lunes, 15 de septiembre de 2014

15 DE SEPTIEMBRE: DÍA DE LA DEMOCRACIA - FOLIOS DE LA UTOPÍA: ENCINAS ES BANDERA TREMOLANTE - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2014 AÑO
DE LA BATALLA DE LA LECTURA Y
ESCRITURA POR LA CONSTRUCCIÓN
DE UN MUNDO MEJOR
 
SEPTIEMBRE, MES DE LA PRIMAVERA,
DE LOS DERECHOS CÍVICOS
DE LA MUJER, EL NIÑO Y LA FAMILIA
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 
 
 
*****
 
PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
PRESENTACIÓN
DEL LIBRO
 
“VALLEJO Y SER
HERMANOS”
 
DE
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
MENSAJES: VALLEJO
LA FE Y EL MUNDO ANDINO
MANUEL VEJARANO
FLORENCIA ROLDÁN
 
PANEL
DE PRESENTACIÓN:
JULIO YOVERA
DANTE CASTRO
MARITZA OLÓRTEGUI
 
DECLAMANDO
A CÉSAR VALLEJO:
 
ERIBERTO GALINDO Y
FREDERIK SOTOMAYOR
 
ACTUACIÓN MUSICAL
DIANA CHÁVEZ
AUTORA DEL DISCO
“DE JUNCO Y CAPULÍ”
 
CONDUCCIÓN:
RAMÓN NORIEGA
MANUEL RUIZ PAREDES
 
JUEVES 16 DE OCTUBRE. 7 PM.
CASA DE LA LITERATURA PERUANA
 
Agradecemos
su gentil asistencia
 
*****
 
15 DE SEPTIEMBRE
 
 
 
DÍA
DE LA
DEMOCRACIA
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
ENCINAS
ES BANDERA
TREMOLANTE
 
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
1. A tan alto
sitial
 
José Antonio Encinas luego de ganar a su ponente, el Dr. Víctor Andrés Belaúnde, en la elección para ocupar el rectorado de la Universidad Nacional de San Marcos, en 1931, lo primero que hizo al asumir el cargo fue convocar a la intelectualidad más lúcida y brillante.
 
Es así que tuvo como colaboradores más cercanos a Raúl Porras Barrenechea, como Director del Colegio Universitario; a José Jiménez Borja, como Profesor Asesor en aspectos académicos; a Jorge Basadre, como Director de Bibliotecas, a Luis Alberto Sánchez, como Director del Instituto de Extensión Cultural; entre muchos otros.
 
Es, pues, un inmenso orgullo para el magisterio peruano el que un integrante suyo, un humilde pero lúcido y audaz maestro de escuela haya llegado –por sus propios méritos y gracias a la decisión democrática de la juventud iconoclasta y libertaria–, a tan alto sitial.
 
Y aún más: El que haya tenido como meritorios asistentes de su señera gestión rectoral, a semejantes luminarias de la más renombrada intelectualidad del Perú. Y más todavía: el que ese año de rectorado haya sido no solo entusiasta, fervoroso y pletórico en triunfos académicos sino beligerante en la escena política y social frente a la dictadura de ese entonces.
 
2. Un año
y cuatro meses
 
Transcurría el año 1932 y el Presidente Luis Sánchez Cerro, con quien se había conocido en París, lo invita a Palacio de Gobierno a fin de conminarle para que prohíba que se traten asuntos políticos en la Universidad de San Marcos.
 
Esta pretensión, completamente contraria al pensamiento y al proceder de Encinas, fue rechazada por él, quien le contesta que es derecho inalienable de los jóvenes y de las personas conscientes ocuparse del destino de su país. 
 
Sánchez Cerro, después de esta entrevista, procedió a clausurar San Marcos.
 
José Antonio Encinas es entonces invitado a Panamá a dictar conferencias en el Ciclo de Verano de la universidad de ese país. 
 
A su retorno en el puerto del Callao se le prohíbe el ingreso a la patria. ¿Qué había ocurrido? Sánchez Cerro dictaminó su deportación en ausencia. Y ya no pudo ingresar al suelo patrio, ni siquiera le fue permitido desembarcar y solo le cupo proseguir viaje sin rumbo fijo, sin saber adónde ir, ni cuál sería su situación.
 
Luego de trabajar un tiempo en Centroamérica visita, en ese periodo, diversas universidades de los Estados Unidos. Su rectorado en la universidad de San Marcos había durado apenas un año y cuatro meses.
 
