CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andinaSEPTIEMBRE, MES DE LA PRIMAVERA,DE LOS DERECHOS CÍVICOSDE LA MUJER, EL NIÑO Y LA FAMILIACAPULÍ ESPODER CHUCO
EQUINOCCIODEPRIMAVERA
Danilo Sánchez Lihón"Lucen las aves sus plumas bellas,cantan a coro dulces querellas,la mariposa busca la flor".Canción escolar1. Miren las floresEl 23 de septiembre se cumple el equinoccio de primavera, que es el momento del año en que el sol forma un eje perpendicular con el ecuador y en que la duración del día es igual a la de la noche en toda la tierra.Es la ocasión que mi padre escoge, como maestro de escuela que es, para decir acerca de ella su discurso alusivo. En su disertación dice a los alumnos enfilados en el centro del patio bajo el sol radiante:¡Queridos niños! El día de hoy 23 de septiembre es el Día de la Primavera, de la Juventud y de la Naturaleza. Para honrar este día quisiera expresar, niños, que tenemos la suerte de tener al frente a varios jardincitos, dos aquí al borde de las escaleras.Debemos cuidarlos y regarlos con agua, que no la tenemos ni de acequia ni de alberca, y que hay que traerla en baldes desde “El pozo sagrado”.Pero también tenemos estos maceteros hechos de la base del tallo del maguey, que llamamos "tunto". ¡Hay que tratar en nuestro juegos que no se rompan ni deshagan, y que se conserven floridos como ahora lucen!2. A jugar, a jugarSí, profesor.– Vamos a entonar entonces la canción alusiva a esta fecha que ustedes ya conocen, y que empieza con el verso: “¿Quién es la que viene allí?”– ¡Ya!¿Quién es la que viene allítan bonita, tan bonita y tan gentil?¿Quién es la que viene hacia mí?Es la que espero yo.Primavera de mi amorde todas la estación la mejorsí…, sí…, sí..., es la bellagentil primavera.Nada la puede igualarla clase se ha acabadotodo está estudiadoy nos vamos a jugar.A jugar, a jugar, a jugar.Y el maestro nos diráesa es la bellagentil primaveraidos con ella.¡A jugar! ¡A jugar! ¡A jugar!3. Nuestro planetaQuiero ocuparme de este mes, niños, mostrando ante sus ojos las flores de una de las estaciones más hermosas del año, cuál es la primavera. ¿Sienten que en ella el sol es sosegado?– ¡Sí!– Les pido entonces que observen la variedad de colores de sus pétalos y aspiren desde sus filas el aroma que emanan los capullos desde los maceteros. ¿Lo sienten?– ¡Sí!– Y, ¿quién de ustedes me dice, niños, cuáles otras estaciones tiene el año y en el orden en que se suceden?– Yo profesor: el orden de las estaciones del año es así: verano, otoño, invierno y primavera.– Y, ¿cuál es la que más les gusta, niños, dado que cada tres meses se suceden, rigiendo los ciclos que caracterizan a los climas de nuestro planeta?4. La plenitud y el vigor– Nos gusta más la primavera, profesor.– ¿Por qué?– Porque en ella todo es más transparente, hasta el alma de la gente.– ¿Por qué creen ustedes que celebramos la primavera y le dedicamos este homenaje? Y no lo hacemos con las otras estaciones del año que también forman parte de la vuelta anual que da la Tierra alrededor del Sol.– Porque en la primavera todo es hermoso. La tierra florece y da frutos.– Porque es generosa, servicial, se da a los demás.– La primavera todo lo ve bueno y hermoso.– Todo lo anima, todo lo ve con buen ánimo.– Y porque en ella todo se crea y se produce. Porque así agradece a la Tierra y a al universo en que vivimos. –Continúa el maestro–. Representa la plenitud y el vigor de la vida.5. El trino de las aves– Y esto se aprecia mirando a nuestro alrededor. Y viendo cómo todo estalla y se cubre de colores, de sonidos y de aromas.– En donde las avecillas la engalanan con su presencia, con sus alas jaspeadas de diferentes matices.– Y lo rubrican con sus revoloteos alegres y vistosos, como lo podemos ver ahora que hacen sus filigranas en torno a los pilares y al mástil de la bandera.– Si no alcen sus ojos, niños, al tejado y a la viga que sostiene la campana, ¿qué ven?