lunes, 22 de julio de 2019

TIEMPO NUEVO INTERNACIONAL (MIAMI), DE ADDHEMAR H.M. SIERRALTA - AÑO 11 Nº 352, DEL 22 DE JULIO DE 2019


 
TIEMPO NUEVO 

Internacional 

  Por  Addhemar Sierralta 
 
Año 11 Nº 352
 

  Miami 22 de julio de 2019
 
   
SOBRE EL PROYECTO TÍA MARÍA.

Por Carlos del Solar Simpson  (Perú).

Comentario de nuestro amigo Carlos, ex presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, aparecido en el diario El Comercio de Lima-Perú el 01 de mayo de 2015 y que cobra vigencia muy importante.

Señor Director:

El proyecto minero Tía María es muy importante para el Perú. Entiendo que la explotación de dos yacimientos de cobre que este contempla ha sido concebida por la empresa Southern como una alternativa de fortalecimiento y consolidación de la agricultura local. El proyecto minero demandará una inversión de aproximadamente US$1.400 millones, y creará más de 3.000 empleos.

Dentro de la fuerte corriente antiextractiva, una serie de personas, muchas ajenas a la zona, pretenden convencer a la población de que el proyecto impedirá que se continúe desarrollando la actividad agrícola, muy importante en la zona. Esto es falso: mientras la actividad extractiva cumpla las normas ambientales, ambas actividades pueden convivir.

Me viene a la mente el proyecto de oro de Tambo Grande que la empresa canadiense Manhattan intentó desarrollar en Piura hace unos diez años. Este fue frustrado por argumentos similares propiciados por una poderosa ONG internacional antiminera y una empresa de comunicaciones local que convenció a los pobladores de la zona, principalmente dedicados al desarrollo de cítricos, que no podían convivir ambas actividades. Recuerdo bien la famosa frase “ya no tendremos cebiche porque no habrá limón”. Hubo incluso un referéndum –organizado por aquella ONG y aquella empresa de comunicaciones– que arrojó que más del 99% de la población se oponía al proyecto. Este último no se llevó a cabo. Hoy existe en esa zona minería ilegal sin ningún tipo de control ambiental.

De acuerdo con la Constitución, los recursos naturales son de la nación. Por ello, los propietarios superficiales no tienen derechos sobre el subsuelo. Eso explica que sea el Estado quien da los contratos de vigencia minera. El tan utilizado concepto de licencia social, por otro lado, no existe en nuestro régimen jurídico.

Por su parte, el Convenio 169 de la OIT estableció la necesidad de llevar a cabo los estudios de impacto ambiental (EIA). En el marco de estos estudios no solo se mide el impacto ambiental que pueda ocasionar cualquier proyecto, sino que también se desarrollan talleres y audiencias públicas informativas para la población de las zonas potencialmente afectadas. Pero hay que tener en cuenta que el Convenio 169 establece claramente que los EIA no requieren ser aprobados por la población.

Volviendo a Tía María, aquí se presentó un EIA en el 2009. Este, al ser revisado por un organismo de las Naciones Unidas, resultó con 138 observaciones. Estas últimas fueron subsanadas por la empresa. El nuevo EIA fue aprobado.

La principal objeción fue que se dejaría sin agua a la actividad agrícola. La empresa accedió a hacer una inversión para desalinizar el agua de mar por el proceso de ósmosis inversa. Es también falso que se contaminen las aguas subterráneas, ya que se utilizará un proceso de lixiviación.

No queremos otro Conga. Y de hecho son los mismos antimineros que se han movilizado a Tía María, y parece que lo único que quieren es paralizar la economía a través de la violencia.

También es inaceptable que un ministro de Estado diga que si el proyecto no se da no afectará el crecimiento del PBI de este año. ¿No sabe que en la etapa de construcción se generan miles de puestos de trabajo e inversiones importantes?

En el Perú es indispensable reforzar la institucionalidad y dejar de lado el clima de desconfianza para seguir atrayendo la inversión privada. Restablecer la relación agro-minería en este proyecto sería un buen paso en ese sentido. Y también es crítico restablecer el Estado de derecho y la estabilidad jurídica.

Debemos ser conscientes de que para resolver los problemas de desempleo, pobreza, violencia, inseguridad y carencia de servicios básicos necesitamos más inversión privada y así crear más riqueza. No necesitamos más gasto corriente en burocracia.

Todos los ciudadanos debemos rechazar las acciones subversivas y pedir que se sancione a sus promotores. Hay que sobreponer al mensaje del miedo el de la esperanza. Los violentos son una minoría que no representa una opción de desarrollo para nadie.

Atentamente,

Carlos del Solar Simpson
Ex presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía
DNI 07275671
  

EN LA UNIÓN ESTÁ LA FUERZA.

Gracias a nuestros amigos Miguel Cordano y Ada Bacardí podemos compartir con ustedes  un discurso, dicho con motivo de la Batalla de Arica. y lo compartimos por el análisis de la situación de ese momento y por que no debemos olvidar. Es relevante porque hoy hay enfrentamientos llenos de odios y rencores en el país.

Este hermoso discurso merece lo analicemos en cada línea para tomar conciencia y evitar que nuevos enemigos de ideologías extrañas busquen crear el caos para tomar el poder y destruirnos.

DISCURSO DE ORDEN DEL SEÑOR GENERAL DE DIVISIÓN  FRANCISCO ANTONIO VARGAS VACA EN LA SESIÓN SOLEMNE CON OCASIÓN DE LA BATALLA DE ARICA; ORGANIZADA POR LA BENEMERITA SOCIEDAD FUNDADORES DE LA INDEPENDENCIA, VENCEDORES DEL COMBATE DEL 2 DE MAYO DE 1866 Y DEFENSORES CALIFICADOS DE LA PATRIA

Señor General de División Carlos Alfonso Tafur Ganoza, Presidente de la Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia, Vencedores del Combate del 2 de mayo de 1866 y Defensores Calificados de la Patria.

Señor General de Ejército Ronald Emilio Hurtado Jiménez, comandante General del Ejército.

Distinguidos miembros del Consejo Directivo  de nuestra Benemérita Sociedad

Estimados Generales y Almirantes de la mesa de honor.

Dignas autoridades civiles y militares.

Damas y caballeros, asociados e invitados.

Señoras y Señores.

Disertar en nuestra Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia, la primera institución del Perú y América creada con fines cívico-patrióticos en 1857 y donde se exalta el glorioso pasado de nuestra patria es un marcado privilegio; pero si además de ello, haber sido designado para disertar sobre un evento tan trascendental y de tanta recordación para nuestro país, como es la batalla de Arica; entonces este privilegio se convierte en un señalado honor, que tendré presente por el resto de mi mortal existencia.

Por ello, agradezco la designación y el honor que me hace el Señor General de División Presidente de la Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia, al darme la oportunidad de disertar ante tan selecto auditorio.

