jueves, 2 de noviembre de 2017

ÁNGULOS POÉTICOS DE KARINA LUZ - POR BETHOVEN MEDINA SÁNCHEZ

 
ÁNGULOS POÉTICOS DE KARINA LUZ 


Por: Bethoven Medina Sánchez 

La noche cae sobre mí 
como un pájaro dorado, 
me arroja sus alas a través de hermosos soles 
que flotan a velocidad imposible sobre mi rostro. 

De: La Noche cae sobre mí 
Karina Bocanegra 



Karina Luz (Trujillo, 1986) joven poeta de reconocido prestigio en el norte del Perú, ha editado un libro de poesía que debe ser revalorado: “El ángulo abierto de la noche” (Disponible desde 2015 en Amazon.com). 

 Un ángulo –como geométricamente entendemos- es  la parte del plano limitada por dos semirrectas que tienen su origen en común. En el diario existir diremos que es un rincón de la casa, y como transeúnte, que es una esquina. Ahora, como lectores, comprobaríamos que es un elemento poético que la poeta Karina Bocanegra ha utilizado para hablarnos de la noche. 

Según Astrom existe un ángulo de posición de un astro, el cual connotativamente está más afín a la intención poética. Este es el ángulo formado por el círculo horario del astro y el círculo horario de una estrella fija, lo cual suena ya como interpretación literaria. Con la misma intencionalidad y como es Arte, podemos citar también que en el cine se usa el  ángulo de toma que no es más que la posición de la cámara respecto al objeto que se filmará. Y así, cuando los poetas contemplan la naturaleza, descubrimos un ángulo propio de concepción. 

Los artistas crean por sus emociones y sensaciones, y entre éstas, la del dolor. Es por ello que se dice que se tiene un dolor muy agudo y que hay  dolores tan fuertes. En este caso, la autora con sensibilidad  aguda, descubre el ángulo abierto de la noche. 

En este texto de lograda factura, la poeta, en la vida y su entorno, oficia de ángulo central, por cuanto es el vértice que está en el centro de la circunferencia de la existencia y de la realidad. 

Es decir,  Karina Bocanegra está en el ángulo central de la vida y desde ahí nos habla del ángulo abierto de la noche que depara desolación y a la vez ensoñación, lo que nos invita a meditar y buscar la superación como entes sociales. 

En la primera parte del libro, denota fundamentación de la noche a la cual injuria por sus gritos y en cuanto rasga el papel de los días. La noche es el periodo entre el atardecer del Sol y el amanecer del día siguiente, por eso, expresa la poeta: 

El cabello de la noche como nido. 
‘Tengo miedo’, gritará la Noche 
al acostarse sobre sus sueños 
y rasgará el papel de los días 
con afiladas voces. 


De: Jamás he pertenecido a mi verso 


En el segundo apartado, dedica poemas a sus mentores Jean Nicolás Arthur Rimbaud (poema homónimo), “Para el capitán, con vellosidad” dedicado a Walt Whitman, “Para amarte Alejandra”, dedicado a  Pizarnik; “Dios” dedicado a Sylvia Plath. Son poemas que surgen de la admiración a los escritores referentes, cuya vida y obra, son identidad y orientación para nuestra representante en el parnaso nacional en la última promoción literaria. 

En la tercera estación, usa la prosa poética. Leamos este fragmento en donde la referencia es la noche: 

Ven oscuridad, háblame de ti, muérdeme la voz de dinosaurio extinto; tomemos agua de noche, vendrás a regalarme collares para olvidarte. 
Después de tanta soledad nos queda estar solos. 


En la cuarta parte, se enfoca a la noche como lapso que antecede  a lo vespertino a través del cual se observan  algunos rayos de luz. Es, entonces, cuando la poeta nos presenta el  ángulo orientado, es decir que es positivo o negativo según el pensamiento o lei-motiv con el que poetiza a la noche, tal como señala en estos versos: 


Hace varios siglos 
yo hice la noche,  
columpiada en el vacío 
escribí nuestros nombres. 

De: Yo hice  la noche: 


En esta parte del libro encontramos el ángulo poliedro, es decir, nos habla de la noche, como emisora del mensaje conteniendo amor, conflicto, confrontación y esperanza; de manera que este espacio comprende tres o más planos que concurren en el punto de la arte poética de Karina Bocanegra. 

Luego viene el poema Rostro de la noche, en el cual nos anuncia su intención poética, acaso coincidente con el caso del glaucoma de ángulo abierto que nos hace perder la visión, de manera que al final se presenta la oscuridad. Entonces, tal como ocurre para muchos artistas, la noche puede ser interpretada en dos sentidos: el primero cuando carece de una significación, pues se conceptúa como la prefiguración de lo negativo y nos desespera y confunde  el espíritu, propiciando la confrontación lógica a cargo de la poeta, quien retadoramente, lo embellece con fuerza y poniéndose de pie. Leamos: 

He aquí la noche 
Hermosa piel que calzo 
He aquí el silencio 
Bello hombre sin rostro. 


