viernes, 3 de junio de 2016

EL SOL DE JUNIO - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN



CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2016 AÑO
CONSTRUCCIÓN DE CONCIENCIA
Y CONCRECIÓN DE SOLUCIONES
 
JUNIO, MES DE LOS NIÑOS,
DEL MEDIO AMBIENTE, DE LA GLORIA
DE ARICA Y DE LA IDENTIDAD ANDINA
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 

SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL

 
*****
 
LA MÁS HERMOSA ACTIVIDAD LITERARIA Y CULTURAL
QUE SE REALIZA EN NUESTRO PAÍS Y EL MUNDO
Hoy te saludo, don César Vallejo Mendoza en tu mismo Santiago de Chuco querido y en tu misma casa. Aquí te reverencio conmovida, con fe y orgullosa, por ser el poeta consecuente, combatiente y ejemplo de humanidad.
Hoy nos reunimos aquí en tu patio y en el corredor, en el poyo de tu infancia gracias a tu colega y paisano don Danilo Sánchez Lihón, y a tu ya emblemático movimiento cultural Capulí, Vallejo y su Tierra en su 17 versión, y que año tras año nos reúne artísticamente a propios y extraños, a peruanos y extranjeros, para enaltecer tu vida y tu obra.
Es Santiago de Chuco, tierra hermosa y bendecida por los apus, cuna del más grande poeta universal, quien con sus versos sigue humanizando al hombre, y lo hace con su palabra libertaria, guiándonos siempre por nuevos senderos de justicia, hermandad y vida sin fronteras, sin interesar razas, credos, idiomas ni riquezas.
Poeta-dios es César Vallejo, quien abre corazones iluminándolos de colores, de belleza y magia andina con aura serrana de Santiago de Chuco, donde se resguardan sus pasos como el del más ilustre de sus hijos queridos.
Capulí 17 en donde he participado y compartido con compatriotas y colegas del arte de distintas nacionalidades. Y en  donde además de las actividades académicas se realizan actividades teatrales, de música, danza, folclor, exposición y presentación de libros destacando la belleza de nuestro país tanto ecológica, histórica, gastronómica, pero sobre todo la calidez humana de la gente.
Sin lugar a dudas, siento que Capulí, Vallejo y su Tierra es una de las más hermosas actividades literarias y culturales que se realizan en nuestro país y el mundo. 
JANET NAVARRO GÁLVEZ
POETA PINTORA
 
*****
 
3 DE JUNIO
 
 

PARLAR
DE LA
CANDELA
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA

 
EL SOL
DE
JUNIO
 
 Danilo Sánchez Lihón
Ya va a venir el día,
ponte el sol.
César Vallejo
 
1. El fondo
de un enigma
 
– ¡Hijos, levántense! ¡Ya el sol está alumbrando lindo! ¿Y ustedes siguen durmiendo? ¡Miren qué precioso que está el día!
Tiramos las mantas, dejamos la cama de frazadas tejidas de lana de oveja, donde dormimos arrullados con los balidos y el sonar de las esquilas que perduran en nuestros sueños y perviven en nuestros destinos.
– ¡Buenos días, mamá! –Le decimos restregándonos los ojos.
– ¡Miren afuera el sol!
Arrimamos la tranca, deslizamos en su ranura el postigo y abrimos la ventana. Y ¡ah! la luz del sol nos envuelve en su plumaje y nos sacude con sus alas, hiriendo nuestros párpados. Y se posa en nuestra frente e inunda el torrente de nuestra sangre, quedándonos quietos, con los ojos entrecerrados, pero bañados en su luz.
Y allí permanecemos en el umbral de la puerta con los ojos enceguecidos, sumergidos dentro del estallido de la creación, sintiendo que vivimos en el fondo de una joya, de un milagro y de un enigma.
Salimos al corredor donde la luminosidad del sol todo lo abarca bajo su manto de oro: las paredes, los balcones y las techumbres que se extienden como un mar de techos rojos.
 
2. Amatistas
y azahares
 
Todo resuena en la copa de una diáfana campana. Y todo está sumido en una honda fragancia. El sol dorado, amarillo, infinito, ha tendido majestuoso su alfombra de amatistas y azahares en el suelo.
– ¡Gracias, sol! –Musitamos arrobados.
¡Gracias por ser universal, y por ser a la vez aldeano. ¡Y de entrecasa! ¡Gracias por estar al fondo de nosotros mismos y en lo alto del cosmos!
¡Gracias por estar en el trono del firmamento pero igual aquí rendido en estas baldosas! Y humilde como un can familiar en la grada de la escalera. Y hasta entrando oblicuo al interior de los aposentos.
¡Gracias por estar en las piedras del muro como en el tallo alto de las espigas que se mecen en lo alto del muro! Y en sus flores, como en la tierra apisonada.
¡Gracias por posarte en los ventanales, en los balcones y en cada cosa y objeto pequeño! Y en cada uno de los enseres con que acompañamos nuestras vidas en esta tierra, como en los peldaños de la escalera por la cual subimos y bajamos.
– ¡Se está desbordando el agua del pozo! ¡Corran a tapar la entrada!
 
