Por: Efraín Vásquez Veramendi
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A mucha gente, sobre todo a los politicastros de hoy le sonará a cebo de cerebro (es decir a nada) esta palabrita que por sutil afonía y metáfora, linda con simpatía; pero realmente se refiere a la capacidad que tenemos los humanos y que debemos practicar siempre en todos los actos de nuestras vidas, de ponernos en el lugar del interlocutor o la persona que tienes delante. Howard Gardner, en sus estudios realizados sobre la teoría de las inteligencias múltiples, la califica como inteligencia interpersonal, en buen cristiano, es la capacidad de percibir en un contexto común, lo que un individuo diferente puede sentir.
Un ejemplo clarísimo de ausencia de empatía, ocurre con nuestros semejantes del sur chico, después del terremoto de hace dos años en el departamento de Ica, las ciudades de Pisco, Chincha e Ica misma, sufren hasta hoy, la desidia y el abandono de las autoridades de todo nivel, el obeso Presidente se llena la boca con discursos populistas diciendo que hay dinero a raudales para este fin, sumados éstos a las múltiples donaciones y recursos de naciones amigas que conmovidos por la tragedia han puesto a disposición del Perú, pareciera una bonanza que los lugareños sienten como una cruel burla.
Que tal ostra por mi madre
Nadie se inmuta con el dolor
Ni el juez, ni el gobernador
En medio de tal desmadre
Mucho menos el Presidente
Que a repulsa de su buen diente
Traga, se embucha y no siente
El hambre de tanto García, pariente
El Presidente regional de Ica, pide celeridad a la indolente burocracia, bien sentado en su mullido sillón y sin hacer ni michi, los alcaldes de estas tres ciudades principalmente, sencillamente andan gimiendo en cuanto micrófono se les ponga en la boca y tampoco hacen nada, mientras el ciudadano común que sobrevive sin agua, desagüe y otros servicios básicos, tiene que sumar su hambre y necesidades a estos perezosos de antología, producto inconfundible de los que nos gobiernan, sin ideas, sin iniciativa, sin inventiva, sin propósito… pero para la coima, para el reparto bajo la mesa, para la tranza ¡carajo! ahí si atarantan hasta la madrugada. toda esa laya de comechados, en un momento de lucidez o en medio de sus borracheras y entripados, pensaran ¿que sienten los iqueños? no creo, no creo siquiera que piensen, esta lacra de peruanos que comen de peruanos, es un estigma que mansamente lo aceptamos como tal.
La paciencia del pueblo no aguanta
Por eso es que se levanta
A desdén de tanto “chanta”
Que siguen con su bailanta
Hay que unirlos con una manta
Y a los rezos de una santa
Mientras la plañidera canta
Quemarlos a fuego e’ llanta
Personalmente soy sobreviviente del primer gobiernos del aprismo, y del terremoto de 1970 en Ancash, (que es bastante decir) y se lo que pasa por la mente de un damnificado en estas circunstancias, no hay peor desprecio escondido que uno siente, ante la desesperación de conseguir alimentos, abrigo, medicinas, techo, agua… son tantas las necesidades que ciertamente lo que uno recibe y percibe, son migajas, un ripio de canto rodado en un abra de desembocadura, el desaliento te desmorona, el entusiasmo se esfuma, solo la fe en Dios te alienta, llega un momento en que ya no esperas nada de nadie ¡menos de tus autoridades! que ante tus ojos y mirada, pasean su conchuda humanidad como si nada hubiese pasado, el hambre ruge en tu estomago, el llanto de tus hijos no cesa, es tiempo entonces del grito y la protesta, del puño alzado blandiendo el aire, del ceño fruncido pronto al escupitajo de desprecio, un lance al bicho que te enviste con los pitones prestos a brindarte el fin, un manos a mano con la muerte.
En medio de tanto desastre
Con harto dolor como lastre
Mi vecino, que es sastre
Quiere llegar hasta el castre
A ver si con este estallido
Con mas de un intento fallido
Al regional que es tullido
Hace algo por su apellido
Por eso, con esta propuesta de instituir la empatía como política de estado, estoy seguro que los congresaurios, los presidentes regionales y alcaldes provinciales o distritales, tienen que volver a nacer, ni que decir del mofletudo Presidente que lejos de la austeridad alimenticia que padece el populorum, exhibe pronunciada buzarda, desafiando no solo la confianza de un pueblo que con masoquismo amnésico crónico se equivocó en elegirlo de nuevo, (el pueblo también se equivoca) sino que las propias leyes de la naturaleza que exigen armonía en las formas anatómicas y silueta del que personifica a la nación, ha sufrido un disloque contra natura, porque mientras la base de la pirámide se muere de hambre y clama justicia, la punta de la misma desborda en opulencia, soberbia y desprecio, si el mas simple de los servidores públicos tuviese una pizca de empatía, estoy mas que seguro que las cosas cambiarían radicalmente; el hecho de sentir o imaginar al interlocutor y dimensionar su necesidad, no solo es ponerte en los zapatos del que tienes en frente, sino que sobre todo, hay percibir su carestía, su privación, su falta de calor, de entendimiento, de amor al prójimo.
Por eso mi hermano Ambrosio
Asumió un ministerio
A despecho del misterio
De su profesión, el ocio
Y no hay que ser artista
Para meterse a la lista
Y salir de congresista
Con solo un carné aprista Y es que no hay solidaridad, no hay identificación con la causa, con el dolor, con la desgracia, si no te toca, sencillamente no te importa, y si como autoridad o entrevistado fortuito o portavoz de lo “legal” se te ocurre pronunciar cualquiera de estas palabras, solo son adjetivos presumidos, huecos, vacíos. Por ejemplo, si el secuestrado no es un familiar o un conocido, ni te conmueves y punto, si ves un atropello vial, un asalto callejero, una colecta para combatir el cáncer… te haces el loco y sigues caminando ¿dónde? ni tu mismo sabes.
Al modelo de Abimael
El otro orate, Alan Gabriel
De la forma más vil y cruel
Castiga a Ica, la fiel…
Terminada la luna de miel
Sufriendo mucho como Abel
Quieren bautizarlo con hiel
Como hijo de Luzbel
Que les parece
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