miércoles, 3 de noviembre de 2021

FELIZ CUMPLEAÑOS MAESTRO DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 

. FELIZ CUMPLEAÑOS

MAESTRO DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
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QUE DIOS BENDIGA SU OBRA EN BIEN DE LA HUMANIDAD


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VALORACIÓN Y ADHESIONES
 
 
 
 
CHIQUIÁN Y SUS AMIGOS
 
 
 
 

MAESTRO BENEMÉRITO DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

Por Armando Alvarado Montoro

El maestro santiaguino FREDY DANILO SÁNCHEZ LIHÓN, además de escritor y poeta de tierra adentro, es ungüento vigorizante para el alma campesina y una pastilla de fe y esperanza diaria para el corazón de sus lectores. Leo y releo sus creaciones y aportes literarios que mis hijos traen cada mañana a mi escritorio. Escritos que respiran bendiciones para el autor de Los heraldos negros, y su obra en bien de la humanidad, en momentos que el mundo, gracias a la Internet y sus redes sociales, es cada día menos ancho y menos ajeno.

He visitado su pueblo mágico en cinco ocasiones, una de ellas con mi pequeño hijo Nalo, recorriendo bajo la lluvia de la madrugada, recios caminos tallados a lampa y pico en las montañas eternas de La Libertad. Imágenes trashumantes que se restauran e iluminan cada vez que el escritor Danilo Sánchez Lihón nos trae sin demora: los aromas, el trino y el sentimiento bucólico de Santiago de Chuco. Una pluma de altísimo vuelo, sin lugar a dudas, gloria que sólo alcanzan los que perseveran con fe inquebrantable, son los que hacen historia, porque es imposible hablar del Ande, sin detenerse en él.

No he tenido el privilegio de charlar personalmente con el genial escritor Danilo Sánchez Lihón, situación que en estos momentos me anima más, pues así mis palabras no serán interpretadas como simples loas de amistad de un paisano o de un amigo entrañable, sino como las palabras sentidas de un viejo arriero ancashino que disfruta leyéndolo diariamente. Un ancashino que lo valora por su arduo trabajo de escritor reconocido y poeta excelso, no por los instantes compartidos al pie del arpa con una copa demás.
 
Diario de un abuelo - Ingeniería, 3 de noviembre de 2007
 
 

 
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN, CLARÍN DEL ALBA

Por Livia Padilla Vírhuez

El escritor peruano DANILO SÁNCHEZ LIHÓN, es el fogón campesino que fragua los sueños andinos, haciendo de la palabra escrita el alimento vital que día a día nutre al mundo bajo la atalaya luminosa del vate universal César Vallejo. Letras deliciosas que brotan cristalinas de su corazón sensible por un Perú generoso, conforme lo soñaron nuestros ancestros.

Noble tarea de Maestro, Escritor y Poeta de tierra fértil, cuya mayor enseñanza radica en la búsqueda permanente de la sociedad ideal a través de la Utopía Andina, columna vertebral que nace, crece y se extiende en la imaginación colectiva de justicia e igualdad para todos los habitantes del mundo.
 

DANILO SÁNCHEZ LIHÓN, 
 
DIGNO HEREDERO DE CÉSAR VALLEJO

Por Felipe Alvarado Balarezo

El Doctor Danilo Sánchez Lihón, representa al Maestro egregio y al Literato feraz, que a pie firme recorre de sol a sol los caminos de César Vallejo, insuflando aromas de vida al músculo cardíaco de los que tenemos la dicha de leer sus creaciones matinales y vespertinas.

Su torrente vital, de singular riqueza poética, recorre el cauce literario bajo el lema universal: “Capulí, Vallejo y su Tierra”, avivando segundo a segundo la hoguera de la confraternidad telúrica por un pasado luminoso, un presente hermoso y un mañana venturoso.
 

DANILO SÁNCHEZ LIHÓN, UN CONSTRUCTOR NATO

Por Nalo Alvarado Balarezo

Danilo Sánchez Lihón, es un corazón que late saludable las 24 horas del día, edificando y forjando la Utopía Andina como eje propulsor de las obras maestras de Vallejo, Arguedas y Mariátegui. Manifiesta revelación que los sueños peruanos se hacen realidad, y perviven en la memoria del mundo, eternamente.

Danilo Sánchez Lihón, a juicio de muchos, es una especie de santo patrono de los peregrinos que año tras año van a Santiago de Chuco en pos del nirvana vallejiano, ese estado sublime del alma que busca con denuedo el corazón humano.

Danilo Sánchez Lihón es un prócer de la palabra, con una entrega diaria tal, que asombra por su fe inquebrantable, y colma el espíritu de esperanza por un mañana mejor para las letras peruanas. El lenguaje rural sano, en gran parte de su obra, nos hace respirar ese aire limpio de la Cordillera de los Andes, tan necesario en el actual contexto social contaminado por la política.

Con el correr de los años, Danilo Sánchez Lihón, ha logrado fraguar a pulso una nutrida legión de amigos inseparables del vate universal, y su obra ha venido creciendo en cantidad y calidad extraordinaria. Leer sus escritos es abrir la ventana del alba y ver a César Vallejo brindándonos un saludo cordial con su dejo chuco pleno de ternura. Con toda seguridad, Danilo Sánchez Lihón, es una figura angular en el pensamiento del mundo andino, y uno de los escritores peruanos más relevantes del Tercer Milenio. Un Premio Nacional de Literatura debe llevar su nombre con orgullo.
 
 
 OLIMPIO COTILLO CABALLERO 
 
 Un calificativo de la época de oro español en que a Lope de Vega se le conocía, como “Fénix de los ingenios, Poeta del cielo y la Tierra”, bien merecido se lo tendría, el Chuco, Danilo Sánchez Lihón por su vasta producción literaria que a diario nos entrega en sus notas que engrandecen a “Capulí, Vallejo y su Tierra” y obras de todos los géneros que enriquecen las bibliotecas más ilustradas.
   
Danilo está reconstruyendo la consciencia de los peruanos y calando muy profundo en la convicción de los extranjeros al concentrarlos en XVIII versiones de “Capulí Vallejo y su Tierra”, en la tierra del autor de Los Heraldos Negros, Santiago de Chuco, enarbolando cada Mayo el pendón de los poetas y escritores de los cinco continentes que pugnan por izarlo por sobre las estrellas.

Y la mayor virtud de Danilo, poeta de fino estro y mejor escritor, es que no rebusca ni adorna el lenguaje con giros académicos, sino escribe para su pueblo que necesita entender el lenguaje que habla a diario. No prosa para la academia ni para merecer una medalla, ni tampoco para los cándidos alquimistas que embrollan el decir y el habla diario, sino que pone al frente el espejo para que párvulos, chicos y grandes, hombres y mujeres descubran, que lo que escucha a diario es el parlar de los dioses y de él mismo también.

Por eso, los Chucos y mucha gente más del rededor de la Tierra, le siguen enfervorizados año tras año y cada vez con más levadura llenando calles y plazas y contagiando su fervor al mundo que extasiado contempla este prodigio.

Y más aún, porque pone al lugar privilegiado a los prohombres de la patria, resalta los hechos históricos con pasión y al aborigen postergado lo defiende con frenesí.
       
Por eso es que se interna en el alma de Grau, en el corazón de Vallejo, Mariátegui y Arguedas para ensimismarse en el diáfano horizonte.

Danilo, amigo mío y de todos los seres humanos, yo te sigo como lo hago en cada aurora.
 
 
 
RAUL ACO CATALDO

Danilo pareciera que vino a este mundo con una misión muy puntual, cual es construir y construir cada día y noche nuestro claustro materno, no sólo para él sino para todos.
Lamentablemente, los que pueden leerle somos pocos, una insignificancia en esta Tierra. 
 
El claustro que él erige nos vuelve a cobijar en nuestro origen y en la perspectiva del futuro en el compromiso de construir un mundo mejor. 
 
 
LUIS ALBITRES MENDO

Desde que conocí a DANILO en Trujillo, hace muchos años ya, él siempre ha dispuesto de numerosas inquietudes culturales, pero principalmente se caracteriza por su pasión por la literatura y su profundo amor a Santiago de Chuco y al PERÚ.
 
El mensaje ideológico de Capulí es trascendental. Después de Dios y la familia, amar al PERÚ por sobre todas las cosas y luego, tratar de revivir y difundir al máximo la arcadia andina y sus valores.
 

LUIS ANAMARÍA

Ajeno a todo tipo de poses de “gran artista” o de consumado intelectual, pese a que lo es, Danilo Sánchez Lihón impulsa amorosamente la literatura infantil, y es creador y conductor del movimiento Capulí, Vallejo y su tierra. 
 
Además de poeta, narrador, ensayista y educador, desde del año 2000 lleva a cabo el peregrinaje a la tierra del poeta universal, en una caravana cultural integrada principalmente por jóvenes, artistas, poetas, músicos, cantantes folclóricos, siendo el corazón del peregrinaje la visita al hogar de quien escribiera los Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz. 
 
Para “El peregrino”, sobrenombre que calza perfectamente a su persona, la palabra está ligada no solo a la promoción cultural sino también al trabajo docente con jóvenes, niños y con presos de alta peligrosidad, desde que la Cruz Roja Internacional le confiara desarrollar cursos en los penales de nuestra ciudad capital. 
 
Con él discrepamos en la visión casi religiosa, de apóstol, con que presenta y sustenta a nuestro poeta Cesar Vallejo. Sin embargo, no puedo negar su honestidad, su solidaridad, el amor entrañable hacia su padre y a su pueblo, Santiago de Chuco, como al Perú y a los seres humildes del planeta. 
 
Toca a todos nosotros leer y profundizar en el estudio de la poesía de “El peregrino”, valorar y secundar sus esfuerzos por hacer que el bien, la verdad y la belleza, como él preconiza, sea lo que nos integre a los seres humanos. 
 

ANDRÉS ARRIOLA BADARACCO

LITERATO CON PASIÓN
BUEN PAISANO DE VALLEJO
“CAPULÍ” ES EL FIEL REFLEJO
DANILO SÁNCHEZ LIHON
Educador del Perú
Con la vocación de artista
Su nombre ya está en la lista
Como escritor de virtud.
Ejemplo en la juventud
Que lo admira con razón
Por su alma y su corazón
Muy ligada a la lectura.
Posee una alta cultura
LITERATO CON PASIÓN
Varias universidades
Disputan por su docencia
Que es un saber de excelencia
Por sus grandes calidades.
Conoce muchas ciudades
Porque ha viajado parejo
Hacia el continente viejo
Luego del Perú profundo.
Es recreador del mundo
BUEN PAISANO DE VALLEJO
Como prosista y poeta
Publica sus creaciones
De relatos y canciones
Desde su tierra secreta.
Nos cuenta su gran receta
Leyendo y dando consejos
Al niño, joven y añejo
Cumple grandiosa misión.
Su tierra es de promisión
“CAPULÍ” ES EL FIEL REFLEJO
Sus inicios literarios
Se dan en la Universidad
Fue San Marcos su verdad
Con amigos solidarios.
En los setenta son varios
LA INTELECTUALIDAD DE AYER
Poetas que con pasión
Le comparten su afición
Por el verso y por la prosa.
Que poco a poco desglosa
DANILO SÁNCHEZ LIHON
FRECUENTÓ EL “PAL’E CONCERT”
Y “EL PALERMO” CON AFÁN
CONOCIÓ A MARTÍN ADÁN
COMPARTIENDO LOS CAFÉS.
INFLUYÓ MUCHO EN SU VIDA
SIENDO ASÍ CORRESPONDIDA
SU INSPIRACIÓN Y TALENTO.
CON PRODUCCIÓN EN AUMENTO
HOY SU OBRA ES RECONOCIDA. 
 

GERARDO AYZANOA

Y es que Danilo no puede eludir su esencia de maestro y de poeta. 
 
Temas abstractos relacionados con la epistemología y la semiótica son tratados por él didáctica y estéticamente en sus obras, donde la sencillez del texto determina que sus proposiciones sean comprendidas fácilmente. 
 
Pero es gracias a la vena poética que siempre caracterizó su producción bibliográfica, que su estilo se adorna con un hálito de belleza expresiva. Mucho del impacto de sus textos se debe a que combina magistralmente los géneros de la poesía, el ensayo e incluso la concepción gráfica de sus imágenes, reforzando la vitalidad de su mensaje. 
 
Certeramente también, por ejemplo, Danilo se ubica en el signo de nuestro tiempo que es el del conocimiento y la información, reconociéndolos como los recursos más valiosos y económicamente más rentables en los procesos de producción, tanto material, social, como cultural. 
 