Los discursos sobre la batalla de Arica, normalmente comprenden un vibrante relato de los hechos históricos, una pincelada sobre la solicitud de rendición a cargo del emisario chileno, una reflexión sobre el significado de la famosa frase del Coronel Francisco Bolognesi, una narración de la batalla, y un homenaje a los actores de esta tragedia. Pero, creo que el elevado nivel de los presentes me releva de la narración histórica y me permite hacer algunas reflexiones sobre los hechos, de manera directa.

Y es que al repasar los libros de historia que tratan sobre la epopeya de Arica, inmediatamente surgió en mi mente una primera interrogante, que me permito plantear:

¿Cómo pudimos llegar a esto? ¿Cómo pudo ser que un país tan rico en recursos y con gente con tantas excelencias, llegue a una situación tan extrema como Arica?

¿Cómo pudo suceder que un país, heredero del más grande imperio de América – el Tahuantinsuyo – y heredero de una de las pocas culturas primigenias del mundo – la cultura incaica - ; y a su vez, depositario del virreinato más poderoso de esta parte del planeta, se convierta en una República libre pero caótica, y se vea doblegada por otro país más pequeño, con menos recursos, y que sólo llegó a ser una Capitanía tutelada por nuestro virreinato?

Y es que si nos situamos en el momento en que Chile nos declara la guerra el 5 de abril de 1879, encontraremos que durante los primeros 58 años de República, estuvimos desunidos, enfrentados peruano contra peruano, y con una débil identidad nacional, donde los intereses personales y de grupo se antepusieron al interés de la nación en su conjunto, no habíamos dejamos de lado nuestras diferencias, nuestras ambiciones subalternas, perdimos más de cincuenta años en rencillas internas, el país fue un desorden; y entonces, ante una amenaza exterior, no reaccionamos unidos y no enfrentamos todos juntos la amenaza. Las diferencias entre uno y otro, nos llevó a la debacle ante la prueba de una guerra. Muchos peruanos quisieron sacar partido de la situación.

Es decir, el día que se inició la guerra, ya la habíamos perdido. Chile no nos ganó la guerra, nosotros la perdimos.

Ante la cruda posible respuesta a la primera interrogante, preguntémonos: ¿Hemos aprendido la lección de Arica?

Ahora nuestra población, civiles y militares ¿Estamos fuertemente unidos para enfrentar las amenazas extranjeras? ¿Estamos unidos para enfrentar con éxito el terrorismo y el narcotráfico internacional?

En buena cuenta ¿Hemos aprendido la lección de Arica?

Dejemos ahí esta reflexión por un momento, y pasemos a una segunda interrogante, que asaltaría a cualquier lector de nuestra historia:

¿Cómo pudo suceder que después de ser vencedores en el combate del 2 de mayo de 1866, sólo catorce años más tarde, tuvimos un desastre, una hecatombe para nuestras armas en 1880?

¿Cómo pudo suceder que después de vencer en 1866 en el Callao, tengamos una derrota contundente en 1880 en Arica? ¿Qué sucedió en esos 14 años?

Y es que es particularmente importante reflexionar sobre las circunstancias que condujeron a la epopeya de Arica.

Recordemos que en el combate del Callao, más conocido como combate del 2 de mayo de 1866, el Presidente General Mariano Ignacio Prado dirigió personalmente las defensas del puerto contra la amenaza exterior, constituida por la formidable escuadra española. En ese glorioso día peleamos juntos: ecuatorianos, peruanos y chilenos, civiles y militares, gobernantes y ciudadanos; de esa unión nació la victoria.

El General Mariano Ignacio Prado gobernó hasta 1868; desde enero del 68 hasta agosto del 72, tuvimos 9 gobernantes en sólo 4 años; hasta que fue elegido el Dr. Manuel Pardo y Lavalle, el primer civil que llega a la Presidencia por elecciones, luego de más de 50 años de República; esto demuestra la falta de estabilidad política de nuestra República en esos años.

Una de las primeras disposiciones del Presidente civil Manuel Pardo y Lavalle fue reducir nuestro Ejército de Línea a 2,200 efectivos y los  distribuyó en todo el territorio para develar los 34 levantamientos que hubieron en su gobierno; así mismo, distribuyó el armamento del Ejército de Línea en la población para reforzar la Guardia Nacional, y anuló las compras de armamento y naves blindadas; además y lo más grave: firmó un Tratado Defensivo con Bolivia, país que ya tenía serios problemas políticos con Chile. Es decir degradó a su mínima expresión nuestro sistema de defensa nacional y nos puso en un grave riesgo a nivel internacional.

Así llegamos a 1876, en que el General Mariano Ignacio Prado asume nuevamente la Presidencia; el General Prado trató de recomponer el Ejército, pero el liderazgo de los jefes, la experiencia de los Oficiales, la capacidad de las Unidades no se consigue de un momento a otro; es un proceso continuo y permanente. En esa penosa situación, llegamos al 5 de abril de 1879 en que Chile nos declara la guerra; luego, de seis meses de brillante campaña marítima de nuestra Armada, en octubre capturan el Huáscar y perdemos al Almirante Grau; y con él, perdemos nuestra capacidad de actuar en el mar.

Luego, el 27 noviembre de 1879 llegaría la victoria de Tarapacá, sin embargo, después de la victoria, las tropas peruanas iniciaron una penosa retirada hacia Arica, las tropas chilenas ocuparon esta provincia. En esas circunstancias, el presidente Mariano Ignacio Prado viaja a Europa en plena guerra, en circunstancias particularmente difíciles para el país. Nicolás de Piérola se autoproclama Presidente, y el 23 de diciembre de 1879 entra a Palacio de Gobierno; su primera disposición fue relevar a gran parte de los mandos militares y colocar a "civiles pierolistas” otorgándoles el grado de coronel. Las derrotas se sucederían hasta el desastre en el Alto de la Alianza el 26 de mayo de 1880, que sería el preámbulo de la batalla de Arica.

El día de la batalla de Arica, el 7 de junio de 1880, el Presidente del Perú era el abogado Nicolás de Piérola, permanente conspirador, que vivió muchos años en Chile; y el Jefe del Ejército del Sur era el Contralmirante Lizardo Montero, prestigioso marino, que había derrotado a Piérola en uno de sus tantos levantamientos. Piérola no apoyó a Montero, no le envió refuerzos ni abastecimientos y contribuyó a la derrota del Ejército del Sur, que culminó con la tragedia de Arica. Ni siquiera por la Patria amenazada, los políticos pierolistas olvidaron sus rencillas personales con los militares.

Entonces surge inevitable la pregunta: ¿Cómo pudo ser que ante la amenaza exterior, la clase política y el Alto Mando Militar no dejen de lado sus enfrentamientos particulares, no tomen sus previsiones, no planeen, ni conduzcan las operaciones militares en conjunto, y hayan permitido que 1,700 peruanos se encuentren en tan desgraciada situación en Arica?
Nuestra historia nos dice que los políticos y los militares estaban más preocupados por sus enfrentamientos personales, por sus ambiciones de poder, conformaban dos mundos separados, que vivían de espaldas, y enfrentados unos a otros.

