miércoles, 30 de enero de 2013

POEMAS SALVADOREÑOS: "EL OTRO LADO DE LA LUZ", "EXCLAMACIÓN" Y "SENSACIONES" - POR RODOLFO ASCENCIO BARILLAS, DIRECTOR DE RELACIONES INTERNACIONALES DE ASOLAPO



EL OTRO LADO DE LA LUZ

 Rodolfo Ascencio Barillas 

Todo lo que yo diga en el infinito de tus ojos
Y todo lo que tienes en el secreto de tu pecho,
Y cada día es un desafió de tu aliento.
Yo vago en el sueño que no llega
Y vivo en el silencio que despierta en la aurora ciega
Y en el deseo de tu piel seductora
Y en el sentir de tus audaces atrocidades
Y en la mentira que se cierne en tu procaz ironía.
¡Oh¡ mira como se tornan los insólitos páramos
Y cómo muere tu rostro con la pálida suerte
¿Quién surcara la atávica presa de tus manos?
¿Y quién buscará los sueños fúlgidos de las febles miradas?
¿Dónde nacieron las entrañas de tú espanto?
¿Dónde surgieron las secuelas de tus pávidas locuras?
Yo quisiera despertar en el sueño eterno de la muerte
Y caminar en el núbil candor de tu morada
Y soñar en tus nubíferos manantiales
¡OH¡ vida que vuelas en un suspiro,
Y mañana nacerán tus fuertes raíces.
¿Por qué la luz se oculta en la piedra?
¿Por qué llora el camino por tus arrugas?
Será que estoy soñando despierto
O estoy llorando con el alma muerta
Donde los sepulcros buscan sus interrogantes
¿Por qué no vienes con tu rió?
¿Y por qué desnudas las máculas de tu cuerpo?
Será que vivo mintiendo
Y muero revelándome en el largo sueño de la muerte
Ahora que vuelvo donde terminan mis suspiros
Ahora que mi dolor es tu inverecunda nostalgia.
Yo te llevaré en el recuerdo de mi fantasía
Ahora que callan los que nunca dijeron nada
Allá en tu tierra, en tu ocaso, más allá de tu cielo
Existe el dolor infinito…


EXCLAMACIÓN

Rodolfo Ascencio Barillas

¡Oh¡ hermanos hijos de un mismo sembrador
No desprecien los caminos de la justicia
Ni se aparten de las sendas rectas del Universo
Y no dejen que las sombras invadan vuestros corazones,
Ni permitan que la lujuria dañe vuestras almas
Ni pequen en los abominables caminos de los perversos
Aléjense de las tentaciones del pecado,
Y de los deseos efímeros del mundo.
No rechacen la luz que nace en los albores de los manantiales
Y vean cuan hermosas son las montañas de sus manos
Y los valles que brotan en la pupila de sus ojos
Y en las cascadas cuyas burbujas deleitan vuestro costado.
¡Oh¡ hermanos haced el bien de vuestro corazón
Y si alguien te pide no le niegues nada
Y no le guardes rencor al que te ofenda
Y no odies a quienes te desprecian,
Y en los días malos busca la palabra de su aliento
Y constélate en la arquitectura de tu existencia
Hermanos, aléjense de las vanidades del mundo
Y de los deleites breves de futuras amarguras,
Y de la condenación de vuestras voluntades
No desaprovechen la oportunidad de la vida
Y se prudente en tus decisiones
Y cauto en los oscuros pasadizos del destino
Y no hagas a los demás lo que no permites que te hagan a ti
Y respeta las opiniones de los demás
Y conserva tus energías para cosas buenas
Y por muy absurdas que sean tus palabras
Cumple con la promesa de los años
Y no olvides el compromiso contigo mismo
Pues, el mundo es un laberinto de mentiras
Y de exaltadas hipocresías
Y piensa que Dios te guarda en tu camino
Porque sólo la paz te dará la alegría
Y aprende a vivir con los demás
Y a convivir en un mundo incomprensible
Y lucha por mejorar los caminos de otros
Porque ellos necesitan de tus obras
Y aunque el precio sea mayor de lo que cuestan
No significan más que los tesoros del cielo;
Y cuando pasen las sombras de muerte
Debes agradecer a Dios por las bondades que has vivido
Y las bendiciones que has recibido
¡Ay! que dolor son las tristezas de mi alma
Y que felicidad es morir con Dios
Bendito Universo… 
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SENSACIONES

Rodolfo Ascencio Barillas

Yo creo en ti, destino mío, sueño mío, y esperanza mía,
Y en el futuro incierto de tus ambivalentes emociones
Y en el suspiro ineludible de tus infatigables sensaciones,
Y en la combativa tenacidad de tus abruptas conmociones.
Yo creo en el rocío que beben los pájaros de tus sombras
Y en los suspiros de tus incógnitos placeres
Y en el frenesí de tus acorraladas erupciones
Y en los absurdos deseos de tu escalofriante boca
Y en los impresionantes besos que tus caricias locas,
Después de las plomizas mañanas que adormecen
En tus tristes noches de invierno.
Yo vi la hierba crecer bajo tus oscuras manos
Y la impecable quietud de tu atolondrado pecho
Y el improperio silencioso de tu quejumbroso aliento
Y el impúdico pesar de tus exorbitantes desengaños
Y los lejanos recuerdos de tus inesperados empeños,
Y la triste pena de tu acelerado tormento
Y los laberintos impasibles de tus arrebatos clandestinos
Y los padecimientos impetuosos de tus decadentes regatos.
Yo soy la impávida voz de los andes alertos
Y las vertientes ruborosas de tus venas consistentes
Y los congelados hielos de tus inclaudicables desiertos
Y los sufrimientos indescifrables de tus estragos tormentosos
Y los desastres que provocan tus encrucijadas onerosas
Y el dolor indubitable de tu alma desastrosa
Y las auroras centenarias que a veces provoca
En el corazón que desdenes invoca.
Yo he vivido las decrepitaciones de tu tiempo
Y en la encrucijada inhóspita de tus desapacibles universos,
Yo he sido el caudillo de tus apresurados besos
Y te he amado con tus injuriosos embelesos
Y he llorado en los mares de tu llanto
Y en la pálida luz de tus tenebrosas penumbras.
Y en los azotes constantes de tus precipitados lamentos.
Yo me pregunto ¿Quién soy cuando vuelvo desde los abismos?
¿Quién soy cuando vuelvo desde las pasiones?
Y ¿quién soy en la pradera de tus desiertos?
Y en el ocaso de tus desolados tormentos,
Y ¿quién soy en las delicias de tus interminables placeres?
Y ¿quién soy en los irremediables amaneceres de tu cuerpo?
Y en los halitos abúlicos de tu estremecido intento
Y ¿quién soy en los sueños de tus fantasías continúas?;
Yo soy el hombre con las llamas indomables de tus infiernos
Y el alarido impávido de tus incautos desaciertos,
Y el que llora incesante en tus labios de amapola
Y el ferviente beso de tus insaciables hechizos.
Yo que quise alejarme de tus repetidas tempestades
Ahora soy una voz que recorre los senderos de tu ironía
Y la inmutable emoción de tus desastrosas implosiones
Y la ineluctable tragedia de tus complicadas sensaciones.
Yo soy el cosmos incierto de tus infinitas fantasías
Y la ansiedad perdurable que alborota el alma mía.
Yo soy el mundo de tus pérfidas pasiones
Y la prisión de tus cautivas tentaciones…


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