3. Reforma
Universitaria
 
Sin embargo, en el breve período que duró su gestión al frente de la Universidad de San Marcos, Encinas desarrolló una labor titánica de reordenamiento y cambio, proyectándola a las décadas venideras.
 
En este breve período se fundaron principalmente institutos de investigación y reinó un espíritu y práctica de participación amplia de todos los estamentos del claustro que de este modo acometían el esfuerzo más vigoroso de repensar y de ver actuar la universidad en el contexto social del país.
 
En el periodo que va de 1931 a 1932, que duró su ejercicio de rector, dio vida a un vigoroso proceso de Reforma Universitaria, que cambió de raíz aspectos esenciales de esta casa de estudios y que por su profunda raigambre democrática constituyó el cambio más significativo en todo el secular devenir de la historia de la Decana de América. El gobierno nacional por eso no fue capaz de soportar este presencia protagónica de la universidad en el acontecer nacional y terminó por dictaminar su clausura definitiva.
 
Mientras tanto se mantuvo el receso de la universidad, José Antonio conjuntamente con sus hermanos Enrique, Guillermina y Aurora Encinas, fundan en 1933, en Lima el Colegio Dalton, para ensayar el sistema de trabajo escolar mediante grupos, en laboratorios y bajo la metodología de taller.
 
4. Se gestiona
una entrevista
 
En el período posterior a esta obligad paralización de la universidad, que duró cuatro años, fue asesinado el presidente Sánchez Cerro y asumió el poder el General Oscar R. Benavides en su calidad de Jefe del Ejército. 
 
Los profesores sugirieron entonces al rector Encinas la conveniencia de gestionar, mediante una entrevista, la reapertura de la universidad.
 
La entrevista se llevó a cabo. Fue tensa y áspera por la actitud enemistosa del presidente de facto. En ella Benavides evidenció su despotismo y arbitrariedad cuando ni siquiera invitó a tomar asiento a la delegación de autoridades y profesores de la prestigiosa casa de estudios. 
 
Aún más, se quejó de lo que él llamaba la indisciplina y rebeldía estudiantil, que según dijo merecían su reprobación.
 
Adujo lo que para su talante antidemocrático era la supuesta inconsistencia del cogobierno. Y manifestó su decisión de mantener clausurada dicha casa de estudios. 
 
El maestro Encinas refutó firmemente esos argumentos a pesar de saber de antemano que era empresa inútil intentar siquiera cambiar un milímetro los prejuicios tan hoscos y siniestros que aquel militar tenía en contra de la universidad.
 
5. Se descorre
el velo
 
Es muy importante que reproduzca aquí el segundo encuentro que tuvo con el presidente Oscar R. Benavides, relatado por el mismo José Antonio Encinas, porque gráfica el ambiente y la época abrupta en que se vivía.
 
Al mismo tiempo deja ver de modo inequívoco la recia personalidad del maestro y descorre el velo de cuál es la entraña de algunos gobernantes que para desgracia de nuestros países no son pocos ni raros sino constantes y de aparición lamentablemente frecuente y repentina. He aquí sus palabras:
 
"En este ambiente de protesta Benavides me invitó, celebrándose una entrevista que merece ser narrada, dado que de su contenido se desprende la intolerancia y la animadversión que su gobierno guardaba a la Reforma Universitaria.
 
"Benavides estuvo cortés en esta oportunidad; me invitó a tomar asiento, y luego me dijo haberme llamado porque los universitarios continuaban en franca y violenta hostilidad hacia su gobierno...
 
Y esto pese a que la universidad estaba clausurada, siendo incesante la movilización estudiantil.”
 
6. No olvide
que soy maestro
 
Y continúa en su relato:
 
“– Usted sabe que soy militar y me agrada la disciplina. Usted, que está a coté (al lado, en francés) de los estudiantes, es el llamado a ponerlos en orden, porque de lo contrario mi autoridad pesará sobre ellos con mano férrea.
 
"Le contesté:
 
“– No sé a título de qué exige usted que lo ayude a mantener aquel orden. Para usted no soy rector de la universidad, porque si lo fuera, la universidad estaría abierta bajo mi dirección, y entonces respondería de la disciplina académica en el claustro; pero no de la otra, esto es, cuando el estudiante ejerce su legítimo derecho de ciudadano al protestar por la clausura de la universidad y por las ilegalidades que comete el gobierno. 
 