Y ante ello ¿Hemos aprendido la lección de Arica? ¿Tenemos ahora a una clase política y a un estamento militar debidamente unido y coherente?; los políticos ¿Respetan y apoyan adecuadamente a los militares en actividad y en retiro? Y los militares ¿Están subordinados al poder constitucional, como reza nuestra Constitución; y no están sometidos al poder civil, como muchos quisieran? En pocas palabras: Ahora ¿Tenemos una sana, adecuada y sólida relación civil militar?

Por otra parte, ahora que se han cerrado nuestras fronteras y se oyen voces de reducir a las Fuerzas Armadas a su mínima expresión, recordemos lo sucedido antes de 1879; y es que al reunir 600 hombres y vestirlos de uniforme, no se consigue un Batallón, es decir una unidad entrenada que combate en conjunto, se requiere capacitación, entrenamiento, liderazgo, confianza y tiempo; lo mismo se podría decir de la tripulación de un buque de guerra, o de la dotación de pilotos y operadores de una Base Aérea. 

Ante estas dos interrogantes, surge inmediatamente una tercera: ¿Cuál fue la causa – la profunda y verdadera causa – del desastre de Arica?

Si nos ponemos la mano al pecho, en un colectivo acto de contrición, encontraremos no una, sino varias causas del desastre: Falta de responsabilidad, imprevisión, mediocridad, incapacidad, incompetencia, desunión de la sociedad peruana, corrupción, enfrentamientos internos entre peruanos, falta de altura de estadista en la clase gobernante, y falta de preparación en el estamento militar.

En Arica no solo fue derrotado el Coronel Bolognesi, sus Oficiales y su tropa. En Arica, tampoco fue derrotado el Ejército o la Marina solamente; en Arica, fue derrotado toda la nación peruana, que no supo unirse y defenderse; fue derrotado todo el Estado Peruano, que no pudo cumplir con uno de sus deberes fundamentales, y no pudo cumplir con dar seguridad a nuestros ciudadanos y no pudo preservar nuestro patrimonio, perdiéndose inmensos territorios; pues en Arica se termina la Campaña del Sur en la guerra de conquista que Chile emprendió contra el Perú. 

Estoy seguro que cada uno de Uds. tiene una respuesta a estas – tal vez - insolentes preguntas, cada uno de Uds. Tiene su propia opinión acerca de estas – tal vez – atrevidas reflexiones; pero si he logrado mover su conciencia hacia estos temas, entonces habré logrado el propósito de este discurso.

Sin embargo, a riesgo de ser desaforado, permítanme una cuarta y última interrogante:

¿Qué creen que pensaban los 1,700 peruanos que defendían la Guarnición de Arica en los días anteriores a la batalla?

¿Qué podría pasar por la cabeza de nuestros compatriotas en el morro, la semana anterior al 7 de junio?

Los invito a realizar un ejercicio mental: Pongámonos en la situación de los combatientes en el morro de Arica el 1 de junio de 1880. En esa fecha, conocían de la derrota en la Batalla del Alto de la Alianza, de la ocupación de Tacna, de la deserción del Ejército boliviano, conocían que los peruanos sumaban cerca de 1,700 hombres, de los cuales la mayoría eran los llamados “cívicos”, es decir ciudadanos recién enrolados durante la guerra, mal vestidos, peor equipados, con escasas municiones y medios, con mucho entusiasmo, pero muy poca preparación militar, no disponían de Unidades de Caballería, y su Artillería apuntaba al mar, no era la más adecuada para el combate terrestre; finalmente, conocían que eran la última fuerza peruana en el sur del país.

Sobre el enemigo, los peruanos sabían que al norte se encontraban 15,000 soldados chilenos en Tacna que le cerraban el paso; al sur 5,000 chilenos habían ocupado Iquique, al este 6,500 efectivos le impedían replegarse hacia los Andes, y al oeste tenían el mar y toda la escuadra chilena; es decir, estaban rodeados por mar y tierra, sin posibilidades de retirada, sin posibilidades de refuerzos, y sin ninguna alternativa viable de obtener una victoria ante la superioridad militar del invasor.

Imagínense que Uds. Se encuentran en esa situación. Seguramente estudiarían sus opciones:

· Una: resistir lo más posible.

· Dos: Rendirse, hasta encontrarse en mejores condiciones para seguir combatiendo.

En esas condiciones extremas, pensemos: ¿Por qué no se rindieron? No serían la primera unidad militar en el mundo que se haya rendido. La historia militar mundial registra casos de rendición:

·  Como cuando los musulmanes (Boaddil) se rindieron ante fuerzas españolas en Granada en 1492.

· O como la célebre rendición de los defensores holandeses en la guarnición de Breda ante los atacantes españoles en 1,625; cuando las tropas holandesas  salieron de la ciudad, lo hicieron al paso de desfile, llevando sus banderas, uniformes y armas.

· Así mismo, hubieron Unidades británicas que se rindieron, a las fuerzas rebeldes durante la Guerra de Independencia norteamericana; particularmente en Saratoga (General Burgoyne) en 1777, y en Yorktown (Lord Cornwallis) en 1781. Las fuerzas británicas que se rindieron fueron tratadas con respeto y caballerosidad.

· Además, todos conocían de la rendición del Brigadier español Rodil en 1826, dos años después de la batalla de Ayacucho. Cuando Rodil y 400 famélicos realistas entregaron la Fortaleza del Real Felipe, fueron recibidos con honores militares por los patriotas.

Entonces, ¿por qué el Coronel Bolognesi y los defensores de Arica no se rindieron? ¿No creen Uds. Que esos Oficiales no pensaron en sus esposas, en sus hijos, en sus familias, en sus casas?

Yo creo que no se rindieron, porque ante tanta adversidad, ante tanta imprevisión, ante tanta mediocridad, ante tanta incapacidad y traición; alguien debía decirle al Perú y al mundo, que los peruanos somos un pueblo con dignidad, un pueblo con honor, un pueblo altivo y orgulloso. Y en esas tristes horas para nuestra Patria, alguien debía señalar el camino, marcar el rumbo, dar el ejemplo, e indicar que nuestro camino estaba signado por perseverar hasta el fin, por esforzarnos hasta el último aliento, por pelear hasta el último cartucho.- Esa era nuestra única alternativa, rendirnos no era una opción.

Y esa gloriosa decisión, marcó nuestro proceder en el resto de la guerra: en San Juan, en Miraflores, en la campaña de la Breña, en Sausini y en Huamachuco, nunca nos rendimos; y luego de esta guerra, continuamos, y nunca las armas peruanas se han rendido, ni en la guerra con Colombia, ni en la guerra con el Ecuador en 1941, ni en el Cenepa, ni en el Cóndor, ni en el Proceso de Pacificación.

Y es que, como todos los Ejércitos, hemos tenido victorias y derrotas, pero nunca tuvo una rendición. Arica nos señaló el rumbo y los militares aprendimos la lección. Los militares peruanos jamás nos rendimos…

Creo que han sido suficientes interrogantes, suficientes reflexiones con motivo de la epopeya de Arica.

