Construcción y forja de la utopía andinaFEBRERO, MES DE LOS HUMEDALES,DE NUESTRAS LENGUAS NATIVAS, DERICARDO PALMA Y FEDERICO BARRETOCAPULÍ ESPODER CHUCO
SANTIAGO DE CHUCOCAPITAL DE LA POESÍAY LA CONCIENCIA SOCIAL
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25 DE FEBRERO
JOSÉ DE SAN MARTÍN NACE EN YAPEYÚ
SAN MARTÍN
Y LA BANDERA
DEL PERÚ
Danilo Sánchez Lihón
1. Claridad
del alba
Al general José de San Martín le cupo diseñar nuestra primera bandera nacional. Y los colores que él escogió aún permanecen y permanecerán por siempre en nuestro emblema patrio.
Siendo aquello que lo inspiró el vuelo de unas aves que se perfilaron nítidas en su sueño mientras acampaba en la bahía de Paracas.
Eligiendo dos colores que caracterizarían a toda una nación el rojo y blanco que desde entonces tienen su sello indeleble que no deja de tener un contenido místico.
Y lo expreso así porque he visto volar a las parihuanas en bandada al amanecer, desplegadas sus alas en la inmensidad del firmamento en la claridad del alba.
2. El rojo
sangre
Fue en el camino a Incahuasi, en Parinacochas, en el departamento de Ayacucho, que para mí mismo fue una visión onírica.
Viaje que emprendí después de capacitar a maestros en Coracora, y a fin de conocer el nevado del Sarasara y siquiera mirar desde el llano, y lo más cerca posible, su cumbre nevada envuelta entre celajes.
Lugar donde fue encontrado el cuerpo inmarcesible entre la nieve enmudecida de la niña denominada desde entonces Sarita, después de varios siglos de ser entregada en sacrificio a ese Apu en los tiempos del incanato.
Las parihuanas rojiblancas que volaban hacia esa cumbre eran en realidad Sarita en el blanco de su pureza y en el rojo sangre de su sacrificio.
en flor
El vuelo de las parihuanas me acompañó en el viaje desde Chumpi hasta llegar a orillas de la laguna de Incahuasi para luego ellas subir hacia la cumbre. Tenía como fondo un cielo límpido, sin una sola nube, y engarzado en él al lucero arrebolado del alba.
Y la luna creciente en la alborada, hecho que ha quedado en mi alma para siempre imborrable como un signo, como un mensaje cifrado y como una clave en mi destino.
Y que para mí constituye una experiencia sobrenatural en relación a nuestra bandera, teniendo a la vera del camino los maizales en flor. Y después las lajas, las pedregosidades y la tierra yerma.
4. Luce izada
y flamea
Vuelo de las parihuanas que lo relaciono a cómo don José de San Martín concibió la enseña del Perú al quedarse dormido a la vera de la playa en Paracas, luego del desembarco de la Expedición Libertadora.
Para ver de nuevo, pero ya en la dimensión de los sueños lo que había visto en la realidad.
Y que era el vuelo de las parihuanas rojiblancas. Teniendo como fondo el cielo abierto, pero ya no del mundo físico sino de la quimera y la ilusión de una nueva nación que recién se fundaba.
Y el de las utopías por venir, que es donde luce izada y flamea más que nunca toda bandera verdadera.
A lo que sumo, humildemente, haber visto yo mismo vivos esos colores volando hacia la cumbre del nevado Sarasara de Incahuasi.
5. Aves
en vuelo
Pico nevado donde una niña sacrificada representa, en el blanco de la bandera, su invicta pureza. Y en el rojo de sangre su sacrificio en aras de lo sagrado.
Por eso, aprecio mucho que la bandera del Perú tenga en su fondo los elementos que tiene.
Y que parten y se funden desde el momento y el lugar en donde fuera concebida, como es la inmensidad del mar y el rumor de las olas.
Y es así, puesto que a la vera del océano fue que don José San Martín se quedara dormido y la imaginara.
Recogía, además, en su diseño primigenio la imagen de esas aves mitológicas, como son las parihuanas. Y no de una sino de una bandada de ellas.
6. Siempre
valerosos
Teniendo como escenario la bóveda sideral, porque son aves en vuelo, aunque no del cielo real sino del imaginario.
Que para mí es tanto o mucho más importante que el mundo superficial de los enseres y las cosas comunes y corrientes con que nos tropezamos a diario.
Siendo que sus colores simbolizan en el rojo la sangre de nuestros sacrificios.
Como la pasión de nuestras creencias, y el fuego inextinguible del amor de nuestras vidas en aras de algo superior.
Como en el color blanco está contenida la paz, la pureza inmarcesible del alma, la transparencia para afrontar cualquier reto de la vida, siempre valerosos y plenos de candor.
