martes, 4 de enero de 2011

EL REGALO DE LOS REYES MAGOS VIVE EN AMAR A LOS NIÑOS - POR OMIRA BELLIZZIO POYER

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EL REGALO DE LOS REYES MAGOS VIVE EN AMAR A LOS NIÑOS

Por Omira Bellizzio Poyer


Los Reyes Magos son un ejemplo de que todas las metas que nos proponemos podemos cumplirlas, ellos se dieron a la tarea de perseguir un sueño, seguir una luz que los llevaría al Niño Jesús, el Mesías. Los Reyes Magos dieron sus regalos a ese niño que nació en un establo, sin comodidades, con carencias y llegaron hasta Él para adorarlo. Por la historia bíblica entendí que reconocían a ese niño como el símbolo del futuro de la Humanidad. En mi humilde opinión, la fe de Gaspar, Baltasar y Melchor fue creer que la esencia del Hombre está en él mismo, en sus actos de amor al prójimo, que se vivifican en la niñez para liberarse en el transcurrir de los años.

Quiero que sientas igual que yo, busca en tu corazón la imagen de un niño. Si tienes hijos, si tienes hermanos menores, si tienes sobrinos, nietos, ahijados, primos o vecinos, simplemente piensa en aquellos maravillosos seres que llamamos niños, los que están en todas partes. Probablemente, en este momento alguno estará rondando tu mente y alegrando tu corazón.

De camino al trabajo, al mercado, o cuando vas de paso por una plaza los has visto corretear, jugar, reír, cantar… llorar. Cuántas sonrisas nos sacan con facilidad, cuántas lágrimas brotan de desesperanza, también.

Recordemos cuando éramos niños y niñas, cuántas vivencias gratas y no tan gratas guardamos, sin embargo, seguimos saliendo adelante, buscando la paz, la armonía y perdonando.

Asómate a la ventana, quizá un niño va de la mano de un adulto, quizá camina perdido… lejos de su hogar… cuántas historias llevan a cuesta sus pequeños hombros a temprana edad.

Quizá ellos en su propia casa, se esconden detrás de un sofá o debajo de una mesa, quizá sobre ella no tienen un plato de comida. O, el maltrato se hace presente, el abandono se hace consecuente, el abuso está haciendo de la suya.

Hoy por hoy muchos Herodes quieren desaparecerlos de alguna manera y hacerles daño, pero también contamos con un ejército de ángeles que no lo permiten. Los niños y las niñas vienen al mundo hacer vida, dan continuidad a nuestra existencia. Soy de las que piensan que el ser humano da vida para que el mundo no desaparezca, pero debemos comulgar todos por ese ser, que salió de nuestro vientre o decidimos criar, respetándolos, guiándolos y complementándolos con la esencia pura del amor: que educa, que atiende, que protege, que los hará seres humanos nobles, llenos de luz y no porque ostentan sangre azul, sino el título de hombres de bien, que luchan por convivir en armonía. Los Reyes Magos lo certificaron con el nacimiento del Niño Jesús, pues, por ser sabios eran llamados magos, entonces, sus obsequios iban más allá de lo material, nos dieron entendimiento para vislumbrar nuestra verdad.

¿Cómo no hacer nada por los niños en el mundo? En algún lugar distante o cercano un niño en este preciso instante tiene hambre, es maltratado, abusado, se encuentra solo, cuida de otros niños como él, duerme en la calle, come de la basura, está enfermo, no asiste a la escuela, roba o se droga. Sinceramente, no quiero seguir la lista porque me siento terriblemente triste e impotente.

Qué hacer, cómo ayudar… si lo que hago es escribir para ellos, lo poco que he podido hacer es ir a leerles cuentos, poemas y darles ciertas nociones de cómo escribirlos, en escuelas y hospicios. Siento que no hago nada, aunque colabore con organizaciones y les pida a ustedes que se unan a alguna institución de atención al niño y sean portavoces de este grito de auxilio.

Qué hacer, cómo ayudar, continuar visitando escuelas, hablarles a los adolescentes de cómo protegerse en sus relaciones sexuales, avisarles que emocionalmente no están preparados para ser padres responsables, a veces no lo estamos los adultos por todo lo que implican los compromisos económicos, sociales e inclusive de pareja, por citar algunos.

Qué hacer, cómo ayudar, ganarnos su confianza, su afecto y compartir el tiempo con nuestros hijos podría ser nuestro primer paso, para los que los tenemos. Es decir, comenzar por casa, eso no garantiza que todo saldrá como soñamos, pero seremos consecuentes en nuestra misión. Hablemos, conversemos, seamos campanas y fundemos buenos valores, compartamos nuestras experiencias no sólo con nuestros hijos, sino con los niños que nos rodean, siendo multiplicadores con nuestros amigos y familiares. Entonces, dando amor, estaremos recibiendo mucho a cambio. En principio es la única manera que tengo de ayudar, iniciando con mis niños más cercanos.

La sociedad del siglo XXI, exhibe un sistema de valores que ha ido cambiando a la familia. En la actualidad existen familias formadas por padres-padres, madres-madres, madres-solas, padres-solos, madres-padrastros, padres-madrastras, padre y madre-adoptivos, abuelos padres-abuelas madres, en fin. Aún como fuese el caso, hemos constatado que el amor por nuestros hijos, los hijos de nuestras parejas, nuestros hijos adoptivos o nuestros hijos-nietos, supera cualquier disfunción, el amor es milagroso. ¿Acaso no es peor que no lo tengan nunca?

Qué hacer, cómo ayudar, exigiendo a nuestras autoridades que se involucren con la situación de peligro y abandono que se encuentran nuestros infantes. Como escritora, aprovecho mi tribuna (mi blog dedicado a la infancia) y grito: ya basta es momento de hacer algo por nuestros pequeños.

Qué hacer, cómo ayudar, no permitamos que más personas violen los derechos de los niños y niñas. Denunciemos aquellos que los pretenden prostituir y esclavizar, cuántos casos están registrados oficialmente por los organismos internacionales. Aplaudo a todas aquellas personas que toman la firme decisión de ayudarlos y defenderlos, que trabajan sin descanso, como Anuradha Koirala, de Nepal.

Expresar mi sentir a través de estas líneas es tan poco, muchos de mis amigos escritores y escritoras, poetas y artistas plásticos están prestos a apoyar con sus dones a distintas organizaciones, aportar con sus letras, sus voces y creatividad. Otros apoyan con su trabajo, como los médicos, abogados, ingenieros, empresarios. Nosotros también queremos sembrar sonrisas en nuestros niños y niñas. No es un lugar común, es la verdad más perfecta y grandiosa decir: los niños y niñas de hoy merecen un futuro mejor como adultos, son el futuro de la gran plaza llamada Tierra.

Omira Bellizzio Poyer



Escritora para Niños

Miembro Fundador de Plaza XXI, Grupo de Arte Internacional.

www.secretosdeltaller.blogspot.com

www.plazaveintiuno.blogspot.com



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