Finalmente, debo decirles que creo que los héroes de Arica, no se inmolaron para que les dediquen un discurso, no se sacrificaron para que calles y plazas lleven sus nombres grabados en bronce, no se sacrificaron para que les pinten un óleo, o les canten un himno, o les reciten algún poema, ni siquiera para que les escriban un libro. Creo que los héroes de Arica están por encima de todo ello.

Creo que lo que ellos buscaban, era que los tomemos como ejemplo, que sean nuestro modelo a seguir, que todos los peruanos luchemos hasta el último aliento por nuestra Patria. Ese sería el mejor homenaje que pudiéramos hacer a los héroes de Arica; el mejor homenaje que pudiéramos hacerles es tener hoy – en el momento presente – un país unido, integrado, fuerte, donde civiles y militares, políticos y ciudadanos, gobernantes y gobernados trabajen unidos y en armonía hasta el último aliento, y que, de ser el caso, peleen hasta el último cartucho, por un Perú más unido, más fuerte y solidario.

El mejor homenaje que hoy podemos dar a los defensores del morro, es decirles, desde acá que hemos aprendido la lección, y que ellos nunca serán olvidados, que su ejemplo será seguido y jamás serán olvidados.

Y sobre el olvido, permítanme narrarles lo que mi padre, alguna vez me dijo, más o menos en los siguientes términos: “Los militares tenemos  tres muertes, la primera sucede cuando nos dan de baja, la segunda es su muerte física; la tercera muerte de un militar sucede cuando lo olvidan, está es la última y definitiva muerte”. Por ello, nosotros decimos que Bolognesi nunca morirá, los defensores del morro nunca morirán, porque viven y vivirán eternamente en el pensamiento de todo buen peruano.

Y es que gracias a los defensores de Arica, somos un pueblo con honor, con dignidad, un pueblo que mira de frente, altivo y orgulloso, y que no tiene porque bajar la cabeza ante nada, ni ante nadie.

¡Honor y gloria al Coronel Bolognesi, a sus Oficiales y tropa!

¡Honor y gloria a los defensores del morro de Arica!

Y gracias a ellos, gracias a su sacrificio podemos decir:

¡Honor y gloria a nuestra Patria: el Perú!

Gracias.


MAÑANA SERÁ TARDE.
Por Enrique Guillermo Avogadro (Argentina).
 "Es sorprendente ver a millones de hombres, miserablemente esclavizados y  sometidos a un yugo deplorable, no porque estén obligados por una fuerza mayor sino porque están fascinados y, por así decirlo, hechizados sólo por uno, al que no deberían temer, ya que él está solo, ni querer, ya que es con ellos inhumano y cruel".  Etienne de La Boétie
 El futuro está recibiendo una enorme colaboración de las huestes kirchneristas en estos días cruciales: Pablo Biró (Aerolíneas), Sergio Palazzo (Bancarios), José Fantini (Carne), Juan Grabois (CTEP), Hugo Moyano, Guillermo Moreno, Dady Brieva, Santiago Cúneo, Luis D'Elía, Axel Kiciloff, Eugenio Zaffaroni y hasta Alberto Fernández (que recula en chancletas para contradecir sus críticas tan recientes a su propia jefa espiritual o intentar justificar su apoyo a Nicolás Maduro y Luiz Inácio Lula da Silva) espantan a los indecisos; de todas maneras, resulta inexplicable que, pese a la enorme corrupción probada en los Tribunales, aún haya muchos de éstos. 
La hermana Martha Pelloni, que tanto prestigio ganó cuando luchó con coraje para aclarar el crimen de María Soledad Morales, denunció que La Cámpora es la dueña del narcotráfico. Tratándose del mayor negocio del país, siempre supuse que los Kirchner, tan avaros, jamás lo cederían a "La Morsa", y que éste sólo era el gerente. Ahora, evidentemente, lo ha recibido en herencia Máximo, el gran hijo, y estos dichos de alguien tan prestigioso, puede producir el mismo efecto que llevó a tantos a rechazar a Aníbal Fernández en 2015.
Dentro de menos de un mes, los argentinos deberemos votar en las PASO y, pese a que en ellas nada será decidido, pueden transformarse en la tumba de la Argentina. La confirmación de ese aserto no puede ser más sencilla: si el Frente para Todos obtuviera entonces un porcentaje sensiblemente mayor de votos que Juntos por el Cambio, la sociedad y los mercados entrarán en pánico y todos los indicadores económicos (dólar, inflación, riesgo-país, consumo, etc.) estallarán; así, las chances que tenemos de sobrevivir habrán desaparecido pues el bolsillo de los electores sufrirá un deterioro irreversible antes de octubre.
Y todo esa catástrofe es altamente probable ya que basta recordar que, en 2015, Cambiemos obtuvo en esas PASO dos millones de votos menos que en la primera vuelta electoral; en un escenario menos complicado que el actual, porque el kirchnerismo se había ocupado muy exitosamente de maquillar la crisis que dejaba, sólo por un escasísimo 1,5% evitamos caer en manos de Daniel Scioli y Carlos Zannini.
Es por eso que, en la medida en que Juan José Gómez Centurión y José Luis Espert no han oído el ruego de renunciar a sus respectivas candidaturas presidenciales (manteniendo sí las de sus candidatos a legisladores) pese a saber que sólo serán testimoniales, y morderán algunos votos al oficialismo, esta apelación a la racionalidad adquiere aún mayor gravedad y urgencia: es imprescindible que todos, todos, vayamos el 11 de agosto a votar.
Para quienes nos sentimos obligados con la democracia y pretendemos que ésta luzca transparente y libre de impurezas, existe un deber mayor: fiscalizar estas elecciones; no se trata sólo de cuidar el voto de nuestro propio partido sino, inclusive, el de aquéllos otros que carecen de la estructura necesaria para cubrir todas las mesas, para evitar las mañas que tanto daño han hecho en el pasado y que todavía continúan haciéndolo en los feudos medievales de Formosa, Santiago del Estero y Tucumán. Si no lo hacemos, mañana será tarde para lágrimas.
Creo que, por todo eso, resulta imprescindible leer un artículo de Ian Sielecki titulado "El dilema de la Argentina: cruzar o no el Rubicón hacia el siglo XXI" (https://tinyurl.com/y5ubaemt), ya que plantea con toda claridad cuáles son las opciones a las que nos enfrentamos.
En otro orden de cosas, y no es un tema menor, el Gobierno incluirá a Hezbollah en la lista de organizaciones terroristas, con todo lo que esto implica. Era hora, ya que esa milicia chiíta pro-iraní se adjudicó en su momento los atentados contra la Embajada de Israel y la sede de la AMIA, que tantos muertos argentinos costaron hace ya veinticinco años. 
Hoy Hezbollah está presente en Venezuela, por la fuerte alianza del asesino Nicolás Maduro con el régimen de los ayatollahs que hoy tiene en vilo al mundo, y en la Triple Frontera, donde participa activamente en el contrabando de armas y narcóticos, en abierta complicidad con los sanguinarios delincuentes brasileños del Primeiro Comando Capital y del Comando Vermelho. 
Será curioso, seguramente, observar la reacción del kirchnerismo cuando se publique en el Boletín Oficial, ya que mantiene hoy la misma actitud con Venezuela que tuvo cuando ejercía el poder y se alineaba firmemente con Irán, país al cual intentó -ignoro si lo consiguió- vender material nuclear por mediación del cómplice Hugo Chávez, con Rusia y con Cuba (¿algo que ver con las presuntas dolencias de Florencia Kirchner y los reiterados viajes de su madre a la isla?).
Finalmente, para los desilusionados con la gestión actual, entre los que me incluyo, una sola pregunta: ¿creen, realmente, que podrán estar mejor con los ladrones de la fórmula Fernández² que con los chambones actuales?
Bs.As., 13 Jul 19 


INFAME IDEOLOGÍA Y NUEVA OPORTUNIDAD.