7. Limpidez
del alma
Si es todo así, valoremos mucho que nuestra bandera sea el sueño de un hombre que puso, por delante de todo, la limpidez del alma, de su conciencia y la plenitud de su bondad humana acrisolada, como la virtud mayor de su espíritu que desde nuestra bandera nos infunde e ilumina.
La bandera peruana contiene así no solo nuestra inmensa realidad, sino leyenda, rito y mito, de tal modo que cuando la veamos flamear en los mástiles posibles e imposibles.
Veamos también en ella el vuelo de las parihuanas volando por todo lo alto hacia toda cumbre, también posible e imposible, en todo anchuroso e iluminado amanecer.
Y veamos también en ella el alma de este ser noble, generoso que erigió como la virtud mayor de su espíritu el ser un hombre honrado como fue el general don José de San Martín.
*****25 DE FEBRERO, 1778NACEDON JOSÉDE SAN MARTÍN
FOLIOSDE LAUTOPÍA
SAN MARTÍNY EL ESTANDARTEDE PIZARRO
Danilo Sánchez Lihón1. Libertadde los pueblosCuando José de San Martín, luego de la entrevista que sostuviera con Simón Bolívar en Guayaquil el 26 de julio del año 1822, deja el Perú, lo hizo en plena soledad, retirándose porque era un hombre noble y honrado, y no quería rivalidades ni formar parte de las disputas mezquinas por el poder.Y lo hizo solo llevando una reliquia. ¿Cuál era? El Estandarte de la Conquista del Perú de Francisco Pizarro, del cual nunca se desprendió en vida.Fue la prenda que más apreció de cuántas tenía. Era su símbolo, su amuleto y su talismán. Al tocarlo y contemplarlo veía realizado su sueño de haber dado libertar a gran parte de Sudamérica.Este estandarte en su exilio de Europa siempre formaba parte del atuendo en su propio dormitorio. Yacía colgado en una de las paredes y era lo que el Generalísimo de los Ejércitos del Perú miraba siempre antes de conciliar el sueño.Sueño que fue el punto de partida en donde se iniciara el anhelo de libertad para nuestros pueblos.2. FundóRepúblicas¿Qué representaba para él ese trofeo? El sojuzgamiento de nuestras culturas que él exorcizó con su espada. El despojo, la muerte y la aniquilación de los indios que él redimiera. Una etapa de oscurantismo y miseria que él con su acción visionaria empezara a cambiar.Representaba la aventura de la Conquista tan llena de crueldad, padecimientos y despojos. Pero también no se le escapaba que era una bandera de gloria de quienes arriesgaron su vida imbuidos de codicia, pero también de fe.Significaba siglos de opresión día a día del yugo español. Significaba el dominio de toda la América del Sur de parte del Rey de España y del Imperio Español.Era el tesoro más preciado para él. Al mirarlo imaginaba cómo en él se reunía toda la gloria de sus hazañas. Era su posesión más preciada.Era la prenda que más estimaba el General San Martín. Poseerlo era el símbolo de haber sido él, como realmente lo fue, el de haber libertado a nuestros países y haber fundado Repúblicas Independientes, uniéndolas y no dividiéndolas.3. Todoun continenteAl retirarse del Perú no extrajo ninguna riqueza material. Al contrario: aquí lo dejó todo. No solo sus muebles que quedaron en la casa de la Magdalena y en el Palacio de Gobierno.Sino que sus libros personales y de cabecera los donó al fundar la Biblioteca Nacional del Perú. Pero también dejó su ejército expedicionario que surcó el mar desde Chile y que desembarcara en la Bahía de Paracas, compuesto de cinco mil hombres, vencedor en las batallas de Chacabuco y de MaipúPartió solo hacia su país pasando por Chile para luego enrumbar a Mendoza, siempre llevando el Estandarte de la Conquista del Perú.Y luego trasladándolo consigo a su exilio en Europa. Fue lo único que quiso tener como reliquia, emblema del cual no se desprendió nunca en vida, símbolo de una época de dolor, de despojo y humillación de todo un continente.4. La guardódiligenteCierto día estando en la casa que habitaba en Grand Bourg, a 25 kilómetros de París, donde vivía modestamente con su hija Mercedes y sus dos nietecitas, llamadas Josefa y también Mercedes como su madre, entró esta última llorando al gabinete de su abuelo.Este a fin de consolarla puso en sus manos una medalla preciosa atada a una cinta gualda para que juegue y se entretenga. Era nada menos que la famosa condecoración que él recibiera por acción heroica en la batalla de Bailén en la Guerra de Independencia de España, en donde por primera vez fueron vencidas las tropas napoleónicas.Salió su nietecita ya calmada y dichosa con el objeto reluciente. Mercedes, la mamá, al darse cuenta del inmenso significado de esa joya entra a la habitación de su padre y entregándole la presea le reprochó así a su padre:– Papá, ¡cómo vas a dar esta reliquia de héroe como si fuera un juguete!