martes, 30 de abril de 2013

TIEMPO NUEVO (MIAMI), DE ADDHEMAR H.M. SIERRALTA - AÑO 5 Nº 208 DE 30 ABR 2013

 
 
TIEMPO NUEVO

Año 5 No. 208 de 30 ABR 2013
 
Por Addhemar Sierralta
 
VISITE Y COMENTE EN EL NUEVO FORMATO DE “TIEMPO NUEVO”

En este mes de abril nuestro TIEMPO NUEVO aparecerá en un nuevo formato que incluirá fotografías, videos y comunicación directa de nuestros lectores.

Esperamos pronto presentar estos esfuerzos por modernizar TIEMPO NUEVO y sean de su absoluto agrado. Actualmente estamos en la etapa de prueba y pueden acceder para ver  estos ensayos a www.addhemarnews.com y luego ingresar a TIEMPO NUEVO. Visite el Nuevo formato de TIEMPO NUEVO y esperamos sus comentarios y sugerencias.

¿CONSEJO DE UN PAJARITO?

La compra de Repsol supondría un viraje a una política energética trasnochada señala el editorial publicado por El Comercio de Lima el 21 del presente mes. 

El presidente del Consejo de Ministros, Juan Jiménez Mayor, ha informado sobre los intereses del gobierno de adquirir los activos de Repsol en el Perú, que incluyen la refinería de La Pampilla, los grifos y la envasadora Solgas. En el programa “La hora N”, explicó que dicha compra se justificaría en la necesidad de garantizar el abastecimiento energético del país. En pocas palabras, el señor Jiménez Mayor, como quien intenta volver a poner de moda las ideas económicas de las décadas de 1970 y 1980, sostiene que el sector de la energía se encontraría más seguro si queda en manos del Estado.

Para empezar, habría que recordar la historia de qué sucedió cuando Petro-Perú tuvo el monopolio de la producción petrolera: en esa época, la empresa estatal se convirtió en una contingencia para la seguridad energética, pues la producción petrolera del Perú bajó de 71 millones de barriles en 1980 a 41 millones en 1991. Como sucede con todo lo que no tiene dueño, salvo excepciones, no había nadie realmente interesado en que la empresa sea eficiente y que sus recursos no se utilicen para fines populistas, como lamentablemente acabó sucediendo.

Por otro lado, es muy discutible que hoy en día Petro-Perú pueda encargarse de la operación eficiente de nuevas instalaciones cuando ni siquiera puede con las que ya tiene. 

La modernización de la refinería de Talara lleva esperando años y, como señaló el ex ministro de Energía y Minas Jaime Quijandría, el gobierno anda en círculos con este proyecto. No existen planes ni plazos reales. Lo único seguro es que, cada cierto tiempo, el presupuesto que el Estado espera destinar aumenta sorprendentemente. A fines del año pasado, el actual ministro del sector anunció que el costo del proyecto sería de más de US$3.450 millones, el doble de lo estimado inicialmente, lo que supone un nuevo obstáculo para su concreción. Y así, a pesar de que no puede con la que ya tiene, hoy Petro-Perú quiere comprar una nueva refinería.

Por lo demás, si Petro-Perú fuese un ejemplo de eficiencia, no necesitaría que el Tesoro Público subsidie sus proyectos. Recordemos que a fines del 2012 el Congreso transfirió a la empresa estatal la nada despreciable suma de S/.1.056 millones para que participe en el desarrollo de un polo petroquímico en el sur del país. Una empresa realmente eficiente y con un proyecto rentable conseguiría fácilmente financiamiento. Petro-Perú, en cambio, prefirió que el Congreso (mediante una ley que solo tenía tres irresponsables líneas de análisis costo-beneficio) le meta la mano al bolsillo de los contribuyentes para financiarse. ¿Es acaso pasar la cuenta de proyectos pobremente evaluados a los ciudadanos una garantía de buena gestión?

