sábado, 30 de octubre de 2021

30 DE OCTUBRE: HOY NACE MIGUEL HERNÁNDEZ - FOLIOS DE LA UTOPÍA: CAMINO DE LUZ - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
 

Construcción y forja de la utopía andina
 
 
OCTUBRE, MES DE LA SALUD,
LA ALIMENTACIÓN, LA GESTA
DE ANGAMOS; VIDA Y EJEMPLO
DE MARIO FLORÍAN Y LUIS
DE LA PUENTE UCEDA

*****
HOMENAJE
A MIGUEL HERNÁNDEZ


 
LA MAÑANA
QUE NUNCA
ACABA
 
Tu sangre es la mañana
que jamás se termina.
Miguel Hernández
 
1.
 
Pocos
son los puros de corazón, y tú
Miguel
lo eres. A pocos les dura tanto
el fervor
y arraiga tan hondo la fe, como
es el caso
contigo. Tan inagotable es esa
fuente
de amar, que ya para siempre
nos
calma la sed, nos colma y nos
sustenta.
 
2.
 
Porque
todo estuvo muy cerca de tus
manos,
y se esfumó, incluso la dicha.
Por eso
al morir no pudieron cerrarte
los ojos
azules, más redondos y claros
que nunca; y
te fuiste con los ojos abiertos
e inocentes.
¡Más absortos que en la vida!
Y quedaron así
abiertos para mirarle de frente
a la muerte.
 
3.
 
En un alto
del combate viajaste a casarte
en Orihuela
con una mujer luna, luz y altar
en el más hondo e
inhiesto acantilado del planeta
¿Y cómo serán
los crepúsculos de los caminos
cuando se tienen
los ojos de esa mujer clavados
en el alma?, como
ella los tenía, fijos en tu rostro,
y en tu gesta.
 
4.
 
Y también
pregunto: ¿cómo es que nace
y crece la poesía
en lo más inesperado de una
montaña,
en un paraje hostil y agreste,
compartiendo
abrojos con el hato de cabras,
con la luna y
el relente, con brillo tan claro
y corazón tan
inmenso como el tuyo, tanto
que estremece?
 
5.
 
Miguel,
¡qué coraje tuviste para asumir
una causa!
¡Y liberarnos de tantos oprobios!
Esa pasión, y
fulgor en la frente, con renuncias
totales,
más allá de la vida y la muerte,
hasta
hacerte leyenda tenaz de valor
para siempre,
y sobre la faz de esta tierra que
te recuerda.
 
6.
 
Te escribo
desde Santiago de Chuco, tierra
de Vallejo,
tu férvido camarada, quien desde
su trinchera
te saluda, soldado de la dignidad
y el latido,
del borbotón de sangre crispada e
irremplazable;
del fuego encendido e inapagable
del alma,
del corazón echado a andar de pie
por los caminos
 
7.
 
Ambos
con hombría obstinada en amar
inclusive
a traición a su propio enemigo, y
a su prójimo.
De consagrarse en quererlo pese
a sus reveses.
Y defenderlo, pase lo que pase.
Con recóndito
coraje para querer a España tal y
cómo se ama a
un hijo, a un padre o a una dulce
novia.
 
8.
 
Miguel, la vida
fue despiadada contigo. Y todo
por la tenacidad
que pusiste. Te privó de lo más
mínimo,
padeciendo prisión tras prisión.
para morir a
los 31 años ahogado en sangre.
Pero el existir
te dio a Josefina y con ella todos
los dones, y
todas las gracias y bendiciones
del universo.
 
9.
 
Con una mujer así,
que reúne amor y valor, como fue
ella, ya todo
está compensado; quien se unió
a ti sabiendo
que todo sería martirio. Por eso el
vuestro
es amor legendario y sublime, más
allá y más
acá de todo lo concebible, por tener
que extrañarse.
Y antes que verse, por anhelarse
eternamente.
 
10.
 
Deja
que te salude y admire entonces,
poeta y soldado,
también por la mujer que tuviste,
capaz
de cariños, lealtades y sacrificios
sublimes,
en quien no hizo mella las cárceles
que padeciste,
ni la pobreza extrema, ni los fusiles
apuntándole
la cara. Años en que te mantuviste
firme e incólume.
 
11.
 
Un hombre
que es capaz de tener una mujer
de ese temple,
cristalina como una fuente y dulce
como un patio,
está justificado anta la historia. Ya
está –digo–
salvado para siempre, así sea que
lo maten, que lo
desaparezcan ¡o caiga fulminado!
Porque eso
al final de cuentas es lo que vale,
camarada.
 
12.
 
