EL OTRO LADO DE LA LUZ
Rodolfo Ascencio Barillas
Todo lo que yo diga en el
infinito de tus ojos
Y todo lo que tienes en el
secreto de tu pecho,
Y cada día es un desafió de tu
aliento.
Yo vago en el sueño que no llega
Y vivo en el silencio que
despierta en la aurora ciega
Y en el deseo de tu piel
seductora
Y en el sentir de tus audaces
atrocidades
Y en la mentira que se cierne en
tu procaz ironía.
¡Oh¡ mira como se tornan los
insólitos páramos
Y cómo muere tu rostro con la
pálida suerte
¿Quién surcara la atávica presa de
tus manos?
¿Y quién buscará los sueños
fúlgidos de las febles miradas?
¿Dónde nacieron las entrañas de
tú espanto?
¿Dónde surgieron las secuelas de
tus pávidas locuras?
Yo quisiera despertar en el sueño
eterno de la muerte
Y caminar en el núbil candor de
tu morada
Y soñar en tus nubíferos
manantiales
¡OH¡ vida que vuelas en un
suspiro,
Y mañana nacerán tus fuertes
raíces.
¿Por qué la luz se oculta en la
piedra?
¿Por qué llora el camino por tus
arrugas?
Será que estoy soñando despierto
O estoy llorando con el alma
muerta
Donde los sepulcros buscan sus
interrogantes
¿Por qué no vienes con tu rió?
¿Y por qué desnudas las máculas
de tu cuerpo?
Será que vivo mintiendo
Y muero revelándome en el largo
sueño de la muerte
Ahora que vuelvo donde terminan
mis suspiros
Ahora que mi dolor es tu
inverecunda nostalgia.
Yo te llevaré en el recuerdo de
mi fantasía
Ahora que callan los que nunca
dijeron nada
Allá en tu tierra, en tu ocaso, más
allá de tu cielo
Existe el dolor infinito…
EXCLAMACIÓN
Rodolfo Ascencio Barillas
¡Oh¡ hermanos hijos de un mismo
sembrador
No desprecien los caminos de la
justicia
Ni se aparten de las sendas
rectas del Universo
Y no dejen que las sombras
invadan vuestros corazones,
Ni permitan que la lujuria dañe
vuestras almas
Ni pequen en los abominables
caminos de los perversos
Aléjense de las tentaciones del
pecado,
Y de los deseos efímeros del
mundo.
No rechacen la luz que nace en
los albores de los manantiales
Y vean cuan hermosas son las
montañas de sus manos
Y los valles que brotan en la
pupila de sus ojos
Y en las cascadas cuyas burbujas
deleitan vuestro costado.
¡Oh¡ hermanos haced el bien de
vuestro corazón
Y si alguien te pide no le
niegues nada
Y no le guardes rencor al que te
ofenda
Y no odies a quienes te
desprecian,
Y en los días malos busca la
palabra de su aliento
Y constélate en la arquitectura
de tu existencia
Hermanos, aléjense de las
vanidades del mundo
Y de los deleites breves de
futuras amarguras,
Y de la condenación de vuestras
voluntades
No desaprovechen la oportunidad
de la vida
Y se prudente en tus decisiones
Y cauto en los oscuros pasadizos
del destino
Y no hagas a los demás lo que no
permites que te hagan a ti
Y respeta las opiniones de los
demás
Y conserva tus energías para
cosas buenas
Y por muy absurdas que sean tus
palabras
Cumple con la promesa de los años
Y no olvides el compromiso
contigo mismo
Pues, el mundo es un laberinto de
mentiras
Y de exaltadas hipocresías
Y piensa que Dios te guarda en tu
camino
Porque sólo la paz te dará la
alegría
Y aprende a vivir con los demás
Y a convivir en un mundo
incomprensible
Y lucha por mejorar los caminos
de otros
Porque ellos necesitan de tus
obras
Y aunque el precio sea mayor de
lo que cuestan
No significan más que los tesoros
del cielo;
Y cuando pasen las sombras de
muerte
Debes agradecer a Dios por las
bondades que has vivido
Y las bendiciones que has
recibido
¡Ay! que dolor son las tristezas
de mi alma
Y que felicidad es morir con Dios
Bendito Universo…
.
SENSACIONES
Rodolfo Ascencio Barillas
Yo creo en ti, destino mío, sueño
mío, y esperanza mía,
Y en el futuro incierto de tus
ambivalentes emociones
Y en el suspiro ineludible de tus
infatigables sensaciones,
Y en la combativa tenacidad de
tus abruptas conmociones.
Yo creo en el rocío que beben los
pájaros de tus sombras
Y en los suspiros de tus
incógnitos placeres
Y en el frenesí de tus
acorraladas erupciones
Y en los absurdos deseos de tu
escalofriante boca
Y en los impresionantes besos que
tus caricias locas,
Después de las plomizas mañanas
que adormecen
En tus tristes noches de invierno.
Yo vi la hierba crecer bajo tus
oscuras manos
Y la impecable quietud de tu
atolondrado pecho
Y el improperio silencioso de tu
quejumbroso aliento
Y el impúdico pesar de tus
exorbitantes desengaños
Y los lejanos recuerdos de tus
inesperados empeños,
Y la triste pena de tu acelerado
tormento
Y los laberintos impasibles de
tus arrebatos clandestinos
Y los padecimientos impetuosos de
tus decadentes regatos.
Yo soy la impávida voz de los
andes alertos
Y las vertientes ruborosas de tus
venas consistentes
Y los congelados hielos de tus
inclaudicables desiertos
Y los sufrimientos indescifrables
de tus estragos tormentosos
Y los desastres que provocan tus
encrucijadas onerosas
Y el dolor indubitable de tu alma
desastrosa
Y las auroras centenarias que a
veces provoca
En el corazón que desdenes
invoca.
Yo he vivido las decrepitaciones
de tu tiempo
Y en la encrucijada inhóspita de
tus desapacibles universos,
Yo he sido el caudillo de tus
apresurados besos
Y te he amado con tus injuriosos
embelesos
Y he llorado en los mares de tu
llanto
Y en la pálida luz de tus
tenebrosas penumbras.
Y en los azotes constantes de tus
precipitados lamentos.
Yo me pregunto ¿Quién soy cuando
vuelvo desde los abismos?
¿Quién soy cuando vuelvo desde
las pasiones?
Y ¿quién soy en la pradera de tus
desiertos?
Y en el ocaso de tus desolados
tormentos,
Y ¿quién soy en las delicias de
tus interminables placeres?
Y ¿quién soy en los irremediables
amaneceres de tu cuerpo?
Y en los halitos abúlicos de tu
estremecido intento
Y ¿quién soy en los sueños de tus
fantasías continúas?;
Yo soy el hombre con las llamas
indomables de tus infiernos
Y el alarido impávido de tus incautos
desaciertos,
Y el que llora incesante en tus
labios de amapola
Y el ferviente beso de tus
insaciables hechizos.
Yo que quise alejarme de tus
repetidas tempestades
Ahora soy una voz que recorre los
senderos de tu ironía
Y la inmutable emoción de tus
desastrosas implosiones
Y la ineluctable tragedia de tus
complicadas sensaciones.
Yo soy el cosmos incierto de tus
infinitas fantasías
Y la ansiedad perdurable que
alborota el alma mía.
Yo soy el mundo de tus pérfidas
pasiones
Y la prisión de tus cautivas
tentaciones…