– Vemos cómo retozan y nos deleitan los gorriones con sus vuelos y su armonioso trinar.– Ahora cerremos los ojos y escuchemos un momento en silencio... ¿Qué oyen niños esta mañana?– El trino de las aves.6. Cual es la creación– Yo escucho el silbido del viento.– Yo, el ladrido de un perro.– Yo a un moscardón que ronda por el patio de la escuela.– Yo que alguien raja leña en el bosque de don Octavio Pereda, camino al Pozo Sagrado.– Yo escucho un cohete de alguna fiesta que debe haber en algún barrio.– Yo escucho un clarín anunciando alguna comitiva o procesión.– Yo escucho los latidos de mi corazón.– En esta estación la aurora nos trae nuevos días de alegría y felicidad.– Nos presenta un paisaje cubierto con un manto verde, cuál es la creación.7. Desfilando en orden– Para finalizar, niños, entonamos esa otra linda canción titulada Primavera y cuyo primer verso dice: “Venid temprano a trasmitirnos…” La cantamos todos:– ¡Sí!– Y vamos a corearla fuerte, con toda emoción, y reconociendo toda la belleza que hay a nuestro alrededor. Empezamos:Venid temprano a trasmitirnosdichosos días las alegríasde la espléndida bella estación.Los arroyuelos alegres cantanlas florecillas al suelo esmaltany es más brillante la luz del sol.Lucen las aves sus plumas bellascantan a coro dulces querellasla mariposa busca la flor.Lleno está el aire de alegres sones,tienen más vida las emocionesy todo canta con dulce voz.Muchas gracias niños, y ahora cada sección va desfilando en orden hacia sus respectivos salones. Muchas gracias
DE NATURA
QUE
CANTA
Danilo Sánchez Lihón1. Nacer de nuevo
– Niños: Hoy 23 de septiembre se inicia la estación de la primavera que significa “primer verdor”, de las yemas de los árboles que renacen y de las semillas que brotan para hacerse plantas, que dan flores y espigas, y después frutos. La primavera es una estación dichosa cuyo signo es el renacer, el renovarse, el resucitar. Pero, ¿acaso solo las plantas? A ver, ¿quién comenta?
– No solo ellas, sino también nosotros mismos, profesor.
– ¡Y nuestro carácter, niños! Que es como un árbol que puede desprenderse de sus ramas viejas y volver a hacer brotar en sus gemas y en su tronco hojas nuevas y dar flores y echar frutos. Y ese es el mayor significado de la primavera: el florecimiento de la vida, la renovación de nuestra mente, el nuevo crecimiento y la creatividad del espíritu humano.
– Es la crisálida que deja de ser larva. Es la mariposa que se posa en la flor.
– Siendo así, cada día volvamos a nacer haciéndonos nuevos y mejores, más confiados, alegres y pujantes.
2. Flores y lectura
– Ahora, niños, cuando saliendo de la escuela se enrumben en su regreso a casa, aprecien cómo hasta en las mismas piedras y hasta en los muros de nuestras casas cómo han abierto sus pétalos las flores, y si van por el campo en los barrancos y hasta en las rocas de las peñas, incluso en los resquicios de los árboles y hasta entre teja y teja de los techos de nuestras casas.
El color y el perfume de las flores en esta estación son derramados hasta en las grietas y en los rincones más ásperos. Allí encontramos anémonas, rosas, jazmines, violetas, zenias. Y, en fin, cientos de flores distintas, constituyendo un panorama de extraordinario embeleso.
Los poetas antiguos y modernos, inspirados en la primavera, cantan con bellas y vibrantes expresiones los mejores sentimientos, plenos a la vez de la más excelsa sabiduría. Y todo ello se encuentra en los libros, niños, razón por la cual es muy importante el cultivo y aprecio de la lectura.
Y recuerden que la primavera se perenniza en la lectura. Por eso, hay que leer siempre. Solo en la lectura las flores conservan intangibles su frescura, sus colores y su fragancia. Y solo en la lectura las flores escancian permanentemente su mejor néctar.
3. Natura que canta
– Por esa razón entonces ahora vamos a entonar aquella canción cuya letra y melodía todos lo sabemos, y que dice así. ¡A ver, niños, todos juntos a cantar!
