Danilo Sánchez Lihón
¡Sierra de mi Perú, Perú del mundo,
y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!
César Vallejo
1. De su seno,
la vida
En la cosmovisión andina la tierra es madre sabia, protectora y fecunda. El hombre concibe a la tierra como mujer, reconoce en ella dones femeninos, pero además maternales y providenciales.
De la tierra nosotros somos su progenie, a quienes nos ofrece sus dones, las mieses, el dulce madurar de las espigas, los árboles y sus frutos. Y todo brote, por pequeño que sea, es su presencia y contiene el sabor, la frescura, el aliento y prodigalidad de su vientre amoroso.
A ella pertenecen los animales que nos lo ofrece compasiva, para que convivan con nosotros; nos acompañen, se reproduzcan y compartan la vida y la muerte a nuestro lado. Y de su variedad y belleza se regocije nuestro espíritu.
Desprendidos de su útero fecundo también los hombres hemos nacido; estamos hechos de sus raíces, de sus elementos básicos, de sus savias nutricias, de sus légamos, sus esencias, fragancias y latidos.
Y de su emoción y ternura abundante y generosa; que todo lo ofrece y comparte. Y como hijos leales hemos de ser siempre agradecidos; y tal y como ella es: solidarios, protectores, telúricos en la medida en que nos identificamos con ella.
2. Día
a día
Si exploramos en el fundamento de su misterio, tratando de explicarla y comprenderla, le encontraríamos un corazón estremecido, venas por donde circula el agua como sangre vivificante, y unas entrañas amorosas como las de todas las madres.
Y emanando de su seno, la vida. Y el regreso a la tierra que no es muerte sino el recogerse otra vez en su pollera encantada. Quizá eso nos ayude a comprender la presencia de todo lo que de ella brota y florece conteniendo una dimensión sagrada.
Es por eso que la cultura andina es eminentemente espiritual, enteogénica y hierática, que todo lo abarca, ocupa y explica la presencia de lo divino. En donde es Dios todo. Lo más ínfimo e inerte: como la oruga, el piido de una avecilla, el croar de la rana, una piedra, como el lucero, o la espina de una flor, son presencia de lo santo. Que no separa lo mundano de lo venerable, sino que los enlaza, los funde e integra en un solo soplo vital.
Pero, además, los antiguos peruanos en su mitología de creación del mundo, de la vida y del hombre no lo sancionaron como un proyecto acabado sino como un proceso que se va construyendo día a día; y ello mediante una estrategia de ensayo y error, que se proyecta en el tiempo y el espacio; tal y como evoluciona la historia y hacia el horizonte de alcanzar cada vez mayor perfección.
3. Matiz
cobrizo
Por ejemplo, para la creación del hombre y a fin de dotarle de su fisonomía más cabal, precisa y definida, al principio el cocimiento en el horno en el cual se probaba su templanza y fortaleza, al extraerlo y ver su configuración y firmeza se vio como resultado que el producto aún estaba crudo.
De donde se concluye que se configuró el hombre blanco no del todo bien hecho porque no había alcanzado su grado exacto e integral.
Esto no les satisfizo ni a Pachacámac ni a la Pacha Mama. Y descartaron ese resultado, dejándolo a un lado e intentando una nueva creación.
Después le dieron más tiempo de cocción, que resultó excesivo, pudiendo hasta quemarse el modelo que intentaban engendrar. Y también tuvieron que descartar esa elaboración.
Finalmente encontraron el término conveniente, equilibrado y legítimo, cuando alcanzaron el matiz cobrizo parecido al bronce que tiene el hombre de estas latitudes, apariencia que les pareció la más estupenda.
Y ese arquetipo fue al que finalmente consolidaron por ser ecuánime y probo, justo medio y síntesis de todos los intentos anteriores.
4. Tres
dimensiones
No hay en esta cosmovisión un efecto inicial certero, infalible y providencial, mediante el cual todo sale ya concluido y perfecto, sino que los dioses como los hombres tienen que ahondar en un proceso en base a distintos ensayos de acierto y error; de ritmos, materiales, condiciones hasta llegar a un nivel propicio que será a su vez el punto de partida para una nueva realización.
¿No es acaso extraordinario y significativo reconocer que en la manera de comprender la realidad del mundo andino se incorpora este elemento fundamental de lo que es la dialéctica y la evolución? Así como también el concepto de que en todo proceso creador se aprende, se indaga y se descubre.
Y es que la cultura andina es eminentemente educativa. Hay inmersa en dicha concepción principios pedagógicos que hicieron de nuestra cultura el paradigma que fue y que es.
Y así como en lo anterior se aprende, hay otra dimensión contenida en esta visión, cual es que en el pensamiento andino se propugna a ser organizador, líder y conductor.
5. Luna, sol
y estrellas
Las siguientes nociones son categorías básicas del pensamiento andino en relación a una comprensión y pensamiento inclusivo de la realidad:
El Kay Pacha, mundo de la superficie;
El Uku Pacha, mundo de abajo o del subsuelo;
El Hanan Pacha, mundo de arriba.
