Danilo Sánchez Lihón
1. Destino
del hombre
Todos
los principios, objetivos, procesos, técnicas, intenciones, buenos
deseos, en el ámbito del trabajo en los centros y unidades de
información cultural, científica y técnica, como son también las
bibliotecas, se puede sintetizar en una frase, cual es: el anhelo de
sabiduría, mejorar al hombre y enaltecer la vida. Si es así tenemos que
reconocer entonces que el buen funcionamiento de las bibliotecas, en su
dimensión cultural, social y política, es ineludible, perentoria y
estratégica en realidades como las nuestras que tienen tantos problemas
pendientes por resolver.
Estos
horizontes de alguna manera constituyen la esencia y razón de ser en el
ámbito de la bibliotecología y de las ciencias de la información,
siendo la preocupación y el desvelo la situación y la condición del
hombre y la vida; como la defensa y la lucha por hacer que la vida
alcance su mayor plenitud y significación.
La
mejora de estos servicios apunta a la legítima y enaltecida inquietud
por la plena realización del destino del hombre sobre la faz de la
tierra, encontrando el centro, el meollo y el significado de la vida,
sabiendo adónde vamos y hacia qué ideal nos dirigimos, información que
nos proveen los libros, como de las capacidades, talentos, recursos y
actitudes para trazar y alcanzar nuestras propias metas, objetivos y
horizontes.
2. Esencia
de esta función
El
compromiso de la biblioteca entonces es, en primer lugar, con la
cultura, empleando para ello recursos y potencialidades como son la
lectura, tanto de los textos escritos como también de la lectura oral,
la lectura de imágenes y la lectura de la realidad.
Todo
lo anterior obtenido a través de diversos medios y soportes, entre
otros el papel, los medios audiovisuales como también las pantallas
electrónicas.
Ante
esta situación lo primero que tenemos que reconocer es que, si el
propósito es mejorar a la persona y a la sociedad, una de las actitudes
de esta actividad profesional es su predisposición a conservar y
consolidar lo bueno y su predisposición, al mismo tiempo, a cambiar lo
ineficiente, deforme y malo.
En
la esencia de esta función, entonces, está por un lado la conservación
y, por otro, el cambio y la innovación. Sin embargo, lo que más
predomina y se impone por ahora es la conservación que en muchos casos
se torna en rutina. De allí que, lo que más debemos exigirnos por
compensar la tendencia anterior, es el cambio y la transformación.
3. Conscientes
y prósperos
Para
ello, vamos a tener que cambiar o innovar no solo los soportes y
recursos sino las orientaciones, las actividades, los servicios; como
también los productos, técnicas y herramientas con las cuales operamos.
Ello
va a determinar que seamos personas creativas, no ortodoxas sino más
bien innovadoras y exigidas para adoptar los cambios necesarios, hecho
que supone un condicionamiento psicológico y determinadas actitudes para
que este cambio se realice y tenga un efecto positivo, por un lado.
Y
otro cometido es que estos cambios no dañen ni afecten negativamente,
ni a la institución desde la cual se labora ni tampoco a la persona y
grupo de personas que propician dichos cambios, ni mucho menos a los
usuarios de la información de que se dispone.
Al
plantearnos el rol del bibliotecario es mejor pensarlo como agente de
cambios que confinarlo al rol de conservador, procesador o difusor de
libros o materiales. Más que pensarlo incluso como promotor de lectura
entre los usuarios, el bibliotecario ha de ser aquel que, ligado a su
comunidad, propicie los cambios necesarios para sus pueblos y ciudadanos
sean lúcidos, conscientes y prósperos.
4. Niveles
de vida
El
bibliotecario como agente de cambio, antes que nada y primero que todo,
es que él ha de cambiar constantemente, porque ¿cómo es que va a
posibilitar o coadyuvar a que los cambios se produzcan si es que él está
atrapado en la rutina? Mientras más cambia el bibliotecario más cambia
la biblioteca orientada siempre sobre el eje de la identidad que es su
matriz y constituye el centro de su misión.
Porque
se es agente de cambio para alcanzar un pleno desarrollo humano.
Conectando con el arte, valiéndonos de aquello que la ciencia nos provee
para la solución de los problemas. En donde el potencial de los libros
vale en cuanto cambiamos vidas humanas, valiéndonos de las ideas fuerza
depositadas en los documentos que proveemos a nuestros usuarios,
conociendo sus intereses y prodigando el libro oportuno en el momento
oportuno y para el usuario oportuno.
Donde
el objetivo es apoyar desde la biblioteca para que se realicen las
transformaciones sociales que se requieren a fin de ser sociedades con
convenientes niveles de vida y para lo cual se requieren cambios principalmente en las conciencias de las personas.
