Danilo Sánchez Lihón
1. Un día
de júbilo
– Señores y señoras, muy buenos días. Damos inicio el
día de hoy a esta Asamblea Extraordinaria convocada por nuestra Asociación para
el Desarrollo Profesional, para lo cual escuchamos en primer lugar las palabras
de apertura y bienvenida del Presidente de nuestra Asociación, el Lic. Ismael
Vásquez Ugarte.
– Muy buenos días, amigos todos, representantes de las
diversas áreas del ámbito profesional, así como de las actividades productivas,
de las fuerzas vivas de nuestra sociedad, de las instituciones tutelares de la
nación, de los colegios profesionales, de las organizaciones civiles así como
de las asociaciones gremiales aquí presentes, e invitados especiales en
general, a todos ustedes les doy la bienvenida en nombre de toda nuestra
Asociación.
Hoy es un día de júbilo y celebración que la Junta
Directiva a mi cargo no ha querido dejar pasar por alto, al haberse hecho de
conocimiento público en los últimos días varias noticias relevantes que voy a
referir y acerca de las cuales cabe tomar debida nota, a fin de redoblar
esfuerzos, recobrar impulso y entusiasmo y acometer con más ahínco el proceso
de desarrollo en el cual estamos empeñados en tener una destacada actuación y
puesto en marcha en nuestro país:
2. Mi felicitación
y mi abrazo
– Hemos obtenido la máxima calificación para nuestro
país en confiabilidad para las inversiones extranjeras; acaba de publicarse el
índice de crecimiento de nuestra economía que resulta espectacular, y como el
mejor de América Latina. Asimismo, a todos consta nuestra estabilidad
democrática que se desenvuelve de manera óptima. Y las últimas encuestas de
identificación de los jóvenes con nuestro país y su destino arrojan cifras
nunca antes esperadas, en lo que respecta a adhesión, filiación y pertenencia.
De otro lado, vemos con complacencia que nuestras
ciudades lucen más ordenadas y bellas, que nuevas construcciones se alzan por
doquier, que las instituciones funcionan solventes y pujantes. Que hay alegría
y esperanza entre nuestra ciudadanía. Y eso se lo ve en el rostro de la gente y
en calles, plazas y mercados, como en todo lugar público.
Saludo pues y felicito a todos ustedes y quisiera
invitar a los diversos representantes que nos honran con su presencia a hacer
uso de la palabra y así dejarnos opiniones e ideas que iremos poco a poco
implementando en el ejercicio de nuestra función. Nuevamente mi felicitación y
mi abrazo a cada uno de ustedes queridos participantes y conciudadanos. Nuestra
mayor distinción por vuestra presencia, y mil gracias.
3. Razones
convincentes
Entonces el primero en solicitar el uso de la palabra
fue el presidente de la Cámara de Industria y Comercio, felicitando a sus
agremiados allí presentes y manifestando que es el liderazgo de los hombres de
empresa ¡quiénes invierten, actúan con empuje e imaginación y conducen sus
fábricas y establecimientos con eficacia!, que es en donde reside la clave del
desarrollo que se vive y que en estos momentos se comprueba que es floreciente.
En seguida solicitó y tomó la palabra el representante
de la milicia expresando que la seguridad de la cual gozaban todos en ese
preciso momento era efecto de la actuación de las fuerzas armadas y policiales,
sin cuyo concurso no solo el progreso sino la vida serían difíciles y quizás
imposibles.
El representante del Poder Judicial hizo sentir que
sin jueces, fiscales, notarios y abogados no se aplicarían las leyes, ni las
normas, ni habría una vida civilizada como la que se goza y se hace ahora
tangible y evidente; y tal vez muchos tampoco estarían presentes en esa
reunión, si es que faltaran tales dispositivos y no estuviera garantizado el
proceso de su aplicación.
El médico expuso razones no menos convincentes y
persuasivas, haciendo sentir a los concurrentes que sin la actuación de los
galenos la productividad se afectaría, y es posible que muchos de los que hoy
lucían saludables y vigorosos estuvieran quizá ya muertos o postrados en sus
camas.
4. Con expresión
atenta
También se escuchó la alocución de un ingeniero, quien
hizo sentir que inclusive el local que los cobijaba, los transportes que los
habían traído al lugar y la ciudad misma en su conjunto era la obra de los
ingenieros civiles, eléctricos, ambientales, y de los arquitectos, sin los
cuales la vida casi sería inimaginable.
En fin, hablaron muchas otras personas, entre ellos un
comunicador social, un sacerdote, un representante de la Asociación de
Escritores y Artistas, concluyéndose de la totalidad de las intervenciones que
sin la actuación de esos profesionales la vida misma corría el riesgo de no ser
posible sobre la faz de la Tierra y menos el desarrollo sostenido que en esos
momentos se estaba experimentando y hasta aclamando.
Todas las áreas de trabajo y actividades humanas
tuvieron el panegírico de su delegado. El conductor de la ceremonia,
reconociendo que entre los asistentes se contaba con la presencia del
representante del Colegio de Profesores, un caballero vestido con decoro pero
sin ostentaciones, lo invitó a hacer uso de la palabra. No había hablado ni
dicho nada hasta entonces, aunque seguía el curso del desarrollo de la reunión
con una expresión cordial y atenta. Al parecer, por su actitud, se sentía
dichoso y feliz.