Lo más paradójico es que el gobierno quiere hacernos creer que la solución a nuestros problemas energéticos radica en entregarle a él el control de más recursos, cuando la verdad es que los mismos tienen su origen en una gestión estatal incompetente. Por un lado, el número de concesiones de lotes petroleros entrampadas por “razones de fuerza mayor” (que no son otra cosa que trabas burocráticas o reclamos ambientales no resueltos) ha aumentado en 40% en el último año. Y, frente a esto, el gobierno actúa como un espectador impávido. Asimismo, muchas operaciones petroleras se encuentran entrampadas por la deficiente regulación de la consulta previa (es el caso, por ejemplo, del lote 192). Y la concentración de nuestro sistema de energía es también responsabilidad del Estado, que dejó de autorizar hace tiempo la creación de nuevas hidroeléctricas y que fijó tarifas demasiado bajas para el gas del lote 88 de Camisea, lo que a su vez desincentivó a los privados a buscar nuevas fuentes de gas.

Nadie entiende quién puede haber convencido al gobierno de ir en contra de la experiencia, de la lógica y, como han señalado muchos especialistas, de la Constitución. ¿Habría, quizá, que empezar a preocuparnos? No vaya a ser que la triste realidad sea que al presidente Humala, como hoy sucede en América Latina, lo haya convencido un pajarito.


MARX Y LA CRISIS DE LA UNIVERSIDAD PERUANA.

Por Gerardo Alcántara Salazar (Perú).

Nuestro amigo Gerardo es catedrático de la UNMSM y del posgrado UNE, La Cantuta; doctor de la Universidad de Buenos Aires, Área Ciencias Sociales y un preocupado por los asundos trascendentes.

El aniquilamiento de las universidades públicas del Perú empieza en la década de 1960 a nombre de Carlos Marx, el genio que redondeó sus ideas en esa colosal obra en tres volúmenes, El Capital. Pero Marx no estuvo ahí, no tuvo nada que ver con eso. Ni esos actores que operaron y actúan todavía en tropel eran Marx ni marxistas. Ignoraron de manera categórica a Marx. Si utilizamos criterios actuales, diríamos que Marx es, rigurosamente, una marca de nivel óptimo. Pero con esa marca “Marx”, sucede como con las mejores del mundo, que no faltará quien las falsifique, para vender baratijas a precio de diamante. Ni Marx escribió panfletos, ni esa masa de sujetos hambrientos de poder y gloria se prepararon para escribir algo semejante a Marx. Ni Marx pasó a la historia por ser ágrafo ni esos activistas condenados a ser ágrafos perpetuos prepararon sus cerebros para producir ideas aunque sea precarias, ni menos geniales.

Lo peor del caso es que mientras Marx cultivó su mente para no solamente leer sino también escribir los libros más representativos de la humanidad, los presuntos marxistas jamás estuvieron preparados para leer ni entender El Capital; y al no leerlo ni entenderlo, eran marxistas a su modo, de igual manera que una prenda de vestir hecha por un audaz artesano chabacano lo vende como si fuera un Calvin Klein. Más exactamente, no fueron y no son marxistas, ni adictos al genio alemán, sino antimarxistas. No pasan de ser lectores de manuales, pero ni los autores de manuales son Marx, ni sus manuales El Capital. Aun hoy y en la mismísima universidad Nacional Mayor de San Marcos, ranqueados activistas convertidos en catedráticos dan como texto para leer el “pensamiento de Marx”, ese librito escrito por Martha Harnecker, titulado El Materialismo Histórico. Pero ni Martha Harnecker es Marx ni su librito El Capital. Mentes escuálidas, hechas para la diatriba, el grito, el insulto, la manipulación, para liquidar honras y legitimar la precariedad, nada tienen de Marx. Marx, podría haberles lanzado a ellos también esa frase: “He sembrado elefantes y he cosechado pulgas”.