Y postula que basado en ello, la humanidad pueda organizar diversos, paradigmas, cosmovisiones y “ethos” culturales, que mediante la acción educativa sean trasmitidos y recreados para el aprovechamiento de las nuevas generaciones. 
 
Sus libros están destinados por eso al deslumbramiento de nuevas tareas en lo político, lo social, lo económico y cultural. A propósito de él, viene a mi memoria un poema del poeta alemán, William Holderlin, quien en la angustia de los pocos años que le tocó vivir expresó:

Un signo somos;
Un símbolo del pasado que nos impulsa:
Una realidad acuciante en nuestros días;
Una promesa de vida para el mañana;
Una fe inquebrantable para cumplirla;
Una fuerte voluntad para no perder nuestra
Identidad en las lejanías.
Por todo ello, gracias Danilo. 
 

EMILIO BARRANTES REVOREDO

Advierto en usted una feliz conjunción del educador y el escritor, como lo revela no solo en los libros que he citado, sino en los otros que usted ha escrito. 
 
Permítame referirme a otro libro suyo, dedicado a César Vallejo. Para mí, él es no solo el más grande poeta peruano y latinoamericano, sino el más grande poeta del idioma.
Lo admiro fervorosamente y sigo leyendo todo lo que puedo sobre él. 
 
Lo felicito por sus obras y también por el hecho de haber nacido en la misma ciudad que nos ha dado a un tesoro de hondura humana, como es nuestro querido y admirado poeta del Perú y del mundo.
 
Le reitero mis palabras de encomio a su labor.
 
 
LUZ VÁSQUEZ MORALES
 
El Maestro Danilo Sánchez Lihón, es una de las figuras representativas de la Literatura Peruana. El eje vital de su obra cultural es el colectivo  CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA, de gran resonancia en todos los continentes del orbe.

La obra literaria del escritor y poeta Danilo Sánchez Lihón, no solamente tiene enorme dimensión y riqueza de expresión feraz gracias a la cantidad de libros publicados, pues además ostenta gran nivel estético e incalculable compromiso social duradero, sobre todo por ese sentido de pertenencia a Santiago de Chuco, pueblo que lo vio nacer y crecer como ser humano, y que ocupa el primer plano en todos y en cada una de sus creaciones escritas.

Personalmente -y creo coincidir con muchos lectores- que la obra del Maestro Danilo Sánchez Lihón, es el resultado de muchos años de evolución, renovándose constantemente, siempre avanzando y prosperando con tenacidad firme hasta alcanzar una voz nueva en la Literatura Mundial, que todos reconocen y aplauden de pie.

Ollantaytambo, 3 11 2019
 
 
 PILAR BARRÓN

El divino sol me anima a versar
para quien es un ser superior;
al poeta de viva sangre divina,
a quien le canto humildemente.
Es quien anima siempre
con su ternura intelectual
la noche esperanzadora
de mañanas letradas.
Admiro los laureles de su alma,
añoro volver a Santiago con él
y ver a todo el pueblo gritar
su nombre: ¡Danilo, corazón! 
 

GLADYS BASAGOITIA

Querido Manuel Jesús Orbegozo: 
 
Hermosas y conmovedoras palabras las que escribes sobre Danilo. Abrázalo en mi nombre; aunque no lo conozco personalmente, ni tampoco él a mí, admiro y releo los maravillosos relatos que escribe. 
 
Cuando encuentro que alguien me envía algún escrito suyo, son de los pocos emails que no cancelo y que más bien conservo; y los releo con el corazón en la mano, porque me otorgan vivencias supremas, infinita ternura y honda sabiduría humana acerca de la vida. 
 

CARLOS GERMÁN BELLI

Testimonio mi antiguo aprecio literario y estima personal por Danilo Sánchez Lihón.
 
Por ello, me permito adherirme al certero juicio de Alberto Escobar, quien expresa que en la obra poética de nuestro escritor se asocia “la confesión subjetiva y la gesta comunal”, como corolario de una admirable visión integradora de la realidad. 
 
En Danilo Sánchez Lihón las entrañas de su alma son las entrañas de su tierra natal, expresadas lógicamente con llaneza estilística, y con extraordinaria sensibilidad estética. 
 
Y es que, cuando el quehacer de la pluma se desarrolla de modo ferviente y a lo largo de toda una vida, suele a veces no ser menester el don de la probidad. 
 
Pero si ese don estuviera presente, como bien ocurre en el caso de Sánchez Lihón, mejor todavía. Y que, en buena hora, suceda así entonces, porque quien sale ganando es el bien, por un lado, y la poesía, por otro. 
 
 
OMIRA BELLIZZIO

Qué palabras y contenidos tan sublimes y nostálgicos a la vez, tan llenos de luz y esperanza en sus escritos. 
 
No saben cómo cada una de sus letras me enseñan. 
 
La última vez que nos vimos me llamó maestra. 
 
Aquella vez no me sentí a la altura de los verdaderos maestros y entonces sentí cierta vergüenza. 
 
Pero ahora estoy estudiando un Diplomado denominado “Componente Docente”, porque quiero serlo. 
 
Y eso se lo debo a él. Que Dios lo bendiga siempre. 
 

ALEJANDRO BENAVIDES

Sorprendente, prolífico, indesmayable, amante de su terruño, hijo de su patria, son cualidades que hacen grande a este creador, dotado de tal sensibilidad para amar la tierra, y amándola amar al hombre de su pueblo, al que sufre los abusos y atropellos de las infraternas e inhumanas minorías poderosas. 
 
Danilo Sánchez Lihón se siente integrado a la naturaleza, que es tierra, agua, aire y fuego. Es de la conjunción de esos cuatro elementos, en los que palpita la historia, en donde radica el hilo conductor de su ternura. 
 
Él nos entrega cada vez nuevos libros pensando en los niños y jóvenes.
 
En su esfuerzo por retener su tierra, su patria íntima, su Santiago querido, alimenta día a día páginas llenas de vida, añoranzas, recuerdos y esperanzas, que no sabemos ya en qué momento las escribe, pero nos ofrece siempre en internet su página en fondo lúcuma que hace la función de raíz conectada a su memoria. 
 

LEONCIO BUENO

Escribir libros en el Perú es difícil, pero mucho más es publicarlos. A pesar de todo, hay idealistas que aumentan y que superviven. Son pocos, pero son. Uno de ellos es Danilo Sánchez Lihón. 
 
Quien, además, ha escrito páginas llenas de ternura y de sinceridad vivencial con las que se propone no solo dar a nuestra literatura presente un aporte singular y un hallazgo muy personal, sino honrar dignamente aún más la tierra que le vio nacer y vio nacer a César Vallejo. 
 
ROSA CERNA GUARDIA

La casa de Danilo es un duenderío, no sólo por su ubicación, su forma de castillo, el fomento de la cultura que en ella se practica, principalmente de la poesía y del cuento para niños, sino y sobre todo por el amor a la lectura que allí se cultiva, iluminada por fuera y por dentro con lucecillas que llegan de todas partes. 
 
Da la impresión de que estamos viviendo un tiempo de hadas. Después de un sencillo programa de cuentos y de poesía, subimos las escaleras, hasta llegar a un hermoso mirador, alquimia de lugar donde convergen todos estos elementos juntos: música, luces, palabras, cariño y emoción. 
 
Como yo llevé el libro: “Los niños del Perú y sus poetas” y por ser maestra de escuela leí un poema mío “Informe Escolar”: El protagonista del poema es nada menos que un niño, mi alumno: Danilo. 
 
La actitud de este niño, de llevar a la escuela a diario un álbum de pájaros pintados que alborotaba a los niños, rompiendo la disciplina, hizo que yo enviara al Director de la Escuela un informe, preguntándole: ¿qué debía hacer con él?
Esto es el texto del Informe Escolar:

Señor Director:
le digo que tengo un niño en la sala
que trae a diario, debajo del brazo,
un álbum de pájaros pintados.
Han de tener alma aquellas avecillas,
porque cuando entra él
toda la clase se alborota como si tratara
de coger alguna.
El pequeño usa un idioma distinto para cada una
y sabe de memoria el orden de nombrarlas.
No le interesa nada salvo si en Cálculo
hablo de sus pájaros, en Lenguaje de sus pájaros,
en Geografía de sus pájaros.
He inventado infinidad de ciencias en torno
de las aves,
desde el dibujo en blanco al arte de echarlos
a volar en poesía.
Pero regresan a la hora de los cantos escolares.
Tanta Zoología de amor me desespera
parece que las aves bebieran mi ternura
en la imagen de todos los chicos de la sala.
Sólo a la hora de cerrarse la tarde
recoge sus pájaros dormidos,
dobla bajo el brazo su paraíso ambulante
y echa a correr como si custodiara
mil cantos invisibles.
Un día lo reñí a causa de quebrantar la disciplina;
pero sus avecillas me hicieron hueco el corazón
y despoblaron mis pupilas...
En sueños me sentí despedida de la escuela.
¿Qué debo hacer?
Si le digo que no traiga; –dice– ¿dónde podré
dejar mi abecedario?
Si le quito el cuaderno morirá de pena como
un niño abandonado
y tal vez, todas las aves inicien para siempre
una huelga de silencio.
Tanto revuelo vence mis palabras,
mi manera de conducir el viento,
de dirigir el nacimiento de los días;
Señor Director
Dígame ¿qué debo hacer? 
 

CHACO GIL

Danilo Sánchez Lihón es un prolífico escritor que derrama su poética telúrica, romántica y social desde sus años jóvenes. Siempre lo tengo en mi mente, por su talento y su prodigio literario, que sigue desarrollando. 
 
Y desde luego por mis recuerdos del gran maestro Danilo Sánchez Gamboa, su padre, a quien conocí en el centro escolar 271, en mis años mozos de 1938 a 1940. 
 
Todos los capulíes de las huertas y comarcas florecerán en esta fresca primavera, en nuestro terruño se Santiago de Chuco, en homenaje a su salud y a su espíritu de gran peruano. 
 
Mi abrazo alborozado. 
 

OSCAR COLCHADO LUCIO

¿Quién mejor para darnos un testimonio fiel de lo que significa ser un maestro de verdad en el Perú que alguien que abrió los ojos viendo en su delante y sintió la ternura de un padre que era un maestro ejemplar, como lo fue Danilo Sánchez Gamboa, que su hijo escritor como lo es Danilo Sánchez Lihón? 
 
Y no solamente un testimonio de la grandeza de vivir sino también de la grandeza de morir como maestro, haciendo honor al significado de aquella famosa frase de don Ricardo Dolorier, que expresa:

"Ser maestro en el Perú
es una hermosa forma de vivir
y es también una hermosa forma de morir".

Y es que los escenarios que narra la obra de Danilo Sánchez Lihón no son otros que los que alimentaron, su sabia y su paisaje de acuarela, a nuestro 
 
gran poeta César Vallejo, el bello, idílico y apacible pueblo de Santiago de Chuco. 
 
Por sus calles empedradas, cálidas y acogedoras, desfilan los personajes que pueblan sus libros: campesinos, artesanos, pequeños comerciantes, ganaderos, maestros y, sobre todo, bulliciosos estudiantes. 
 
Danilo Sánchez Lihón escribe con fervor, con pasión y colmado de una gran evocación, hechos que vuelven su prosa extraordinaria, atractiva y cálida para el lector y lo convierte en piezas literarias que hay que revisar de cuando en cuando, libros para recordar y mantenerlos vivos siempre en el corazón de quienes somos maestros. 
 
   
JAVIER COTILLO

Danilo Sánchez Lihón hace gala de maestría literaria, de dominio temático, de elocuencia morfológica, de cadencia sincopada, de mágica historia, de sueños sociales, de inauditas irrealidades realizadas, de escenas novelescas vividas antes de escribirlas. 
 
Escribe con el corazón y el talante de los que saben decir lo que sienten blandiendo las armas de la oralidad, la sintaxis y la “pura literatura”, como quien termina de tejer, afanoso, los hilvanes del poncho de vicuña que ha de llevar el mancebo que se desposará con la historia. 
 
Hay una confluencia exacta entre “lo que debería ser” con “lo que és” que su maestría ha logrado, de seguro sin proponértelo, convertirlo en eso: “lo que és”. 
 
Y, por añadidura, escrito con garra, desplante, belleza, fulgor, pasión y mística contemplación, todas juntas, como un sorbo grande y generoso que nos negamos a deglutir y lo pasamos cicateando gotas tras gotas, para prolongar en nuestra papila el dulzor, arrancados de preñados racimos. 
 