Por Enrique Guillermo Avogadro (Argentina).

“Una vez más, la historia, como decía Hegel, progresaba para el mal lado”. Juan José Sabreli.

Voy a apartarme hoy del escenario estrictamente electoral para referirme a dos temas que se vinculan con la historia de nuestro país y que han vuelto al presente como tragedia.

El 11 de julio ppdo. y para conmemorar el Día de la Independencia, dos veteranos y héroes condecorados de la Guerra de las Islas Malvinas, el Comodoro Héctor Sánchez y el Capitán Luis Cervera, de la Fuerza Aérea Argentina, fueron invitados por el Colegio Nacional de Buenos Aires a contar sus experiencias como pilotos en el conflicto bélico que, con su triste pero esperable desenlace, tanto enlutó a nuestra patria.

Para ratificar lo dicho, basta recordar que estos hombres perdieron nada menos que a nueve compañeros en esas incursiones casi suicidas contra la flota británica, que los obligaron a pelear a enormes distancias del continente, con escaso combustible y pocos medios tecnológicos y donde la diferencia sólo pudo darse por el coraje y la entrega de los aviadores militares en combate.

El arrojo y la pericia de nuestros pilotos han sido reconocidos, sin límite alguno, por todos los comandantes del Reino Unido que participaron en el conflicto, al igual que lo fueron los demostrados por nuestros marinos submarinistas, comandos y batallones de infantería.

Nada de eso resultó suficiente para impedir que un grupo de alumnos, y algunos padres, comenzaran a agredir a los expositores, pretendiendo involucrarlos -nótese que sólo por haber lucido con honor el uniforme argentino- en la desaparición de personas durante el último gobierno militar, y a protestar por su presencia en el instituto de enseñanza.

Así quedó definitivamente demostrado el inmenso daño que el kirchnerismo causó a la sociedad, parte de la cual, con tal de sostener sus falacias históricas, está dispuesta a realizar verdaderos sacrificios humanos en el altar de su perversa ideología, adoptada sólo por interés político, y volver a matar en él a los mejores de nosotros. Ni siquiera puede condenar, ni lo acepta de terceros, al genocida régimen de Nicolás Maduro.

Ante esa misma piedra sacramental están esperando su turno los dos mil ancianos militares -ya han muerto por negligencia y falta de atención médica más de quinientos de ellos en prisión- condenados sin pruebas y transgrediendo todos los principios del derecho constitucional y procesal penal. Los responsables de esta situación son tanto los asesinos togados y los fiscales militantes que realizaron las parodias de juicio al mejor estilo stalinista, los organismos de falsos derechos humanos y hasta los ministros de Justicia desde 2003 hasta la fecha.

Estos últimos no han informado aún a la sociedad cuánto y a quién se pagaron las indemnizaciones, pese a que éstas alcanzaron los miles de millones de dólares de dineros públicos. 

Este aspecto del fabuloso negociado montado alrededor del tema por el kirchnerismo ha sido puesto ahora sobre el tapete por una humilde mujer, Jovina Luna, hermana de uno de los soldados conscriptos asesinados por Montoneros, la guerrilla peronista, el 5 de octubre de 1975 (en pleno gobierno democrático, elegido por más del 63% de los argentinos) en su fracasado asalto al Regimiento 29 de Monte, en Formosa.

No solamente el Estado ignoró a los caídos en la defensa del cuartel, sino que indemnizó a los familiares de los subversivos muertos durante el ataque, a razón de US$ 250.000 cada uno e incorporó sus nombres al muro del Parque de la Memoria, al cual la Cancillería lleva a rendir homenaje a los mandatarios extranjeros, muchos de ellos gobernantes de países que han sido también víctimas de acciones terroristas. 

Esa pared fue dotada, durante el kirchnerismo, con 30.000 chapitas que, originalmente, debían albergar los nombres de igual número de desaparecidos durante el Proceso; se incluyó en tal nómina hasta los de aquellos que fueron ajusticiados por las propias organizaciones guerrilleras pero, cuando resultó obvio que no había nada parecido, se recurrió a retroceder en el tiempo, y así se llegó hasta 1955. 

Aún así, quedan 20.000 vacantes, sin nombre alguno; pero ese dato, como tampoco las dos ediciones (1983 y 2006) del famoso informe de la CONADEP, impidió que la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires sancionara el año pasado una ley que impide discutir la mágica cifra de 30.000, confesadamente inventada por Luis Labraña para conmover a los izquierdistas europeos y hacerlos abrir sus billeteras para bancar las actividades de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que realizaron ingentes latrocinios luego con los aportes estatales que también recibieron. 

Pero, a veces, también se nos da una segunda oportunidad. Mucho me he preguntado qué hubiera sucedido si, en 1973, la burocracia de su movimiento hubiera permitido a Juan Domingo Perón llevar como candidato a Vicepresidente a Ricardo Balbín y no a Isabel Martínez; la respuesta siempre fue la misma y, con seguridad, el 24 de marzo de 1976 hubiera sido sólo un día más.

Ahora, la oferta de Mauricio Macri a Miguel Angel Pichetto viene a ocupar ese rol; estoy convencido que el actual Senador, cuando ocupe su nuevo cargo después de las elecciones, será el puente que permitirá superar la grieta y enterrar, de una buena vez, un pasado que sigue dividiéndonos por no haber sido nunca saldado y olvidado, como ocurrió en Europa, a pesar de los cuarenta y tres años transcurridos. 
Bs.As., 20 Jul 2019 


LA VENGANZA DEL ZAPATERO 

(Relato).  
  
Por Armando Alvarado Balarezo “Nalo” (Perú). 

A las siete de la mañana de un fresco jueves de marzo de 1963, la manada de Tupucancha estaba de pie bajo un cielo azul que anunciaba un día sin aguacero.

Después de tomar desayuno emprendi viaje hacia el poblado de Conococha, acompañando a mi abuelita Catita.

Durante la travesía llamó mi atención una choza abandonada en un paraje muy acogedor, por lo que pregunté a mi abuelita, a qué se debía este hecho. Ella me narró esta historia:

"Hace muchos años, una bella mujer llamada Julia Dora habitaba la choza, una especie de posada en el camino, punto de encuentro de los arrieros que atravesaban la puna con destino a la Costa. Uno de ellos fue el joven Ricardo. Él se unió a una de las caravanas de arrieros, por cuanto sus ganancias como zapatero no le alcanzaba para sobrevivir en Aquia.

