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IN MEMORIAM
INGENIERO RODOLFO MASUDA MATSUMURA
"Otro Hermano que se fue…"
Por: Marco Miyashiro Arashiro *
El Ingeniero Rodolfo Masuda se nos adelantó también, a sólo dos semanas que lo hiciera Juan Julio Wicht.
Lo conocí en el interior de la Residencia de la Embajada del Japón; sufrió el cautiverio en manos de los terroristas del MRTA cuando se desempeñaba como Vice Ministro de Agricultura, ahí entablamos esa amistad que perdurará para siempre; y quería dedicarle algunas palabras, como mi homenaje personal a su Memoria, y especialmente para que sean leídas por su esposa Jesús y su hijos, Rodolfo y Milagros, los principales motivadores de su vida.
Como Policía, durante los primeros días del cautiverio, quería tener un perfil de cada uno de los rehenes porque dejando volar mi imaginación, quería hacer algo para adelantar nuestra liberación; y mis primeras impresiones sobre Rodolfo, era la de una persona muy seria, y conforme pasaron los días y los meses, dejó poco a poco, traslucir sus dotes humanos; bromeaba o reía poco en verdad, pero siempre se preocupaba por los demás.
Al calificarlo como una persona seria, no me refiero sólo a su apariencia o modo de comportarse con nosotros. Manteniendo una posición digna, y de manera muy valiente, en varias ocasiones refutó públicamente a los terroristas, llamándoles la atención para que se pongan en orden, cuando algunos de ellos quisieron sobrepasarse con nosotros.
Su condición de Funcionario Público la dejó de lado para satisfacer una necesidad urgente que todos teníamos, la higiene personal, y en este sentido, puso de manifiesto sus dedicación a los demás, desempeñándose como “Peluquero de los Rehenes”; labor que compartía con Felipe Ramírez, quien también era Viceministro de la Presidencia. Era curioso, aún en la condición de rehenes, ver a aquella pareja de Viceministros en su rol de peluqueros, porque ambos tenían que coordinar para trabajar de manera simultánea sobre las cabezas de sus "víctimas" o clientes.
Debemos recordar que tanto la Cruz Roja que nos llevaba los alimentos y era nuestro abastecedor logístico, como los mismos terroristas del MRTA, habían prohibido que ingresen objetos punzo cortantes o cualquier instrumento que pudieran ser utilizados como arma para agredirlos, o dada la incierta situación que se vivía, de autolesionarnos o llegar al suicidio. Entonces, para el corte de cabellos, se sostuvo una conversación especial y se logró que autoricen el ingreso de una tijera, de aquellas que utilizan los estudiantes del nido o de educación primaria, las que no tienen puntas, porque son curvas o romas, y tienen las “orejas” forradas de plástico, cuyo largo no alcanza los quince centímetros y casi no tienen filo. ¿Y cómo hacían para recortar el cabello?, pues Felipe cogía un mechón y lo extendía, para que Rodolfo los cortara. La dedicación de estos dos Señores, era festejada a manera de agradecimiento, comentándose que en el mundo, muy pocos podían tener el lujo de los rehenes, porque para el corte de cabello, éramos atendidos por dos peluqueros a la vez, y ambos eran Viceministros de Estado. Esos comentarios hechos a manera de broma, era una forma de atenuar la angustiosa situación que se vivía al interior de la Residencia.
Pocos fuimos los que no pasamos por sus manos. Yo, a pesar de tener el cabello y la barba crecida, a manera de cábala, me propuse recortármelos sólo cuando estuviera en libertad, pero teniendo otros motivos, le pedí una “Cita con el Peluquero” para el día domingo 20 de abril, luego del almuerzo.
El Almirante Giampietri por su experiencia y formación militar, había tomado el mando sobre algunos rehenes, para conformar un “Grupo de Inteligencia Interna”, y con carácter de estrictamente secreto, nos impartió la orden de que desde el domingo 20 de abril, teníamos que estar atentos porque en cualquier momento podrían “venir para llevarnos a casa”; nosotros ya sabíamos que algo podría ocurrir, y estábamos alertas para que cuando llegase el momento oportuno, se nos avisaría unos minutos antes, para que adoptemos un dispositivo de seguridad para cuidarnos entre nosotros. Por otra parte, los rehenes teníamos que aparentar normalidad en nuestra rutina diaria, con la finalidad de no despertar sospecha alguna, y así también los terroristas continuaran con sus quehaceres normales, que para ese tiempo, ya se habían acostumbrado a jugar fulbito en la Sala del Embajador. Aparentar esa normalidad total en nuestras actividades, evitaría alertarlos sobre un posible rescate.
Después del almuerzo, que era la hora en que hacía mi siesta, algunas veces, se me acercaba el terrorista “El Árabe”, para pedirme que haga una siesta larga, para poder intercambiar algunas opiniones durante las noches en que a él le tocaba el “Turno de Guardia”. Si los terroristas conocían nuestra rutina, tenía que tener algún pretexto para no hacer la siesta, y el pretexto lo encontré al pedirle a Rodolfo que me cortara el cabello; pero llegado el domingo y terminado el almuerzo, vivimos momentos de mucha tensión, y a la vez, teníamos que mantenernos en una aparente calma; sólo miradas cómplices intercambiáramos entre el grupo. Para reforzar mi cubierta, me acerqué donde Rodolfo, quien me dijo: "ya Marco, te llegó la hora de ponerte más civilizado", pero le respondí a manera de excusa: “Gracias, pero me están esperando en mi dormitorio porque vamos a jugar a las cartas, así que como hoy es domingo, mejor descansas y mañana será”, y casi lo mismo le repetí el día lunes, pero felizmente, el Martes 22 de Abril se ejecutó la heroica Operación Militar “Chavín de Huántar”, en que todos fuimos liberados.
Pasada la “Crisis de los Rehenes”, en las reuniones que tenemos anualmente, celebrando nuestra liberación; siempre recordamos con mucho cariño y agradecimiento aquella anécdota de los “Peluqueros”, pero sabiendo que Rodolfo había sido formado en su infancia como Scout, es fácil entender que estaba “Siempre Listo Para Servir” y que mediante esta actividad estaba haciendo su “Buena Acción Diaria” a favor de sus hermanos en cautiverio.
Algunos años después, tuve la satisfacción de atenderlo con ocasión a una visita oficial que se realizó a la ciudad de La Paz en Bolivia, y también he tenido el honor de haberme ganado su confianza y poder conversar sobre nuestros problemas personales y familiares. Por eso siempre afirmo, que aquella amistad surgida entre penurias y angustias, es muy especial.
En otras varias ocasiones me he llenado de orgullo, cuando funcionarios públicos o empresarios privados, al ver mi ascendencia japonesa, se referían a Rodolfo como un excelente profesional y destacaban algunas acciones desarrolladas durante su labor como Viceministro de Agricultura. Sin duda, él ha tenido una vida ejemplar que debe servir como guía a las actuales generaciones Nikkei del Perú.
HERMANO RODOLFO, DESCANSA EN PAZ
(*) Teniente General PNP Marco Miyashiro Arashiro
Desempeñó el cargo de Director General PNP
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