En suma, un derroche preciso “de todo”. 
 

ANA CUEVAS UNAMUNO

Señores Capulí, Vallejo y su Tierra: 
 
Sigo constantemente los artículos de Danilo Sánchez Lihón, pero el último que he recibido, en verdad, me ha hecho emocionar hasta las lágrimas. 
 
Por ello me he tomado el atrevimiento, permitido por ustedes, de publicarlo en mi blog. Acá pueden verlo: http://tejiendocuentos.blogspot.com/2011/02/quechua-una-lengua-con-estigma-y.html 
 
Obviamente con el reconocimiento a la fuente y a su creador. 
 
En estos tiempos, ¡hace tanta falta que surjan seres que se atrevan a desafiar las prohibiciones perversas y a rescatar lo valioso! 
 
Una vez más, gracias por compartir historias como éstas. 
 

PATRICIA DA LUZ

Siempre que las posibilidades me lo permitieron he participado en jornadas, encuentros, exposiciones, talleres de escritores en Argentina, mi país; en Paraguay, donde vivo; en Brasil, Uruguay o Chile. 
 
En todos ellos he conocido a talentosos escritores y formidables personas, pero debo admitir que en ninguno de estos intercambios pude descubrir, y trabajar, por algo tan enriquecedor y esencial como lo que presenta Danilo Sánchez Lihón. 
 
Sin dudas, una presencia como la suya, con el esfuerzo y el talento al servicio de la dignidad, es la brisa de esperanza para nuestros pueblos. 
 
Celebro su entrega, su pluma y el modo en que consigue hermanarnos en la certeza de que no todo está perdido; que es posible estar de pie aunque nos pretendan vencidos. 
 

JAVIER DELGADO BENITES

Y como si todo fuera poco, Danilo Sánchez Lihón ha entregado a los niños su propia casa, para compartir su biblioteca, hablar sobre poesía, descorrer las cortinas del mundo fantástico de la literatura. 
 
Ha fundado la casa de los niños, denominada “El castillo de los cuentos”, que es visitada frecuentemente por escolares de educación inicial, primaria, secundaria, estudiantes de pedagogía y, lógicamente, maestros. 
 
Además, ha organizado colecciones de bibliotecas básicas para niños y jóvenes denominada "Rayuela de libros” que como biblioteca itinerante se pasea por los centros educativos. Por sus grandes obras en favor de los niños, merecidamente ha sido incorporado a la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil. 
 
Como militante Vallejiano que es, fundó hace un tiempo el movimiento cultural “Capulí, Vallejo y su Tierra”, que cada año realiza un peregrinaje de visita a su tierra natal, desde el año 2000 con el propósito es difundir los ideales vallejianos y las bondades de Santiago de Chuco. En este movimiento se organizan encuentros nacionales e internacionales pudiendo participar en ellos con ponencias, talleres, presentaciones de libros y diversos eventos. 
 
Por la cantidad de libros publicados, Danilo Sánchez Lihón es uno de los intelectuales más inagotables de la actualidad. Ha incursionado en la poesía, narrativa, ensayo, investigación pedagógica. En fin, ha hurgado con erudición en los más diversos y disímiles rubros de las letras. 
 
Su arquitectura literaria está nutrida de notables valores estéticos, los mismos que le han convertido en una figura indiscutible de las letras latinoamericanas de nuestros días. 
 
Es el poeta con corazón de niño y el hombre que como nadie ha homenajeado al ilustre baluarte de la poesía universal: César Vallejo. A él, al amigo, con respeto y beneplácito, nuestro saludo, también nuestra adhesión y compromiso de seguir tras las huellas de su esfuerzo titánico. 
 
Y he aquí, pergeñado en versos, lo que él me inspira:

Ser modesto y fidedigno
con cualidades y destrezas
con su sabias enseñanzas
hace del hombre un ser digno.
Abanico disímil y de altura
de conocimientos diversos
con su pluma abre el sendero
del mundo de la cultura.
Forjador de juventudes
y amante de los niños
para ellos va su obra
en los tiempos y latitudes.
Sus bastos saberes
los derrama en el pueblo
como insignia de las letras
hace de Santiago tierra de poetas.
Idolatra su lar querido
como todo coterráneo
por su rinconcito andino
con alma de Patria grande.
 

ALBERTO ESCOBAR

La visión poética de Danilo Sánchez Lihón persigue una imagen integradora que asocia la conciencia del pasado con la noción del presente, la leyenda y el testimonio, la confesión subjetiva y la gesta comunal. 
 
Con ella busca recomponer la totalidad a través de discursos dramáticos que, como lienzos sucesivos, descubren y velan –a la vez– la impotencia lírica. 
 

JOSÉ ESQUIVEL GRADOS

¿Quién nos ayuda a garabatear por vez primera?
¿Quién nos enseña a ser firmes y emprendedores en la vida?
¿Quién nos exhorta a recorrer solo el camino de la verdad?
¿Quién nos colma el corazón de piedad por los hombres,
Por la naturaleza y por la patria?
¿Quién nos enseña amar a Dios, al árbol, al ave y a la nube?
¿Quién nos enseña a extender la mano sincera?
¿Quién nos escucha antes que los demás?
¿Quién nos entiende con su compresión infinita?
¿Quién llena la atmósfera de la escuela con su aura de saber?
¿Quién con pluma firme escribe la lección en nuestras mentes?
¿Quién es el conductor de la transformación social?
Eso es Danilo Sánchez Lihón.

Es realmente un ser singular:
Paciente como Job,
Visionario como el profeta,
Adalid de la ciencia y la justicia,
Escultor de corazones,
Promotor del amor,
Devoto de la solidaridad,
Amigo y confidente,
Tolerante como Jesús,
Luminaria de la cultura,
Paradigma de los niños, y
Líder social.
Es sinceramente todo eso
el maestro Danilo Sánchez Lihón 
 

CARLOS GARCÍA CURAY

Agradecido en el tiempo, mi ser se insufla de saber cuando lo leo y lo escucho, porque aprendo de él. 
 
En su versatilidad genera, en sus palabras y en las innumerables conferencias, llevadas a cabo en Capulí, Vallejo y su Tierra, virtud y pasión. 
 
Es fuente de conocimiento y sabiduría. 
 
Yo le agradezco de todo corazón tal esfuerzo. Y mucho más encomiable al enseñarnos a amar aún más a nuestra querida patria. 
 
Como demócrata que soy me siento feliz y conmovido con la exquisitez de cómo escribe y describe a personajes vitales de la vida social, cultural y cotidiana. 
 
Por los valores que se traslucen en sus diversos escritos. Y la pasión con que dirige Capulí, Vallejo y su Tierra. 
 
La llama de la amistad, el respeto y el conocimiento fluye en él. Y flamea con dignidad todo fervor y todo gran valor.


CELINA GARRIDO

Estimados señores del Plan Lector: 
 
Qué hermoso lo escrito por Danilo Sánchez Lihón sobre ¡un balde de agua! 
 
Tocó mi corazón y entró la nostalgia. Gracias por compartirlo. 
 
Los acompaño desde mi pueblo Cafayate, Provincia de Salta, Argentina. 
 
Un abrazo fraterno. 
 

ANGEL GAVIDIA

Me aúno al saludo que, desde esta luminosa ventana andina, lanza nuestro querido Nalo al Maestro Danilo Sánchez Lihón.
 
Sí, pues, qué bien calza en Danilo el grado de Maestro, esforzado Maestro, con su santiaguinismo y su insobornable militancia vallejiana a cuestas, repartiendo pedacitos de pan fresco a todos, desde el horno de su formidable corazón.

Danilo es un combativo militante del vallejismo y de la santiaguinidad sin imposturas.

Es, además, un maestro de estirpe.

¡Salud, maestro! y que nos ponga cuy o cuya para comerlos fritos con los fieros rocotos de los temples, (cito de memoria, perdonadme).



CÉSAR GONZALEZ BECERRA

Porque los oropeles de la ciudad capital no han logrado arrancar de su mente y de su corazón los “cerros horizontales de sus penas”, como dijo Vallejo.
 
En él siempre están sus cerros, su cielo color añil surcado por nubes, como si fuera su corazón. Sus valles verdes de trigo, de cebada, ¡sus papales! 
 
Sus baladas, son su pan. Sus recuerdos son raíces que lo aferran, lo aseguran a los pezones ubérrimos de esa pletórica tierra. 
 
Lo sostiene su inocente amor a la mujer andina de junco y capulí. 
 
Los bramidos de viento de sierra, son su música; su alegría. 
 
Santiago de Chuco, donde un día ya lejano, como todo ser humano fue arrojado desnudo a la tierra, que hoy grita su nombre sin importarle ningún otro destino. 
 
Marcha en el lomo de la tempestad al seno de su terruño natal a justificar ante el tiempo su ausencia. 
 
¡Qué de secretos placeres no sentirá cuando después de tanto tiempo y tan largo viaje pone las plantas de sus pies en el suelo amado! 
 
¡Qué de alegrías espirituales, que quizá no logran cauterizar las heridas causadas por el tiempo y la distancia! 
 
¡Qué de tesoros no acumulará con sus sentimientos desboscados: fresca brisa, la fragancia de sus flores; la frescura de las cristalinas aguas de sus riachuelos; la umbría sombra de sus bosques. 
 
Él no dejará que sus ancestros duerman el sueño del olvido y juntamente con ellos, donde quiera que se halle, hablará de su amado Santiago de Chuco, cuya ausencia le arranca lúgubres notas y versos de dolor. 
 
Mi corazón vate al unísono del suyo. Por eso me uno a su convocatoria y a su proclama. 
 
Y confiado aúno mi alma al lado de la suya. 
 

RICARDO GONZALEZ VIGIL

En Danilo Sánchez Lihón se ofrece el poema como crónica o acta atenta a la "versión de los vencidos". 
 
Persigue, como anota Alberto Escobar, "una imagen integradora que asocia la conciencia del pasado con la noción del presente, la leyenda y el testimonio, la confesión subjetiva y la gesta comunal". 
 
Este designio creador de Sánchez Lihón se conjuga con la reelaboración de cantos y relatos de la tradición oral de los Andes y la Amazonia: 
 
Crío una mosca se vertebra conforme a la estancias de un famoso huayno, así como sus cuentos se nutren de argumentos creados por indígenas. 
 
De otro lado, Sánchez Lihón indaga las tribulaciones urbanas del hombre de pueblo y el fuego lacerante del amor, alcanzando un hálito visceral, delirante, onírico. 
 

ALICIA JARAMILLO

Qué grato es leer sus apreciaciones, la belleza con que fluyen sus palabras, combinando aspectos conceptuales y filosóficos profundos en expresiones tan exquisitamente sencillas. 
 
De dicha manera se muestra y evidencia no solo la tremenda sensibilidad que tiene como ser humano sino también su gran calidad profesional. 
 
El aporte que hace, refiriéndose a vivencias ocurridas y los comentarios respecto a aspectos saltantes de la vida, contrastado ello con la esencia misma del ser humano, me impresionan y conmueven. 
 
Yo le agradezco desde lo más profundo de mi corazón, pues es un símbolo de lo mejor que tenemos. 
 
Que Dios le siga bendiciendo con esa luz que proyecta desde su mente y desde su alma. 
 

MARCIAL JARAMILLO .
 
Fragancia de jazmines de tersos capullos
Respiraba el ambiente a tu alrededor
El sol de la mañana en Santiago de Chuco
Se despejó ampliamente el día que naciste
Dorando esplendoroso las enhiestes cumbres
Y la alegría se hizo en tu digno hogar.
Donde quiera que yo esté, cerca o distante,
Aferrada a mi mente llevo siempre tu imagen
Nacida en el colegio donde te conocí.
Imberbe eras aún en el "Santiago el Mayor"
Lima te atrajo y te fuiste a estudiar a fondo
Otros pueblos, otras gentes, hoy te reclaman.
Sientes la vocación de escritor y la vives
A lo largo y ancho de la patria y más allá
Narrando eres formidable más que en el verso
Cada tema tuyo esta premunido de amor,
Humanidad y belleza a la "Santa Tierra"
En la narrativa eres un "Ciro Alegría"
Salvando las diferencias estilísticas.
Libros bonitos han salido de tu pluma
Irán a deleitar a todos los lectores
Hambrientos de cultura e información
Obraste con gusto literario al escribir
Nos queda ahora felicitarte y aplaudirte. 
  .
 