5. Misión
social
Los
cambios que el bibliotecario ha de lograr no son externos, no se
instala en el mundo de las cosas, sino en el ámbito en donde en la
medida en que ocurran se cambiará radicalmente, y que acontece en las
capas o estratos profundos de la conciencia humana. Son cambios en la
manera de ser, de comprender, de expresarse, de opinar, haciendo de la
lectura una actividad que signifique desarrollo de la conciencia.
También
la lectura del alma y el espíritu de la comunidad, lo que da como
resultado un cambio cultural. Es en el ámbito de la cultura, campo
pródigo, vasto y plural, en donde deben ocurrir los cambios a los cuales
apunta la biblioteca consciente de su verdadera misión social.
Cambios
en coherencia con el mundo que vivimos significa que, a cada nueva
innovación tecnológica, sea en el campo de las técnicas de edición, de
reproducción de nuevos soportes informativos, o de nuevos recursos que
contienen información, las bibliotecas o unidades de información tienen
que adecuar estrategias para incorporarlas en sus servicios, teniendo
una propuesta desde la misión de la biblioteca, ganando y aprovechando
los nuevos medios para cumplir la misión que se ha impuesto cumplir.
6. Tinta
y papel
Los
servicios bibliotecarios tienen que ser buenos siempre, puesto que a
través de ellos se expande la lectura, y el acceso a la información
artística, cultural y científica para una población, que es como
garantizar que un río corra y fecunde las sementeras en donde se está
cultivando frutos que harán posible que las personas tengan los recursos
indispensables para vivir en bienestar. Es como garantizar que llueva,
hecho que va a garantizar que haya buenas cosechas.
Sin
embargo, es muy pesada la inercia en pro de las técnicas en el trabajo
de los científicos de la información. Desembarazarse de las técnicas es
lo más arduo, cuando ya han caído en la obsolescencia Felizmente se
cuenta con aliados estratégicos para esta operación: las computadoras.
Que ellas hagan el trabajo duro a fin de que bibliotecarios,
documentalistas, vuelvan a la relación humana franca, libre y creativa.
Hay
por ahora una gran marcha, aquella que avanza de una sociedad basada en
la tinta y el papel hacia otra que centra su poder en el reflejo
intermitente de las letras cual fantasmas en la pantalla electrónica, en
la cual tinta y papel han de asociar su función a estas otras manifestaciones.
7. Conectados
en línea
En
este panorama: ¿cuál es la situación de la biblioteca? ¿Desaparecer?
No. Pero sí cambiar. De allí la importancia de hablar del bibliotecario
para el cambio, perspectiva en la cual lo primero y eficaz, lo más
conveniente y leal, es: ¿cómo cambiar primero nosotros?
La
biblioteca dentro del acceso de la información a distancia o
telemática, no es que deje de existir, puesto que cada vez será menos
visitada debido a que cada usuario acceder, a través de su computadora
personal a los servicios existentes en las redes electrónicas y a las
cuales pueden acceder con bajo costo y sobre todo encontrando una
variedad profusa e ingente de información, que es muy probable que la
biblioteca no la posea ni la pueda ofrecer.
Sin
embargo, ello no significa que la biblioteca tenga necesariamente que
cerrar sus puertas. Sus funciones cambian de orientación: ¿Qué es lo que
cambia por ahora en las bibliotecas?: 1. Que no han de limitarse a
procesar los libros y establecer servicios solo centrados en ellos. 2.
Que sus espacios sean puntos de interconexión a emporios informativos
como a establecer vínculos con otras bibliotecas, redes y servicios
informativos conectados en línea.
Epílogo
tenaz
Pero
se requieren también cambios en relación a la revolución mediática o
medial, de los medios o tecnologías de la información y comunicación, en
donde han ocurrido cuatro revoluciones informativas en la historia de
la humanidad: 1. El descubrimiento de la escritura. 2. La invención de
la imprenta. 3. El surgimiento de los medios masivos de comunicación. 4.
La aparición del internet y los hipertextos.
Para
lo cual es importante el empoderamiento de recursos, medios, canales,
conexiones y lenguajes del ciberespacio y la mediósfera, campo en el
cual las bibliotecas, que son importantes para el desarrollo cultural y
social, como lo es un centro educativo, pueden cumplir una
extraordinaria labor.
Por
ahora pareciera que el “homus videns” atraído por los reflejos de las
pantallas exóticas, externas y vibrantes, aún no compagina mucho con el
hombre predispuesto para la lectura apacible. Pero, así como el libro y
las máquinas de tipos móviles no terminaron con la palabra oral, así
también las modernas tecnologías electrónicas de la información y
comunicación se enlazarán y terminarán asociándose con los tradicionales
medios de contener y 6esparcir conocimientos e información.
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