– Déjala que juegue. –Le respondió–. Si una medalla no sirve para que una niña deje de llorar, ¿entonces para qué utilidad tiene?Mercedes, su hija, guardó aquella prenda que don José de San Martín nunca reclamó ni echó de menos. La guardó diligente en un cajón, prenda que don José nunca reclamó ni echó de menos. Es por eso que ahora la medalla permanece en el Museo Nacional de la Argentina en Buenos Aires.5. despuésde mi fallecimientoSin embargo, Ramón Castilla, presidente del Perú le solicitó en una carta la devolución del Estandarte de la Conquista del Perú de Francisco Pizarro que el Cabildo de Lima le hizo llegar por intermedio de don Felipe Antonio Alvarado para que tuviera: “la satisfacción de poder conservar en su poder esa insignia de la tiranía destruida bajo su protectorado”.He aquí la respuesta que le dirige José de San Martín al presidente del Perú, fechada el 8 de diciembre de 1849, en respuesta a la carta de Ramón Castilla del 12 de setiembre de ese mismo año:Lo expuesto no debe dejar la menor duda sobre mi legítima posesión de este interesante y antiguo signo de la conquista del Perú por los españoles. Sin embargo, yo había prevenido con mucha antelación los deseos de su excelencia, declarando en mi disposición testamentaria ser mi voluntad el que dicho estandarte fuese presentado a la República del Perú por mis herederos después de mi fallecimiento, como una demostración de mi agradecimiento a las distinciones con que me honró su primer Congreso. Este término, no será de la larga duración vista mi edad avanzada y lo destruido de mi salud.6. Banderaque tremolóEl testamento de José de San Martín fechado el 23 de enero del año 1844, dice a la letra:“En nombre de Dios Todo Poderoso, a quien reconozco como Hacedor del Universo, digo yo, José de San Martin, Generalísimo de la República del Perú y fundador de su libertad, Capitán General de la de Chile y Brigadier General de la Confederación Argentina, que, visto el mal estado de mi salud, declaro por el presente Testamento lo siguiente: 1º. El sable, que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción, que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla. 2º. Desearía que mi corazón fuera depositado en Buenos Aires. 3º. Declaro no deber ni haber debido jamás nada a nadie... Artículo adicional. Es mi voluntad el que el estandarte que el bravo español Don Francisco Pizarro tremoló en la conquista del Perú sea devuelto a esa República (a pesar de ser una propiedad mía), siempre que sus gobiernos hayan realizado las recompensas y honores con que me honró su primer Congreso”.7. El solnacienteFallecido don José de San Martín el 17 de agosto del año 1850 en Boulogne-Sur-Mer, en una habitación alquilada, sus restos que inicialmente permanecieron en la cripta de la Basílica de Nuestra Señora de la Inmaculada de esa ciudad, fueron trasladados en 1861 a la bóveda de la familia González Balcarce en el cementerio de Brunoy, localidad cercana de París, cubriendo su féretro el histórico Estandarte de la Conquista del Perú de Francisco Pizarro.Fue en dicha ocasión que se le hizo entrega al representante del Perú en Francia de la mencionada reliquia, la misma que fue remitida al Perú y se hizo una exposición de ella en el Ministerio de Relaciones Exteriores, acto del cual hay un testimonio del tradicionalista Ricardo Palma.José de San Martín fue un hombre que nunca acaparó bienes materiales. Su vida en su ancianidad y en su retiro fue de austeridad rayana en la pobreza. Una pensión que alivió sus días fue la que el primer Congreso del Perú le asignara y que el presidente Ramón Castilla cumplió fervorosamente en hacer llegar hasta su retiro de París. Igualmente, el fervor que don José de San Martín guardó por el Perú fue siempre el de un país al cual relacionó con el sol naciente, el mismo que dibujó son su propia mano en su primer escudo.*****Los textos anteriores pueden serreproducidos, publicados y difundidoscitando autor y fuentedsanchezlihon@aol.comdanilosanchezlihon@gmail.comObras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.comEditorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.comEditorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.peEdiciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.comEdiciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es*****DIRECCIÓN EN FACEBOOKHACER CLIC AQUÍ:*****Teléfonos Capulí:393-5196 / 99773-9575capulivallejoysutierra@gmail.comSi no desea seguir recibiendo estos envíosle rogamos, por favor, hacérnoslo saber.