JOSEFA LORA RISCO

Una grata sensación de bienestar nos aflora al leer y releer cada cuento que escribe Danilo Sánchez Lihón. Su mensaje nos libera de tantos estereotipos que nos sujetan, aprisionan y esclavizan. Al leerlo por el contrario, me siento avasallada por un sentimiento puro y limpio, que generalmente se mantiene oculto y aún hasta se olvida al llegar a la edad adulta. 
 
Gracias Danilo por hacer sentir en mí la armonía y belleza de lo sencillo, de lo simple. También por la oportunidad de sentir y reflexionar con la lectura de tus cuentos. 
 
Y en pensar lo diferente que sería hoy nuestro mundo si desde los primeros años de la infancia, y en particular desde los primeros años de la escuela, los niños fueran estimulados a ejercitar los diferentes tipos de comunicación existentes: el lenguaje corporal, el verbal, el escrito. 
 
Entonces, se sentarían así las bases para que su expresión diera rienda suelta a esa maravillosa imaginación que, surgida de sus propias vivencias e impregnada de todos aquellos puros sentimientos que corresponden a su vida de infantes, los llevara a encontrar mejores caminos hacia su felicidad. 
 

SANIEL LOZANO ALVARADO

En un balance o panorama de las letras santiaguinas Danilo Sánchez Lihón se erige como una de las figuras de mayor relieve y trascendencia. Su fecundidad y versatilidad literaria es asombrosa, incesante y prolífica en la concepción, producción y promoción cultural, a tal punto que resulta realmente difícil determinar con exactitud el volumen de títulos publicados hasta hoy. 
 
En nuestros días, su veta creadora constituye el torrente de una expresión sin parangón posible. Efectivamente, el escritor produce tanto en cantidad como en calidad. Su inquietud parece obsesionada por no dejar cabos sueltos. 
 
Constantemente está explorando y dando a conocer nuevos espacios y vías. No tiene tregua y continuamente pasa de uno a otro tema y proyecto. Su vida discurre entre lecturas, libros, conferencias, sueños, ilusiones, despertares, nuevos proyectos y cada día, una nueva y creciente producción. 
 
Sé que, en el fondo de su fisonomía tierna y noble, y de una delicada bondad, bulle y se agita todo un torrente, de caudal desbordante y desbocado. La vida de Danilo es escribir. Ese es su destino. 
 
Y publica no sólo la cosecha propia sino también la de otros autores guiados por un horizonte común, como es el desarrollo espiritual y cultural de los niños y jóvenes del Perú y de otras latitudes. 
 
Por eso. creo que por el volumen de su obra y por la indudable calidad de sus creaciones, ha trascendido ya a su tiempo y a su espacio regional, con proyecciones al proceso cultural de nuestra patria. 
 
De manera específica, la literatura infantil y juvenil, incluida la creatividad literaria y la promoción de la lectura, tienen en él a uno de sus más claros paladines.
 

AÍDA MARCUSE

Danilo Sánchez Linón, fino poeta y escritor que ha consagrado la casi totalidad de su obra a los niños, siente su tierra. Es de Santiago de Chuco, un lugar mítico que, más que una ciudad, parece un sueño. 
 
Danilo es del Perú profundo, de cada terrón de su suelo, de cada colina que trepó de niño, de la atalaya que corona su casa y sobresale del pueblo como un vigía atento, siempre vigilando por los apus que lo rodean y lo protegen de los peligros que aguardan más allá del pueblo. 
 
Los cuentos que publica están escritos en un idioma leve como un soplo de viento. Dicen lo que tienen que decir, nada más, y nada menos. Nada sobra en ellos. En ellos no puede suprimirse ni una palabra, las hay las que son imprescindibles. 
 
En él la fuerza de la acción y del sentimiento reemplaza a los adjetivos. Cada una de sus palabras está cargada de emoción poética, viva como un leño encendido. 
 

FÉLIX NAKAMURA HINOSTROZA

Le debo mucho después de haberlo leído, primero sobre Georgette Vallejo y, después, en cuanto a Luis de la Puente Uceda. 
 
En ambos casos mis labios seguían las letras y mis ojos surcados de lágrimas me llevaron a esas imágenes increíbles de nuestra historia y que con mucho amor nos enseña. 
 

JULIO NELSON

A principios de los años sesenta alternábamos en el patio de Letras de San Marcos Juan Ojeda, Danilo Sánchez Lihón, Juan Cristóbal, Hildebrando Pérez Grande, entre otros. 
 
Danilo era callado y hasta algo tímido. Sabíamos que era de Santiago de Chuco y una noche de tragos Juan Ojeda me dijo: "Danilo es tan callado porque la pasa meditando sobre el carácter de su obra. Es paisano de Vallejo y eso gravita enormemente en su alma; su compromiso es serio". 
 
Yo viajé a Europa y a mi regreso cada uno había tomado su rumbo en la vida. Supe que Danilo trabajaba en la amazonia. Pero Ojeda estaba en Lima y me dio a leer el primer poemario de Danilo, Las Actas
 
Luego volvimos a encontrarnos, por última vez, con Ojeda, en el verano de 1973, y comentamos el segundo libro de Danilo, Scorpius. Y convergimos con Ojeda en la idea de que Danilo era un ortodoxo, aunque original continuador de Vallejo. 
 
Ortodoxo porque había recogido de forma ceñida la protesta vallejiana y original porque al hermetismo de Vallejo Danilo oponía una sólida transparencia, que ha ido cristalizándose con el curso del tiempo. 
 
Y que aparece ya en él como una virtud cabal, que hace recordar a Constantino Cavafis, quien armó su gran poesía con los términos y giros del habla cotidiana. 
 

RAMÓN NORIEGA TORERO

El aporte de Danilo Sánchez Lihón a la cultura y educación es el ejemplo de un proceso permanente e indoblegable en continua ascensión. Es una obra pareja y siempre progresiva desde sus primeras acciones en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos donde estudiara y obtuviera su grado académico y título profesional. 
 
Que se funda y sostiene en sus primeras iniciativas y libros publicados y desde sus primeros participaciones en eventos culturales, consecuente siempre con sus principios, sin dar lugar al escándalo, a la impostura ni a la búsqueda de protagonismo ni mucho menos de figuración o publicidad. 
 
Caracteriza el trabajo de Danilo Sánchez Lihón el ser paciente, silencioso y de búsqueda permanente de valores en la niñez y en la juventud, en la educación y en la cultura, en las personas y en la comunidad. 
 
Reluce una trayectoria de calidad y constancia en la creación de una obra educativa ejemplar. Su obra, con tener perfiles de alta y trascendente significación, es a la vez sencilla y de carácter práctico. Nos anima a hacer actividades, nos enseña cómo diseñarlas y llevarlas a cabo y nos da las orientaciones y objetivos que con ellas se logran alcanzar. Es en la docencia y en la creación de la palabra escrita un maestro intenso, noble e integral. 
 
Por las razones expuestas, por el análisis y el panorama que nos ofrecen las obras y la trayectoria en el campo de la educación que Danilo Sánchez Lihón ha publicado, a lo largo de su trayectoria magisterial para bien del Perú, Danilo Sánchez Lihón es un ejemplo no solo para la intelectualidad responsable de nuestro país sino sobre todo para la juventud y niñez en todo tiempo y en todo lugar. 
 

MANUEL JESÚS ORBEGOZO

Cualquiera de nosotros que intente sostener quién es un escritor que sigue la sombra de César Vallejo, no dudará en afirmar que se trata de Danilo Sánchez Lihón. Por supuesto que nadie osará comparar sus calidades literarias porque eso sería mucho atrevimiento, pero sí su sentido de la vida provinciana, sí la formalidad de su lenguaje, su cultura, la emisión de sus sentimientos, hasta de sus efectos y de sus defectos. 
 
En términos generales, si hay alguien capaz de caminar detrás de César Vallejo, de estar siguiéndole los pasos o pisándole los talones literaria y humanamente, ese es, siempre lo será, Danilo Sánchez Lihón. 
 
Todos sus libros son conocidos por nosotros, porque los hemos leído desde la A hasta la Z, tienen una ternura muy marcada, un clima telúrico, un vaho que no puede ser otro que aquel que envolvió los años infantiles y juveniles de nuestro poeta universal. 
 
Yo no quisiera excavar más la mina de oro que es la narrativa de Danilo Sánchez Lihón, que constituye un tierno y grandioso aportes a la literatura nacional para uno de los sectores más importantes de la sociedad: la niñez. Veo, sin embargo, que aquí hay una trampa sutil. 
 
Sus libros no están dirigidos sólo a los niños-niños, sino también a los que fuimos niños. Danilo nos aconseja ser valientes y regresar sin ningún temor a recordar nuestra niñez. Veremos cuántos nos acogemos a su exordio. Felicitaciones y gracias Danilo Sánchez Lihón, amigo, paisano liberteño, santiaguino, hombre del mundo.
 

ELVIRA ORDÓÑEZ

La evolución en el tiempo de la poesía de Danilo, denota un deseo de despojarse de alcanzar una desnudez clarificadora. Si observamos su lenguaje en uno de sus primeros libros, en Scorpius, por ejemplo, se expresa con símiles, metáforas y en general su verbo está recreado a través de símbolos. Libro de mucha unidad y largo aliento. 
 
Pero, como decíamos, Danilo desea despojarse y que su mensaje sea cada vez más directo. Siento como si nos dijera, puedo tener esta voz pero también esta otra. Y si soy el intelecto depurado también soy la confesión íntima de mi profunda levedad y mi intemperie. Si se alquimia en mi verbo un universo metafórico también mi voz es tan clara como el agua y tan libre como el viento. 
 
Poeta de vida y de palabra; sincero hasta el límite de sí mismo, es también dueño de una prosa fecunda. 
 
Dentro del lenguaje directo con que nos trasmite Danilo su mensaje sentimos su angustia y su clarificarse. Su afirmarse en sí mismo, con aparente serenidad a través de ese otro yo o de el ángel guardián que lo va sosteniendo pero con un trasfondo que nos hace pensar que el hombre es gladiador de sombras, que lucha contra sus fantasmas cuerpo a cuerpo y en el caso del poeta, que los vence son su palabra. 
 
Sus fantasmas a veces son incorpóreos, pero otras toman cuerpo en las reales dificultades de la vida. En sus textos está representada esa guerra interna del hombre y ese vencerse y vencer las tormentas que asolan hasta que se aquieta el tumulto interior y resplandece la luz. 
 
Y nos dice al final el poeta a través de la voz del ángel a quien lo evoca y que lo representa: Descansa. Todo ya pasó y mira: hay otro universo. 
 

MANUEL PANTIGOSO

Creo firmemente que la poesía de Danilo Sánchez Lihón, por su hondura, por su mensaje de humanísimas esencias, ha de quedar registrada en los panoramas literarios, y grabada también en nuestros corazones. 
 
Y en su prosa, desde el ardor de la oralidad, desde la sagrada luz de la fantasía y de la magia; desde, en fin, el fuego de la palabra va la memoria colectiva del sueño, buceando en la intimidad del agua, hacia el rescate de nuestra identidad creadora, con las raíces afincadas en la tierra y las hojas escudriñando el cielo. 
 
Es la realidad de la magia develando la magia de la realidad. 
 

WALTER PEÑALOZA RAMELLA

Danilo Sánchez Lihón, promotor y director del Instituto del Libro y la Lectura; acoge a los niños en su casa, que es un castillo encantado, y los motiva a leer. Él es poeta, escritor y maestro, preciosa conjunción que configura a todo auténtico maestro, ya que todo verdadero docente ha de ser un ser creativo y enamorado del arte y las formas culturales. 
 
Él ha escrito muchos libros que para mí constituyen un deleite su lectura, no sólo por la prosa cuidada y llena de emoción que Danilo sabe desplegar, sino porque erige al niño como la presencia suprema en la vida. 
 
Dedicando todo su esfuerzo y su desvelo a encontrar una relación feliz y promisoria con estos “milagros” y “maravillas” de la existencia como él los considera y los valora.
Y de esa búsqueda nace, como cabría suponerlo, su apasionante aventura. 
 

JOSÉ PABLO QUEVEDO

El legado del mundo andino y su obra telúrica recorre todas las férulas de Danilo Sánchez Lihón, hombre auténtico, autor social, escritor y poeta que tiene un conocimiento profundo de ese ámbito y recorre muchos de sus espacios. 
 
