Danilo Sánchez Lihón
1. Otro
infinito
Una
maravilla natural del Perú y patrimonio del mundo es la Cordillera
Blanca de los Andes, situada en el departamento de Ancash al norte del
Perú, que es una cadena montañosa que se extiende a lo largo de 200
kilómetros, conformada por 722 glaciares.
Que
es como si tuviéramos la presencia de otro universo en esta nuestra
cotidianeidad tan efímera, ocasional y contingente, siendo esta cadena
de nevados la evidencia de que hay en alguna parte otros mundos y que
son portentosos.
Como si por ellas, de blanco purísimo, este nuestro cosmos se hubiera roto, y ellas fueran la presencia tangible de otro infinito, distinto y absolutamente perfecto, representado en la blancura impoluta de las nieves eternas.
2. Encaje
sublime
En
donde se encuentra la montaña más alta del Perú, como es el Huascarán
que es un pico de dos cabezas, bifronte, como la montura de un ser
mitológico, pico nevado que mide 6,768 metros sobre el nivel del mar;
Esta
cordillera corre paralela al valle del río Santa de aguas que se
despeñan arremolinadas por los farallones y entre los pedruscos.
Ora
azuladas, pardas o verdes, y que forma el también muy conocido Callejón
de Huaylas para ingresar luego por el infierno del Cañón del Pato.
Contemplados
desde la lejanía el diamante de las nieves perpetuas hacen una visión
no solo de inmaculada hermosura en el cielo azulino sino de un encaje
sublime y de misterio indescifrable.
3. Estrella
de la mañana
La
Cordillera Blanca es una realidad absoluta, con su cadena de picachos
nevados. Con sus lagunas espejeantes incrustadas en la roca antiquísima
conformando el panorama y el espectáculo más asombroso del planeta
Tierra.
Paisaje
onírico, alucinado y hasta sublime, más en el contraste del verde
luminoso de la campiña combinado con el verde suave de los trigales, con
el oscuro de los bosques, de la nieve imponente perfilada en el añil o
índico del cielo serrano.
Con
la luna, el sol y el lucero del alba bogando por cualquier sitio del
horizonte, y que se contempla desde cualquier puerta, ventana o calle de
Huaraz que significa amanecer, o estrella de la mañana.
4. El deshielo
implacable
La
primera vez que contemplé de cerca esta presencia sideral fue en una
excursión que hicimos el año 1965, integrada por los estudiantes que
habían obtenido las mejores calificaciones del conjunto de
especialidades de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Mi
compañero de asiento, redactor de La Gaceta Sanmarquina, el ayacuchano
Hermógenes Jananpa Vallejo, después de haber estado abstraído
contemplando la brillantez de las montañas tutelares dijo para sí mismo
una frase que la recuerdo nítidamente:
– ¡Panteón de ángeles!
Frase
premonitoria y que la evoco cada vez que me estremezco con lo que
sucedió posteriormente en el terremoto del 31 de mayo del año 1970.
Pero más con lo que está aconteciendo ahora, con el deshielo implacable de estos nevados prodigiosos, efecto de la calamidad mundial como es el esperpéntico calentamiento global del planeta.
5. Roca blanca
de amianto
Sobrevolando
este territorio desde el avión se divisa el espectáculo de las lagunas
espejeantes, de color azul ilusión o verde turquesa al pie de los
nevados ora opalinos, ora de esmeralda y ora traslúcidos.
En
cuya superficie se reflejan las siluetas imponentes de los picachos
escarpados, y las manadas de nubes que bogan sueltas o apelotonadas,
cambiando también de formas y colores para mirarse en el espejo
transparente de esas aguas y contemplando su fondo mágico y
abrillantado.
Lagos,
lagunas y puquiales ellos mismos encajados como ingreso a otras moradas
más trascendentes y puestas en la roca blanca de amianto.
O
bien de la sustancia denominada graniodirita, que es la composición
calcárea de que están hechos estos peñones o cantiles, y que hacen que
la experiencia de tocarlas, o sentirlas, o mirarlas sea cósmica, o
mística y rayana con lo religioso.
6. Reserva
Mundial
Es
la Cordillera Blanca de los Andes la cordillera tropical más extensa en
el mundo. Y que y tiene la mayor concentración de hielo en el Perú.
Cuenta con los picos nevados más altos del mundo.
Área
donde se desarrollaron culturas de asombro y de leyenda. Culturas cuyas
prácticas se perfilan en todo con la aureola del mito, del rito y del
culto sagrado, como son: Chavín, Recuay y Huaylas. Y luego, sobre la
base cultural que ellas crearon y forjaron, sobre ellas la expansión de
las culturas Wari, en el siglo IX, y después Inca, en el siglo XIII.
La Cordillera Blanca de los Andes del Perú ha sido reconocida por la Organización de las Naciones Unidas como Reserva Mundial de Biósfera, en el año 1977, y por la Unesco como Patrimonio Natural de la Humanidad, en el año 1985.
7. Asombro
y misterio
Desde
El Mirador de mi casa en Santiago de Chuco todas las mañanas al
despertar divisamos hacia el frente los nevados de la Cordillera Blanca
del departamento de Ancash que son como lámparas encendidas que incluso
refulgen en la noche.
Son
diamantes, amatistas y esmeraldas en lo más empinado y abrupto de la
cordillera, y que nos recuerdan que este es un mundo sagrado, que es
prodigio y que es milagro.
Y lo refiero porque la presencia de estas hierofanías del Callejón de Huaylas no solo hace de este un lugar mágico.
Que
no es solo un lugar de energía y poder cósmico, sino que inspiran para
decisiones de la vida consagrada y a nociones trascendentales como es la
libertad.
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