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TIEMPO NUEVO
Internacional
por Addhemar Sierralta
Año 10 Nº 338
Miami, 12 de noviembre de 2018
ELECCIONES DE MEDIO TÉRMINO EN U.S.A. :
¿MÁS ENFRENTAMIENTOS ENTRE DEMÓCRATAS
Y REPUBLICANOS O ACUERDOS SENSATOS?
Por Addhemar H.M. Sierralta (Perú).
El
pasado 6 de noviembre se realizaron las elecciones de medio término en
los Estados Unidos de América. Hasta el momento los resultados han
determinado que los republicanos retienen su mayoría en el Senado,
aumentando el número de curules. Por su parte los demócratas recuperan
la Cámara de Representantes pero con una mayoría menor a lo previsto
históricamente en gobiernos anteriores.
Respecto
a las gobernaciones y cámaras estatales los demócratas pareciera que
han recuperado terreno pero sin hacer evidente la “ola azul” que
preveían.
Al
momento de esta nota aún faltan por dilucidar conteos en Florida por la
gobernación y el senado. Pero de una u otra forma se estima que los
próximos meses la lucha entre republicanos y demócratas podría
intensificarse, salvo que como lo han anunciado en estos días, tanto el
presidente Trump como la lideresa Pelosi del Partido Demócrata, se
busque el entendimiento por el bien del país.
Lo
inteligente, en estos momentos, es llegar a acuerdos antes que
enfrentarse en luchas infructuosas que dañarían a los ciudadanos y por
ende al país. Claro que hasta ahora los demócratas se resisten a
aceptar a Trump como su presidente y lo culpan de todo. Mientras los
republicanos exageran las declaraciones acerca de la prensa y los
inmigrantes.
Estimamos
que los acuerdos debieran centrarse en lograr una nueva ley de
inmigración y un sistema de salud más inclusivo y mejorado.
Lo
que no se pude soslayar es que el gobierno de Trump ha logrado una
recuperación económica sostenida y sorprendente, mejor acuerdo comercial
con Canadá y México, detener el riesgo de una conflagración con Corea
del Norte y promover la paz de este país con Corea del Sur. También se
han abierto las puertas de negociaciones con China y Rusia para llegar a
acuerdos comerciales y sobre aspectos geopolíticos.
Claras
son las posiciones del gobierno actual en contra de Cuba, Venezuela,
Nicaragua, Irán y Siria. Pero hay una situación candente con los cuatro
grupos de migrantes centroamericanos que se acercan a U.S.A. y deben
llegar en los próximos días. Esperemos que la sensatez se de y no haya
víctimas que lamentar.
FALTAN ALGUNOS.
Por Enrique Guillermo Avogadro (Argentina).
"Los grandes cansancios presagian grandes entusiasmos". Manuel Vázquez Montalbán
En
realidad, el triunfo de Jair Bolsonaro sólo alteró los cálculos de
Unión Ciudadana, que esperaba la victoria de Fernando Haddad para
iniciar, por contagio, el renacimiento del clepto-populismo en Centro y
Sudamérica. Esta semana, La Nación publicó una infografía que muestra a
las claras cómo ha avanzado la ola contraria, a la que sólo resisten
Venezuela (Nicolás Maduro), Nicaragua (Daniel Ortega), Cuba (Miguel
Díaz-Canel) y Bolivia (Evo Morales; salvo la última, una verdadera
excepción, todas esas naciones se han convertido, por el fracaso
económico y la feroz represión que ejercen esos regímenes contra su
población, en verdaderas tragedias humanitarias.
Algunos,
hace muchos años, preveíamos que eso sucedería, y que la corrupción,
disfrazada de progresismo, estaba mostrando sus últimos estertores; yo
mismo publiqué una nota al respecto en marzo de 2015 (https://tinyurl.com/y7cbq6hc),
cuando aún gobernaban Cristina Kirchner, Dilma Rousseff, Michelle
Bachelet, Ollanta Humala y Rafael Correa, el Foro de San Pablo estaba en
todo su esplendor y la UNASUR entronizaba la estatua de don Néstor, hoy
retirada.
Todavía
es muy pronto para saber qué hará el nuevo Presidente de Brasil
-nuestro principal socio comercial- a partir de su asunción, el 1° de
enero, pero ya hay algunas definiciones, en especial expresadas por
Paulo Guedes, su futuro superministro de economía e industria, que
tienden a endulzar alguna de las aristas más ríspidas de sus discursos
de campaña. Por lo demás, y pese a la pena que me produjo la aceptación
por parte de Sergio Moro del cargo de Ministro de Justicia, debo
reconocer que en nuestro vecino, y eso es normal en la región, las
instituciones funcionan y nadie puede ponerse, impunemente, las
políticas de Estado del país de sombrero.
Además
de los mandatarios mencionados en el primer párrafo, en los diarios y
en los tribunales, siguen faltando algunos nombres emblemáticos; en
concreto, las ausencias más conspicuas son las de Enrique y Sebastián
Eskenazi, los testaferros de los Kirchner en la compra del 25% de YPF.
¿A ningún fiscal o juez se le ocurrió todavía investigar a quien
pertenecen, en realidad, las acciones de las empresas Petersen?;
sorprende que aún no hayan sido llamados a prestar declaración
indagatoria, toda vez que fueron cómplices en el episodio de corrupción
más grave de la década robada.
Como
he explicado en más de una oportunidad, lo califico como lo peor que
hizo el kirchnerismo porque significó la pérdida del autoabastecimiento
energético y, como consecuencia, obligó a importar ingentes cantidades
de gas licuado y de electricidad, drenando hasta la extinción las
divisas del Banco Central y generando la inflación desatada que llevó al
30% de la población, a caer en la miseria.
Para
agravar el caso, en estos momentos se está decidiendo en las cortes
norteamericanas la jurisdicción que corresponde al juicio iniciado por
el fondo buitre Bulford, que teóricamente compró a esos bandidos el
derecho a reclamar a la Argentina una indemnización por una suma que
llegará, con las costas, a los US$ 5.000 millones. Por eso llama tanto
la atención el silencio judicial que rodea a los Eskenazi cuando, a esta
altura, ya deberían estar dando cuenta de las tropelías cometidas y
haberse iniciado el camino para recuperar los bienes mal habidos.
En
otro orden de cosas, aplaudo la decisión del Gobierno de impulsar la
inmediata expulsión de los extranjeros condenados por la comisión de
delitos menores; era hora de que la Argentina dejara de ser el país más
idiota de la región y que ese tipo de delincuentes nos costara más
dinero aún mientras estuvieran alojados en nuestras repletas cárceles.