Algunos integrantes de esas multitudes sobreviven como autoridades o catedráticos practicando un credo mágicamente sobrecogedor, predicando un marxismo que jamás conocieron, confundiendo manuales proselitistas, pero sin haber estudiado jamás a Carlos Marx, sin nunca haber intentado conocerlo a través de El Capital, y más bien, habiéndolo abandonado al primer intento de leerlo, por la total incompatibilidad entre el imaginario que les induce a conjeturar un mundo a la vez mágico, maravilloso y complaciente, gratificante, mesiánico, y el texto conceptualmente abstracto y denso, además de extenso (2000 paginas), ocasionando el abandono de esa obra genial, como si ese lenguaje ampuloso, obligadamente abstracto, denso, sobrecargado de sutilezas conceptuales les pareciese más bien un libro escrito por un demonio burgués que por aquel genio patriarcal y barbado, a quien lo imaginan no como realmente fue, sino condescendiente con la absoluta precariedad intelectual, debido a que en el imaginario del presunto revolucionario, todo debe suceder generosamente fácil, condescendiente con el simplismo, lo precario, lo trivial, porque para los revolucionarios de papel y de ocasión, todo lo hecho, pensado y escrito debe ser así, en tanto que la ciencia profunda creen que es sólo y exclusivamente obra de la burguesía y para cerebros burgueses. Ese conflicto entre divinizar a un Marx imaginado y el total rechazo al Marx real, trajo como consecuencia, que ni uno solo, ni por excepción, los así considerados líderes revolucionarios, hubiesen dedicado inteligencia y tiempo para conocer esa genial obra, producto y exponente de la abstrusa racionalidad alemana, equiparable en profundidad intelectual a la Ciencia de la lógica escrita por Hegel. La genialidad conceptual vertida por Carlos Marx en El Capital, su libro de bandera, no puede ser reemplazada por ningún manual, ni siquiera por cualquiera de sus libros, porque en El Capital se exponen los resultados de investigación destinada a contrastar las hipótesis centrales del Materialismo Histórico. Por eso es que sus líderes, si acaso corresponde adjudicarles ese concepto, predicaron siempre, la contra ciencia, con la esperanza de que venga a salvarnos de la pobreza un ente mesiánico, un ser mítico, etéreo pero generoso, una entelequia de apariencia humana, fetichizada, como corresponde a la mentalidad mágica, que termina por personificar las cosas y cosificar a las personas, a las ideas e imágenes, tal como lo expongo en Magia y Poder en los Andes, libro que en algún momento saldrá a luz. Ese ente misterioso, mágico, corporizado como ser humano bueno y generoso, sería el SOCIALISMO O COMUNISMO, que alguna vez vendría (como el mesías) a salvar a los humildes de cultura y hambrientos de bienestar y poder.

La ciencia resulta abstrusa, a estos presuntos revolucionarios, por lo que la consideraban sólo deseable por los burgueses, idea agravada en los simpatizante de la revolución china, porque Mao, oponiéndose en todo a Marx, predica que no es la estructura económica lo más importante, no la economía, nada de eso, sino la ideología, la política, por eso Mao que jamás ha dejado huella de haber estudiado la obra genial de Marx, obligaba a que los científicos se proletaricen, que se vayan a la sementeras, que abandonen los libros y los laboratorios y se conviertan en labriegos u obreros, que vistan el uniforme único, que se alimenten y vivan como obreros, ahorrando agua y jabón, porque, al revés de Marx, no cree que el ser es lo que determina la conciencia, sino la conciencia la que crea el ser.

En esa atmósfera carente de elementes racionales y más bien recargada de irradiaciones límbicas, pasionales, de angustia existencial y de hambre de poder, a partir de la década de 1960, aproximadamente cinco, seis o siete de cada diez catedráticos de las universidades públicas, se adueñaron de ellas mediante la razón de la fuerza, cuando las universidades se convirtieron en campo de batalla entre dos movimientos políticos, el APRA y la izquierda, deseos de controlar la institución, repletando de catedráticos con sus egresados más calificados en la guerra de diatribas, trampas y falacias. Estos calificados combatientes, sin sutilezas teóricas ni exquisiteces doctrinarias se adueñaron de las cátedras, conquistaron a su modo las universidades, se adueñaron de ellas y, por fin, sintieron el sabor del poder oligárquico, propiciando una modalidad de propiedad grupal, de manada, con carácter absolutamente excluyente de quienes no eran parte de su rebaño, a nombre de una presunta democracia proletaria. Si acaso alguno de ellos eran de origen labriego o  proletario, más serían audaces hijos de caciques, de mistis, que la gloria de la universidad apropiada, pese, incluso, a predicar contra la privatización de la educación. Quienes partían de expresar lo evidente, que existe pobreza  (algo que nadie discute), así como glorificando la política, obviamente maquiavélica, evidenciaron y demuestran nada más que ansia de poder, en más claro estilo oligárquico, vigorizadas por los las micro oligarquías aldeanas.

