sábado, 1 de febrero de 2020

FEBRERO EN EL ORDEN DEL UNIVERSO - FOLIOS DE LA UTOPÍA: MI PADRE Y EL MES DE FEBRERO - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN


 

 

CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
FEBRERO, MES DE LOS HUMEDALES,
DE NUESTRAS LENGUAS NATIVAS, DE
RICARDO PALMA Y FEDERICO BARRETO
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO



 
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL


 
*****
 
CRÓNICA DE UN VIAJE AL EXTRAMUNDO
CON CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA



Y un día llegamos a ese mundo, el mismo que había albergado el nacimiento de un hombre convertido en mito por su grandeza, habíamos hecho un largo viaje solo para saber más de su vida, recorrer los lugares que él había recorrido alguna vez, andar sobre sus pasos imperecederos, fuimos al encuentro de Vallejo y en cuanto llegamos, ya éramos parte de su sangre, parte de su alma, pues todo aquel que tiene afanes contra la miseria y la injusticia, tiene algo de Vallejo.
Bajamos a prisa de la nave, volamos como pájaros por el universo, dejamos los cuerpos reposando para el retorno, nos hicimos solo espíritu como mandaban las reglas del nuevo mundo. Cayeron algunas lágrimas y se perennizaron en el cielo.
No se sabía con certeza si ese lugar existía, nadie salvo quienes habían logrado llegar a él, se tejieron hipótesis muchas veces, se creyó que era un invento de las edades antiguas, y ciertamente era inimaginable que, en épocas como esta, pudiera existir, o sobrevivir un lugar como Santiago de Chuco. Nadie sabía de aquel lugar, nosotros sí, estábamos allí, aletargados cada diez metros. Pues todo suceso bueno en la vida, no podía siquiera aproximarse a este.
Pasamos algunos siglos, adaptándonos a las maravillas del mundo Chuco, a su cielo diáfano, y sus calles hechas artesanalmente, a esta vida extraordinaria, entre fogatas cálidas, entre poetas espontáneos que podían emerger de cualquier rincón, bailando con entrega generosa, con el regocijo de vivir en un lugar de estructura etérea. Santiago de Chuco existía, enclavado en el cielo, existía.
Llegar no había sido tan difícil, pero marcharse parecía imposible cuando se dio el aviso del retorno, nos abordó la sensación de estar terminando un sueño que antes parecía eterno, nos volvimos entonces almas tristes, y como cuando llegamos, cayeron lágrimas, pero ahora muchas más, para incrustarse en el firmamento, y confirmar que cada luz brillante en el cielo de Santiago de Chuco es una lágrima derramada por quien llega a sus entrañas, y por quien se va. Érase una vez Santiago de Chuco, en un viaje de ensueño. O quizá solo una utopía de los mortales.
HELMUT JERÍ PABÓN



  *****
 
1 DE FEBRERO
 
FEBRERO
EN EL ORDEN
DEL UNIVERSO



 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA




MI PADRE
Y EL MES DE
FEBRERO




Danilo Sánchez Lihón
 
 
Nunca dejes que los bienes
que quieres
te hagan olvidar los bienes
que tienes
 
 
1.
 
¡Ya febrero,
padre, no te parecerá traicionero ni
alevoso ni atroz,
con sus veintiocho naipes enfilados,
como temías.
Pero igual: ¡qué recelo sentías Dios
Santo! Por, y,
ante este mes de febrero, repitiendo
tus temores
¡hasta cuando te veíamos contento!
Abriendo
grandes tus ojos, intentando mirarle
a este mes su cara y
entraña mortal y alevosa. Negándote
a aceptar
que fuera inocente. Y que detrás no
hubiera
alguien que mintiera. “¿Por qué nos
quitan dos y más
días? ¿Por qué?”. ¡Gobierne quien
gobierne! Te quejas.
¡Tú, un guerrero quien se ha batido
en mil contiendas!
 
 
2.
 