Contigo
España para nosotros dejó de ser
la déspota
para ser un pueblo que sufre y ama
como el mío
y el de todos; y que nos duele tanto
en el alma.
Siendo tu canto nuestro canto, y tu
lucha
nuestra causa aún irredenta, aquí y
ahora,
compañero y militante entrañable.
¡Salud, hermano!
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN


 
*****
 
30 DE OCTUBRE
 
HOY NACE
MIGUEL
HERNÁNDEZ



FOLIOS
DE LA
UTOPÍA


 
CAMINO
DE
LUZ


Danilo Sánchez Lihón
 
 
1. Noción
de las cosas simples
 
El poeta Miguel Hernández nació un día como hoy, el 30 de octubre del año 1910 en Orihuela, en la costa mediterránea de España; de origen campesino fue en su infancia y juventud pastor de cabras, ovejas y vacas; y de los luceros del firmamento.
En cuanto al cultivo de su alma y de su mente fue un autodidacta, y es increíble que su formación literaria lo lograra leyendo fascinado entre correría y correría por atajar algún animal que no cayera en el barranco y al mismo tiempo que pastoreaba, leyendo todo libro que pudieran coger sus manos.
Pero eso sí, oteaba esa línea temblorosa y sin color que divide o junta la tierra con el cielo infinito y que llamamos horizonte, en donde su ensoñación erigía cada tarde una casa grande que compartiríamos todos los hombres de la tierra.
Y bajo ese cielo abierto leyó tan bien y nítidamente a los clásicos españoles y universales que le permitieron escribir poemas que pronto lo situaron a nivel de los grandes poetas líricos de su tiempo, sin que le hicieran perder ese candor y esa noción de las cosas simples y sencillas, ni le apagaran su decisión de aferrarse y buscar la felicidad para todos.
 
2. Amor
legendario
 
Poeta de corazón solidario, hermano natural del agua, bueno, noble y auténtico. Puro como una fruta, como una manzana, un arroyo o una fuente.
Por eso, al estallar en su país la Guerra Civil en el año 1936, se adhiere a la causa de la República Española con tanto fervor y pasión porque reconoció que esa opción era la que contenía aquella imagen de la casa grande en el horizonte que tanto había anhelado que se hiciera verdad cuando pastaba sus cabras, ovejas y vacas.
Y se alistó como voluntario en el 5° Regimiento, alentando a las masas a defender los principios de la legalidad democrática y de la justicia social. Y luchando como soldado apasionado en las batallas de Teruel, Andalucía y Extremadura.
En marzo de 1937 haciendo un alto en las acciones de armas regresó a su Orihuela nativa a casarse con la niña de la cual se había despedido dejándola en sollozos y cuyo nombre es Josefina Manresa.
 
3. Tanto
dolor
 
En esos días con ella conciben un hijo que nació hermoso, pero que cuando él estaba lejos en el frente de batalla y el frío y el cierzo se colaban por la cabaña de Josefina, murió cuando él lucha en el frente de guerra.  Por eso, y mucho más, encarnan con ella uno de aquellos grandes amores legendarios de la historia humana por la devoción y el martirio con que se amaron y profesaron el uno al otro.
Empieza así en su poema titulado Elegía, y que lleva esta dedicatoria: (En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería.):
Yo quiero ser llorando el hortelano
De la tierra que ocupas y estercolas,
Compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
Y órganos mi dolor sin instrumento,
A las desalentadas amapolas
Daré tu corazón por alimento,
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento
Un manotazo duro, un golpe helado,
Un hachazo invisible y homicida,
Un empujón brutal te ha derribado.
 
4. En este
y en el otro mundo
 
Y prosigue:
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
“Siento más tu muerte que mi vida”, le dice, porque se puede transitar de esta a la otra orilla, y cuando se quiere no hay problema de estar más que en este en el otro mundo. Y continúa:
 
5. Almas
de las rosas
 
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
 
6. Juntos
siguen abriendo
 
Miguel Hernández y César Vallejo se dieron el abrazo más hondo cuando ambos preguntaron por sus nombres con ocasión de coincidir en el 2° Congreso Internacional de Escritores Antifascistas, realizado en Valencia en el verano de 1937. Desde mucho antes reconocían que ambos defendían los mismos principios y hacían flamear una misma bandera de identificación con el pueblo sufrido como militaban defendiendo los mismos ideales.
Y a ambos les cupo morir pronto consumidos por la misma pasión, defendiendo la España popular, César Vallejo en abril de 1938 y Miguel Hernández en marzo de 1942 en la enfermería de la prisión de Alicante, cuando apenas contaba con 31 años de edad.
César Vallejo y Miguel Hernández están indisolublemente unidos en el ejemplo de lo que es el compromiso vital con el hombre común, con la historia como signo y proceso para la plena realización individual y colectiva, abrazando la causa de los pobres y desheredados del mundo, alentando en la poesía los más altos y acrisolados valores humanos.
 
7. Clave
de ser
 
Poesía como resistencia cultural; para alterar, corregir e imponerse sobre las cosas del mundo.
Poesía como una victoria propicia. Para seguir viviendo, coherente con la raigambre vasta y profunda como es el Perú.
Poesía convicta y confesa, que no cante a la lluvia, sino que haga llover. Que no alabe al sol, sino que sea el sol mismo. Que no eleve proclamas, sino que ella misma cambie el mundo.
Que nos eleve, exalte, nos haga apasionados, con la capacidad y la clave secreta para sublevarnos.
Poesía valerosa, guerrera, audaz, inherente al ser del hombre, como clave de ser en el mundo.
Santiago de Chuco como capital de la poesía en el Perú debe erigir en la Av. de la Poesía situada al ingreso de esta ciudad andina la estatua de Miguel Hernández y de todos aquellos poetas en los cuales se reconozca su afinidad con César Vallejo, como Federico García Lorca y Rafael Alberti, que juntos siguen abriendo el mismo camino de luz sobre la faz de la tierra.
 
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