“Usted es militar y puede imponer disciplina en un cuartel, valiéndose de la fuerza; pero no olvide que soy maestro y que, por eso, me está vedada la violencia. No tengo más arma que la espiritual y ella ha sido suficiente para conseguir el orden en el claustro mediante la colaboración, la tolerancia y la comprensión mutuas de maestros y de estudiantes.”
 
7. Estoy
¡adelante!
 
Y prosigue en su narración José Antonio Encinas:
 
“Ya le manifesté en otra oportunidad que nada había de cierto acerca de la indisciplina; es la legítima protesta ciudadana que exige el máximo respeto a su libertad. Y en eso, como rector y como ciudadano, no estoy a coté de los estudiantes, sino avant (adelante, en francés).
 
"Benavides, después de algunos instantes de silencio, contestó:
 
“– Pero usted estará de acuerdo en que la juventud está corrompida y que no hay otro remedio que disciplinarla.
 
“– No sé lo que usted entienda por corrupción, –respondí–. Si acaso juzga usted como corrupción la embriaguez, el juego ilícito, ser parroquiano de prostíbulos o llevar una vida de completo abandono, debo decirle, con profunda convicción, que nada de eso ocurre con la inmensa mayoría de los estudiantes de San Marcos. No los he visto antes ni ahora en estado de beodez, jamás he tenido noticia de que concurrieran a las casas de juego ni se empobrecieran física y moralmente en los lenocinios...”
 
8. No veo
razón
 
Y a continuación elevó así su alegato ante el militar:
 
“Esto se ha sabido porque la Oficina de Estudiantes creada por la Reforma Universitaria estuvo muy cerca de la vida privada de los alumnos y porque personalmente hube de vigilar esa conducta con más interés que su aplicación a los estudios. Y si usted cree que yo soy quien corrompe a la juventud, debo decirle que tres generaciones de mi familia –debí haber dicho cuatro, porque más tarde Benavides encarceló y desterró a mi hijo cuando apenas había cumplido los dieciocho años– han pagado tributo a la dignidad ciudadana luchando por las libertades cívicas del Perú. Además, en los diez años de mi destierro, en Europa, no perdí mi tiempo en visitar los cabarets de París o las salas de juego de Montecarlo; fui a estudiar como alumno ordinario, sometido a todas sus exigencias, en las universidades de Londres, Cambridge, París, Padua y Bolonia; y en esa larga estadía no busqué provecho personal preparándome en alguna profesión lucrativa; estudié, por mi cuenta, sin subvenciones ni prebendas, los problemas educativos desde el kindergarten hasta la universidad, para ponerme luego al servicio de mi país. Si todo esto es así, no veo razón alguna para que usted crea que los estudiantes están en plena e insalvable corrupción.”
 
9. ¡No
señor!
 
Y después:
 
"A esta respuesta, dicha con intensa emoción, porque en ella iba el cariño y la devoción a la juventud, ahora ultrajada, no tuvo Benavides qué contestar. Eso sí, había en su semblante la expresión del disgusto y de la cólera frenados.
 
"A poco se rehízo y volvió al ataque cuando dijo:
 
“– Pero los estudiantes son comunistas y eso es corrupción.
 
“– No señor, –contesté–. El comunismo no es una corrupción, es una doctrina político-económica, en la cual usted o yo podemos o no convenir, pero de ninguna manera puede ser juzgada como un instrumento capaz de destruir la ética del hombre. No podría condenar a un universitario por estudiar las doctrinas de Marx y de Engels, ni por ingresar al partido político de su elección, si es por razones de principio. En cambio, sí me dolería verlo dedicado al vicio o en el camino de la deshonestidad ciudadana, pronto a todo género de concupiscencias, dispuesto a sumarse a dictaduras y tiranías, en agravio de lo noble y de lo verdadero que la vida de un joven debe tener como garantía suprema de que será elemento útil al país y no agente de su ruina material y espiritual”.
 
10. Otra vez
peregrino
 
Y luego en su texto hay estas apostillas del maestro:
 
"Así terminó esa entrevista en que dialogaron un general y un rector de universidad. Benavides, como es natural, quedó mortificado. Según supe después, esa entrevista fue uno de los motivos para que decretara mi no retorno al Perú cuando enseñaba en la Escuela de Verano de la Universidad de Panamá, en 1936, lo cual dio comienzo a mi segundo destierro. Era necesario ese destierro, no tanto para impedir que resultara elegido senador, como lo fui en ausencia, por el departamento de Puno, cuanto para precaverse de la influencia que pudiera ejercer sobre el estudiantado en el momento de declarar nulas las elecciones generales de 1936 –en las cuales fue derrotado Benavides– y dar el más vergonzoso golpe de Estado que registra la historia del Perú."
 
