Danilo Sánchez Lihón
1. Amó
a su tierra natal
El
día del entierro de Santa Rosa de Lima, quien murió el 24 de agosto de
1617, en la comitiva iba el Virrey y su corte, el Cabildo Secular y
Eclesiástico, las órdenes religiosas presididas por la orden de Santo
Domingo de Guzmán, los miembros de la Real Audiencia de Lima.
Muchas
autoridades tuvieron que regresarse al no poder avanzar por la multitud
aglomerada y compacta que pugnaba por verla. Se la llevaba en la
carroza mortuoria al descubierto, cuan bella era. Y la multitud se
aglomeraba enloquecida por arrancar siquiera una hilacha de su vestido.
La
guardia del Virrey la defendía denodadamente del acoso, pero aun así
tuvieron que detener la procesión tres veces en el trayecto de pocas
cuadras y a fin de cambiarla de hábito debido a que se lo arrancaban a
pedazos.
Un devoto al acercarse a adorarla en los pies en un rapto de idolatría le arrancó un dedo con los dientes.
2. Estatua
yacente
Aunque
su vida había sido oculta ahora producía euforia, delirio y hasta
paroxismo. Al pasar por la Plaza Mayor el Consejo del Virrey solicitó
cargar la litera donde era conducida.
El Papa Clemente IX la beatificó en 1668 y la declaró Patrona principal de Lima y del Perú.
Y
en la iglesia de Santa Sabina hizo colocar una estatua que él mismo
mandó hacer y cuidó personalmente el sitio donde se erigiera. Y al pie
de la cual se leen estas frases:
A ti, Rosa,
nuevo ornamento del Paraíso,
ofrecido por el Nuevo Mundo.
Y encomendó al escultor Melchor Caffa cincelar una estatua yacente labrada en mármol de Carrara que sería remitida a Lima.
3. Una
de las maravillas
Dicha
estatua fue recibida el año de 1670 y fue cargada por una multitud de
mujeres del Callao que la trajeron en procesión y en hombros, desde ese
puerto hasta Lima.
Esa
estatua que es una preciosa obra de arte digna del escultor más eximio
ahora luce y se encuentra en el altar izquierdo del frontis en la nave
central de la iglesia de Santo Domingo.
Y
si uno se arrodilla en el reclinatorio que allí hay puede mirarla a
menos de un metro de distancia, y tocar con sus ojos la fina superficie
de sus bordes santos.
Refiriéndose a esta estatua el viajero alemán Juan Rugendas la califica como una de las maravillas y portentos que aquí se encuentran, y una de las obras maestras más sorprendentes conservadas en la ciudad de Lima.
3. Hermosura
mística
Apenas
54 años después de su fallecimiento, en 1671 era solemnemente
canonizada por el Papa Clemente X quien la declaró Patrona Universal y
Principal de toda la América y dominios de España.
La
tradición cuenta que el Papa luego de oír los argumentos sobre su
canonización dijo: ¡Hum! ¿Y Rosa? ¡Qué lluevan sobre mi escritorio si es
verdad!
Y una lluvia fragante de rosas colmó su escritorio, quien en ese momento procedió presto a la firma de su canonización.
Por
la razón de ser muy bella y por su recato ningún retrato directo se
dejó pintar. Solo de muerta su protector Gonzalo de la Maza hizo tomar
al pintor italiano Angelino Medoro una imagen de su rostro.
Es
una imagen excelsa, con la boca entreabierta y los ojos sin cerrar, con
el arco de la cara como si fuera una crucifixión, de una hermosura
mística y sublime sin par.
5. El amor
sublime
Posteriormente
miles de estampas y dibujos la han consagrado imaginando su rostro que
producía fervor místico y éxtasis verla porque era la de una rosa.
De
allí que la han recreado pinceles de pintores de celebridad universal,
como Murillo, Zurbarán, Claudio Coello. Daniel Hernández, Teófilo
Castillo, Francisco González, Sérvulo Gutiérrez.
Siglos
después Rainer María Rilke, quien murió al hincarse con una rosa en el
jardín del Castillo de Muzot en Suiza donde este poeta solitario se
había refugiado, se sumergía en la evocación de la Santa de Lima como
modelo del amor sublime y consagrado; así como el modelo del amor
cortesano era para él la monja portuguesa Mariana Alcofarado.
Siglos
antes don Pedro Calderón de la Barca le dedicó dos villancicos que se
cantan en coro en iglesias capitales como en oratorios aldeanos de
España y distintas localidades de América y el mundo, algunas de cuyas
estrofas dicen:
76 Rosa
del Perú
Azucena, y lirio, aunque
son hermosas flores bellas,
que de pureza y amor
uno y otro lustre ostente.
Son flores mal defendidas
a quien a tocarlas llega,
pues una y otra no tienen
espinas que las defiendan.
Sino a la Rosa, pues cuando
en María se interpreta,
la Rosa de Jericó
la canta a voces la Iglesia.
Con que no sin privilegio
quiso, que por compañera
la Rosa de Jericó
la Rosa del Perú tenga.
5. Compadecida
de las cosas
Y
en mi tierra hoy día desde el amanecer se elevan al cielo cohetes y
avellanas que dejan una estela blanca en el añil del cielo semejante a
la pureza de esta mujer que ha inspirado tanto, atravesada de una flecha
de amor ardiente y crucificado en una fe y en la esperanza de hacer de
su vida un eterno manantial como en verdad lo ha hecho.
Y
en la iglesia matriz de mi comarca ya se han llevado a cabo rosarios y
novenas donde se juntan a rezar por la noche las muchachas aldeanas
también hermosas y fragantes, y hoy temprano una solemne misa en donde
las guitarras suenan tristes al principio y luego sin poder resistir se
tornan jacarandosas.
Y
en el cielo esta Santa sensible a los sones de las cuerdas de las
vihuelas escuchará conmovida y compadecida de las cosas y los asuntos
que todavía padecemos en este mundo incierto, tembloroso y quizás
ingenuamente equívoco.
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