sábado, 26 de septiembre de 2020

27 DE SEPTIEMBRE: HOY NACE DELFINA PAREDES - FOLIOS DE LA UTOPÍA: LENGUA DE LA MADRE TIERRA - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 

 


Construcción y forja de la utopía andina
 
  SEPTIEMBRE, MES DE LA PRIMAVERA,
DE LOS DERECHOS CÍVICOS
DE LA MUJER, EL NIÑO Y LA FAMILIA
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO


 
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL
 
*****
 
27 DE SEPTIEMBRE


HOY NACE
DELFINA
PAREDES


Roberto Rosario, Delfina Paredes y Nalo Alvarado

FOLIOS
DE LA
UTOPÍA


 
LENGUA
DE LA MADRE
TIERRA


 Danilo Sánchez Lihón
 
 
1. Los
trenes
 
Invité a Delfina Paredes, reconocida como Primera Actriz Nacional, para declamar a César Vallejo en una actividad de homenaje al autor de los Poemas humanos.
Me aceptó complacida, pero cuando le dije que se desarrollaría en la Casa de la Literatura Peruana, que funciona en la antigua Estación Desamparados desde donde se abordaban los trenes que iban a la región central del Perú, guardó silencio.
Pero no me hizo más comentarios. Actuó de manera brillante como siempre, pero cuando salíamos me expresó:
– No sabes cuánto dolor me causa, Danilo, venir a este local. Porque pese a que se ha convertido en algo útil y hasta noble, al estar dedicada a la literatura, me desgarra el alma que no sea la antigua estación de trenes como era antes.
– ¡Siendo tan necesarios los trenes! –Le comento yo.
– ¡Por qué quitaron los trenes de pasajeros, Danilo! Estarían sirviendo para el turismo hacia una región hermosa de nuestro país. Eran trenes históricos. ¿Por qué no hacemos una campaña para que los restituyan?
 
2. Abrir
las alas
 
Y luego me confesó que su padre trabajaba como jefe de estación en el ferrocarril de Urcos, en el Cuzco. Y entonces, cada vez que estaba de vacaciones subía a los trenes y recorría uno y otro pueblo de la serranía.
Me contó que, en Urcos, salir al andén a ver el tren que llegaba, se detenía, cargaba y descargaba, era tanto o mucho más fascinante que ver ahora la televisión. Porque mirando el tren uno veía el mundo, en ese hecho a la vez sencillo y extraordinario.
Sin embargo, ella nació en Mollendo, a orillas del mar, en Arequipa, el 27 de septiembre del año 1934, de padre arequipeño y madre cuzqueña, pero criada desde muy tierna en Urcos, en donde su padre fue jefe de la estación de ferrocarriles y tres veces alcalde.
Criada como niña andina de cumbres y bajíos, de cordillera abrupta y nevada, quien hasta los once años quería ser aviadora, lo cual significa el mundo de arriba y el anhelo de volar, de querer ser libre y abarcar el mundo; de abrir las alas, que en nuestro caso son brazos, y abarcar la tierra; que supone también inquietud, amplitud y fortaleza.
 
3. Mundo
andino
 
Pero luego, de los 12 a los 14 años cuenta que quiso ser arqueóloga. Y a los 15 años quiso ser química. Y a estudiar esta carrera ingresó a la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cuzco, matriculándose en esa especialidad del ámbito de las ciencias. ¿Por qué?
En alguna entrevista leí que fue por la inmensa pregunta que se formulaba acerca del átomo, hecho que nos remite más bien a la física, aunque en el fondo formen parte del mismo misterio.
Ahora bien, yo encuentro que química es el complemento a ser aviadora, porque el átomo o la tabla periódica de los elementos químicos, más bien son mundo de adentro de la estructura del mundo, aunque juntos forman parte del mismo juego dialéctico.
Así como quiso también ser arqueóloga, en lo cual encontramos más bien el mundo de la cultura, que siempre es a ras de tierra, con lo cual se completa la cosmovisión de niña ya para siempre imbricada al mundo andino, del hanan pacha, la aviación; el urco pacha, la química, y el kay pacha, o la arqueología.
 