5. Asintieron
y aprobaron
Se le pidió entonces que dijera algo.
Puesto de pie, una sonrisa dulce y amable exornaba su
rostro apacible. Agradeció la atención, expresando que había escuchado a cada
uno de los voceros de las diversas actividades humanas y se sentía
verdaderamente complacido porque eran ciertas, evidentes e importantes las
obras de cada sector que hablaban por sí mismas pero que habían sido
enfatizadas muy bien por cada uno de los portavoces que le habían antecedido en
el uso de la palabra; que estaba admirado de la satisfacción que sentían por lo
que cada uno realizaba y que eso era muy satisfactorio constatar.
Pero a continuación expresó:
– Ya que el maestro de ceremonias y conductor de esta
reunión ha tenido la gentileza de pedirme decir algunas palabras, y siendo el
contexto resaltar la labor de las distintas profesiones y actividades humanas,
quiero preguntar a todos y cada uno de ustedes: ¿Existirían empresarios,
militares, policías, abogados, médicos, ingenieros y demás ocupaciones sin el
concurso y la dedicación de maestros y profesores? Porque, ¿no son ellos acaso
quiénes forman a los niños y jóvenes y los preparan para el dominio de uno y
otro desempeño?
Todos se miraron, asintieron y aprobaron.
– ¡A todos nosotros nos han formado nuestros maestros
y profesores!
6. Si eso
ocurriera
– ¡Sí, claro!
– Ahora bien, explicaré porqué estoy contento. Es
porque compruebo y veo que cada uno de ustedes se siente realizado, cabal y
satisfecho por lo que tienen y han alcanzado. ¡Habiendo entonces triunfado!
Sólo así es que los maestros tenemos el derecho de sentirnos
a su vez contentos con nuestra labor, dignos y felices.
Porque si en vez de eso ocurriera lo contrario, es
decir: si no hubiera una economía sana, ciudades ordenadas, seguridad en las
calles, las leyes no funcionaran ni se cumplieran, si tuviéramos políticos
venales y tránsfugas, ¿de qué vamos a sentirnos pletóricos, como honrados y
orgullosos los maestros?
Si los derechos y la salud más bien fueran algo que se
extrañe y brille por su ausencia, si la delincuencia campeara en pueblos y
ciudades, si la corrupción proliferara en las diferentes instancias del Estado,
¿entonces por qué los maestros vamos a reclamar derechos y sentirnos ufanos?
Si esta fuera la situación habríamos fracasado. Y en
vez de reconocimiento mereceríamos ser juzgados y condenados.
7. Lo bueno
y verdadero
– Ahora bien, todo esto es parcial porque abarca solo
el desenvolvimiento externo. Porque el resultado de la educación no es solo lo
que se consigue en los índices de productividad, ni en lo que sabemos hacer.
Sino más bien en cómo sentimos, pensamos, tenemos conciencia, en cuáles son
nuestros valores, por dónde orientamos nuestra visión, las proyecciones que
conseguimos alentar como comunidad en relación a la vida, la manera cómo
reaccionamos ante determinados estímulos y desafíos, y ¡cómo es nuestro
comportamiento y nuestra conducta! Porque si no cultivamos el alma y la hacemos
prístina, si no somos capaces de hacer hombres fraternos y solidarios, si no
abolimos las diferencias ominosas entre sectores y estamentos sociales, si
nuestra sociedad no cultiva buenas actitudes cívicas, si campea el egoísmo, el
lucro y no se distribuye equitativamente la riqueza compartiéndola entre todos,
habremos también fracasado pero esta vez en lo que es crucial, decisivo y
esencial. De allí que sobre la producción tenemos que sumar un valor agregado,
cuál es el reconocimiento y la práctica del bien, la belleza y lo que es
verdadero.
– Indudablemente, lo que usted expresa es cierto
maestro. –Dijo el que presidía la reunión. Algunos más opinaron lo mismo, y
muchos otros asintieron.
8. Se fueron poniendo
uno a uno de pie
– Es por eso que pido que me dispensen el no haber
hablado antes ni primero –prosiguió–, ya que en casos como este seamos los
maestros y profesores quienes tengamos que hablar siempre al final y al
comprobar los resultados conseguidos, porque antes de ufanarnos de lo que somos
y merecemos tenemos que esperar ver y constatar cuáles son los resultados, las
actitudes, las obras y los valores de los demás, a fin de ver si verdaderamente
valemos y merecemos reconocimiento.
Por ahora hemos alcanzado unas metas en el orden
material, pero nos faltan asegurar los porqués, los cómo y hacia dónde; ya que
cuando el hombre tiene claro el por qué hacer, cómo conducirse y hacia dónde
llegar; como por qué afanarse y, en suma, por qué vivir, él mismo implementa
los mejores cómos y su labor y su ser se hacen indestructibles. Muchas gracias
a todos ustedes por su atención, amabilidad y comprensión. ¡Muchas gracias!
Allí terminaron sus palabras. Entonces todos
prorrumpieron en largos y fuertes aplausos. Y se fueron poniendo uno a uno de
pie, en señal de adhesión, homenaje y reconocimiento.
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