Pero es sólo un primer paso en la dirección correcta.
Es
necesario aplicar, como lo hacen todos nuestros vecinos, las reglas de
la reciprocidad, tanto en materia de salud cuanto de educación públicas.
Debemos entender, de una vez por todas, que somos un país pobre, aunque
tengamos infinidad de recursos naturales, y que no podemos continuar
dilapidando el dinero de nuestros impuestos -los más altos- en afrontar
los costos de brindar gratuitamente esos servicios esenciales a los
inmigrantes y meros transeúntes que carecen de ellos en sus países de
origen. No pretendo negarlos, pero reclamo que sean éstos quienes
paguen, a través de sus embajadas, las facturas correspondientes.
Además,
también exijo que se refuerce seriamente la seguridad de nuestras
fronteras que, por su enorme extensión, están llenas de poros por donde
penetran el terrorismo, el narcotráfico y el contrabando. Resulta
suicida haber trasladado, desde ellas, al 70% de los efectivos de la
Gendarmería y de la Prefectura Naval a los conurbanos de Buenos Aires,
de Rosario, de Córdoba y de otras grandes ciudades. Ese personal está
educado y entrenado para controlar los confines terrestres y marítimos
de nuestro territorio y no para desempeñar el rol de policías urbanos
que la explosión del delito les atribuye.
Y
eso nos lleva, una vez más, al modo en nuestro país, de la mano de
quienes siguen las recomendaciones gramscianas, ha decidido abdicar de
la defensa nacional; Argentina, al revés de todos sus vecinos, está
absolutamente desarmada y carece de la capacidad necesaria para defender
su integridad territorial y los ingentes recursos naturales que posee
en tierra y en el mar. Desde 1983 a la fecha, todos los gobiernos
(fueran radicales, peronistas o cambiantes), ha degradado a las fuerzas
armadas y las ha privado de todos los medios indispensables para cumplir
la misión que la Constitución Nacional y el mínimo sentido común les
impone.
Utilizando
el falso argumento de los derechos humanos, se las ha desposeído
completamente de aviones, de buques, de blindados, de misiles, etc.,
mientras nuestros vecinos Chile y Brasil disponen de una enorme
capacidad defensiva y ofensiva. Y el hecho de contemplar diariamente la
inicua persecución a los 2000 ancianos que se pudren en las cárceles de
todo el país privados de todo derecho -ya han muerto 463 (122 desde la
asunción de Mauricio Macri)- por el delito de haber defendido a la
Patria contra el terrorismo marxista, no contribuye precisamente a
levantar la moral de los uniformados.
A
fin de este mismo mes, Buenos Aires será sede de la reunión del G-20, y
en ella estarán presentes los más importantes mandatarios del mundo.
Que nuestro país no pueda garantizar su seguridad, y la natural
preocupación que ello implica para las otras naciones, confirmada por la
presencia de tropas extranjeras para asumirla, empaña todavía más la
imagen que la Argentina exhibe en el exterior.
Sigo
empeñado en constituir el Partido de la Austeridad y la Decencia, y
espero poder concretar su reunión fundacional en el curso de esta
noviembre. Pido disculpas por la demora a los muchos que me han
expresado su adhesión y han mejorado con sus esenciales aportes la
plataforma tentativa (https://tinyurl.com/y8cyxhto) que elaboré originalmente.
Bs.As., 3 Nov 18
ORIGINAL PRESENTACIÓN DE LIBROS EN LA CASA MUSEO RICARDO PALMA.
Pocas
veces se da que dos primos, en una misma oportunidad, presenten sus
nuevos libros. En esta ocasión se trata de Maggie Sierralta (Chile) y
Addhemar H.M. Sierralta (Perú) quienes –el próximo miércoles 28 de
noviembre a las 6 y 30 p.m.- lo harán en la Casa Museo Ricardo Palma en
Miraflores sita en la avenida Gral. Suárez No. 189.
Maggie
nos hará vibrar con una sentida historia familiar al presentar “Vientos
del pasado”. Por su parte Addhemar nos ofrecerá, en “Para volver a
soñar”, una serie de cuentos que nos llevarán a situaciones y lugares
insospechados.
El
libro de Maggie será comentado por Addhemar. Y hay una razón especial
para ello: ambos son hijos de dos hermanos, Addhemar de Eduardo y Maggie
de José. La historia de los Sierralta es muy singular y esta
oportunidad servirá para develar aspectos curiosos y dramáticos.
Por
su parte el escritor y crítico literario José Beltrán Peña, presidente
de la Sociedad Literaria Amantes del País que auspicia el evento, hará
los comentarios de la obra “Para volver a soñar” de Addhemar H.M.
Sierralta.
La entrada a esta presentación es libre y se ofrecerá a los asistentes un brindis de honor.
VAMPIROS Y PAJUROS .
Por Alfonsina Barrionuevo (Perú).
De Perú: Mundo de Leyendas, de nuestra amiga y colaboradora, Alfonsina Barrionuevo. Disfruten.
Su
aliento quemaba pero el lente de la cámara se aproximó lo más cerca que
pudo y captó en primer plano la mirada malévola de sus ojuelos
inyectados de rojo. Retrocedió milímetros y lo capturó cuando abría la
feroz boca encolmillada para lanzar un rabioso chillido. A toda pantalla
se sentía su furia. Volteó además la diminuta cabeza y mordió el dedo
del médico que lo sostenía. No hubo cuidado. El guante que tenía el
doctor Málaga era especial.
Fue
mi primer encuentro con un murciélago vampiro vivo cuando Manchay era
un lugar agreste, en los extramuros de Lima. Me dijeron que mordían
hasta niños.
Un
año después lo vi en un documental del National Geographic. Estaba casi
oscuro cuando se desplazó como un minúsculo hombrecillo, saltando con
suma cautela entre las piedras donde descansaban los lobos marinos de
Parakas.
Quiso
morder en la oreja a uno, pero éste lo lanzó a muchos metros de un
manotazo. Volvió a la carga cuando dormía y logró su intento. Hincó sus
colmillos y se apartó. Fue suficiente. Después se puso a lamer su sangre
en la herida abierta. Volvería cientos de veces y el otro nunca se
percataría. Así son los vampiros tropicales.