Entrada la noche de su primer viaje, Ricardo y sus compañeros se hospedaron en la choza. A las cinco de la madrugada la despedida entre Ricardo y Julia Dora fue de amor a primera vista.

Al retorno de la Costa, Ricardo la convenció para convivir, y desde aquel entonces los meses discurrieron felíces, hasta que una tarde Ricardo fue picado por un mosquito anopheles en el valle de Colquioc, contrayendo el paludismo, temida enfermedad que sin el adecuado tratamiento terminaba con la vida de los arrieros. Ante la fiebre y las tercianas que se incrementaban, sus amigos lo trasladaron a un hospital limeño donde empezó una larga convalecencia.

Fue muy duro para Julia Dora vivir semanas enteras sin Ricardo. Así pasó medio año, sola y sin pretendientes, pero un día de fiesta de carnavales en una manada cercana sucumbió al galanteo del arriero Eduardo, y acordaron verse a las 9 de la noche en la choza.

Minutos antes de la cita Julia Dora tenía preparado el aposento, quitó el seguro de la puerta y aguardó en el lecho.

A las 9 en punto ingresó Eduardo, y tras unir sus latidos ingresaron a un torbellino de balanceos placenteros. Culminado el clímax se quedaron dormidos.

Eduardo despertó a medianoche y besó los labios de Julia Dora, pero ella no correspondió al beso, situación que inquieto a Eduardo. Se incorporó del lecho y prendió un palito de fósforos, para su sorpresa, gruesos hilos de sangre discurrían por las nalgas de Julia Dora. La volteó y quedó horrorizado: una enorme chaveta de zapatero oculta en el colchón de paja, había atravesado la espalda de su amada durante el balanceo".

Fuente: Relatos de la Puna de Nalo Alvarado Balarezo


VIVENCIAS DE ALEKSANDER LAWINSKI EN EL PERÚ

 (Primera parte).

Por M. Cecilia Lawinski Reátegui (Perú). 

mariacecilia604@gmail.com

Este relato, escrito por nuestra amiga Cecilia acerca de su padre, lo publicaremos en dos ediciones y relmente es parte de la interesante historia de los polacos en el Perú en el  siglo XX.

Mi padre, Aleksander Lawinski nació en Lomza, Polonia en 1904. Llegó al Perú en barco desde el Puerto francés La Rochelle en 1928. Siempre le atrajo la idea de venir al Perú, pais exótico y de milenaria cultura. Tenía varios hermanos y hermanas en Polonia. La abuela Michalina Urlich tuvo éxito en su  empresa de decoración  de jardines y parques en Varsovia. Hay una avenida en Varsovia, “Urlichowska”.  Roman, su hermano menor, tuvo gran actividad defendiendo -durante la Segunda Guerra Mundial- el legado de la Biblioteca en el Monasterio Cirstence de Lubiaz, en Silesia. Este monasterio está considerado como uno de los más grandes de Europa, después del Escorial en España. Un libro publicado en Polonia sobre este Monasterio menciona a Roman,  quien vivió en la calle Cicha 3 en Lubiaz hasta su muerte en l981. Su hermana menor Leokadia Andzelm (nee Lawinska) , a quien la princesa Maria Czartorynska le tenía mucho cariño tuvo un solo hijo, Jan Andzelm destacado físico en Estados Unidos de Norteamérica. Y la nieta de Leokadia, Melania Andzelm es hoy doctora en Medicina graduada en la Universidad de Harvard en Boston donde reside actualmente.  La princesa era viuda y su único hijo murió en una de las insurrecciones de los tiempos tumultuosos que tuvo Polonia a través de su historia. 

Mi padre Aleksander  siempre fue muy patriota y generoso con los polacos que llegaban al Perú por el Puerto Callao en Lima.  En la década de los años 1950, nuestra casa situada en Daniel Hernández 219 en Magdalena del Mar, era como una Embajada que recibía y ayudaba a todos los polacos que contactaban a mi padre, sin distinción de rango social o económico . Durante nuestra infancia, mis hermanas Olenka , Jadwiga y Wanda y yo, conocimos en  nuestra casa a polacos que habían tenido títulos nobiliarios y perdido sus propiedades en Polonia, a músicos, arqueólogos, periodistas, escritores, sacerdotes católicos,  entre otros. Magdalena es un  distrito limeño antiguo, con muy buen clima, donde   Simón Bolívar pasaba vacaciones,  en la zona denominada Magdalena Vieja, hoy distrito de  Pueblo Libre. Allí Bolivar residió y su vivienda es un Museo. 

Recuerdo  como mi padre y mi madre, la doctora Hilda Reátegui de Lawinski-Thyssen, autora de diecinueve libros publicados en el Perú, fundaron  “Dom Polski” (1983) y el Círculo Musical Federico Chopin (Abril  1975) en Lima. Esta iniciativa contribuyó a integrar y unificar a los polacos en el Perú. También organizaban las misas de Navidad que año tras año las realizaban en la Iglesia  Santa Rita de Casia en Miraflores o en la Iglesia María Auxiliadora en Breña, seguidas de una recepción en la sala parroquial en las que los asistentes contribuían con distintos manjares polacos. Mis padres  organizaban y aleccionaban a las monjas peruanas a cantar breves villancicos en idioma polaco. Aleksander  y mi madre Hilda, peruana de nacimiento, hospedaron y dieron su apoyo a muchos de los polacos que llegaban al Perú despues de la Segunda Guerra Mundial  (1939-1945). MI padre Aleksander se adaptó bien a la vida en el Perú y nunca olvidó a su patria, Polonia. En esa época no había Embajada de Polonia en Lima, ni periódicos ni programas radiales en polaco. Años después el yerno de Aleksander, el  ingeniero Wladislaw Bobrek, tuvo la iniciativa de organizar  clases de idioma polaco en el Perú, entre otras actividades fomentando los lazos de amistad y cooperacion con Polonia a nivel universitario con el impulse de Wladislaw, quien era Decano en la Universidad de Trujillo. Apoyó la gestión de becas de estudio en Polonia  para muchos de sus alumnos  trujillanos que lo merecían.

Entre las personas que mis padres apoyaron recuerdo al ingeniero de minas polaco, Stanislao Dunin Borkowski quien practicamente escribió el primer Catálogo de Minería en el Perú. Lo hizo, prácticamente, en la máquina de escribir Remington en la Biblioteca de nuestra casa en Magdalena,  donde mis padres le facilitaron el espacio necesario. Nuestra casa tenía varios ambientes (27). Los tuve que contar cuando la casa se puso en venta con una inmobiliaria en el año 2006.  Mi padre la diseñó  y también nuestra casa de veraneo en esquina La Goleta 190 y La Góndola 117 , Playa Norte en Punta Hermosa, distrito de Lima a 43 kilómetros al sur, hoy cuna del Surfing en Sudamérica. Allí reside Sofia Mulanovich, Campeona Mundial de Surfing en la década de los años 90 y en el año 2000. 