En ese contexto delirante, en esa especie de locura mágica, contrariando el espíritu y la letra de la ley universitaria, siendo solamente un estudiante,  se hizo nombrar Vice rector en la Universidad Nacional Antonio Abad del Cuzo y misteriosamente también terminó convertido en doctor, algún ser que devendría en Presidente del Consejo de Investigación de la Decana de América, sin haber publicado algún libro que lo acredite como investigador, poniendo en práctica el lema de Mao: “Lo que importa es el poder, el resto es fantasía”. Precisamente para saborear el almíbar de ese éxito, quienes se calificaron de  marxistas maoístas y se disputaron a sangre y fuego el poder en las universidades con el APRA ahora conviven pacíficamente, con el partido de Haya de la Torre, practicando a su modo su propia dialéctica de la negación de la negación; y quienes excitaban el imaginario cándidamente revolucionario de los jóvenes estudiantes de San Marcos, prometiendo que ellos no seguirían el camino de la Unidad Popular, sino el de la guerra popular, ahora se esfuerzan inútilmente por alcanzar la gloria de Salvador Allende, la presidencia de la república.

Mientras Marx se despojó de su auténtica prosapia oligárquicos, con una moral sin límites, para abrazar la causa de los desposeídos, ahora los maoístas cumplen con su más fantástico sueño: Ser reyes, amos y señores, gobernar la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la decana de América, aunque esta universidad, precisamente por las pugnas entre apristas y maoístas, ahora socios, se encuentre excluida del club selecto de las 500 mejores universidades del mundo y con un pésimo estándar incluso en el contexto latinoamericano.

ADDHEMAR SIERRALTA Y SU HOMENAJE AL AMOR.

Por José Beltrán Peña (Perú).

José Beltrán Peña es un acusioso crítico literario peruano y poeta con una abundante producción de calidad, además promueve la cultura a través de sus revistas y antologías en las que da oportunidad a muchos escritores nacionales.

   En el año 2012, se han publicado importantes y valiosos libros que el stablihsment literario peruano los silencia o la prensa cultural de los diferentes medios de comunicación no los difunden por intereses o conversados extra literarios. Es por ello, que he decidido que se publique, el prólogo que escribí al poemario, La magia del diez en el amor, del destacado escritor peruano, Addhemar Sierralta. Y dice así:

   Cuando estaba terminando de leer, el excelente poemario de Catalina Recavarren de Zizold titulado, Una flor… y su temporada en el infierno, recibo una campanada de mi computadora alertándome que el buen escritor Addhemar Sierralta, me había enviado su poemario, La magia del diez en el amor, para prologarlo o tratar de escribir algo interesante. Me sentí muy reconfortado como ser humano, porque iba a pasar de un libro editado póstumamente a un poemario viviente para seguir hablando, amando y escribiendo en homenaje el amor, sobre todo cuando en estos últimos tiempos del siglo XXI, los valores humanos han sido devaluados, la palabra amor es sinónimo de sexo y los calores están fríos.

   Addhemar quien es un respetable profesional y mejor amigo, en estos últimos años en el campo literario viene brindándonos obras interesantes –cuento  y poesía-, que son el deleite de sus lectores por las cualidades de sus escritos enmarañados de costumbres, de reflexión y de mucha vida real recreada con tino y talento.

   Ahora en vísperas de un viaje a la tierra del Tio Sam, Addhemar, me invita a decir algo sobre su segundo poemario –el primero fue, El jardín de los insectos, 2008)-, el cual, versa sobre el amor, que muchos han querido conceptualizarlo pero nunca han podido dar en el corazón de su esencia.

   Escribir poemas de amor –aunque usted no lo crea-, son los más difíciles para escribir, puesto que llevan  intrínsicamente, aparte de lo estrictamente artístico, que ya es bastante, también contiene el sentir y el sentimiento que le pone el poeta a los versos.

Un poema de amor es aceptado o rechazado de plano, puesto que debe de enfrentarse con lo cursi, banal y fantasioso, más aún en estos momentos donde el tiempo corre y la  vida resiste ano perder. Nuestro poeta sale airoso, porque nos brinda un ritual, o mejor dicho su propia ritualización romántica, en donde como catarsis existencial-artística cumple una “promesa de amor”, en donde los personajes de su amor vivieron, gozaron, sufrieron, se separaron pero siguen existiendo mágicamente en cada uno de nosotros.