No
sabía que en nuestra Amazonía había una diversidad de murciélagos. No
solo vampiros. En una tarde tormentosa fui al Zoológico del Bronx en
Nueva York. Nos refugiamos en el espacio destinado a murciélagos vivos
porque arreciaba la lluvia, aunque sin esperar nada sensacional. Pero
fue todo lo contrario, porque para mí fue un descubrimiento inesperado.
La ambientación excelente, en penumbra, nos introdujo a un sector de
selva viva, con árboles y riachuelos, donde aquellos volaban de un lado a
otro tras una gruesa mampara de vidrio prácticamente invisible.
Fue
fascinante. Había murciélagos fruteros, murciélagos picaflores que
absorbían la miel con su sorbete natural, murciélagos pescadores,
murciélagos de un tamaño increíble, algo más grandes que un kuye, que
se pasaban raudos de una rama a otra, con una piel finísima que me hizo
recordar a Atawallpa, el príncipe cusqueño. En Cajamarca, almorzando con
Pedro Pizarro, se le derramó un poco de comida en el traje y salió a
cambiarse. Este se asombró al verle retornar con uno que parecía de un
lujoso terciopelo y cómo no, había sido armado con decenas de cueritos
del pecho de unos voladores que mordían y habían sido llevados de ¡muy
lejos!, Tumbes.
Apreté
un botón y salió una reseña que me llenó de orgullo. Los extrañísimos
murciélagos que estaba viendo eran en su mayoría del Perú, donde había
más de 500 variedades: ¡Una locura!
Los
científicos que se dedican a estudiar lo que tenemos en nuestro
territorio, aseguran algo muy cierto: En el Perú hay especies de flora y
fauna que están desapareciendo sin que hayan sido registradas, porque
lo existente es vastísimo.
Cada
árbol, además de formar parte de ese pulmón que oxigena al planeta, es
como un gigantesco rascacielos con pisos que albergan una infinidad de
especies. Cuando se talan, los “inquilinos” son desalojados y tienen que
huir aceleradamente. La tierra y el agua son el hábitat de otras tantas
asombrosas criaturas en formas, tamaños y colores. Ni la imaginación
más fértil podría hacer lo que es obra de la naturaleza. En sapos he
visto unos que parecen pintados como si fueran flores y flores donde el
arco iris ha colocado su pintura con una gracia imposible de imaginar.
Pasando
por nuestro germoplasma agroalimentario tenemos una diversidad de
plantas medicinales increíble. En una feria limeña se pudo ver un
extraño fruto llamado “teta de vaca” por su forma, con capacidad para
limpiar uñas de los hongos más rebeldes. En Yarinaqocha, Pucallpa, una
investigadora americana me mostró un pequeño arbusto que, según dijo,
podía acabar con la calvicie y hacer que los varones conservasen undosas
cabelleras. Me mostró su libro, un “best seller”, y se fue rezongando
de nuestra ignorancia. Lastimosamente no tuve a la mano una cámara para
fotografiarla con la primicia vegetal.
En
la cabecera del país los pajuros, especie de papas que crecen en
árboles coposos, son una delicia para cajamarquinos y amazonenses que no
llegan a nuestros mercados. Sus frutos se mecen en una vaina grande
como el pakae que parece una cuna. Los comen en el desayuno, mientras
que en la ciudad es rutinario el té con pan francés, al que se ha sumado
el serranito”, con semejanza a las chaplas ayacuchanas,
huancavelicanas y otras conocidas sólo en sus lugares de origen. Pan que
huele a arrayán, a algarrobo, a eucalipto y a otras ramas que calientan
los hornos donde se cuecen y que son su singularidad.
Hay
mucho que mencionar, de vez en cuando aparece una que otra novedad como
la llullucha que mencionaba Guaman Poma. El Perú, nuestra patria, es
¡un gigante! en recursos genéticos y culturas asociadas a estos bienes
naturales.
EL PEQUEÑO ARRIERO.
Por Armando Alvarado Balarezo “Nalo” (Perú).
El
autor escribió la semblanza de su padre, cuando este cumplió 83 años en
el 2005, y la compartimos con ustedes porque la nota de “Nalo” –nuestro
amigo- lleva el sentimiento del amor al padre con la fuerza de nuestros
pueblos ancestrales.
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'Padre
mío, no habrá distancia que nos pueda separar, ni otras prioridades que
logren evitar, que este día como ayer, nos volvamos a encontrar….NAB 15 SET 2005.'
De
niño no advertí la verdadera dimesión de la ternura de papá hacia mi persona, pues mi condición
de varón me impulsaba a negar todo lo que pudiese denotar flaqueza de
espíritu, lo que muchos llaman: sentimiento paternalista; es decir, sentimiento que suponìa patrimonio de mi
mamá. Hasta me preguntaba: ¿acaso un paisano de Luis Pardo tiene derecho
a ser sentimental?, !Nooo manan imaipis!, "ese derecho es de las
mujeres", susurraba en tono machista. De pronto tuve en mis brazos a mi
primera hija, tan frágil que
parecía que se me iba a escurrir de las manos. Ahí experimenté por
primera vez el valor de ese noble sentimiento paterno: ¡me había convertido
en papá!. Cuando mis hijos
crecieron vi en sus ojos las mismas preguntas que me hice de niño, y
seguramente las mismas preguntas que mi papá se hizo frente a mi abuelo
Felipe, quién partió al llamado de Dios joven aún.
Hoy, varios años
después, creo sin dudar, que cuando uno tiene hijos recién comprende a
su padre. Los consejos, la mano firme y la mirada severa, que en algún
momento de mi juventud me causaron inquietud, empezaron a tener sentido;
pero como en aquellos años, dichos arqueripos no se ajustaban a mi manera
acelerada de vivir, recién con el nacimiento de mis hijos los valoré y
tomé como propios, porque de ese amor puro, oculto tras el gesto
adusto de mi viejo, surgió el ejemplo en toda su grandeza, mostrándome el
otro perfil del sentimiento: el amor que alerta, que modera, que protege, que corrige, que
enseña, que quizá calla las demostraciones más sutiles, pero que
está allí, como un ángel guardián, compañero inseparable dispuesto a todo por mitigar el
sufrimiento del hijo.
Y
así vienen nuevos eslabones en la gran cadena de amor paterno, los hijos nos convertimos en padres,
abuelos y con el tiempo en bisabuelos y tatarabuelos, si Dios nos alarga
la vida. La misma vacilación en cada eslabón, el mismo temor al no saber con precisión si lo que
estamos dando a nuestros descendientes es lo más adecuado para ellos. Sólo sé que les
estoy brindando el sentimiento más puro, aquel que aún trastabilla camino hacia sus corazones, y que todos conocemos como: AMOR.
