
Esta resistencia, esta capacidad para trenzar lazos con lo constructivo, de convivir con el dolor es digno de atención y reverencia.
Esta obra es un buen testimonio de lo que es capaz de hacer de edificante una mujer: arreglar las cosas a futuro, ordenarse, salir adelante, triunfar desde un presente horrísono, distinguiendo una verdad y aferrándose a una esperanza.
Hay una línea de coherencia plena con el ideario de la revista “Somos mujeres”, que la autora de esta obra dirigiera hace algún tiempo, lema que bien pudo ser también el título de esta novela.
Es un mérito admirable en la autora de esta obra dicha coherencia, como su prédica y militancia por la defensa de los derechos de la mujer como género o bien sea como personas autónomas.
6. Ser solidarios
Sin embargo, la primera vez que se dice en la novela la frase emblemática de “Bendito mal”, aludiendo al cáncer de mama que se le detecta, diagnostica y padece la protagonista, es cuando una de las amigas, del grupo de la promoción del centro de estudios del cual egresan, expresa ese lema señalando que es bendición el mal
si produce que vuelvan a juntarse y a reunirse en un anillo de solidaridad.
Pareciera desmesurada la frase pero se justifica. Es decir, “Bendito mal” porque es solo una enfermedad la que hace posible que vuelvan las amigas a juntarse como familia y ser solidarios con una amiga de su promoción.
Volver a ser solidarios, no importa un círculo pequeño y reducido, es de un significado muy grande, porque sí pues, puede ser bendito un mal si nos vuelve a juntar, si liga afectos, si es puerta y patio para la solidaridad dichas amigas.
Y recién creo que es justificada una frase como la de “bendito mal”, si es que este da paso a la solidaridad. Solo por una razón así queda el lector satisfecho y de acuerdo de que aquella realidad, el ser otra vez fraternos y solidarios, es una bendición que está a la altura de una aseveración tan grave como esta de “Bendito mal”, tremendamente sugestiva y en el fondo de carácter reivindicador.
7. Obra de arte
Pero hay otro argumento y razón fundamental de por qué es “bendito” aquel terrible “mal”, o la conjunción de varios males que se aglutinan en esta obra. Esta razón es que dicho mal da motivo e incentiva a que la autora escriba y publique historias.
Es decir, escribir es la otra bendición. ¿No es asombroso?
Y es que la literatura cumple una labor catártica. Y se escribe para revivir.
La literatura es para salvarnos del diario morir. Y para trascender.
Con la escritura la protagonista y quizá la autora se ha salvado. Ha exorcizado la muerte. Vivirá a pesar de la muerte.
Escribir nos libera de las sombras, de la oquedad, del silencio que mata. Nos desaprisiona.
Con la escritura y la literatura exorcizamos los espectros que nos acosan, turban y aniquilan.
Escribir, editar y dar a conocer una obra, esto es: lo que estamos haciendo aquí en este momento tiene un valor supremo, a la altura y al nivel de hacerle frente a un cáncer, y enaltecerse como una bendición.
Es bendito este y otros males que se juntan en la medida en que se haga obra literaria, obra de arte. Eso nos quiere decir la autora.
Y creo que es justo y acertado este razonamiento, porque es gracias al dolor y a la desventura que a veces nos acosa, que el hombre responde de manera generosa y espléndida haciendo arte.
8. Entelequia y utopía
Se escribe como una liberación, a fin de no sucumbir, como cogerse a una cuerda, la última que pende hacia el abismo.
La literatura redime, incluso inmortaliza. Es para resarcirse incluso para resucitar y proyectarse al infinito.
La protagonista de la obra encima de todas las adversidades escribe una novela. Y eso es épico.
Mucho más si esa obra es un canto jubiloso y transparente, un eslabón de oro con nuestros antepasados, con nuestros ideales que debemos sostener, alentar y no dejar morir jamás.
Mucho más si es la adoración de lo humilde y pródigo y la exaltación de todo aquello que afirma la vida que se debate junto al turbión de la muerte.
Recordándonos que siempre hay una primera vez, y una última. Y de esta conjunción surge una siguiente. Lo que hace que la vida sea inagotable.
El tema de fondo, el tema de siempre, insoslayable e ineludible, y en este caso mucho más todavía puesto que trata de una enfermedad, de una familia y de una pareja, es la vida.
Es este breve aliento, este pálpito tan sutil y a la vez tan grandioso y gigantesco.
La vida que es el tema eterno, pero en este caso la vida con coraje, la vida en solidaridad, la vida con futuro y esperanza.
Y más al fondo de la vida el asunto palpitante y estremecido de este libro es el tema del bien que debe alumbrar, guiar y sostener nuestras vidas.
Siendo así esta es una obra formativa y salvadora, importante de leerla y difundirla para bien de la humanidad como promesa, destino, entelequia y utopía.
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