   Algunos enfoques:

   El que ama sufre, se preocupa y se desvive por la amada, ya sea en el pasado, en el presente e inclusive en las fronteras del futuro: “Los recuerdos vuelven / en los días  / las noches / y madrugadas / el aroma de tu piel / lo llevo en la mía / estás dentro de mi vida / un pensamiento tuyo / y aún cuando respiras / lo percibo a la distancia / haces latir el corazón / cuando se presentan / tus silencios y ausencias / me  duelen y preocupan /  te extraño al no verte … (“Sentimiento”)

   También apunta el miedo de no estropear el encanto de la unión: “lo que los labios no mienten / ni el corazón rechaza / fue un te quiero sincero  / y con miedo a aquel amor / que la razón no cobija  / pero el deseo lo mueve / en espirales multicolores / de ensueño anhelado / sellado en un beso de luz… (“Existimos”).

   Nuestro poeta tiene grandes influencias “egurenianas” (“la niña”) y por la musicalidad (“baile”) de sus versos, leamos: “la sonrisa fresca de aquella niña  / con su aroma impregnado de tul / en la almohada que cobijó serena / tu piel / hecha de seda esperanza y marfil / oh bella / en la distancia extraño tu corazón / y tu pasión… (“Bella”).

   Otro detalle a resaltar, es el trato que el poeta le da al erotismo, con mucha sensualidad pero finamente escrito: “Cerrar los ojos y aspirar la brisa / escuchar la música profunda y suave / sentir tu sexual aroma y tu piel / es soñar despierto con el cielo / es elevarse lentamente /  hasta el éxtasis divino / navegar tus declives / valles  / y montes / saciarla sed inquietante / del manjar acuoso de esos labios / es viajar junto a tu cuerpo de diosa / que trasunta en sus humedades sensuales / el amor que nos juramos…” (“Sensuales sueños”).

   Su agradecimiento en el amor es espléndido, siempre es muy romántico decirlo: “gracias por haberte conocido / gracias por tu risa y por tu llanto / y gracias por todo lo demás / pudo el tiempo y el espacio / conjugar en la madrugada / tu imagen con tu alma… (“Unidos”).

   La libertad en el amor es la inteligencia en una maravillosa relación de pareja, respetar los espacios de cada ser: “alegre / estoy alegre/ sabrás de un futuro radiante / con cascabeles y fanfarrias / gritando / libre / estoy libre / entonces habremos mi bella / simplemente aprendido / lo que significa / amar… (“Significado”).

  El amor prolongado en el engendramiento de un hijo: “noble sería el futuro que sembró / vendría pleno de dicha sincera / a dar alegría a su  manera / portaría los dones que heredó / brioso sin límites ni barrera  / un digno hijo que a sus padres amó.” (“Nobleza”).
   Ahora, pero para que exista el amor teóricamente debe de existir el desamor, como el día y la noche, es por ello, que Addhemar lo poetiza positivamente con lo ecológico: “Ave peregrina que vuelas día y noche / levanta mis sueños / llévalos contigo / encuentra un nuevo nido/ abriga mis lagrimas / cautela a la bandada silenciosa / que trasunta los dolores grises / permite que esconda mis gemidos / cuando al llegar a tu destino / lances tu colorido y vibrante cántico… (“Ave peregrina”); para después redondearlo con pasión endemoniada: “nunca me percaté / de la locura de aquella mujer / cuando estuve en sus manos  / ya era tarde / la elevé hacia el firmamento / construyendo palacios de cristal / ella simplemente / con piedras de desamor / los destruía /  mi  ceguera impidió sentir / aquella demencia de amor…” (“Y fue en una madrugada”).

   La simbología que nos da nuestro sensible e inteligente poeta con el titulo de su libro, La  magia del diez en el amor (compuesto por 58 poemas divididos en dos secciones: de 36 y 22 poemas, respectivamente), es la suma poética y existencial que va más allá de la muerte: la mano del caballero entrelazada con la mano de su amada formando un puño de amor (formado por diez dedos), por y para su nueva vida: “Aunque  nos separen selvas y océanos / cordilleras y lagos se interpongan / seres humanos  busquen alejarnos / nuestro amor nunca podrán apagarlo / su resplandor vivirá en los sueños  / en los recuerdos / en el aire que respiramos / estará presente en el brillo de tus ojos / en cada línea de mis escritos / en el azul del cielo durante el día  /en las estrellas nocturnas….”(“Dulce amor”).