Sé
que tu amor es igual o quizás mayor del que narro de mi propio existir,
porque el ser humano nace con la Bendición Divina para ser un buen
padre.
A estas alturas de mi vida pensar en Chiquián, en sus
hijos y en los hijos de sus hijos, es retrotraer el tiempo y sonreír
recordando a los amigos y amigas de mi generación que avanza de
puntillas el sendero de la tarde; pero también para agradecer con
cariño y veneración a todos y cada uno de los viejos chiquianos que con su ejemplo
moldearon mi personalidad y me guiaron por el empedrado camino de la
vida.
Mi
papá Armando nació la madrugada del sábado 15 de septiembre de 1923, en un dulce hogar forjado
con harina de Huaraz y levadura de Huacho, en el apacible pueblo de
CAJACAY, un acogedor rincón andino a 2,600 metros sobre el nivel del
mar, al que los lugareños han bautizado con orgullo: “Atenas de Ancash” ,
por la geografía en que reposa su estructura urbana y la reconocida
inteligencia de sus hijos predilectos, quienes año tras año corren
presurosos al llamado del Santo Patrón San Agustín y a orar al milagroso
Señor de Chaucayán.
A
los ocho días de nacido fue bautizado en la Capilla de Cajacay, siendo
su padrino don Antonio Sotelo. La ceremonia se llevó a cabo de manera
anticipada, como una forma de adelantarse al Mandato Supremo del sueño
eterno, pues nació delicado de salud y con peso pluma.
Unos días después se trasladó a Chiquián con mi abuelo Felipe Alvarado
Garro, mi abuelita Victoria Montoro Ramírez y mi tío Rómulo Alvarado
Montoro de dos añitos de edad en aquel entonces.
En Chiquián les fue difícil integrarse al pueblo que venía atravesando
una soterrada crisis de convivencia. El germen de la prepotencia azotaba a los núcleos familiares, que para
subsistir se agrupaban en componendas que culminaban en escaramuzas con contusos y heridos. Ante la
imposibilidad de pertenecer a un bando político sin generar malos
entendidos con los otros, este pacífico grupo conformado por papá, mamá y
los dos pequeños, optó por retornar a Cajacay, donde durante diez años
se dedicaron a las labores de zapatería y panadería.
En
sus pocos ratos libres de niños trabajadores y estudiantes de Primaria en Cajacay,
Rómulo y Armando hilvanaban sus sueños en las veredas de lajas y las
calles polvorientas de su modesto barrio de Cinco Esquinas, jugando calachaquis al fútbol con balones de pucash de
chancho o a los vaqueros con caballos de madera y riendas de elástico,
"matagente" con pelota de trapo, trompo de eucalipto, bolero de
huarango, canga de aliso, chuncando con pushpus bayos y pintos o fabricando carritos de madera y hojalata o cazando con hondilla: torcazas y shulacos en las chacras del lugar.
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Con
el paso de los años Cajacay resultó un mercado pequeño para los sueños
de la familia, por lo que retornaron a Chiquián, iniciando una modesta,
pero pujante empresa panificadora en el barrio de Alqococha, donde los hermanitos Rómulo y Armando
inauguraron el primer negocio ambulatorio de la zona, ofreciendo de
puerta en puerta sus semitas, jaratantas y bizcochos, que en poco tiempo
fueron los preferidos de los amigos chiquianos, huastinos, aquinos,
carcacinos, llaminos, corpanquinos y roqueños. Pero esos sueños de
pequeños vendedores de ilusiones, a veces era despertado con sobresalto por el
chasquido del fuete que algún hacendado hacía
resonar sobre sus cabezas, cayendo al piso sus canastas con panes.
Gracias a Dios, estos abusos no los amilanaron y siguieron labrando su
futuro con la frente en alto.
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De
1933 a 1937, con dos hondillas en el cuello y los bolsillos repletos de
esperanza, el todavía pequeño Armando, a quien ya sus amiguitos habían
bautizado con el sobrenombre de Chuqui, por su habitual uso del sombrero
de paño huarino, ayudó a su papá Felipe en el transporte de
productos alimenticios de Barranca a Chiquián a lomo de burro y de mula.
Estos viajes duraban entre cuatro y cinco días de ida y siete los
de retorno. Dichas expediciones lo hacían con 25 animales de carga y
cuatro arrieros como mínimo, entre los que destacaban los chiquianos
Marcos Ñato y Mauro Ramírez, algunas veces por las rutas de Ocros y
otras tantas por las de Cajacay, ruta del bandolero romántico.
Cada
viaje era una odisea interminable; un día en el solitario Chonta, otro
en Raquia, otro en Chasquitambo, luego en Huaricanga y por fin la planicie costeña,
última pascana del periplo, lugar donde aguardaban pequeños camiones rumbo a Barranca.
Los
días de lluvia el lodo les llegaba hasta las rodillas, patinaban sus
pies y los llanques impregnados de barro pesaban kilos; muchos ponchos
de agua raídos y rotos por las espinas y las filudas piedras, amén de
las luxaciones de tobillos donde el joven “Muchqui Valerio” hizo sus
primeras prácticas con emplastos de pollo tierno, llantén, achupalla y
ron alcanforado.
Iniciaban
su viaje contemplando los potreros chiquianos y las chacras de dorados
trigales cual ponchos que el viento cardaba a su paso. A estas
alturas del trayecto el clima todavía es templado. Luego viene la inmensa Pampa de Lampas
Alto, ya hace frío, el ichu silba huaynos tristes y el viento baila con
los pajonales; después cerros con abundante vegetación perfumada de
flores silvestres escoltan el paso de los arrieros, mientras los
riachuelos Macocha, Vado, Cajacay y Marca se van ensanchando
sirviéndoles de guía en la dura travesía.
Durante
el recorrido Armando iba cazando tortolitas, torcazas, tupuc chiquitos,
chacuas y vizcachas que cocinaban en improvisados fogones y consumían
con sabor a gloria en el lento y difícil viaje, que más de las
veces era interrumpido por malos imitadores de bandoleros,
amigos de lo ajeno, quienes con la cómplice sorpresa de un zarpazo les
arrebataban sus pertenencias, cubriéndose el rostro con pañuelos
empapados de sudor cobarde.
Siguiendo
la senda de herradura van apareciendo bosques de moles pétreas donde el
viento gira de un momento a otro. Para cortar camino
descienden por angostas cornisas de granito; luego vienen cerros
escarpados en cuyas
bajadas peligrosas los burros pierden el control y golpean sus cuerpos
contra las
rocas de los desfiladeros. Muchos cuadrúpedos quedan patas
arriba, aptos para el festín de
los zorros y las aves de rapiña.