Siempre con él se conversa acerca de César Vallejo y su obra, pero también de Santiago de Chuco, la cuna de nacimiento del poeta universal. Los poemas de Vallejo emergen como estandartes de un combate necesario para este tiempo lacerado. 
 
Pero, la obra de Danilo Sánchez Lihón también está referida a muchos de los próceres luchadores, escritores y poetas, cuyos legados han determinado una consciencia histórica de este mundo comunal y solidario. 
 
También este poeta y escritor, trabaja para los niños, y ha dedicado muchos libros de cuentos, canciones, y hasta dibujos, que el mismo los muestra en su bella casa, la cual parece salida de un cuento de las Mil y una Noche.
 
Él está convencido, que los principios básicos y la praxis del mundo andino son resistentes al tiempo y a la vida, y que ellos nos conducirán a un mundo más humano y solidario, ya que sus enseñanzas nos sirven más que todos los códigos de justicia del mundo “civilizado”. 
 
Sus ensayos y trabajos uno los puede recibir semanalmente en forma gratuita a través de la revista virtual “Capulí” y se acumulan en diversos blog del Perú y el mundo. 
 

ERNESTO RÁEZ MENDIOLA

Acostumbrados como nos tiene Danilo Sánchez Lihón a sus publicaciones de registro vario, en ellos testimonia, evoca y conduce al encuentro de ese raro espécimen en proceso de extinción que es el educador, conductor de almas y él mismo un alma dispuesta a prolongarse e inaugurarse perpetuamente diferente en el alma de sus alumnos. 
 
Danilo Sánchez Lihón no es de los que escriben y publican un libro de vez en cuando, sino que es alguien que ya nos tiene acostumbrados a renovados encuentros de reflexión, cuando nos convoca en torno a sus producciones o a inquietantes cuestiones de interés nacional. 
 
He aquí que ya tenemos una flor de alegría más para colorear nuestro jardín. He aquí a un multiplicador de peces y panes, que hoy clama en el desierto de la indiferencia o del desamparo, frente a la abundancia despilfarradora. 
 
Y estos gestos se agradecen, porque la mínima dosis de optimismo inoculada, es hoy una transfusión de energías renovadas que nuestra salud ética reclama. 
 
Tengo la sospecha de que Danilo también ha hecho de esta labor su fuente de recolección de pequeñas alegrías, porque el ritmo y el tono de su hablar se ha ido haciendo cada vez más a la atmósfera propia de los estados de poesía. 
 
En ellos la palabra actúa como anzuelo que pesca en los humanos ríos, la dimensión mágica de la existencia humana, como aspecto esencial del trayecto vital en sus libros, escritos por un protagonista de la historia y un combatiente en batalla. 
 
Su literatura no es solo testimonio sino canto de aeda, de trovador o de haravicu, como estoy seguro que preferiría Danilo que lo llame, adelantándose al monumento que algún día se erigirá a sus esfuerzos, por la permanencia y el crecimiento de una literatura con identidad en el Perú. 
 
A su dilecta amistad me junto reverente, para una vez más recoger unas cuantas florecillas para mi personal jardín de las delicias. Por todo eso saludo el mensaje de amor filial y pedagógico que portan las páginas de sus libros.
 
Y, porque el mejor futuro es el presente, reitero a mi amigo Danilo Sánchez Lihón, sembrador de rosas blancas, mi admiración y cariño. Y de mi jardín interior he recogido también yo una flor, y se la entrego, esperando que todos ustedes porten en sus manos la suya. 
 

RAPICHA

Militante solitario que regalas, incansable, tu palabra a anónimos lectores que ingresan, desde diferentes lugares del planeta, de día o de noche, en sus casas o en cabinas, a saciarse de tu verbo. Tenaz difusor de tu infancia serrana a los profanos de hoy, muchos que nunca vivieron en el campo, y que no terminan de imaginar “la parva”, algo tan desconocido como ver duendecillos desnudos bañándose en el río, o pisar la luna. 
 
Con tus efemérides les recuerdas aquello que aprendieron en primaria y lo disfrutan, palabra por palabra, en una clase magistral de historia. No es sólo el hacer del personaje, es el ser, su entorno, sus vivencias, ese ayer que se convierte, transmutado por la fuerza de tu prosa, en un hoy. 
 
Con tu poesía los conmueves, los estremeces, los arrancas de su cuadro abúlico. En cierto momento, en un rinconcito de su ser, un rayito incorpóreo de sol se infiltra en ellos, al sentir la mirada fija de un bebe o de una niña que vende caramelos. Les comunicas, aun por un momento, turbación, ternura, antes que regresen a su consabida “compañía” del celular o Facebook. 
 
¿Tú te imaginas, Danilo, cuánto estás haciendo al dar Send en tu computadora? ¿Sabes cuántos pares de ojos leerán esas letras, que se van filtrando, invisibles en el espacio cibernético y que, en ese preciso instante, son recibidas por tus fieles lectores? No creo que llegues a percibir la intensidad de esos rayos que disparas por doquier, ni que imagines cómo cada uno de esos seres valora tu constante presente. 
 
Quizás muy pocos te lo agradecen pero, de alguna manera, son muchos para los cuales, tus mensajes son ilustración, son un oasis en su desierto camino y, hasta consuelo y compañía. En nombre de muchos de esos xxx@xxx te digo: ¡Gracias, militante solitario! 
 

LUIS ALBERTO RATTO

Danilo Sánchez Linón es un exponente de toda una generación intelectual que muy pronto se vio comprometida con su tiempo. Nacido en la tierra de César Vallejo y de Luis De la Puente Uceda, ese ámbito y esos nombres signaran su camino. No es de extrañar entonces que la literatura y la inquietud social, dos formas de soñar en el Perú, hayan constituido y constituyan, hasta hoy, su diario compromiso con el vivir.
Muy pronto Danilo se convierte en fedatario de un tiempo que es, por desgracia, todo el desgarrado tiempo de la patria; y, hecha poesía su protesta, plañen sus acllas denunciando la colección de iniquidades de esos " pájaros negros de la desdicha"; porque el poeta, profeta desgarrado, ha visto "lagrimear a la tierra en los sótanos de las ciudades”. Quizás por eso, en su primer opúsculo poético, que tituló Las Actas, dejó constancia del oprobio, no para exorcizarse sino para dar testimonio de su más decidida entrega a las justas causas.

A diferencia de quienes sólo se han nutrido del Perú en los libros, Danilo lo recorrió tratando de encontrarse en sus parajes recónditos de la sierra y la selva, para hallar sus propios silencios interiores y el deslumbrante resplandor de apasionados fuegos. 
 
De allí ha de nacer Scorpius, un tríptico que camina desde el mito y las alucinaciones, hasta Mesa Pelada donde una letanía a Luis de la Puente Uceda posa tiernamente el corazón del héroe en el seno de su pueblo. 
 
La actividad de Sánchez Lihón en torno a la palabra se interna también por otros meandros en busca de comunicación. En ellos siempre es ensimismado, introvertido y celoso guardián de su mundo interior. Y en su búsqueda encuentra al niño como protagonista insigne. 
 
Para ellos diseña Danilo Sánchez un planteamiento que sólo un poeta –y Danilo es como el que más– puede hablarnos con derecho de los niños. Porque para entrar al mundo infantil de la magia y del ensueño a rescatar su sonrisa, hace falta siempre la travesura de una imagen insólita y el volatín de una jitanjáfora audaz. 
 

SANTIAGO RISSO

Danilo Sánchez Lihón lleva en su morral nueve poemarios, y su chalina roja abriga otros noventa y tantos libros. Nace en Santiago de Chuco y quizás sea un hermano menor de César Vallejo, inhallado en el macizo, pero dulce, poyo de su hogar. Yo le rindo homenaje a su poesía que revela su universo de vida: una verdadera bitácora creativa y fraterna.

Mora en un castillo de sueños y torres desde donde en noches claras se alcanza a estar en el firmamento. Sus versos confirman que Danilo trasciende su tiempo y espacio y deja de ser una figura generacional para situarse en la esencia y el corazón del ser humano.

Ahora la bandera de su poesía flamea, con lenguaje sencillo, entrañable y cotidiano, en niveles de honda filosofía latinoamericana que trasunta su original propuesta poética y, sobrecogedoramente vital. 
 

FERNANDO ROJAS MOREY
  .
Con ojos de niño,
nos miras, Danilo;
con ellos sonríes,
nos amas de nuevo
o lloras de pena;
fulguran cual rayo
si miras el mal.
Tus ojos de niño
otean paisajes,
recuerdos que anidan
allá en las montañas,
engaste del cielo,
Santiago del alma,
tu tierra natal.
Tu vista repasa
la vida del pueblo,
sus muchos pesares,
la fiesta escarlata,
los rostros amigos,
la pícara suerte,
con micas de sal.
Danilo, los pobres
tus iris perfilan:
están en los Andes,
orillan las urbes,
hurgando en las calles
o huellan incautos
el seco arenal.
Por eso tus ojos
traspasan el tiempo,
se tornan profetas,
proclaman radiantes
la fe, la esperanza,
y avivan la lucha,
la gloria inmortal.
Y así tu mirada,
Danilo, poeta,
con prístina lumbre,
es sima profunda,
es cielo infinito
arroyo inasible,
que irrumpe en el valle
y duerme en el mar. 
 
  .
ROBERTO ROSARIO VIDAL

Pocos escritores de nuestros tiempos pueden mostrar con orgullo, como Danilo Sánchez Lihón, los méritos que lo adornan. Poeta, narrador, editor, ensayista, además de meticuloso investigador y promotor de la literatura infantil peruana, con gran reconocimiento en el país y en el extranjero. Una larga lista de aventuras literarias orientan el camino del escritor en que Danilo se convierte, estimulado por la lectura y la investigación que se tornan en aprendizaje de vida. 
 
Vida extraordinaria la del poeta que hila los versos para tejer poemas. Trabaja con la palabra como el pescador que construye sus redes para tenderlas en el mar y cosechar peces. Como el agricultor que borda semillas que transforman el horizonte en pinceladas de colores vivos, que ondulan en las tardes convertidos en caña, maíz y trigo. 
 
Granos de oro, de versos, de relatos, narraciones que hacen volar la imaginación sin límites ni fronteras. Tienen razón quienes dicen que los artistas poseen algo de Dios, porque han heredado su maravillosa dote de creadores. Pero son pocos los elegidos, porque el camino para alcanzar tal nivel en la escala jerárquica del arte, requiere mucho trabajo, estudio, esfuerzo y cruces sobre el Gólgota. 
 
Pero al fin, flagelados pero puros, sus manos son capaces de trasmitir destellos de luz maravillosa que los profanos llamamos poesía, arte, literatura. Y lo celebramos sorprendidos, satisfechos y orgullosos de sus logros tal como ocurre, transportados por la magia de la palabra, con Danilo Sánchez Lihón. 
 

LUZ SAMANEZ PAZ

Noble y dulce poeta y escritor
canta su poesía como un ruiseñor,
bella melodía, un almendro en flor
y vive amando y siempre soñando
un mundo mejor... 
 

TEODORO SÁNCHEZ ROSALES

Danilo Sánchez Lihon, fundó la institución cultural denominada “Capulí, Vallejo y su Tierra”, movimiento que tiene como propósito cultivar en los niños, jóvenes y población en general, la identidad hacia la tierra, para que reconozcan que en su lar nativo existen valores supremos. El caso de Santiago de Chuco con el poeta César Vallejo, luchadores sociales como Luis de la Puente Uceda, sindicalistas organizadores del pueblo como Artemio Zavala, entre otros. 
 
En este movimiento se encuentran personas connotadas que vienen cultivando cultura y tradición desde hace 12 años, alentando a sus integrantes a escribir y publicar libros, a estar en escenarios para ser oradores, expositores, declamadores, poetas representativos de la tierra de Santiago de Chuco.
 
Realizan actividades en Lima, Trujillo, Huamachuco e incluso en el extranjero, como en Barcelona, donde han realizado actividades con “Capulí, Vallejo y el Mundo”. Actualmente por su trabajo profesional Danilo está radicado en Lima junto a su familia. Desde allí nos da mensajes como este: 
 
“...Tenemos que elegir lo que es esencial y trascendente, y hay que dejar todo aquello que es trivial. Hay que superar el desaliento; y que siempre forjemos lo mejor para nosotros mismos y para lo demás. Y espero que mi Santiago de Chuco, sea un pueblo orgulloso de sí mismo, un pueblo que conserve sus tradiciones, su identidad, que no se pierdan sus tejados, sus casas de adobe, sus balcones de antepecho, sus puertas de madera, sus calles empedradas.” 
 