4. Pétalo
 a pétalo
 
Pero finalmente lo que triunfó es ser actriz, actividad que empezó con una experiencia de ser locutora en Radio Cuzco, adonde la invitaron a participar después de escucharla recitar poemas, constatando su convincente expresividad y timbre de voz.
En esa circunstancia se traslada a Lima, en donde ingresa a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos a continuar estudiando química, aunque también se matricula en la Escuela Nacional de Arte Escénico, ENAE, en donde estudió los años 1956 y 1957.
Se casó con el también artista de teatro Mario Velásquez, de quien se separó cuando ella tenía 34 años de edad y cuatro hijos nacidos del matrimonio: Mario, Gabriela, Ricardo y Diego.
Ella misma ha graficado esta separación como el deshojar una margarita, no haciendo la pregunta del sí y del no, sino porque cada pétalo caído o arrancado al final hace que la separación ya no produzca dolor, porque cada decepción era el pétalo arrancado a una flor.
 
5. Decir
a Vallejo
 
Tres contenidos fundamentales alientan en la obra y en la actuación de Delfina Paredes: César Vallejo, la invasión chilena al Perú en la Guerra del Pacífico, y el anhelo humano de justicia social.
A César Vallejo lo ha declamado no solo aquí sino en Madrid, en Barcelona, en París, en Río de Janeiro. Ella misma cuenta lo siguiente:
“He dicho a Vallejo en donde he podido. Lo he hecho una vez en el Teatro Municipal, en el Segura, en La Cabaña; en colegios, en escuelitas, en pueblos, casi en plazas; en dos iglesias, una vez en Santander, en España. Bueno, eso sí es notable, y lo hice en Barcello, hace 10 años, el 2001. Yo estuve por ahí, en Barcelona, Madrid, pero fui a Santander, a invitación de la familia de un sacerdote, de Carlos Rodríguez Arana, con quien nos conocimos desde que él llegó a mi pueblo, a Urcos, hace de eso muchos años. Y él solicitó a la familia que hicieran algo para que yo dijera a Vallejo. Y efectivamente hablaron con la gobernación y se acordó que yo iba a recitar a Vallejo un día martes, porque era Semana Santa y yo tenía que hacerlo pasados y los ritos religiosos.
 
6. Siempre
humana
 
Sin embargo, el jueves fuimos a una iglesia románica en Barcello, que queda en una colina. A la salida del oficio me llama el sacerdote, Ernesto, quien, a solicitud de Fermín, cuñado de Carlos, me pregunta si el domingo de Pascua de Resurrección podría, en lugar de la homilía, y después de la lectura del Evangelio, decir a Vallejo. Yo me quedé pasmada. Dije, ¿cómo voy a decirlo? Allí él me dijo: Si usted quiere puede hacerlo. Y yo acepté. ¡Ya!, le dije. ¡Puedo decirlo! Y, así fue. Solo cuando ya íbamos ascendiendo a la colina, estando en el carro, caí en la cuenta que era 15 de abril. ¡Era el día en que murió Vallejo! ¡Era el día en que había muerto en Semana Santa! Me parecía que con ese acto Vallejo regresaba a esa España que quiso tanto, por la que escribió el Himno a los voluntarios de la república, y se comprometió tanto con los republicanos en la Guerra Civil. Sentí que regresaba por la puerta grande, y en una iglesia.
Constamos así a Delfina Paredes como la mujer esencial que es: auténtica, honrada, cabal. Sintiendo con autenticidad, con verdadera sinceridad, siempre con la verdad en la mano. Siempre humana, razón por la cual abraza la causa de César Vallejo, de quien es su vocera, su lengua oral y la palabra parlante de sus poemas.
 
7. Dando
la vida
 
De otro lado, su personaje Evangelina, es una versión como mujer, desgarrada y engrandecida a la vez, de la angustia, de la miseria, por donde habla el Perú con sus vísceras, con su voz dolida y quebrada de madre del mundo.
Comprometida, defiende lo indígena, defiende la patria, defiende la identidad, defiende al débil. Siempre asumiendo las causas nobles a las cuales se dedica y por las cuales lucha.
Delfina Paredes, en todo, hasta en sus posiciones más riesgosas y valientes es entrañable. Este es el vocablo que la define. En todo es entrañable: recitando a Vallejo, en su papel de Evangelina, en su dedicación a la historia, en sus principios políticos.
Y es que ella piensa con la matriz, con el vientre de mujer, y de madre que es; defendiendo la vida hasta el punto de condolerse del débil, del necesitado, de quien requiere ayuda.
Por eso su Evangelina encarna a la mujer que sigue a los ejércitos en guerra, para asistir, para dar agua, para servir de alivio y descanso al guerrero, para curar sus heridas, cerrar sus ojos cuando muere y ella misma entregar la vida.
 
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