4. Malvas
y retamas
 
Ya en la escuela, enfilados en el patio de tierra amarilla, apisonada por los pies de los niños y las lluvias furtivas, el sol emerge a través de los geranios resaltando el añil del cielo detrás de los cardos y las malvas nacientes.
Porque el patio está bordeado de macetas y jardines donde florecen también los sunchos pasmados, los claveles rojiblancos, las malvas y retamas amarillas.
El sol abrillanta las copas de los árboles que sobresalen desde las huertas vecinas y cuelga una sombra al pie de los pilares, resaltando aún más los matices de las flores.
¡Sol tendido al pie de las pircas de piedra como un lebrel de oro. O volando como un gorrioncillo fiel! ¡O derramado por los suelos como una jarra de agua cristalina y de miel!
Que te posas en las nieves inmarcesibles, como en la puna inconmensurable. Que te asomas a los abismos y precipicios, pero que también estás alumbrando y dando abrigo a cada ser por minúsculo que sea. Presente en cada mínimo e ínfimo detalle.
 
 
5. Las golondrinas
azuladas
 
El maestro primero con las manos levantadas en señal de atención, las hunde luego en el aire delante de su pecho y empezamos a cantar, desgañitándonos con los rostros levantados a los aleros donde revuelan las golondrinas azuladas:
¡Oh sol! ¡Oh sol!
¡Oh nuestro padre el sol!
Tu luz, tu luz
tu luz nos cubre ya.
¡Oh sol! ¡Oh sol!
la vida tú nos das
oh sol, oh sol
la vida tú nos das.
Que es cuando entrecerramos los párpados, dejando pasar por entre nuestras pestañas los rayos descompuestos en los siete colores del arco iris, ordenados en corpúsculos de luz que se deslizan multicolores.
Y así miramos los tejados, la vastedad del cielo azulino donde se revuelven las nubes blancas.
Y seguimos cantando a pecho inflamado:
 
6. No nos prives
de tu luz
 
¡Oh, sol!
Arde siempre allí
en tu cielo azul
y envía hasta aquí
tu luz, tu luz, ¡oh sol!
Cantamos convictos y confesos, con el alma henchida, con nuestras voces agudas que horadan las nubes y se elevan con más ahínco en el cielo.
Y más al saber que el sol fecunda las espigas y duerme en las parvas haciendo madurar al pie de las horquetas el grano propicio que nos da el sustento de cada día. Por eso atronamos en la fuga de la canción del Himno al Sol, que dice:
No te escondas
tras las nubes,
no nos prives
de tu luz.
Tristes viven
nuestros campos
cuando falta
tu calor.
¡Oh sol! ¡Oh sol!
Sol que ahora trepa la escalinata que sube del patio al segundo nivel. Y se recuesta en el muro que va por el corredor a la puerta de los salones.
 
6. El fulgor
de sus alas
 
Que ha trazado en el ambiente una geometría exacta para cada uno de los seres y las cosas, delineando superficies, bordes y esquinas.
Que ha dorado con su hondo brillo en los adobes de tierra. Que es centelleo oculto, nervioso y recóndito.
Por eso, cada mañana reverenciamos al sol en nuestras vidas, cantando en el patio de la escuela al sol que dora todo el universo, vasto pero a la vez sencillo.
¡Más aún el sol de junio! Que es limón en flor, y oleaje de plumas amarillas.
¡Lámpara encendida! ¡Mariposa viva de hojalata e ilusión! Fogón con luz de estrellas.
¡Sombra de Dios! Y en él, ¡el aroma de todas las cosas! ¡Nítidas, precisas, exactas!
Latir del sol que está en los piidos de las aves. Y en el fulgor de sus alas cuando vuelan.
 
7. Todo
el infinito
 
¿Qué es el sol entonces este día de junio en que contemplo extasiado tu vestido de niña?
¡Es la vida tan honda y tan vasta. Tan intensa y tan llana!
Es un pañuelo que ampara y que saluda. Es el temblor de mi mano en lo insondable de tu mano y de tu corazón.
Donde el sol quiere ser una alfombra y un musgo de oro y plata, trazando los perfiles de todo lo creado. De lo que está cerca y de lo que está lejos todavía.
Buscando hacértelo caber en la luz de tus ojos. Alrededor de ti, en el lugar en donde te sientas a contemplar el mundo sin atrevernos a avanzar un paso más para tocarlo porque desde ya es tuyo y es mío.
El sol sagrado en nuestras vidas. Que nos sumerge en los naranjos en flor.
El sol fundador, origen de todo lo que afirma la vida. Que todo lo sana, que todo lo transforma y redime.
Este sol alcanzable con la mano, donde está todo el infinito y toda la eternidad.
 
 
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