Horas
más tarde aparece el río Fortaleza. Allí se multiplican las
columnas de cactus con brazos cortos y espinas que punzan el cielo quieto de la quebrada. En
el lugar el clima es cálido y abrigador, la modorra hace presa del
sufrido caminante y el sueño parece que se va y retorna en un vaivén que enerva la resistencia física. También
asoma el miedo a la culebra coralillo y a los mosquitos, y la cabeza afiebrada martilla: ¡paludismo!, entonces la mente
apura, aunque los ojos se cierren... Y así van pasando Colquioc, entre
arbustos, sauces,pacaes, papayas, paltos, yucas y algarrobos
De pronto asoman los cañaverales en el amplio valle. A la
distancia la chimenea de Paramonga les da la bienvenida arrojando
humo. De ahí para adelante, si no encuentran un
camión que los transporte, siguen caminando hasta Tunán o Cerro Blanco, lugares de
aseo, últimas paradas antes de arribar a Barranca en vehículo motorizado.
En
Barranca, “Capital de la Solidaridad”, permanecen un par de días
repartiendo encargos a los paisanos residentes y adquiriendo productos,
y retornan a Chiquián que los ve llegar después
de 17 días de penitencia.
***
.
Hoy, cuando contemplo desde el balcón del
recuerdo los abruptos desfiladeros por donde mi abuelo, mi padre y sus
amigos arrieros surcaron a pie para llevar un pedacito de la costa a
Chiquián, en aquel entonces: 'puerto' de los pueblos aledaños, ahora,
'lugar de paso', elevo mis plegarias por los viejos caminos perdidos en el
tiempo, pero que en la mente se levantan como señales perpetuas de fatiga y
lágrimas, conservando por siempre las energías de tantos viajeros que
palmo a palmo cubrieron largas distancias con pesadas cargas a
cuestas, dialogando a su paso con humildad con la Madre
Naturaleza que nos brinda el abrigo de sus entrañas...
* * *
En
sus
vacaciones escolares Armando fue testigo de cómo, pieza a pieza, armaron
el primer vehículo automotor en Chiquián, un camión que llegó por partes
a lomo de mula y músculo humano, desde Barranca, como regalo navideño
de 1929. Esta hazaña sin precedentes en la zona fue realizada
por la Municipalidad Provincial de Bolognesi, con el apoyo mecánico de
don Benjamín Robles Valverde, quien desde hacía unos años venía
trabajando como chofer profesional en Cerro de Pasco y las haciendas
“Rontoy” y “Alpas” del norte chico. La caseta y la carrocería fueron
hechas por carpinteros chiquianos con clavo,
madera de eucalipto y pintura al duco. Fue también don Benjamín, el que
con dedicación y cariño enseñó a manejar sin cobrarles ni un
puñado de cancha a muchos chiquianos, entre ellos a Armando, con clases
de reparación y mantenimiento. Con los años llegaron los
camiones de la familias Roque, Moncada, Alvarado y Aranda, entre otros
comerciantes chiquianos, estrechándose el tiempo de viaje a un solo día, con servicio adicional de pasajeros y encomiendas a
domicilio, pues en ese entonces no circulaban por la ruta omnibuses,
camionetas ni automóviles. En la actualidad, el viaje de Barranca a Chiquián, dura
cinco horas en promedio, dependiendo del vehículo y del estado de la vía.
***
En
enero de 1939, Armando viajó a Huaraz, tierra de sus abuelos maternos,
donde estudió del primero al tercero de Secundaria en el Colegio
Nacional 'La Libertad'. A fines del 40 el aluvión que cubrió de piedra,
lodo y árboles caídos dicha ciudad, lo arrastró hasta Lima siendo
matriculado en el Colegio Nacional 'Nuestra Señora de Guadalupe', en
cuyas aulas estudió el cuarto y quinto de Secundaria, junto a sus
compañeros con quienes atravesó momentos de angustia en aquella fatídica
noche donde la furia de la naturaleza enlutó a miles de hogares
huarasinos.
Al
culminar sus estudios y en momentos que se encontraba inscribiendo para
postular a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, su amigo
chiquiano José Bolarte Pardavé, le comunicó la noticia de que su papá
Felipe se encontraba mal de salud en Chiquián y solicitaba su presencia;
quedando truncos sus sueños de convertirse en abogado. En esas penosas
circunstancias su hermano Rómulo, quien había ocupado un lugar
privilegiado en su aula del Guadalupe, postulaba a la Escuela Militar de
Chorrillos, donde luego de estar a la vanguardia en los exámenes, como
por arte de magia ocupó el puesto 51 de 50 que lograron su ingreso.
Como
no todo es felicidad en la vida, su papá Felipe, quien pocos años atrás
había sido Inca en la Fiesta de Santa Rosa, falleció el 5 de agosto de
1945, y Armando tuvo que radicar en Chiquián para ayudar a su mamá
Victoria en la empresa panificadora y el transporte de camiones;
mientras Rómulo, apenado por la muerte de su papá y por su frustrado
deseo de convertirse en militar, se internó en el valle del Fortaleza
donde arrendó el fundo Hornillos dedicándose a la producción de cereales
y a la caza de camarones; años después abrazaría la profesión de
ingeniero agrónomo.
Mamamita
Victoria, abuelita heroica, nos diste como legado un padre sencillo y
ejemplar; nuestro mejor alimento fue el pan bendito que nos obsequiabas
cada mañana. Dedicaste toda tu vida al trabajo honrado, olvidándote de
la alegría de las fiestas. El cine y otras diversiones no existieron
para ti; nunca te vimos llevar joyas ni maquillaje. Ni un día de reposo
en la noble tarea de amasijo, ni siquiera el que te obligaba tu religión
evangélica, siempre laborando infatigable, bello signo de tu paso por
Chiquián que anidó tus grandes sueños de paloma. Recuerdo tu horno
impecable, con palas de madera y tus estantes repletos de latas
lustrosas donde dormían las semitas y los ricos bizcochuelos. También
recuerdo a tus risueños panaderos Honocho, Policarpo, Pepel y Rococho, a
quienes poco a poco vi envejecer con sus rostros tallados por el tiempo y
el sudor del trabajo honesto. La práctica piadosa fue el bálsamo para
tu alma y cuerpo; fue un sublime ejemplo de entrega que nos enseñaste
desde niños: ¡dar, siempre dar, fue tu consigna siguiendo el ejemplo de
Jesús¡; hoy tus oraciones y tus cánticos con trompetas que resuenan en
el cielo nos arrullan como poemas celestiales. Por todo ello, nunca
podré agradecerte por el gran padre que nos diste y porque en tu casa
estudié mis cinco años de educación secundaria.