¡Alegría, alegría!
de Natura que canta.
¡Alegría, alegría!
de nuestro corazón.
Primavera, primavera
nuevo triunfo de la vida...
savia y corola encendida,
perfume, luz y calor...
Yo te canto, primavera,
como el ruiseñor te canta
y sus arpegios levanta
para ensalzar tu esplendor.
¡Alegría, alegría...!
– Bien, niños, los felicito, por la fuerza y la emoción que le ponen al cantar. ¡Así es cómo se debe ser siempre!
4. Gracia de la vida
– Decir primavera, niños, es hablar del aire puro, del sol y la brisa amables y benignos, como el clima que tenemos ahora y todos los días que vendrán.
Es valorar una de las etapas de la vida más tiernas y jubilosas y llenas de promesas, cuál es la juventud.
Es apreciar todos aquellos recursos que conservan y hacen bien a nuestra madre tierra, y a la naturaleza en general.
Es valorar el significado de cada uno de los seres vivientes. Es extasiarse con los sentimientos que nos inspiran los dones de la creación.
Porque en el sentido que nos sugieren las flores está todo el significado de cómo debemos asumir este mundo.
Y de lo que cabe hacer con la vida que se nos ha dado como un regalo temporal maravilloso y supremo.
Y entonces, como las flores hacerla siempre abierta hacia el cielo y las estrellas, esencialmente lozana y armoniosa con todo lo que está a nuestro alrededor.
¿Han visto cómo los pétalos se abren en mil y un colores y se despliegan para rendir pleitesía a la gracia de vivir?
– ¡Sí!
5. La flor de la virtud
– Incluso Jesús se sintió conmovido por las flores, al decir que:
Ni Salomón con toda su gloria
podía vestirse como se viste un lirio.
¡Y nada es más cierto! Para finalizar esta actuación, niños, quiero ofrecerles un pensamiento que contiene un hondo significado. Y que dice así:
La hermosura es una flor lozana
que brilla en el jardín de la vida.
Y el aroma de esa flor es la virtud.
¿Alguien de ustedes quisiera interpretar qué nos quiere decir este pensamiento?
– Que el bien es la flor más excelsa.
– Que nuestro carácter debe ser sereno y bondadoso.
– Que los actos de las personas sean nobles y por ser así irradiarán belleza.
– Que los seres humanos debemos cultivar virtudes que luzcan como en la naturaleza lucen las flores.
6. Tres vivas
– Todo lo que han dicho es atinado y correcto. Debemos terminar, relacionando siempre belleza con virtud.
Y primavera con el bien de ser. Que seamos en nuestra vida siempre límpidos y con una conducta siempre buena y honorable.
Y, ¡seamos siempre buenos, niños! ¡Seamos siempre honrados! ¡Seamos siempre acomedidos y trabajadores! ¿Lo prometen?
– ¡Sí!
– Ahora bien, vamos a pasar a los salones. Les agradezco su atención. Y vamos a dar tres vivas por nuestra escuela, por nuestro pueblo y por el Perú.
– ¡Ji, jip!
– ¡Ra! ¡Ra ¡Ra!
– ¡Tres vivas por Santiago de Chuco! ¡Ji, jip!
– ¡Ra! ¡Ra ¡Ra!
– ¡Tres vivas por el Perú! ¡Ji, jip!
– ¡Ra! ¡Ra ¡Ra!
7. La vida buena
– ¡Muchas gracias, niños, y muy buenos días!
Aquí termina de hablar el maestro y de participar los niños de la escuela fiscal en su viejo local donde el sol dora hasta los guijarros que la lluvia pule entre piedra y piedra de cada escalón que sube del patio a los corredores.
Donde hasta la sombra es luminosa y transparente. Donde las mariposas revolotean con sus vuelos cristalinos en los jardines al pie de los muros y alrededor de los maceteros aún con el relente de la amanecida.
En los aleros despliegan sus ritos amorosos gorriones, calandrias y santa rositas briosas.
Por doquier en los campos la tierra exhala un mensaje de vida nueva.
Donde por uno y otro confín se producen balidos, crujidos y hondos suspiros de alivio y exaltación.
Y los niños con sus cantos, y pasando a sus salones, celebran el advenimiento de la primavera. Y con ella el despertar de la vida sana, buena y ahíta de júbilo y de promesas.
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