NO SÉ LEER PERO ME ESCRIBE EL ALBA EN PLENILUNIO
Por Carlos Garrido Chalén
No sé leer, pero me escribe el alba
en plenilunio
y el atardecer desde el equinoccio
y el solsticio de todos los clamores.
Me escribe el arco iris
en el vientre de la ballena que se tragó a Jonás
para sembrar sus pactos en mi sangre.
Y cuando la luna llena
se detiene pretensiosa
en mi heredad
y en mis verdosos pastizales
y todo parece día en mi cobertizo
y se alumbran de cisnes mis picos levantados
me escribe el silencio
desde el que Elìas se hizo Profeta
para contarme cómo nació el caos
en el tobogàn del otoño que desató el furor.
Todos me escriben
y ya no sé qué hacer
con todas las cartas que recibo
Y como el más dócil de todos los rumiantes
- el que ama a oscuras
y se alucera de cosmos cuando sueña -
no sé cómo leerme a mí mismo
cuando callo.
Cómo leer a todos
si vengo de la casa del jilguero
pero me es ajeno el sonido
de su pecho de pinkuyo.
Si nada de lo que está aquí me pertenece
y las palabras que vomita el horizonte
terminan por convencerme
que no saben por qué fueron inventadas
por la vida.
- No es el momento
de plantar nuevas semillas - me dijeron,
y yo vi cómo se aceleraba vigesimal el tiempo
en los cantones del viento
y como sobre el Árbol del Mundo
alguien asediaba con preguntas a la noche.
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