Por eso, desde
el primer día es que andas afligido,
sospechando
mucho de ese altibajo en el tinglado
de los días
que en verdad nunca fue claro. Pero
igual, te sume
en la congoja cuando ves aparecer
el 29 de este mes
en el almanaque que traes enrollado.
No aceptando
esa concesión de los dioses, ¡que te
indigna!,
presintiendo en todo ello una traición
y una burla,
aún más ofensiva todavía. ¡Por qué
sólo un día
cuando se nos quita y regatea todo!
Te exaltas.
 
 
3.
 
¡La vida
de un hombre sobre la faz de la tierra
son tantas
eternidades y hechos triviales, juntos
y revueltos!
Y tú querías padre, avanzar un poco,
y superarte,
por ejemplo. Y bien que lo has hecho
pero en el sentido
¡inverso! Porque al final moriste en el
llano y
al margen de todo. Que era para ti –e
igual pienso yo–
la mejor demostración de verdad con
uno mismo,
en este tiempo en que todo se pudre,
y se comprueba
que todo lo que relumbra no es oro.
Y tú, ¡sin
sueldo que nos alcance! Sin un bien
peculiar.
Sin ningún halago, ni reconocimiento,
sino al contrario,
fiando siempre en la tienda, cada vez
con mayor soledad
 
 
4.
 
¡Ah, padre!,
para mí el más insigne y noble varón
en el universo.
¡También en algo muy grande, como
es la pena! Y el
don de sentir congoja, porque es así
cómo nos llenamos de
mundo, nos hacemos más humanos
y cariñosos
con lo que es legítimo y es auténtico.
Así tú,
tan orgulloso y contento en tu calma
para pedir
¡Dos fritos con frejol!, en el mercado
de Trujillo
una mañana como ésta en que el sol
baña los tejados,
y llegan balidos de ovejas de alguna
casa lejana.
Mientras abajo alguien reza al pie de
tu capilla ardiente
donde estás, y a la vez ya no estás.
¡Rara trenza esta
madeja o hilacha, que teje y desteje
el destino!
 
 
5.
 
Yo también
refriego ahora inconsolables mis ojos.
¡Ojos que tú
has defendido tanto, incluso de la luz
de una débil flama!
Para lo cual les hacías a las lámparas
que hoy callan,
unos sombreros gachos de cartulina
celeste
que introduces en los tubos de vidrio
y que poco a poco,
se iban negreando en el centro, tanto
que hasta pudiste
provocar un incendio con tal de salvar
mis ojos que hoy lloran.
Cubiertas y ribeteadas de mil costuras
parejas,
a fin de que las llamas no se atrevan
con sus dardos,
y parpadeos a lastimar mis pequeñas
pupilas.
Y que después he echado a perder y
estropear,
dejándolos ir por todos los confines,
mirando
tan de noche y tan al fondo, que han
quedado
heridos para siempre de vida, y más
de muerte!
 
 
6.
 
¿Por qué
le temías tanto al tiempo, padre? Y
así febrero te
espantaba y te hacía salir de quicio.
Y solo
¡porque era breve! Y hoy, que yaces
aquí muerto,
el tiempo ha mostrado que te quiere.
Falleces
justo: día del aniversario de tu boda,
a su vez,
cumpleaños de mamá y víspera para
el onomástico
de mi abuelo Desiderio, tu papá. Qué
más coincidencia?
Mes en que los campos de Santiago,
¡la tierra que amaste!
se cubre de flores amarillas, violetas
y blancas;
de campos gualdas, azules y verdes.
Y brotan
alhelíes en las faldas de las colinas y
cañadas!
Y el sol dora como ahora las cumbres
de los cerros.
 
7.
 
Padre,
tu muerte es un paso adelante de mí
propia muerte.
La siento así de inmensa y desolada;
una atroz
herida en la hendidura del alma, una
incisión
del tiempo; indiferente para el sol que
nos alumbra,
¡porque siento que así es más honda
y grave la vida!
Pero, retornaré a esta hora siempre,
¡tarde o
temprano! Y será igual. Habrá, como
en tu caso,
ausente una mujer, sea en el punto
de partida
y en el otro de llegada. Porque ha de
venir
luego, al encuentro y desde lejos, por
el camino
para  abrazarse llorosa en tu sombra.
Bien
sea o no febrero, que a ti te dolía tanto.
Así ha
de ser para que sea recién la muerte
y ella llegue.
 
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