El otro sentido es cuando se interpreta a la noche como afirmación sobre lo negativo que habita en nosotros como parte de nuestra unidad cuerpo-espíritu, oscuro-claro. Es la contraposición de la luz a la noche, es la sobre posición de lo positivo sobre lo negativo. Cuando se entiende a la noche como afirmación, el poeta ubica su yo en alfa y omega en lo cotidiano. Alfa porque su génesis se evidencia  antes de lo manifestado, pues la nocturnidad, tiene expresiones en donde todo empieza y  termina, tal como ocurre en todo. En este caso, la autora, va de la oscuridad hacia la luz, y con uno de los excelentes motivos de la existencia: el amor.   

Comprobemos en  el poema “Celebración de la luz: 


I 

La muchacha se abre el pecho 
Y deja salir al pájaro. 
La muchacha abre la luz 
Y deja salir a la noche. 

 

II 

La muchacha cierra su pecho 
Y enciende al pájaro 
La muchacha anochece y 
Enciende sus estrellas 


En la estancia cinco, viene el apartado que da título al libro. Éste, es una síntesis/concreción de los poemas que desarrolla en las secciones anteriores. De manera que, constituye una feliz conclusión. Sin embargo, el ángulo abierto se da cuando el hombre va perdiendo la visión biológica, y cuando ocurre, generalmente no se presentan señales  ni síntomas dolorosos en el caso del glaucoma. La poeta usa la figura de esta enfermedad  que avanza lentamente y, frecuentemente, sin que se advierta la pérdida de la visión. 

El ángulo que descubre  Karina Bocanegra es el de la noche,  por cuanto  el universo, y con él, la tierra, rotan; y la oscuridad nocturna aumenta, entonces, golpeando nuestra sensibilidad  descendemos a nuestro yo  con lo oscuro del alma que nos lleva a penitencia. 

Es por ello que nos confiesa: 

Quiero ser 
el sonido de la noche aullando 
quiero ser 
las manos pintadas en la pared 
las que pinté hace milenios 
y que todavía recuerdo, 
o una rama que se extiende bajo la ciudad 
aplastándola 
para arrancarla de raíz al cuadrado. 


Y disconforme con la sociedad actual, y abrumada por la realidad, exclama: 

Quiero nacer en un planeta sin habitantes 
Para no tener que darme cuenta de que existo, 
Quedarme a vivir en un árbol-mar 
Perseguir palomas de pecho rojizo 
Inventar razones para danzar 
Seducir a la muerte 
Preñar a la muerte 
Matar a la muerte 
Y enterrarla en el mismo lugar 
Donde nací. 


Esta escriba ve a la naturaleza en sí misma, observa lo “negativo”  por cuanto permanece despierta y, con su imaginación y sentimiento, ordena los espectros de las debilidades de la existencia. En su consciente se sabe importante en la vida, y con su yo, es rentable sobre sus pesares superando el  abismo de la confusión y de la noche. Propone actividad espiritual para lograr un orden moral, propiciando que el zoo humano siga vigente  a través de las eternidades. 
  
II 

El ángulo abierto de la noche 
Cierra los párpados y me acaricia 
Con sus pestañas de pincel invisible. 


III 

Soy verde aliento de revoluciones naturales 
Soy corazón redondo que bombea noche 
Soy hermana del silencio prístino 
Soy sangre que besa silencios 
Soy piel de noche que teje tus sueños 
Soy halcón que sobrevuela tus noches 
Soy águila del mar 
Soy un jinete 
Soy el ángulo abierto de la noche. 


Karina Bocanegra, en este libro, nos expone las señales como  las imágenes que vemos y nos permite repasar  la figura de la noche como afirmación, y además como actualizada prolongación desde el poeta Friedrich Von Hardenberg (Novalis) en el texto Himnos a la noche. 

La noche como afirmación, es el tema y para lo cual debemos llegar al conocimiento de la naturaleza. Es un libro que tiene sustancia evitando el vacío de contenido, pues al aparecer “la noche” prácticamente en la mayoría de los poemas, se ubica como contenido principal y es el eje temático que desarrolla con solvencia. 

A nivel de eje formal, la poeta usa tres personas del verbo –o del pronombre- se halla el yo. Luego  establece un diálogo-monólogo, en segunda persona y terceras personas, inclusive hasta formas impersonalizadas del verbo, como eje formal de este libro con varios ángulos de interpretación, usando mayormente anáforas y analogías. 

Con este libro, Karina Luz Bocanegra, reafirma su calidad poética enriqueciendo el parnaso  de la poesía peruana escrita por mujeres en esta década. Es ella, quien también lleva el verbo iluminado en  primera línea y honra a nuestras letras.  

Ahora sí, está abierto el ángulo para la lectura, viajemos de la noche rumbo a la luz.



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