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Viernes 5 de junio, a las 7:30 de la noche
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DERRAMA MAGISTERIAL
Av. Avenida Gregorio Escobedo Nº 598 - Jesús María - LIMA
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JOSEFINA ÑAHUIS ME LLAMAN
Por Ángel Páez
Ñahuis es una palabra quechua que significa “ojos”. Es un legendario y respetado apellido andino, muy conocido especialmente en el sur. De indudable raigambre andina, Josefina Ñahuis Bernedo, nacida el 12 de marzo de 1980 en Chincheros, Apurímac, criada en un hogar de modestos agricultores, es una de las nuevas estrellas de la música tradicional andina en quechua, aimara y español. Su repertorio, sin embargo, no se constriñe al ámbito geográfico donde nació y vivió. En el segundo álbum de su floreciente carrera, Tapikara: Lluvia de canciones (2009), la cantante ofrece temas de Áncash, Puno y Junín, además de Ayacucho y Apurímac. Combina canciones tradicionales recopiladas por grandes maestros o por ella misma. E incluye un tema propio.
Ñahuis pretende restablecer la belleza del canto andino tradicional, envilecido por el afán de dinero y el figuretismo farandulero de algunos artistas.
Y no está sola. La acompañan personalidades como el guitarristas Julio Humala Lema y el acordeonista Teo Corilla, quienes también ofician de arreglistas de la mayoría de los 14 temas. El segmento más potente corresponde al puñado de huaynos y mulizas, en los que la cantante recibe el respaldo de la gran orquesta típica Selección del Centro, dirigida por el maestro Atilio Moreno Amaro, virtuoso del arpa huanca. Corresponden a esta sección los títulos “Bajo el puente de Chupuro”, del mítico Zenobio Dagha, “Despedida yauyina”, de Olga Espíritu, y “Josefina es mi nombre”, compuesto especialmente para la ocasión por Atilio Moreno. La letra dice: “Orgullosa de mi raza/ Sangre chanca corre por mis venas/ Tierra de cóndores y pumas/ Donde nace gente guerrera”.
En la última visita de Mercedes Sosa, Mabela Martínez, del programa “Sonidos del Mundo”, invitó a Josefina Ñahuis para que le cante a la argentina. “La Negra” se estremeció con un huayno en quechua porque le hizo recordar su tierra tucumana, hasta donde llegó la influencia quechua y donde aprendió a cantar. Es imposible no sentirse tocado por la voz de Josefina Ñahuis. Se instala de inmediato en el corazón. Huele a retama y suena a cascada de manantial, pero también ruge como el viento de la puna.
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Fuente:
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http://www.larepublica.pe/fuera-de-nota/26/05/2009/josefina-nahuis-me-llaman.
Chincheros - APURÍMAC, cuna de Josefina Ñahuis Bernedo
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