.
Así
continuó Armando su vida en los cuarentas: fiestero, chupacaña,
futbolista y camionero, entre Chiquián, Huaraz, Barranca, Huacho y Lima,
siempre procurando el bienestar, no solamente de sus numerosos
hermanos, sino también de los chiquianos y los amigos de los pueblos
vecinos, con quienes siempre fue solidario y leal compañero a cambio de
una linda amistad y cariño sincero que mantuvo, mantiene y mantendrá.
Una vez le pregunté si sus compañeros de viaje pagaban pasaje. Él,
risueño como siempre, me dijo: 'el servicio de pasajeros de panagra
(baranda) no, pero el transporte de carga sí, sino me iba a la quiebra'.
¡Y qué hay de los pasajeros de caseta!, le retruqué. 'También gratis,
porque ahí sólo viajaban mujeres y chiuchis', me dijo contemplando el
horizonte con sus ojos brillantes...
En
1948 contrajo matrimonio con Teresa Jesús Balarezo Calderón, con quien
tuvo siete hijos: Mirtha Victoria, Arnaldo Armando (fallecido), Armando
Arnaldo, Felipe Segundo, Catalina Teresa, Elizabeth Victoria (fallecida)
y Edith Victoria.
Desde los cincuentas a los setentas se dedicó en
cuerpo y alma a supervisar los negocios de su mamá Victoria, a
administrar una tienda comercial y al transporte de ganado, productos de
pan llevar y minerales hacia Lima, y de retorno a Chiquián, productos
manufacturados de la costa para abastecer las tiendas de la localidad y
las poblaciones cercanas; todo ello, atravesando la difícil geografía
ancashina, que para ese entonces sólo contaba con una vía de penetración
afirmada y encalaminada, donde las ruedas traseras del camión, de vista
a los precipicios, salían sobrando.
También
se dedicó a compartir con sus compañeros del Tarapacá la
responsabilidad de organizar la fiesta de Santa Rosa en la década de
1950, participando como Capitán, Abanderado y Acompañante, con un
chinguirito en una mano, con una cerveza en la otra y una palla en cada
brazo durante las pinquichidas y las huaylisheadas que se desarrollaban
de Umpay a Quihuillán y de Jircán a Shulu; aunque no faltaban las
serenatas con arpa y violín, techas de casas con huarastucoj, pinkullo y
roncadora, así como los felices encuentros nocturnos en el “Video Pub”
de Penco donde Bellota, Jacinto Palacios y Cañita cantaban tangos
gauchos, boleros cantineros y huaynos llorones con guitarra y cucharas.
Asimismo
fue Gobernador, Subprefecto, Comunero y uno de los más entusiastas
fundadores del ecológico Tarapacá de sus amores, equipo de fútbol donde
militó por muchos años con su zurda prodigiosa, ganando trofeos a lo
largo y ancho de Ancash y los pueblos colindantes de Huánuco, junto a
sus compadres de la verde, el chinguirito y la cerveza al polo; solo que
de las copas ganadas nadie sabe dónde están, seguramente algunas
sirvieron de tiestos, otras de ollas y tal vez una que otra de bacinica o
tal vez un buen samaritano las donó a algún equipo anémico de triunfos,
todo es posible en la “Incontrastable Villa”. En una oportunidad le
pregunté si su equipo ganaba todos los partidos. 'Es una ofensa que preguntes eso hijo, pregúntame por cuánto era la goleada', me dijo y lanzó una carcajada a la brisa del recuerdo.
Como
experimentado lazador de toros para transportarlos a la costa, ingresó
muchas veces a los ruedos de los pueblos de la provincia, saliendo
victorioso, hasta que una tibia tarde taurina de Santa Rosa (3 SET 63)
fue gravemente herido en el cuadrilátero de las mil palincas de
Chiquián, y elevado al cielo eternos segundos por los chuecos pitones de
una vaca machorra de Jahuacocha que lo encontró en su loca carrera
mirando distraído a una palla de Obraje. Lo curioso de aquella tarde de
vacas locas, no de arena, ni de cal, sino de tierra que raspaba como
lija, estuvo más sobrio que nunca, pues desde el primero de enero de
1960 para adelante nunca más se metió un trago a excepción de un
caramelo de licor y otro de menta para endulzar los sentidos. Desde
aquel entonces colgó el poncho y la bufanda en la plaza de toros de
Jircán. Hoy torea a los bravos en el plato, bien condimentado,
encebollado, con abundantes papas fritas y dos huevos montados sin sus
yemas, para evitar el colesterol elevado.
En
agosto del 64, después de una semana de cólicos estomacales fue
internado de emergencia en la clínica Good Hope. Allí los médicos lo
desahuciaron debido a una severa septicemia producto de una apendicitis
que lo consumió segundo a segundo hasta llegar a pesar 39 kilos pijama y
todo; pero para asombro de los galenos, cuando ya elucubraban con una
inminente necropsia, se levantó como el Ave Fénix y a los dos días
reapareció en Chiquián manejando su carro azul. Sus amigos al verlo no
lo reconocieron, porque parecía una calavera parlante al volante. Un año
después, en ese mismo vehículo, fue hallado inconsciente lejos de la
carretera en Pampas Chico cerca de Conococha (4,100 m.s.n.m), sentado
con la cabeza pegada al timón, al lado de su amigo Turco. El lento
envenenamiento subiendo Raquia, Vinuc, la curva de Huambo, Incahuaganga y
Chojlla, fue ocasionado por la rotura de la matriz del tubo de escape
del motor, de donde salió monóxido de carbono e ingresó a la caseta
dejándolos morados con aroma a panteón... al cabo de unas horas de
cuidados intensivos, asistidos por las manos generosas de Víctor Tadeo
Palacios, reaccionaron ambos y continuaron el viaje vivitos y coleando.
Lo anecdótico fue que no se acordaron de nada y esa misma noche retornó a
Lima con cien sacos de mineral del profesor Manuel Roque Dextre y
veinte chipas con quesos de Tallenga de la familia Ramos Ibarra.