También recuerdo entre las personas que visitaron a mi padre a Arkadiusz Fidler, escritor y humanista . a los músicos Malcuzynski y Leopoldo Stopowski, quienes visitaron nuestro hogar y tocaron piezas musicales recordando a Polonia y a Chopin.  A los sacerdotes Salesianos Jan Domanski, Jozef  Kasperczak, Edmund Szeliga, este último exitosamente laboró con hierbas peruanas curativas que se hicieron famosas en el mundo entero. También en varias oportunidades nos visito  la periodista y escritora polaca, Elzbieta Dzikowska  de la Revista polaca “Kontynenty” quien tenía su programa en la television polaca: “Pimienta y Vainilla”. El visitante que estuvo hospedado más tiempo en nuestra casa -entre viajes por el territorio nacional- fué el profesor Gerard Szkudlarski, sociólogo, quien contribuyó a fundar varias escuelas de idiomas en la Universidad Ricardo Palma en Lima, la de San Agustín en Arequipa y otras.  Recuerdo además a Josefa (Dzunia) Dunin Borkowska de Sabogal, distinguida dama polaca y nuera del famoso pintor peruano José Sabogal, quien rehabilitó la vida andina en sus pinturas.  Dzunia, ayudó a fundar la Biblioteca en la Embajada Polaca en Lima  a la que nuestra familia y yo contribuímos con donaciones de libros desde Polonia, donde yo me encontraba estudiando en la Universidad en Cracovia (1974-1981) Maestría y luego Doctorado en Economía Internacional. Recuerdo también al empresario polaco Tadeusz Kedzierski, cuyo hijo Jan fue ahijado de mi padre Aleksander y fue Presidente de Dom Polski en Lima. Su hija Yolanda, nuestra amiga de la infancia,  es actalmente destacada traductora en Lima.

Entre los polacos que visitaron nuestro hogar  recuerdo la admiración de mi padre a la obra literaria y periodística de Ryszard Kapuściński . La Revista “Time” lo mencionó a Kapuscinski “el mejor periodista de la década” en los años l990.  Recuerdo que Ryszard dijo en nuestra casa en un almuerzo que le ofrecimos,  “algun dia los colonizados pedirán cuentas a sus colonizadores”… Un pronóstico  que se ha cumplido con los problemas  que algunos países europeos enfrentan  hoy y que tuvieron colonias explotando a sus habitantes , sus recursos naturales, y apropiándose de obras de arte  locales para enviarlas a los museos de sus respectivos países y que hoy se exhiben en  Inglaterra,  Francia, España, Italia, entre otros, y los paises colonizados reclaman  su devolución. Cabe destacar que Polonia nunca tuvo colonias ni explotó a los extranjeros.

En el Perú los polacos contribuyeron al desarrollo de la educación y de la infraestructura vial para transporte. Entre ellos Ernesto Malinowski quien diseñó y construyó la estación de ferrocarril más alta  del mundo, en Ticlio en el siglo XIX.Y Edgardo de Habich, quien fundó y fue Rector de la Universidad de Ingeniería en Lima.
(Continuará).


 UN SECRETO GUARDADO HASTA EL FINAL 
(MICRORRELATO).

Por Andrés Fornells (España).

En tres días que Gloria llevaba sin visitar a su madre en el hospital, su aspecto había empeorado notoriamente. La pregunta que le dirigió su hija le demostraba de un modo claro su preocupación.
 
—¿Ha ido bien tu sesión de radioterapia de esta mañana? No tienes buen aspecto, mamá.
 
—Tendré que maquillarme antes de tus visitas, pera que no te preocupes. Tranquila todo va bien.
 
La expresión de su cara era en aquellos momentos la habitual en ella cuando se cerraba en banda y no había forma de que pudieran sacarle nada que ella no quisiera decir. Cuando su madre adoptaba este tipo de actitud, Gloria se angustiaba porque significaba elevación por parte de ella de una barrera que le sería imposible traspasar.
 
Echó un rápido vistazo a la fotografía encerrada en un artístico marco. Había sido hecha en el jardín del chalé y estaban reunidos en ella su marido, su padre (fallecido cuatro años atrás) y sus tres hermanos. La cogió de encima de la mesita de noche para verla mejor.
 
Su madre que la estaba observando con un brillo cargado de ternura en sus ojos rodeados de violáceas ojeras, rompió el penoso silencio que se había establecido entre ellas manifestando:
 
—¿Te he dicho alguna vez que me habría gustado conocer Nueva York? Nunca fuimos porque tu padre, los pocos viajes que hicimos juntos, escogía siempre países exóticos.
 
—Cuándo te pongas bien puedes realizarlo. Nada te lo impide.
 
—Cierto. Nada me lo impide. Cuando me ponga bien viajaré a Nueva York. Lástima que ya no podré ir a escuchar en vivo a Frank Sinatra. Ya sabes cuánto me gustan sus canciones.
 
—Te gustan muchísimo, mamá. Tienes todos sus discos.
 
—¿Te estás ocupando de regar mis macetas? A ver si cuando vuelva a casa encuentro todas las plantas muertas.
 
—Esta mañana mismo, antes de venir aquí las he dado de beber —forzando una sonrisa, pues encontraba a su madre un poco rara, pero no se atrevió a preguntarle, porque la conocía bien y sabía que sería inútil.
 
—Buena chica. Gloria, necesito que me hagas un pequeño favor, pero prometiéndome que no les dirás nada a tus hermanos. Con ellos no tengo igual confianza que contigo. Son hombres, y los hombres son pocos los que comprenden a las mujeres.
 
—No les diré nada, mamá —intrigada.
 
—¿Me lo prometes?
 
—Por favor. Me ofende que dudes de mí —herida en sus sentimientos su hija.
 
—Perfecto.
 
A continuación sacó una carta del cajón de la mesita de noche y ofreciéndosela le dijo la dirección a la que debía llevarla y entregarla en mano.
 
—¿Quién es este hombre? —intrigada pues desconocía el nombre.
 
Su madre aguantó impertérrita su escrutadora mirada, pero Gloria la conocía demasiado bien para no notar mal disimulada emoción en la forma que mantenía cerrada su boca y acelerado el parpadeo de sus pestañas. Y de pronto entró en su mente una posibilidad que, aunque le parecía increíble no pudo descartarla. La posibilidad de que ella le hubiera sido infiel a su bondadoso, pero aburrido padre.
 
—No me hagas preguntas, que no pienso contestar —con blanda severidad. Bebió del vaso de agua que tenía en lo alto de la mesita de noche y añadió—: Me siento un poco cansada, cariño. Dame un beso y vete. No te olvides de llevar esa carta a su destinatario.
 
—No te preocupes. No lo olvidaré —sintiendo Gloria un nudo en la garganta y llenarse de humedad sus ojos.
 