PABLO UCEDA

En mí apartado rincón capitalino, he tenido el placer de leer algunos libros del escritor santiaguino Danilo Sánchez Linón. Al leerlos ha renacido en mí la venturosa época de mi infancia, y adolescencia en Santiago de Chuco, nuestro querido terruño. He vuelto a sentir su latido y a embelesarme con su inolvidable y hermoso paisaje, voluptuoso y melancólico a la vez, de tremenda fuerza espiritual y hondo sentimiento. Han surgido en mi mente felices recuerdos, abrochados con nudos de dulzura y de nostalgia. 
 
En las páginas de sus libros aparecen palpitantes la tierra y la niñez de nuestro genial poeta y relieva las originales expresiones de Vallejo, llenas de candor, de ternura y de dolor. Y también los ricos matices del habla de nuestro pueblo: "Cebadales, trigales, cosa buena", expresión ponderativa; "habráse visto", delicado reproche; "bueno, pues", aceptación sumisa; "Pero, bueno, bueno", titubeo y decisión. 
 
Danilo ha logrado una óptima cosecha, fruto de estudio, dedicación, de amor profundo a nuestra tierra, de esfuerzo y perseverancia. No exagero al expresar que en el frondoso y recio árbol de su producción poética el sentimiento de Vallejo, aflora transparente, cristalino, palpitante, como gotas de rocío sobre el verde de "pecíolos mancos". 
 
Anhelo que en nombre de estas obras las manos dispersas de los actuales moradores de Santiago de Chuco se junten, para trabajar por el bien de Santiago, para hacerlo grande y preservar su identidad, amarlo profundamente, proyectando este sentimiento a los demás pueblos que forman nuestra nación y a la humanidad, aprendiendo a ser solidarios. 
 

EDUARDO URDANIVIA

En gran medida la de Danilo es literatura didáctica, porque busca enseñar al lector algunos modos de ser distintos a los que tiene; es literatura moralizante,

porque transmite valores que la moral imperante en nuestra sociedad considera como metas normativas del comportamiento.

Pero es a la vez literatura en el sentido más puro del término, pues el manejo del lenguaje transparenta al escritor seguro de su oficio, al poeta que es Danilo. Y, también, es literatura que se desliza libre y segura por las vertien-tes del folklore. 
 
Cumple, pues, tan variadas funciones que bien puede decirse que los libros de Danilo son una buena muestra del "dulce et utile" horaciano, de aquella literatura que aspira a enseñar deleitando. 
 
Gracias a Danilo por acercar mundos originarios hasta nosotros, gracias por permitirnos pensar y vivir el Perú cada vez con mayor amplitud y hondura, y gracias por tu palabra siempre tan hermosa y segura de sí misma. 
 

MANUEL VELÁSQUEZ ROJAS

Danilo Sánchez Lihón, santiaguino de origen y vocación es, sin duda, el intelectual que con sus textos de prosa evocativa, que van desde la descripción de leyendas y narraciones populares hasta los propios recuerdos biográficos y familiares, ha logrado crear un Santiago de Chuco inmortal, porque la palabra que es poesía vence al tiempo.
 
Su poesía no es de continentes, sino de contenidos, vale decir que más importancia le otorga al desarrollo de sus significaciones o sentidos, que a la delicada elaboración de los recursos expresivos o retóricos. Es una poesía rápida, fuerte y con impacto, que más denuncia, que enuncia. 
 
A él reitero mi cálida felicitación y a su tierra natal, Santiago de Chuco, que registra el esplendor de sus voces poéticas: que han nacido de los puquiales cristalinos, han crecido con los majestuosos cerros, y se han esparcido por los vientos del mundo como palabra eterna.
 
 
 MAESTRO DANILO

Hoy día y todos los días, es menester recordar que la  voz es la llave del misterio y los deseos.

La voz es  la llave del ruego que abre el entendimiento y bifurca cielos en  risas de ironías como espinas de cactus para la reflexión.

Y tu voz, brotada de  las entrañas infalibles del silencio clamoroso vallejiano, hurta la  Luz  Prometeica  para la siembra del futuro en la piel andina del Perú.

Antorcha o  voz: Capulí, Vallejo y su Tierra, Forja de la Utopía andina, despierta y proclama los vientos de paz como espigas de justicia. Porque solo en la justicia, es posible la  resurrección de los caminos. Y tú eres la deidad efectiva de la esperanzas, el bordoneo oculto de las querellas que  arman  besos con vientos que vienen y van con antorchas confusos de fe y de dudas para armar la utopía andina.

Así pues, maestro Danilo Sánchez Lihón, en tu voz, el clamor celoso de la conciencia con su cetro sacrílego de compromisos, corona responsabilidad.

Con su prosa poética, demuestra que La justicia es la frialdad  de la paz alimentada por  ternura poética; y no es posible el fuego de la ternura,  en donde la justicia sea papel quemado.

La justifica puede multiplicar los panes, transformar guerras de rapiña en proclamas fraternas y brindis  de amor. Y la justicia, no lo hacen los jueces y sus argumentos tramposos, sino, las conciencias, buscando en la verdad, la utilidad de  la vida y no  justificación de  canalladas con rectitud de leyes torcidas.

Así pues, Maestro Danilo Sánchez Lihón, toda evocación, arrugando  el ceño en la articulación confusa de las gratitudes, es  santuario de la piedad con uno mismo ante la distancia que se escurre de la memoria.

Feliz día, maestro Danilo Sánchez Lihón, gracias por su militancia por un Perú más justo, vallejiano, fraterno y eterno.

Un abrazo, de un poeta caminante.

Régulo Villarreal Dolores

3.11.17
 

 
 
 
ENTREVISTA A DANILO SÁNCHEZ LIHÓN 
 
SOBRE PIEDRA DE ALMAS QUE PENAN
 
 
 