A
mediados de los setentas se trasladó a la ciudad de los reyes, donde
impulsó la formación de empresas de transportes de pasajeros en Lima,
Callao y Ancón, con su hermano Santiago y su primo Pancho Alva,
actividad que cumplió hasta 1995 en que fue atraído por el aroma a
tierra mojada por la lluvia y a musgo verde de la cascada de Putu,
retornó a Chiquián para cumplir uno de sus más bellos sueños,
reconstruir con ayuda de su esposa Jesús y su hijo Felipe, la casa
materna que mamamita Victoria construyó con mucho sudor y prestó de todo
corazón por más de 30 años y que fue casi devastada por los tinyacos
del Coronel Bolognesi y los shulacos del Instituto Agropecuario, así
como por los detenidos del Puesto de la Guardia Civil y los internos de
la Cárcel de Chiquián, que habitaron la casona.
Desde
el viaje eterno de su esposa Jesús el 20 de febrero del 2002, radica
entre Lima y Chiquián. En Lima como consejero espiritual de sus hijos,
nietos y bisnietos, también como lector de la sección modas y pasarela
de los diarios matutinos, y en las noches como comentarista familiar de
reportajes televisivos de la política chicha y la farándula chola. En
Chiquián administra media docena de chacras con muros de piedras y
hualancas y un próspero hospedaje popular estrellado, que más que
ganancias le da satisfacciones por los servicios prestados a los
sufridos viajeros que hacen escala en 'Espejito del Cielo'.
'Don
Arman', como te llamamos de cariño, en este bello día cumples 83
setiembres primaverales, eres el segundo hijo del matrimonio chiquiano
Alvarado Montoro, de cuyo sólido tronco también nacieron los finaditos
Rómulo, Ela, Telmo el crespo, Hilda, Medardo, Telmo el lacio, Adolfo y
Betty. Hoy nos acompañas en este amado mundo con tus queridos hermanos:
Chela, Abel, Edivia, Chanti e Imicha. Un fuerte abrazo papá, te queremos
mucho.
A
NOMBRE DE TUS AMIGOS, HIJOS, NIETOS Y BISNIETOS. MUCHAS GRACIAS POR TU
EJEMPLO Y TU CALOR COTIDIDANO, CUAJADO DE DATOS SOBRE TU LARGO ANDAR
BOLOGNESINO CON LOS QUE ALIMENTO MI AUTODIDACTA PLUMA. QUE DIOS TE COLME
DE BENDICIONES'.
Nalo
15 SET 2005
COMENTARIOS DE LIBROS PRESENTADOS EN EL
1st. Hispanic Heritage Book Fair de Miami (Oct.15-19 2018)
“EL EXPRESO DEL SOL” de Pilar Vélez (Colombia)
Basado
en una historia verdadera esta crónica literaria nos muestra las
penurias de los colombianos desplazados y con menos recursos. La autora,
de forma ingeniosa y con un estilo que atrae al lector –por sus
imágenes y sentimiento- nos lleva, en un viaje pleno de verdades,
esperanzas y coraje, que refleja tres generaciones que a través de los
años sufrieron, murieron y sobrevivieron, hacia un futuro añorado que se
plasma cuando el “tren” llega a su última estación.
Corintia,
su madre y en especial su abuela, son personajes que siempre
recordaremos. Ellas tienen características distintas pero, con lo común
de la tragedia que aún agobia a muchos pueblos de América Latina,
cautivarán al lector y quizá identifiquen a esos seres reales que con
sus sacrificios y anhelos luchan por ser mejores, en un desamparo que
molesta.
Impresiona
el detalle de las descripciones de los ambientes, la forma de las
expresiones de los conceptos que se manejan y, especialmente, el relato
ameno que sabe crear el interés del lector por llegar a cada una de las
estaciones por las que nos lleva “El expreso del sol”. Queda un mensaje
humano de lo que aún tenemos que construir en el mundo para ser mejores.
Es un libro que entusiasma.
“NO ES TIEMPO DE MORIR” de Margarita Dager-Uscocovich (Ecuador)
Keled
y Samira quedarán en el corazón del lector luego de leer esta crónica
del horror de la Guerra en Siria. Su autora nos comparte el dolor y
muerte que sufren sus pobladores, en esta zona del mundo, debido a un
gobierno ambicioso, rebeldes deseperados, la presencia rusa y la insanía
del Estado Islámico.
Con
una narración clara, directa, Margarita nos lleva, poco a poco, a la
tragedia de los sirios contada desde adentro donde se truncan las
esperanzas de Keled, un niño de 13 años que pierde a su familia y queda
ciego para morir luego. Atendido por Samira, bella enfermera, que es
todo amor hacia sus pacientes, entrega al pequeño un tiempo de
serenidad dentro del horror de una guerra sin sentido.
Pero
Samira será protagonista de algo similar a lo ocurrido con Keled.
Perderá a su padre para luego huir de su país con su madre y hermana de
las cuales se desligará, entre bombardeos y ataques de los crueles
terroristas del Estado Islámico. Raptada, humillada, golpeada y violada,
la historia de Samira muestra lo terrible de la guerra, en donde nadie
quiere morir, pero a veces es preferable partir al más allá porque los
dolores de esta guerra absurda son atroces. Finalmente huye de Mosul
hacia la libertad y para empezar una nueva vida. Vale la pena leer este
libro de Margarita.
(Comentarios de Addhemar H.M. Sierralta, peruano).
ELLA ERA INFIEL SOLO CON LA MIRADA.
Por Andrés Fornells (España).
Se veían todas las mañanas, ella caminando en una dirección, y él en otra. Cruzaban siempre una mirada fugaz sin detenerse nunca a hablar. Él
la amaba, y a ella, él no le era indiferente. Ella estaba casada, él
era soltero. Él se detuvo una mañana delante de ella y, obligándola a
pararse, le dijo con voz vibrante de pasión:
—Tú sabes que yo te amo con locura. Que nadie te amará jamás con la devastadora fuerza que te amo yo.
—Tú
sabes que yo nunca le seré infiel a mi marido. Lo siento por ti y por
mí —ella con sinceridad y también firmeza inquebrantable.
Él
no volvió a intentarlo ninguna vez más. Y envidió al marido de ella
como nunca antes había envidiado a ningún otro hombre. Lo envidió por la
inmensa suerte de haberse casado con una mujer que, aun no amándole,
jamás le traicionaría.
Si le ha gustado este relato tal vez le guste también leer mi nuevo
libro SED NEGRA. Varios capítulos gratis sobre el mismo en este enlace.