A partir de esta acción, Encinas emprende un peregrinaje por diversos países de América Latina, siempre orientado en función de la democracia y la educación.
 
Permanece en Bolivia y dicta conferencias en las universidades de Sucre y de Cochabamba que le otorga el título de Doctor Honoris Causa.
 
11. Maestro
primario
 
En 1936 es elegido en ausencia senador por el departamento de Puno.
 
Intenta ingresar al Perú por la frontera con Bolivia y es detenido. No le permiten su retorno y es más bien expulsado hacia el país limítrofe.
 
Se da inicio a lo que es el tercer destierro. 
 
Mientras tanto, en el país se anulan las elecciones. Él entonces se dirige a los Estados Unidos y luego a Cuba. Recorre países como Panamá, México, Chile.
 
En 1950 nuevamente Puno lo elige senador. Regresa. Su pueblo lo espera desde temprano, agolpado para recibirlo. Le alza un arco de flores y lo aclama. Se niega a pasar debajo de él, ingresando más bien por un costado. Se arrodilla y besa el suelo que lo viera nacer. Y llora.
 
En noviembre de 1953 en una intervención en el Senado de la República declara ser:
 
“... un maestro de escuela, devoto de la enseñanza Primaria y que, no obstante los años largos que pesan sobre sus espaldas, continúa todavía enseñando a los niños de instrucción Primaria”.
 
En 1954 ante una grave dolencia intenta nuevamente viajar a Estados Unidos para atenderse, pero se le niega la visa de ingreso a ese país.
 
12. Los
nobles
 
Por todas estas razones José Antonio Encinas quedará para siempre en nuestra mente y en nuestros corazones como un paradigma. Porque defendió principios; a la juventud, a la escuela y a la niñez. Protegió y luchó por la reivindicación del indio y todo aquello que hay de dolido y mejor en la vida y en el universo.
 
No eligió la complacencia y ni siquiera el roce con los poderosos; tampoco la seducción del besamanos, ni los tules ni tafetanes de la clase dominante. Tampoco las sedas hipócritas del oficialismo; ni pronunciar él ni aceptar tampoco que le endilguen y mezan los susurros del poder y las adulaciones.
 
Porque hay quienes a rastras se contornean detrás de dichas apariencias. Y recorren las calles confinados detrás de custodios y guardias de asalto. Y con eso se creen realizados e importantes. Y se equivocan tanto en la vida que creen que por eso se los va a recordar más allá del diario de la mañana y del periódico de ayer que habla de sus andanzas y recorridos.
 
De estos felizmente no se ocupará la historia. A estos gracias a Dios la historia los desprecia; gozan del ahora pero el espíritu del bien los expulsa de sus supremas y excelsas moradas.
 
13. Bandera
tremolante
 
Nos ocupamos aquí de los nobles e ínclitos, de los preclaros e incólumes; y de los malos pero solo para evitarlos. Por eso, y así como César Vallejo, José María Arguedas y José Carlos Mariátegui lo son para la literatura, el pensamiento y la acción social, así también lo es José Antonio Encinas para la educación y la pedagogía del presente y el futuro.
 
Ciertamente, hay otros grandes personajes de nuestra historia y hombres consagrados, pero tal y como ocurre con los apus tutelares en el mundo andino los antes mencionados lo son para nuestro civismo y nuestra cultura.
 
Son aquellos que al igual que José Antonio Encinas levantan, defienden y sostienen con su coraje y su sacrificio universos olvidados, y que sin embargo contienen lo mejor de nuestras esperanzas como son los niños, los maestros, la escuela, el indio, la justicia; y con todo ello el Perú prístino y aún irredento.
 
¡Y allí radica la inmensidad de su virtud, de su inteligencia y su valor! Por eso es grande Encinas, por eso es vitalmente importante que lo conozcamos, admiremos y emulemos. Por eso es imprescindible que lo tengamos presente en nuestros actos. Y que su nombre, su vida y su obra sea una bandera tremolante en nuestras luchas.
 
 
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