MARA L. GARCÍA, PHD.Brigham Young University, Utah-USA
 
“Todos han muerto…
Murió mi eternidad y estoy velándola”
César Vallejo
 
MG: Dr. Danilo, ¿cuál fue el detonante que le llevó a escribir Piedra de almas que penan?
DSL: Este es un libro que ha brotado de manera espontánea, casi imprevista. Lo curioso es que ya estaba escrito y yo no me había dado cuenta. Tal y como es la naturaleza de los hechos que en él se narran, es decir es también un libro fantasmal, que estaba allí a mi lado, mirándome vivir, como están las almas de los muertos, rodeándome y no lo sabía. Ni yo me daba cuenta de que lo tenía. Había quedado encajonado largos años y no formaba parte de ninguna agenda de mis libros por escribir y publicar y, cosa curiosa, lo había escrito por desahogo, por librarme del asedio de los espíritus que lo pueblan, como en una especie de exorcismo, a fin de dejar quietos a los lémures y sombras que me acosan.
MG: ¿Y por qué lo dejó olvidado tanto tiempo?
DSL: Porque los fantasmas dejaron el espacio cotidiano y se fueron a vivir más al fondo, porque ahora ellos deambulan en mis sueños más enmarañados y como tal inabordables. Sin embargo, después de años que estaba allí la obra noté que tenía vida propia, que palpitaba pero latiendo en un reino oculto, atónito y pasmado, como son los muertos. Desde allí vuelve a la superficie agitada de los días, reconociendo que esta literatura tiene mucha afinidad con el alma de la gente y con el atavismo inherente de los seres humanos y grupos muy amplios de público, que comparten en algún momento del día, situaciones en que evocan presencias inexplicables o alguna circunstancia de la vida difícil de entender, sumergiéndose en lo que es la indagación de lo sombrío, críptico y onírico, hecho que indudablemente tiene el valor de ser maravilloso pero a la vez temerario.
MG: Qué representa para usted este libro Piedra de almas que penan. ¿Está conectado a su experiencia personal?
DSL: Es una deuda que yo tenía conmigo mismo, y con toda una etapa trascendental de mi vida; porque viví de niño muy transido por el misterio de las presencias sobrenaturales en la vida cotidiana. De joven arriesgué todo indagando en ese enigma, y de adulto vivo sumido, aunque más sereno, en la misma incógnita. En verdad yo fui una persona crucificada en ese secreto, como también admiración y sobrecogimiento, cual es que este mundo está poblado por almas que penan. Mi vida de niño si tuvo algún hecho tormentoso, temible y devastador fue éste, el de sentir y corroborar que estábamos rodeados y compartiendo este mundo con fantasmas, con seres que tienen otra dimensión, y una actitud hacia nosotros de reclamarnos algo. Como que algún compromiso de cariño tenemos y nos compromete con ellos, y no nos damos cuenta. Mi vida es tanto a los vivos sentirlos muertos, como a los muertos sentirlos vivos.
MG: Tal vez porque el limbo entre ambas esferas es muy tenue.
DSL: Yo me afligía mucho por ejemplo pensando en la muerte de mi madre, porque ella siempre estaba encinta y en cada parto yo pensaba que se iba a morir. Yo tengo nueve hermanos menores de 11 que somos, pero mi madre tuvo muchas pérdidas o partos fallidos y esos trances eran tormentosos, y entonces hubiéramos sido muchos más. Siendo así yo siempre tenía mucho temor de que mi madre muera; y vivía proyectándola en ese ámbito fantasmal y yo suponiéndome que iba a ir hasta allí por la fuerza del cariño, o iba a acogerla aquí pero ya como alma. Y habría un momento en que tendría que conversar con ella y me imaginaba que la única manera de hacerlo sería desgarrada, solemne y llorosa. Pero a la vez, yo rescataba otras presencias de ese mundo sombrío.
MG: ¿Morían mucho en aquel tiempo?
DSL: Muchos morían en mi entorno: morían vecinos del barrio, murió mi primo hermano Perico, con quien vivíamos en la misma casa; murió mi prima hermana Elenita; morían mis compañeros de estudio. Murió mi bisabuela Asunción que siempre me tenía cargado en su espalda, y yo aún siento sus huesos y su esfuerzo, su jadeo para cogerse de las paredes al caminar conmigo, yo atado en el rebozo que ella amarraba a su cuello. Pero este echarme a su espalda era por puro cariño y mi madre no la contrariaba por respeto. El terremoto que sepultó a varias ciudades de mi provincia ocurrido en esos años, y que hizo que los ríos cambiaran de curso, ella me tuvo cargado cuando las tejas caían en sus hombros y ella sorteando que no caigan en mi cabeza, hechos que hasta ahora me estremecen. Por esa razón mi padre se impuso fortalecer mi carácter para yo afrontar estas realidades que eran para mí un verdadero suplicio.
MG. ¿Y cuáles eran esas tentativas a que se sometía? ¿Pudo conseguir aplacar sus miedos?
DSL: Yo mismo me sometía a pruebas desde la racionalidad, tratando de probar si ese mundo, cual es la morada de los muertos, desde donde a veces nos visitan, realmente existía. Por ejemplo me probaba en caminar por casas abandonadas y a oscuras. Las pruebas que recogí eran contundentes, y corroboraban siempre de manera palmaria que sí existían esas moradas y esos seres llenos de padecimientos. Llegar a esa conclusión curiosamente en vez de espantarme, logró el efecto anhelado de calmarme, y darme la tranquilidad que yo necesitaba porque lo que más deteriora siempre es no saber y quedarse en la duda o lo incierto.
MG: ¿Cómo nació el título Piedra de almas que penan?
DSL: Piedra, porque es un símbolo que se ubica en el mundo andino, que es de piedra; y por el significado que este concepto encierra. De almas, porque todos los cuentos son realmente de estos personajes etéreos. Y de pena, porque sufren por querer estar en esta vida, como si esta vida fuera irremplazable. Y vienen porque nos quieren o quieren mucho a este plano de la realidad, que a veces nosotros despreciamos, y lo maltratamos tanto. Entonces el título es exacto, matemático y, diría, sin ningún hechizo; porque todos los cuentos, absolutamente todos, son de espíritus que deambulan por el mundo y curiosamente van o caminan afligidos.
MG: ¿Y, por qué esa preferencia?
DSL: Quizá, una de las razones que me inclinan por ese mundo es que es de seres afligidos, porque no he encontrado una sola alma contenta, complaciente ni feliz. Todas sienten pena. Pero quiero advertir que yo tengo mucha inclinación por conceptuar que la actitud coherente para con este mundo es la pena. Si lo amamos mucho la pena de que va a desaparecer, que todo va a pasar, y si no lo amamos pena de que sea un lugar imperfecto. Pena de que vayamos a dejar de existir. Pena porque frente a hechos como los que nos ha tocado vivir aquí, en este universo, no cabe tener actitudes frívolas, sino más bien transidas, ante esta realidad que es maravillosa y que indudablemente va a pasar o fenece cuando nos morimos. Que el título entonces marque el “que penan”, constituye un anclaje fundamental.
MG: Indudablemente es un título completo.
DSL: La parte primera del título señala a los personajes y la segunda es la actitud, que yo la reivindico desde hace mucho tiempo, la pena o apenarse. Me resulta moral que las personas sientan pena, incluso eso me parece solidario, porque los seres humanos que se consustancian así sintonizan con el drama de muchas personas que no tienen el halago de tener a la vista todo aquello que les corresponde. Es un título que dicho así tiene incluso una connotación para el ámbito social y no sólo para el sobrenatural, puesto que éste es un mundo de aquí, el plano superficial, que de alguna manera nos demanda también que lo asumamos con pena, con condolencia, sintiendo melancolía o tristeza por él.
MG: Santiago de Chuco es el escenario central del libro Piedra de almas que penan, y de muchos de sus otros libros. ¿En qué se diferencia el Santiago de Chuco de la realidad extra textual, al pueblo mítico que se recrea en su libro Piedra de almas que penan?
DSL: La mayoría de esas historias que conforman este libro las he recogido del habla de las personas mayores que nos cuentan en las noches en las cuales se narran historias de espantos y aparecidos en las casas en las que vivimos. Ese plano corresponde a Santiago de Chuco, que es un pueblo viejo, poblado de seres que han pasado a una vida que tiene un estatus sagrado, tanto que muchos de los gestos de las personas que han muerto todavía se los recuerdan y permanecen entre nosotros con carácter de símbolos. Y es que lo mágico religioso en Santiago de Chuco, es un veta profunda que lo sentimos en diversas manifestaciones.
MG: Muchas veces insertamos en nuestro mundo real objetivo el elemento sobrenatural
DSL: Sí. Por ejemplo, un rasgo muy pequeño es cuando una libélula un día espléndido de verano, en el cual todo es luz y estalla de colores, cuando en el patio pareciera que todo es presente y mundo tangible, de repente llega y revolotea la libélula encantada que luce en sus élitros completo el arco iris y la sombra más inextricables. E inmediatamente nosotros pensamos que es un mensajero de un mundo subterráneo, que es la presencia de algún ser querido que ha muerto, que es nuestra bisabuela que viene a anunciarnos que Juan, su hijo, viene desde Lima a visitarnos de una manera imprevista. Y nuestro tío llega. Entonces nosotros estando bien, en una realidad que pareciera completa y que no le falta nada, sentimos inmediatamente como una flecha se disparada desde lejos, o desde lo hondo, o desde el misterio. Y eso nos hace sentir la presencia de lo ausente y de que todo es hueco y que las cosas no depende solo de lo que ocurre aquí. Y eso digo yo que lo sufrimos porque pertenecemos a una cultura que ha acumulado mucha experiencia humana que en algún momento resalta y somos víctimas de aspectos que pasarán siglos y milenios sin alcanzar a explicarnos de qué se trata.
MG: ¿Cómo desarrolla sus personajes en Piedra de almas que penan? ¿Están basados en personas reales? ¿Son una mezcla de varias personas, o son seres inventados? ¿Qué porcentaje son reales y qué porcentaje son ficticios?
DSL: Piedra de almas que penan tiene algunos relatos que incluso son autobiográficos, y otros que recrean lo que he escuchado a las personas que han vivido mucho en esas reuniones en donde nos narran cuentos de muertos y aparecidos que penan entre las candelas del fogón y sus candelas votivas. Los que he vivido yo es una revelación de lo que puede ser para mi circunstancia personal esa dimensión trascendental. Yo creo en ello y no lo he escrito por ningún prurito académico, convencional o de cualquier otra índole.
MG: Es más bien un libro personal.
DSL: Es ese su sentido, un libro para mí un libro confesional, por lo menos en los dos primeros capítulos de los 5 que tiene la obra. Los últimos son sucesos que han ocurrido en Santiago de Chuco, de accidentes de carreteras que han quedado muy marcados en el imaginario de las personas. Son sitios del camino que están marcados, en donde hay cruces, que quienes transitan por esos lugares, los señalan como puntos en donde ocurren hechos inexplicables y extraordinarios que los atribuyen a las almas que allí penan, en donde antes de acercarse se sacan sus sombreros y recitan las oraciones y los rezos que ellos saben. El libro lo integra entonces, por un lado lo autobiográfico y, por otro, lo recreacional, de lo que se refiere en noches en que se narran cuentos.
MG: El narrador-personaje, generalmente niño, muchas veces aparece innombrado. ¿Por qué es un ser innominado? ¿Tal vez para hacerlo más universal, anónimo, sin identidad etc.?
DSL: Tal vez sea un poco de pudor, de recato y de vergüenza propia. Los chucos somos muy avergonzados. Tenemos una regla muy alta de lo que significa no causar fastidio, no aparecer como inoportunos ni impertinentes. Esta cualidad por ejemplo en César Vallejo es un distintivo muy notable. Acerca de este rasgo yo siempre pienso mucho en mi padre a quien lo identifico como un hombre para quien era sagrado no importunar a la gente, tanto que nunca osaba contrariar a nadie. De él debo haber sacado aquel cuidado de no querer causar fastidio nunca. Eso nos condiciona a retirarnos, a no ser visibles y a ser muy pudorosos con nuestros nombres.
MG: Es posible que esa etapa de su niñez fue una etapa inolvidable en su vida. Ese regresar a esa edad maravillosa donde fue muy feliz
DSL: Sí, mi niñez, me marcó mucho. Yo fui un niño feliz, pese a ese sobrecogimiento que tenía acerca de lo sobrenatural. En la vida real, fui una persona que era un cascabel, una sonaja andando: inquieto, alegre y travieso. En la etapa de la educación primaria y secundaria fui yo una persona que mis compañeros de escuela o de colegio, pensaban y esperaban que yo fuera un personaje que iba a ponerle guirnaldas a la luna, o que iba a pintar de colores a las estrellas, así de lo saltarín, y de lo creativo que era. Fui un futbolista consumado, que con la pelota hacía malabares que no lo voy a poder hacer nunca con las palabras, tanto que si yo ganara el lauro más preciado en cualquier campo, nunca se va a comparar con la gloria que viví de niño en muchos ámbitos, por ejemplo en el futbolístico, que por anotar los goles que anoté para el equipo en el cual jugaba yo salía cargado en hombros de mis compañeros desde el estadio hasta la Plaza de Armas, en donde recién dejaban que me apeara mientras mi nombre lo iban vitoreando por las calles.
MG: ¿Qué tiempo estuvo ausente de su pueblo? En sus textos, anota que su pueblo le marcó profundamente. De igual manera, escribe que pide perdón a su tierra natal por su ausencia de muchos años. Al regresar hay cambios y encuentra un pueblo distinto, al de los recuerdos de los ojos de la niñez.
DSL: Estuve ausente 20 años. Y no regresé a mi pueblo porque me embriagaba al amor ausente que sentía por él, que quería aumentarlo con el desgarramiento de la nostalgia. Yo regresé para enterrar a mi padre, y a partir de entonces es un rito volver a visitar su tumba y hacer el peregrinaje del retorno ya no solo sino acompañado por todos los romeros que vamos en el movimiento cultural Capulí, Vallejo y su Tierra. Pero, aparte, regreso muchas veces en que es inatajable las ganas de volver, aunque nadie sabe que he vuelto, ni desde donde he partido ni hacia donde he llegado, porque camino como fantasma. Si alguien me ve dirá: era él o era su sombra. Y para mí mismo no sabría responder esta interpelación. Me embarco entonces como un alma en pena, y regreso a mi pueblo sin ningún motivo aparente, ni racional ni lógico, sino guiado únicamente por el sentimiento y la atracción única que esa realidad oculta y enterrada ejerce sobre mí.
MG: En Piedra de almas que penan, el narrador personaje del cuento “Grata compañía”es el personaje adulto innominado el que regresa a recoger ese mundo sobrenatural. Es el que tiene ese contacto con los espantos. Hay una circularidad en el libro y este cuento corrobora esa circularidad. Asimismo el encuentro con los niños fantasmas que juegan, aumenta la tensión y el suspenso.
DSL: Es cierto, donde el final se enlaza con el principio y es más estremecedora la oposición de que los niños son fantasmas. No se los define cabalmente como tales, pero en el momento en que escribía y en el instante en que ellos se hacían presentes en el acto de la escritura, esa ronda de niños sin rostros se hizo tan temible que tuve tanto miedo que me estremecí. Y tuve que levantarme y dejar de escribir.
MG: ¿Juegan los niños de la realidad extra textual en el obelisco?
DSL: Sí. Yo siempre camino y paso solo por allí. Tengo una atracción de ir al cementerio siempre y encuentro allí a niños jugando. Cuando escribí supuse que eran fantasmas, y me aterroricé. Y ahora que paso por allí me cuido de no mirar sus rostros porque aún si los viera como seres vivos no me cabría duda de que son fantasmas.
MG: ¿Qué representa para usted el cementerio o el Campo Santo? Este espacio lo menciona como una vista desde su casa. Y también está la connotación que las almas de los aparecidos provienen de ese lugar.
