Danilo Sánchez Lihón
1. En el fondo
es una adhesión
Capulí, Vallejo y su tierra cumple este año en realizar veinte peregrinajes a Santiago de Chuco, realizados de manera continua desde el año 2000, incursión al mundo andino que denominamos Telúrica de Mayo, como también llamamos: Memoria de un Camino, constituyendo ya una cruzada significativa en la trayectoria cultural de nuestro pueblo.
Las características de Capulí, Vallejo y su tierra, son únicas. En primer lugar, integra caravanas de intelectuales y maestros que parten desde diversos puntos del territorio nacional como del ámbito internacional; y desde distintos y variados quehaceres, expectativas y visiones acerca de nuestra realidad.
En el fondo es una adhesión y una expresión de aprecio, admiración y gratitud auténticos, de personas de toda condición, por un poeta como es César Vallejo que humildose tanto hasta asumir los trabajos más más precarios y ser pasto de todas las aflicciones para mejor representar al hombre Masa y de quien está pendiente su reivindicación.
Pero, además, consagró su vida al altruismo y a la generosidad humana, logrando hazañas supremas en el ámbito del espíritu como escribir España, aparta de mí este cáliz, en donde el alma humana llega a tocar esencias antes jamás exploradas.
2. Compartiendo
ilusiones
El emblema de César Vallejo es importante para la juventud, porque nada engrandece tanto a los jóvenes como el tener ejemplos, modelos y referentes valiosos en la vida tangible.
Y, sobre todo, mantener indoblegable y constante una actitud afirmativa desde todo punto de vista, como es aquella que alienta César Vallejo y del cual se nutre el movimiento cultural Capulí, Vallejo y su Tierra, que él lo inspira, anima y forja.
Llegar así hasta Santiago de Chuco cruzando la cadena de los andes occidentales, evocando a César Vallejo y compartiendo ilusiones con un grupo de personas ligadas al arte y al magisterio tanto de nuestro país como de otros países hermanos, constituye una experiencia conmovedora, sorprendente e inolvidable que bien podemos llamarla el Florecer de Mayo.
Pero también Capulí, Vallejo y su tierra tiene la virtud de incursionar en los andes haciendo una inmersión en nuestro mapa geográfico al mismo tiempo que anímico, justamente en el mes de las flores como es mayo, tan maravilloso y lleno de esplendor en nuestra serranía.
3. Solidaridad
humana
Es un viaje que tiene una belleza profunda, mágica y vibrante, que si se lo mira y siente bien es una ascensión mística, onírica y a la vez un canto épico.
Es ingresar a un recinto venerable. Es bajar o subir, entrar o salir, introducirse o emerger a la raíz de lo que verdaderamente somos.
Es aspirar a lo que debemos ser, con intensidad y altura genuinas; con todo aquello que tenemos de utopía que es lo que distingue y sublima al hombre.
Ascendemos a los andes a ser y encarnar a César Vallejo en nuestro ser individual y social.
De ese modo buscamos hacernos legionarios de un tiempo nuevo.
Buscamos de ese modo portar el estandarte que César Vallejo erigiera con valor sobrehumano.
De allí que, entendiendo su mensaje, avizoremos en cada paso que damos la construcción del mundo que él soñó y anheló. Mundo de justicia, de hermandad, de solidaridad humanas inquebrantables.
4. El florecer
de mayo
Capulí, Vallejo y su Tierra es un certamen que se convoca cada año para conmemorar la vida y obra de César Vallejo. Pero, a la vez, de todo aquello que es entrañablemente nuestro. Y de todo lo que fructifica en el bien, la verdad y la belleza.
Pone a flor nuestros valores más fidedignos, inspirados en nuestra gloriosa historia y civilización. Y en nuestros apus que nos alumbran, protegen y cobijan.
Por eso se realiza en mayo, mes que simboliza una relación pródiga con los frutos de la tierra y con las relaciones de armonía entre los seres que pueblan el universo, así como relaciones cordiales entre los hombres.
Por eso, otra vez, esperaremos la salida del sol en los caminos, en las cumbres y colinas. Y otra vez entonaremos canciones de amor a los cuatro vientos.
Y recogeremos flores del campo. Y adoraremos las espigas tiernas con sus frutos, que portaremos en los brazos y en el alma para que nazcan y crezcan en el fondo de nuestros corazones, como es la costumbre del florecer de mayo entre quienes somos andinos.
5. Un mensaje
de hermandad
Las conferencias y recitales, las disertaciones y debates, las presentaciones de libros y revistas, las ponencias y comunicaciones las hacemos en el proscenio que se levanta en plena Plaza de Armas.
Abiertos siempre a la naturaleza y a la perspectiva del cambio social que nuestro pueblo construye, requiere y anhela que se instaure lo más pronto en nuestras sociedades.
Las ideas, emociones y empeños que se digan serán no solo para las personas que están presentes sino también para los ausentes.
Para las que se encuentran expresamente aquí sentadas, de a pie o como transeúntes que están de paso, como también se proyectan a las colinas y bajíos de los contornos y lejanías.
A través de ellas cultivemos en la conciencia y en el alma de niños y jóvenes una emoción vivaz respecto a su proeza vital.
Y a su anhelo por forjar los ideales pendientes de cumplir aquí y ahora, para el hombre y la vida en general.
6. Cita
de honor
Son propuestas que se confrontan con los cerros, los ríos aledaños y el cielo que nos alumbra, y se echan al viento. Asunto que para nosotros tiene una gran importancia y significado.
Se habla para los asistentes al certamen, como también para quienes ha sido inesperada nuestra llegada. Y para aquellos que no pudieron venir.
Nos importa mucho atender a quienes han tenido la iniciativa de asistir, como a los viandantes de la calle o las personas apostadas en las veredas.
Y a quienes es nuestro compromiso llegar con un mensaje de hermandad y de esperanza.
Que en el desfile de recibimiento que nos brindan los pueblos a nuestro paso, reluzcan nuevamente las banderas de los países y de las ciudades que se hacen presentes.
Y en esta cita que es de honor con nosotros mismos, con el pueblo fervoroso y con la vida; y que debe ser una cita de honor con nuestros más caros ideales.
7. Solo
triunfar
Y así como la bandera de tu país que luzca la bandera de tu universidad, de tu asociación cultural, de la fe adorable bajo la cual luchas en esta vida. Si no, ¿cuándo vamos a dejar de ser anodinos?
Es hora de forjar, a partir de piedras de cimiento como es la vida y obra de César Vallejo, aquella relación armoniosa y cabal que anhelamos que se produzca entre todos los hombres y los pueblos gestando actitudes de compañerismo y hermandad.
Esta es una siembra, convocados por César Vallejo, para hacer que los valores que él asume y encarna se hagan cada día más vigentes en nuestras sociedades.
¿Por qué hacemos Capulí? Por unas ganas inmensas de construir un país distinto, pero desde la cultura, desde la educación y el arte. Pero sin impaciencia, con ilusión, con ternura, con inmensa adhesión. Vamos a ganar esta batalla.
Han sido tantas las derrotas, que no nos queda ahora sino aspirar a una sola y definitiva victoria, y a nuestro pueblo sentirlo y verlo triunfar eternamente.
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