    Addhemar Sierralta con el presente poemario nos ratifica ser un escritor a carta cabal y nos recuerda que el amor puede unirnos entre humanos y podrá salvarnos de la desaparición de la Tierra; en donde su propia libertad de amar aflora en su pluma con gran sensibilidad, acuciosidad y laboriosidad literaria, compartiendo con nosotros (lectores-testigos) el amor a su amada: tuyo y mío / para siempre / mi amor…


ABOGADOS Y ESCRITORES.

Por Eduardo González Viaña (Perú).

Compartimos esta narración de nuestro buen amigo Eduardo Gonzáles Viaña, quien reside en los Estados Unidos de América.

Al Dr. Eduardo González León, mi padre

En la casa de mi infancia había un cartelito colgado por mi  madre que decía: “Dios mío, ojalá que en esta casa no entren ni médicos  ni abogados”. 

Sin embargo, un abogado entraba y salía todos los días de casa. Era mi padre. Además, mamá tenía dos hermanos abogados, Y por fin, muchos años después, yo  recibiría el título que me recomienda defender “las mejores causas” y  también lo haría en su momento mi hija Anabelí. Todo lo cual revela el excelente sentido del humor de mi madre y ofrece la  evidencia de que existen ciertas enfermedades de familia. 

Como es normal entre los abogados, escribí  poemas durante la adolescencia, y acudía con interés vehemente a  las audiencias penales y a las clases de derecho de familia, pero tan sólo  para inspirarme en ellas.  Tiempo después colgaría en mi estudio el doctorado en literatura junto a  mi poco usado título profesional de abogado, pero nunca olvidaría ciertas  nociones jurídicas que han sido fundamentales en mi tarea de  escritor y en mi pretensión de ser un hombre decente. 

Ello se debe a un consejo que me dio mi padre cuando advirtió  que mis pasos iban por el descarriado sendero de la literatura.“Es  evidente que vas  a ser escritor”- me dijo y añadió: “Por lo tanto, es  preciso que leas con amor y atención el Código Civil. Fíjate bien cómo  está escrito: no hay un solo adjetivo en sus páginas. No hay una sola  palabra que sobre… y no hay ninguna que falte. Solamente cuando  escribas así, serás de verdad un escritor.” 

Y eso es lo que he intentado hacer toda  la vida y lo que me ayuda a saber si mi prosa es limpia y si mi texto  convence, deleita o inspira. Tal es también la madera de la que están  construidos los recursos del litigante cuando tratan de ser eficaces y los  mandatos del juez cuando son completos, en ambos casos cuando los  textos se escriben por apetito de justicia y no por gula de palabras. 

Viajo en estos días a España invitados por las facultades de Derecho de la Universidad de Catalunya y la de Oviedo para dictar algunas charlas sobre “Derecho y Literatura”. Esa es la razón de estos recuerdos.

Hay algo que mi padre añadió: “Si de todas maneras  también quieres ser abogado, estudia y aprende bien la noción del acto  jurídico, y lo serás. De paso, eso te servirá para saber si eres un hombre  correcto.” Para los profanos, al decir “acto jurídico”, mi padre se refería a  las relaciones consensuales en mérito de las cuales dos o más partes se  ponen de acuerdo para establecer un contrato, armar una empresa,  casarse, arrendar una casa, comprar un bien u ofrecer un servicio, vale  decir para que los hombres hagan el milagro cotidiano de edificar una sociedad y de vivir en armonía. 

Cuatro son sus elementos: sujeto legal, objeto posible, fin lícito y observancia de la forma prescrita por la ley, y aunque este correo no pretende ser un artículo jurídico, creo que todos ellos se sintetizan en el respeto a la voluntad de las partes que es la expresión del primer bien de la vida, la libertad; y ella, la libertad, es la que nos junta incansablemente y la nos hace más humanos y mejores integrantes de un mundo en el que nuestra misión es obrar con amor y crear una sociedad realmente justa. 