DSL: Lo considero como un orto, como una puerta, como si por ese lugar salieran estos seres que deambulan y penan en las casas. Eso yo lo tengo muy fijo y a la vez dolorido. Mi casa en Santiago de Chuco queda en las faldas del cerro Quillahirca, en un sitio elevado desde donde miramos al cementerio, cuando nos asomamos al balcón de la habitación donde de niño he dormido. O desde el Mirador desde donde hay una visión directa, como si el cementerio estuviera metido en nuestros ojos, o en nuestra caja torácica, porque hay una coincidencia de altitud entre los dos planos. Y en general todos los pobladores miramos mucho el cementerio, porque es una colina elevada que tiene la connotación de una ascensión, como que al morir y ser enterrados allí nos elevamos a una dimensión superior, supra terrenal. El cementerio es entonces un punto de mucha vibración para los chucos, para quienes nuestro pueblo es una hamaca colgada entre el Quillahirca y el cementerio que está al frente como es el destino de estar suspendidos entre la vida y la muerte. Mi casa está en el Quillahirca, en las faldas del cerro y desde allí el cementerio es muy evidente.
MG: Un espacio recurrente en sus cuentos es el fogón. ¿Es el fogón el lugar para la imaginación o el sitio propicio para los cuentos de espantos?
DSL. Sí. Además, de la manera más intrínseca hay como una atracción de opuestos entre el fuego y la muerte que en el libro se evoca; tiene una relación muy profunda y estrecha. Es el fuego aquello que nos aviva y protege, frente a la frialdad que tiene la muerte. A ese mundo helado y neutro, las llamas por lo menos le dan esperanza, y a nosotros nos consuelan que no es hora todavía de morir. Además, es luz frente a la oscuridad, a esa tenebrosidad de donde vienen las almas. Por eso, se narran cuentos cerca al fogón, y el fuego es como una devoción, como que las llamas están encendiendo una emoción dentro del pavor. Ahora que trato de suponerlo, no concebiría que se pudiera reunir la familia con el fogón apagado, o en un sitio donde no estuvieran restallando las llamas de cualquier antorcha.
MG: ¿Todos estos encuentros con aparecidos en la casa, suceden en la noche o en una tarde oscura, nunca durante el día, no?
DSL: Sí, porque la noche, es como el manto de la muerte, o el telón de fondo donde la muerte se dibuja. Creo que una circunstancia que propició que se dieran estos cuentos en la infancia de nuestra gente es que no había en aquel tiempo luz eléctrica en nuestros pueblos. Toda mi infancia la recuerdo alumbrada por candiles titubeantes y lámparas amarillentas.
MG: ¿Y entonces eso propiciaba un ambiente?
DSL: Sí. Por ejemplo, yo cursaba el tercer año de secundaria cuando murió mi compañero de aula Amílcar Gil García, y en el pueblo no había luz. Yo tuve que hacer guardia junto a su cadáver desde la 12 de la noche hasta las dos de la madrugada. Mi padre había dejado la puerta abierta para cuando yo regrese a la casa a esa hora profunda. Y entrar a ella sin luz era tenebroso y terrorífico por la sala donde estaban colgados los retratos de los abuelos y bisabuelos muertos. Mi padre previendo que iba a ser un trance difícil para mí, había dejado las dos hojas de la puerta de calle abiertas de par en par, para que no me asustara. Hasta ahora me hace temblar ese hecho, como si estuvieran abiertas las puertas de todos los significados y misterios que tiene la muerte.
MG: ¿Qué siente ahora, como adulto, cuando da una mirada retrospectiva a ese momento de su vida?
DSL: Tanta fue la impresión de la puerta totalmente abierta, de par en par hacia la noche oscura, como nunca la teníamos de día, que yo estuve largo rato esperando que algo ocurriera, que algo cambiara para poder entrar. Y tanto esperé que la fui viendo clara y blanca aquella puerta y aquella casa, tanto que la he asociado a que había luna llena cuando era noche lóbrega, y que hacía que esa puerta abierta hacia todas las incógnitas y verdades relumbre. Y que estaba así para que yo entre, ¿hacia dónde? ¿No era un acecho? ¡Hacia el espanto sin límites de la noche oscura! ¡Qué atroz! Ahora, cerrar esa puerta por dentro luego de haber entrado era peor, constituía un acto más supremo todavía en esa soledad y en ese silencio. Ahí tienes cómo un hecho tan simple y un acto tan bien intencionado de mi padre para simplificarme las cosas pueden volverse tan complejos y escatológicos.
MG: Y también la presencia de la casa.
DSL: Claro. He ahí otro elemento que tiene una vibración muy grande para mí. Y curiosamente los muertos y las almas deberían estar expulsados de las casas, que se hacen para acoger la vida y para que estén pobladas por vivos y no por los muertos que tienen su morada que es el cementerio y es el limbo. Pero no, ellos invaden nuestros aposentos porque aman la casa. Y no hay muertos que yo haya escuchado que ocupen la calle, o una esquina, o la plaza. Algunos penan en las carreteras pero es para llegar a las casas, cuando han ocurrido accidentes; allí están a la vera del camino, pero es conmovedora su búsqueda de la casa en donde exhalan sus suspiros, en donde se los ve pasar, en donde gangosean, sufren y hacen sufrir. A veces hacen flotar una sábana, una bufanda, un sombreo o un rebozo. Y entonces al mismo tiempo que la noche, es la casa la que se vuelve espanto.
MG: ¿Es la casa del narrador-personaje Fredy, un microcosmos de Santiago de Chuco?
DSL: Y es también un macrocosmos. Allí se encierra todo. Hay una equivalencia, porque en la casa donde yo nací, allí nació mi padre, como allí nació mi abuelo y mi bisabuelo y mi tatarabuelo. Y ahí nací yo. Es entonces una casa mítica, no improvisada, ni provisional. Seguramente si sigo indagando más hacia el fondo allí nacieron, aparte de mi ascendencia, los gentiles, los dioses y semidioses del cerro de la luna o Quillahirca. He nacido entonces en un epicentro telúrico, en donde hay una historia familiar muy honda y muy intensa, igual que la reconozco que hay en mi pueblo, que se hunde en lo que es la cultura de los chucos, en el barrio antiguo de Quillahirca donde nacieron mis ancestros que se pierden en el tiempo, y con quienes se funden mi sangre y mis latidos. En esa falda nació también César Vallejo, entre esas mismas nubes y esas mismas piedras.
MG: En dos ocasiones en Piedra de almas que penan, menciona la materialización de lo sobrenatural. Me refiero a los cuentos “¿Dónde yo me escondo?” y en “Creer y no creer”. ¿Están conectadas estas historias con la realidad extra textual?
DSL: Esos relatos los escribí llorando porque son confesiones muy íntimas mías y ocurridas con todos los riesgos que supone enfrentarse a una coyuntura que puede ser un sí o puede ser un no, y cualquiera de esas dos opciones van a cambiar tu vida con el agravante de ser la víctima y ser la persona que se contempla vivir o morir. Esos dos cuentos, son historias legítimas tal y cual han ocurrido. No hay nada en ellas que constituya un artificio literario. Fueron vividas con unción y exactitud. Y lo sigo recordando y volviendo a vivir con iguales atributos.
MG: Después de leer otro libro suyo como es Tierra natal, se enriqueció mucho mi conocimiento sobre Santiago de Chuco y sus misterios. ¿Cree usted que leer Tierra natal, ayuda para entender Piedra de almas que penan?
DSL: Tierra natal es un libro, que de manera muy consciente se afinca en un espacio que se lo reconoce como bello, encantador, y que pronto ahonda en un espacio mágico. Por eso, es un libro clave que logra hacer de Santiago de Chuco y de la época y las circunstancias que yo viví, una textura que da lugar a Piedra de almas que penan. Por eso, tiene razón cuando toma como punto de partida y como plataforma de análisis para Piedra de almas que penan a mi libro Tierra natal, que es una exploración integral de lo que es el mundo andino, como realidad física y cosmovisión; y el de un pueblo andino ancestral, como es Santiago de Chuco, con tanta raíz telúrica y tanta espiritualidad, como un macrocosmos que nos conduce a lo íntimo y entrañable de un microcosmos.
MG: Uno de los cuentos “¿Dónde yo me escondo?”, de Piedra de almas que penan, se germina en Tierra Natal. Además, la referencia a los aparecidos. Asimismo, la técnica de la personificación de la casa y del pueblo mismo, incrementa ese ambiente sobrenatural.
DSL: Hay también una correspondencia con el poema de “A mi hermano Miguel” de César Vallejo, con quien comparten el plano del juego de las escondidas, y el no poder encontrar a alguien en esa representación, porque ambos personajes se tornaron fantasmas. Porque eso es lo que ocurre en el poema de César Vallejo y eso es lo que ocurre en el relato “¿Dónde yo me escondo?”, lo que demostraría cómo esos sustratos están tan vigentes en un pueblo legendario como es Santiago de Chuco. César Vallejo lo recogió de una manera magistral en ese poema en donde no se trata de la muerte sino del desencuentro, que considero yo que es un problema mucho más grave y peor que el de la muerte misma.
MG: ¿El desencuentro?
DSL: Sí, esto es el no encontrarnos, porque podemos morir y estar cohabitando, y a la inversa podemos compartir incluso una misma habitación y sin embargo no encontrarnos, estar uno al lado de otro y estar en las antípodas, sin permitirse la coincidencia, la comunicación y mucho menos la comunión de las almas. Eso ocurre en “A mi hermano Miguel”. En cambio Vallejo, que era verdaderamente exacto tiene otro poema que titula “A mi hermano muerto”, que este sí trata de la muerte de su hermano Miguel y que Vallejo lo escribió como primera versión al impacto de la muerte de Miguel, pero que pese a que el tema es el mismo trata de un asunto completamente diferente. En el poema cuyo título es “A mi hermano muerto”, el tema es la muerte, porque incluso se oyen las campanas que doblan a duelo, el camino al panteón, etc. En el poema “A mi hermano Miguel”, que recrea el juego de las escondidas no trata de la muerte sino del desencuentro, que es el mismo de mi relato cuyo germen, como bien dice, aparece en mi libro anterior que es Tierra natal.
MG: ¿Cree que existen las alma que penan, como creía su padre?
DSL: Cuando me quedo solo es normal que yo escuche y vea que estoy acompañado por almas. Cuando me alojo en mi casa en Santiago de Chuco lo hago en el rincón donde murió mi padre, a quien le pregunto y es como interrogar a un oráculo. Alguna vez en vida le pregunté si creía en los muertos, después de quedarse a vivir solo allí en esa casa. Su respuesta fue contundente: yo vivo con ellos, me respondió. Y me conmovió esta respuesta, porque la vida así se enriquece, con esa proyección hacia el mundo de las ánimas, pero también se agosta, ensimisma y consume.
MG: Noto un doble o duplicación entre el padre y Fredy. El padre se realiza en el hijo. El hijo admira al padre. El hijo es maestro como el padre. ¿Podríamos hablar de espejos?
DSL: Mi padre no era muy comunicativo, era una persona escondida en sí misma. Yo siempre buscaba estar con él y creo que a él le complacía estar conmigo. Y me hacía confesiones extraordinarias, por ejemplo hacerme partícipe de su encanto por una muchacha hermosa. Me hacía apuntes sobre la realidad y las personas, como se hacen las personas muy confidentes. En la imagen éramos distintos, porque yo me parezco más a mi madre, pero en el carácter hay una total coincidencia. Él era un hombre solitario como un lobo estepario, que se sentía muy cabal en su soledad, pero también con mucha proyección hacia los demás. Era un líder. Dirigía desfiles, tenía una orquesta y se desempeñaba en roles sociales, como ser presidente de la Beneficencia Pública de mi pueblo. Y yo siento que con mi padre tengo coincidencias que trasponen este mundo.
MG: En los cuentos se aprecia esa conexión del padre y el narrador Fredy. Ambos descubren que el espacio de lo sobrenatural es una realidad. Hay una transformación tanto en el padre, como en el hijo al descubrir que los espantos forman parte de la realidad. Hay un cambio total en el padre, el hecho de despojarse de la corbata y volverse sencillo, más como parte del pueblo; lo conecta más con Santiago de Chuco, con el pueblo, con la sencillez, con el origen, con el génesis.
DSL: Este libro en el fondo tiene la propuesta de ir hacia lo que constituye una identidad con el Perú, porque estos relatos forman parte del pueblo. No es que sea un libro curioso sobre un tema circunstancial y que recreamos en momentos en los cuales abandonamos nuestra reflexión. En el libro siento que hay un acercamiento a lo que es la raíz de un pueblo milenario, y a una cultura como es la del Perú que tiene tanto ancestro y tanta profundidad.
MG: En su opinión ¿Cuál es la significación de esta literatura?
DSL: Tiene valor una literatura así porque enriquece el canon académico, extrayendo del pueblo y de la comunidad más auténtica contenidos que están representando su modo de sentir y de pensar. Además, es una literatura que recoge la oralidad, que tiene aspectos no todavía condicionados por aquello que constituye ya el sistema de la literatura. Entonces, ésos y otros valores, me han hecho reconocer que Piedra de almas que penan, es un libro que tiene gran validez en estos momentos; sobre todo para aquel público que lo ha gestado, cual es, el poblador común y corriente. Estos relatos recogen esas historias, aquello que se cuenta en horas ungidas, en donde se reúne la familia y ocurre ese hecho extraordinario de sumergirnos en esas dimensiones sutiles del alma; que es sorprendente como nosotros, sumidos en una época tan signada por lo tecnológico, tenemos aún la capacidad de vivenciar de una manera tan legítima; como ocurre cuando se narran cuentos de almas que penan, de aparecidos que deambulan por los sitios por donde nosotros peregrinamos, de seres supra naturales; de este y otros mundos como ocurre en este libro.
MG: ¿Usted diría que lo que inspira escribir lo sobrenatural, es la realidad extra textual?
DSL: Lo sobrenatural es un contenido esencial de la cultura andina. Es una realidad no visible pero que ocurre en momentos en que el día está feneciendo y la noche empieza a imponerse. Y es allí que de la manera más natural empiezan a narrarse estos relatos, que es como un rito de unión de la familia con sus ancestros; pero que también tiene otras connotaciones, como es que mediante estos relatos establecemos un vínculo con una realidad supra terrenal y que es una dimensión que no tenemos por qué desconocerla.
MG: El espacio andino se torna propicio para lo inadmisible y además está el empalme del cementerio con el pueblo mismo.
DSL: En mi pueblo esa relación se da de una manera natural y ostensible por el hecho que el panteón rige la vida, dado que es lo que más se visualiza e impone desde cualquier rincón, atajo, calle o balcón. Y establecemos un vínculo irrompible, que es con una madre, un abuelo, una tía que ya reposan allí. Desde que soy consciente, en el panteón está parte importante de nuestra familia, está mi abuelo Desiderio, está Perico mi primo hermano, está Elenita, está Amílcar mi compañero de aula que murió a los trece años y que era el ser más bondadoso y líder del grupo. El panteón no es lugar frío, alejado o excluido, ni mucho menos extraño. Es un lugar que está clavado en nuestro centro, en nuestro corazón y en nuestra sangre.
MG: Usted considera que el libro de cuentos Piedra de almas que penan, a pesar de estar ubicado en Santiago de Chuco, es un libro universal
DSL: Sí. Y no solamente en el espacio sino en el tiempo, puesto que nunca va a resolverse este problema ni cancelarse definitivamente el sentimiento de que hay seres que nos visitan y hasta viven con nosotros, que están presentes en nuestras vidas porque forman parte de la proyección de nuestra alma hacia el universo y que esos seres en algún momento han existido. De lo contrario sería poca cosa esta vida.
 

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