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(Copyright Andrés Fornells)
LOS VIAJES MARAVILLOSOS (Cuento).
Por Addhemar H.M. Sierralta (Perú).
Cuento
escrito para Anya Cathalina, hija de mi amiga Margarita
Dager-Uscocovich, que siguen siendo maravillosos seres humanos a los que
todavía les encanta soñar.
Quería
conocer el mundo y siempre preguntaba a sus padres cómo eran los
desiertos, cómo eran las selvas, cómo eran las nieves eternas…por qué
había gente de color, gente con ojos casi cerrados, otros pequeños y
otros gigantes…también por qué unos eran buenos y otros malos y otros
pobres y otros ricos…y cuando iba a dormir pedía en sus oraciones tener,
además de las respuestas de papá y mamá, la posibilidad de conocer todo
lo que su curiosidad de niña deseaba.
Margarita,
vivaz y alegre, era una niña de nueve años, estudiosa y obediente que
vivía en Guayaquil. Una noche mientras dormía sintió que alguien la
llamaba con voz dulce:
- Margarita, levántate, levántate, te estamos esperando.
- ¿ Quién está allí ?, dijo la niña entre dormida y despierta.
- Somos Alí y Hala…queremos mostrarte algo.
La
pequeña vio a un costado de su cama a un niño y a una niña, tenían como
unos diez o nueve años…le llamó la atención verles vestidos a la usanza
árabe o del medio oriente y que ellos estaban sobre una alfombra que no
conocía.
- Vístete para que nos acompañes a conocer el mundo, dijo Alí.
- Déjenme pedir permiso a mi papá y a mi mamá.
- No lo requieres porque viajaremos en la alfombra del tiempo.
- ¿Y cómo es eso?.
- Para tu papá y mamá solo pasará un instante mientras que este viaje lo haremos a la velocidad del infinito, añadió Hala.
- No entiendo, dijo Margarita.
- Será
tan rápido que tu cuerpo permanecerá dormido en tu cama. Así si ellos
entran podrán verte y no tendrás problema alguno, puntualizó Alí.
La niña se vistió y preguntó:
- ¿Y a dónde iremos ?, inquirió la pequeña.
- Estamos para cumplir tus deseos, dijo Hala.
A Margarita se le iluminó el rostro y pensó de inmediato ir a lugares que siempre quería conocer. Y muy contenta exclamó:
- Llévenme a conocer una cumbre con nieve, una selva con muchos árboles y un desierto con mucha arena.
- Hummmm…estamos
casi en la mitad de la tierra…cerca de la línea ecuatorial…y para
lograr todo esto más rápido hay un lugar no muy lejano al que podemos ir
y así regresar muy rápido para no inquietar a tus padres, indicó Alí.
- Sería lindo, vamos allí, dijo la niña.
Y
subiendo los tres en la alfombra del tiempo tomaron rumbo al sur y
pronto estuvieron volando sobre una hermosa montaña con nieve en las
alturas. Se sentía frío.
Margarita deslumbrada por la belleza y el panorama pregunto:
- ¿ Y cómo se llama tan hermosa montaña ?
- Su nombre es Huascarán y estamos en la Cordillera de los Andes, en Perú, contestó Alí.
- Es un lugar muy hermoso, replicó la niña.
Y
luego, como por arte de magia, se encontraron volando sobre un enorme
manto verde con ríos rojos y marrones como serpenteando en una enorme
selva…bajaron y vieron árboles muy altos que ocultaban el sol que no
llegaba a tierra y después entre lagunas llegaron a ríos caudalosos que
parecía mares . Un calor tremendo y humedad les rodeaba.
- Qué
maravilla y cuántos animales hay, qué hermosos loros, bellas tortugas,
tigrillos, monos de todos los tamaños, caimanes, esto es bello, exclamó
Margarita.
- Algún día regresaremos para que conozcas más, dijo Hala.
- Estamos en la selva peruana y ese río que parece mar es el Amazonas, añadió Alí.
Más
tarde se elevó la alfombra del tiempo y sobrevolaron unos cerros
amarillentos y extensas zonas áridas, con calor muy fuerte. En esa zona
vivían lagartijas y víboras pero era algo deslumbrante por los reflejos y
ondas en los arenales. Alí le contó a Margarita que estaban en la zona
del desierto de Sechura en el norte de Perú. En realidad visitaron lo
que Margarita quería ver y aprovecharon la cercanía con su país para
hacer más corto el viaje y no preocupar a sus padres.
Regresaron
a casa y como dijeron Alí y Hala casi no habían transcurrido sino
algunos minutos y el papá y mamá de la niña dormían plácidamente.
Al
día siguiente regresaron y decidieron mostrar, a la maravillada
Margarita, cómo vivían los seres humanos pequeños y gigantes en el
África. Al otro día marcharon a China para ver a los de “ojos jalados” y
todos disfrutaron mucho.
Pero
dejaron para el final, y no porque fuera menos importante, conocer lo
bueno, lo malo y lo feo de los seres humanos. Y para ello marcharon a
Siria, el país de Alí y Hala.
Ver
el sufrimiento de las familias, donde nadie era ajeno al dolor de la
guerra, de la maldad de quienes conducían los pueblos…pero también
encontraron seres buenos, solidarios no solo con la gente de su tierra
sino con los extranjeros. Vieron miles de inmigrantes, muchos muertos
inocentes, el Mar Rojo, estuvieron en Damasco, Aleppo, Sueida, Daraa,
Tadmur y otras ciudades. Muchas destruidas.
Allí
le explicaron a Margarita que el ser humano, independientemente de su
raza o etnia, de su religión o condición social o económica puede tener
malos y buenos. Las lágrimas brotaron de los ojos de la niña.
Este
recorrido, cambió algo en Margarita. Así unos días más al despertar un
fin de semana corrió a abrazar a sus padres y les dijo:
- Cuando
grande quiero luchar por evitar los odios, las maldades, las guerras y
las diferencias entre los seres humanos. Pediré a Dios, que si todos
somos humanos, nos de espíritus buenos.
- Qué bien hijita, dijeron al unísono el papá y la mamá de Margarita.
Y
de pronto sintieron un ruido afuera de la casa. Los tres se asomaron
por la ventana y vieron sobre la alfombra del tiempo, que se elevaba al
cielo, a dos niños que les hacían adiós. Eran Alí y Hala.
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Fuente:
TIEMPO NUEVO INTERNACIONAL
TIEMPO NUEVO INTERNACIONAL
Addhemar Sierralta
Año 10 Nº 338 de 12 de noviembre de 2018