Besó las mejillas temblorosas, pálidas de su madre y se dirigió hacia la puerta. No sé volvió saliendo del cuarto, para que su madre no la viese llorar, pues se había dado cuenta de que la carta significaba no solo una posible infidelidad, sino que se moriría muy pronto.

(Copyright Andrés Fornells)


ORNELLA Y SUS SUEÑOS (Cuento).

Por Addhemar H.M. Sierralta (Perú).

De una forma curiosa los sueños de una joven madre toman un camino extraño, muy extraño, que en la narración de Addhemar H.M. Sierralta nos lleva a recorrer, con Ornella, circunstancias sorprendentes. y fascinantes.
Este era un rey que tenia tres hijas, las metió en tres  botijas y… ay mamá ese cuento ya lo sabemos dijeron a coro las mellizas Tina y Gina, mientras se escondían bajo las cobijas de la cama grande de su progenitora, Ornella.  Bueno chicas veremos otro, entonces, qué les parece el de los tres chanchitos … buuuuuuuuu ese tampoco, dijeron. Mejor mami cuéntanos el de La Camisa del Hombre Feliz. Y la bella y joven madre, con paciencia infinita, les contó el cuento solicitado por sus hijas.
Todas las noches Ornella les contaba cuentos y hasta los inventaba. Su amor por sus pequeñas era inmenso. Vivían las tres en un departamento chiquito, pero arreglado con primor y buen gusto, en un barrio de típica clase media.
Hacía pocos días celebraron con mucha alegría los cinco años de las mellizas. Algunos compañeritos del colegio donde estudiaban las nenas y los abuelos fueron los que cantaron el Feliz Cumpleaños. El papá de las pequeñas fue el gran ausente, como había ocurrido siempre.
Tina y Gina, simplemente no conocieron a su padre. Ornella, una de las tantas madres solteras en el mundo, tuvo que luchar para sacar adelante a sus hijitas. Sus sueños de ser economista se truncaron cuando quedó embarazada a los 18 años apenas ingresada a la universidad. Se enamoró de la persona menos indicada deslumbrada por un muchacho adinerado y bien parecido. Al saber del encargo se hizo humo. Ella muy dolida y avergonzada no siguió con los estudios pero en su cabecita pensaba, por estos días, retomarlos.
Con sus hijas más grandes y con mayores recursos, pues por su excepcional belleza había conseguido trabajar como modelo y hacer algunos comerciales, alcanzando un merecido prestigio que le deparaba cierta seguridad económica para afrontar el paso que quería dar. Sus estudios y este trabajo en paralelo podrían hacerse, calculaba.
El destino a veces es sorprendente. Mientras Ornella pergeñaba en su mente estos proyectos algo extraño estaba por suceder.
Aquel domingo nuestra guapa mamá y sus mellizas fueron de paseo a Mamacona, lugar al sur de Lima por Lurín , y de pronto divisaron un globo aerostático multicolor que llamó la atención de las pequeñas. El pedido no se hizo esperar, Tina y Gina deseaban subirse al globo.
Complacidas de inmediato, puesto que a Ornella le daba curiosidad montarse en el artefacto de marras, en menos que canta un gallo estaban de pasajeras listas para emprender un viaje por la zona. Junto a ellas subieron Jaime y su hijo Pedro, un gracioso pequeñín de unos ocho años. Y entre risas y gritos de alegría y emoción el globo se elevó por los aires y en pocos instantes se pudo observar una maravillosa vista de la zona campestre, las ruinas de Pachacamac –con el Templo del sol y la luna- que lucían realmente hermosas en ese mediodía de verano en el que el astro rey daba un brillo alegre al mar. Era un día para disfrutar.
El globo se deslizaba suavemente hacia el sur movido por el viento. El ruido de los quemadores de gas helio hizo mutis y las nubes estaban al alcance de la mano. El piloto explicaba los lugares que se observaban durante el recorrido. De pronto el brillante firmamento se tornó negro y  todos se sintieron como absorbidos hacia arriba. Nadie, a ciencia cierta, supo qué sucedió ni qué tiempo transcurrió. Las voces de miedo se hicieron murmullos y en pocos momentos reinaba el silencio absoluto.
El último recuerdo de Ornella era el sueño que tuvo la noche anterior. Ese sábado se vio de la mano de un hombre desconocido y junto a ella estaban sus hijas convertidas en unas señoritas. Cuando se presentó la oscuridad en el viaje en globo, por un instante, retornaron las imágenes de aquel sueño.
Tina y Gina apresuraron el paso para llegar antes que fuera tarde y se pasara el horario de visita en el hospital. Por coincidencia era el día del cumpleaños de su madre. En el pasillo se encontraron con Jaime y Pedro y los cuatro se dirigieron a la habitación donde en una cama, con todo el equipo de cuidados intensivos, estaba Ornella.
Como a los cinco minutos de estar alrededor de la cama donde yacía Ornella vieron que ella empezó a moverse y a llamar a las mellizas. Fue un momento de júbilo inenarrable. Lágrimas, rezos y abrazos entre todos.
-   Qué pasó … estoy soñando –dijo Ornella.

-    No mami, estás bien - replicó Gina.

-  Y tú quién eres –preguntó la madre a su hija.

-   Soy Gina, tu hija…

-   Y yo Tina –agregó la melliza.

-  No puede ser porque mis hijas son unas niñitas y ustedes …

-   Somos unas señoritas ya –contestaron a coro como lo hacían a menudo desde pequeñas.
Y ellos quienes son … el doctor Jaime y su hijo Pedro … mucho gusto … estamos felices de verte recuperada … no entiendo nada explíquenme por favor.
Al día siguiente las noticias daban cuenta del milagroso despertar de Ornella, quien había permanecido 14 años en coma luego de un accidente cerebral, había sufrido la rotura de un aneurisma en pleno globo aquel domingo. Jaime, quien era médico la auxilió y pudieron trasladarla a un hospital y salvarle la vida tras una intervención quirúrgica pero no pudo recuperar la conciencia –quedando en coma- hasta ese día de su cumpleaños.
Durante todos estos años, en coma, la dedicación de Jaime fue algo más allá de lo normal. Hizo todo por atenderla lo mejor posible y poco a poco le fue tomando un cariño especial que llegó a convertirse en amor.
Hasta donde conozco la historia se que Ornella salió del hospital, y luego de un proceso de rehabilitación, accedió a los requerimientos de su doctor y un año después de aquella extraordinaria recuperación se casaron. Por su parte Gina hacía un buen tiempo que era novia de Pedro, el hijo del médico.
El sueño de Ornella se había plasmado y además sus mellizas, como ella hubiera deseado, estaban en la universidad estudiando economía.
Durante el prolongado letargo de Ornella, sus mellizas y ella misma, quedaron a cargo de sus padres quienes eran los más felices por su vuelta a la vida.
El destino volvió realidad un curioso sueño premonitorio y un encuentro casual fue determinante en el futuro de esta madre orgullosa y a quien Dios le devolvió la felicidad luego de su paseo en globo por los cielos del Perú.


 
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Addhemar Sierralta
 
Año 11 Nº 352 de 22 de julio de 2019
 
 

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