Pero estos niveles no se dan u ofrecen separados, como divisiones esquemáticas y excluyentes sino dinámicas y en constante interacción, sagaz y coherente.
Y supieron que la vida es un soplo de energía que se renueva en la medida en que la absorbamos de esas tres dimensiones.
Sea de las pacarinas, de los abismos y profundidades; sea de las montañas inhiestas; de los ríos que bajan de las alturas, de los manantiales de punas y pajonales, como del cosmos en donde bogan serenos la luna, el sol y las estrellas del firmamento.
6. Mundo
de la armonía
Nuestros antepasados andinos tenían una filosofía de la armonía del hombre; primero, de una feliz relación con el mundo de abajo, de nuestras raíces y de los elementos orgánicos que nos integran y conforman.
En segundo lugar, con el mundo de aquí, del presente y de la superficie, es decir de todo aquello que nos prodiga la tierra, donde convivimos seres vivos y seres inanimados, pero formando parte del cuerpo cósmico, que es base y soporte de la vida.
Y, en tercer lugar, con el mundo de arriba, de la divinidad y lo sagrado, donde continúan como energía los seres que aquí existieron y formaron parte importante de nuestra existencia.
Y que, si bien ahora no son visibles a nuestra vista, están sin embargo a nuestro lado y nos protegen, velando por nuestra existencia desde una dimensión esencial, donde ahora moran y desde donde nos envían sus dones y sus preses.
7. Fuego
o ceniza
Ahora bien, la cosmovisión andina como sistema de pensamiento, pero a la vez de emoción, como de legítima y coherente imaginación, puede ser fuego como puede ser ceniza.
Será fuego en la medida en que a partir de ella podamos construir la realidad con los valores que sustentan al mundo, porque son justos y cabales a nuestro medio, y plasman y concretan los anhelos más sentidos de la sociedad.
Serán fuego en la medida en que nos alcancen y provean de verdades con poder transformador, capaces de cambiar el actual estado de cosas, transformando la escasez y la injusticia porque ellas son indignas a las aspiraciones legítimas del hombre.
Porque no podemos convivir con el atraso y la miseria, con la inopia y la infamia, con la frustración y el descalabro de individuos e instituciones, con la pérdida gradual de valores y de nuestra verdadera condición humana.
Serán fuego en la medida en que nos subleven, rebelen y solivianten a fin de superar la situación de rezago en que nos debatimos, porque sus estamentos son inconformes con la verdadera naturaleza y dimensión del hombre.
8. País
de paz
Será ceniza si es que no rescatamos las ideas fuerza que hay implícitas en ellas, si las ubicamos en el nivel de la especulación teórica y no en la perspectiva de poder transformador, aquellas que no entran en contubernio con la crisis que vivimos.
Será fuego cuando es mundo de la armonía y del sosiego, del amor y del trabajo que nos hace seres edificantes, francos, sencillos; con frescura, transparencia y vitalidad.
El pensamiento andino incentiva a ser Pachacútec, magnánimo y grandioso, reformador del imperio, remodelador del Cuzco y constructor de Machu Picchu.
Porque: ¿ha habido en el mundo una cultura que haya tenido cinco mil años de paz? Desde Caral, en el Perú, eso se demuestra. En el mundo andino que se vivía pacíficamente mientras otras culturas se debatían y desangraban en guerras que duraban cien años. Aquí no. Y esto está en nuestros genes.
El Perú es un país de paz, y de fiesta; como lo demuestran sus canciones y sus danzas que cada día se extienden más hacia el universo.
*****
CONVOCATORIA
XX ENCUENTRO
INTERNACIONAL ITINERANTE
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
ITINERARIO
TELÚRICA DE MAYO, 2019
ABARCA DEL 10 AL 19 DE MAYO
LIMA:
VIERNES 10
HUARAZ:
(Se pernocta)
SÁBADO 11
CARHUAZ
YUNGAY
CARAZ
(Se pernocta)
DOMINGO 12
LA PAMPA
CORONGO
(Se pernocta)
LUNES 13
CABANA
PALLASCA
(Se pernocta)
MARTES 14
MOLLEPATA
ANGASMARCA
CACHICADÁN
MIÉRCOLES 15
(Se pernocta)
SANTIAGO DE CHUCO
(Se pernocta dos noches)
JUEVES 16
VIERNES 17
TRUJILLO
(Se pernocta)
SÁBADO 18
GUADALUPE
DOMINGO 19
EN EL CENTENARIO
DE LOS HERALDOS NEGROS
*****
Los textos anteriores pueden ser
reproducidos, publicados y difundidos
citando autor y fuente
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.com
Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
Ediciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es
*****
DIRECCIÓN EN FACEBOOK
HACER CLIC AQUÍ:
*****
Teléfonos Capulí:
393-5196 / 99773-9575
capulivallejoysutierra@gmail.com
Si no desea seguir recibiendo estos envíos
le rogamos, por favor, hacérnoslo saber.