Poco tiempo he ejercido la profesión de abogado, pero todo el tiempo vuelvo a los principios jurídicos que me hacen saber si mis  acciones son correctas, y siempre trato de escribir como lo aprendí en  Código Civil, y por todo eso, vuelve a mi recuerdo la imagen de  mi padre levantándose de la mesa del almuerzo para atender a un  cliente. “Discúlpame- le dice a mi madre- pero debes entender que un  abogado es como un sacerdote, y debe llevar la paz a quienes la  necesitan.”


SAINT KITTS Y NEVIS, PARAÍSO ESCONDIDO DEL CARIBE.

Por Enrique Córdoba (Colombia).

Una colaboración especial del periodista y escritor colombiano, Enrique Córdoba, que también apareció en su columna de El Nuevo Herald de Miami.

Una de las mejores maneras para desconectarse de la rutina diaria es irse a Saint Kitts y Nevis, un archipíelago de mar azúl, playas blancas y montañas exuberantes, escondido entre Puerto Rico y Trinidad Tobago.

Son 168 kilómetros cuadrados de extensión y un poco más de 53,000 habitantes. La mayoría de la población desciende de esclavos africanos que fueron traídos para las faenas agrícolas y el trabajo de la construcción. Sin embargo, por las bellezas naturales, el comercio y el ambiente romántico de la isla, una notable minoría de europeos y americanos se han radicado en este lugar.

Al caer la tarde es tradicional encontrar a la gente congregandose en un bar, para degustar un buen ron, escuchar calypso, reggae y otros ritmos de tambores.

Saint Kitts está ubicado a dos mil kilómetros de Miami y se puede llegar en avión o en una de las escalas de las líneas de cruceros.

Su vegetación es abundante, tiene una cadena de serranías, aves maravillosas, volcanes y monos traídos por los piratas que merodeaban el Caribe y asaltaban los navíos que transportaban a Europa tesoros saqueados en la América.

Un recorrido en jeep por la isla me permitió visitar pueblos de pescadores, ver cultivos de caña de azúcar, entrar a terrenos agrestes para pasear, conocer el proceso de fabricación y embotellado en las fábricas de cerveza y entrar a la Plantación Wingfield. Esta es una hacienda de mucha historia donde funciona en la actualidad el batik Caribelle.

Mi gran proeza fue jugar en el Royal St. Kitts Golf Club, uno de los más espectaculares campos de golf del Caribe, al lado de su diseñador, Thomas McBroom, el famoso arquitecto de Toronto. Son 125 hectáreas de riego de césped y permite a los golfistas jugar dos hoyos completos sobre el Mar Caribe y tres hoyos completos sobre el Océano Atlántico.

Royal St. Kitts cuenta con obstáculos de agua en 10 hoyos, bunkers 80 y una multitud de palmeras de coco a lo largo del Océano Atlántico.

Los británicos convirtieron a San Kitts en su primera colonia en el siglo XVII y para defenderla del asedio de los franceses construyeron una fortaleza, con cañones, que les tomó 100 años, 1690-1790, con el trabajo de los esclavos. El fuerte declarado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se conoce como Brimstone Hill y se levanta sobre una colina de hermosas vistas, a la que se asciende por una carretera de curvas y donde se conduce por la derecha.

Otro de los sitios de interés en la isla es la Tumba de Sir Thomas Warner, el primer gobernador británico de las Indias Occidentales y el primero en visitar St. Kitts en 1623.

Una sugerencia a la hora de comer son los mariscos, el pescado y el guiso de cabra de agua, a base de pan, papaya verde y arroz relleno.

En Saint Kitts, como en toda la cuenca del Caribe, la gente es sencilla, hospitalaria y alegre. 

COMENTARIOS YCORRESPONDENCIA

Agradeceremos sus comentarios y correspondencia a aldy103@hotmail.com o a aldy103@gmail.com y les recordamos que pueden leer artículos de TIEMPO NUEVO en www.agenciaperu.net , en especial los“links” Columnistas y Yo Periodista. 

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Fuente: 

TIEMPO NUEVO.
 .
Addhemar Sierralta
 
Año 5 No. 208 de 30 ABR 2013
 
 

 

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