viernes, 10 de febrero de 2012

CARLOS ATOCHE, ARTISTA PLÁSTICO PERUANO EN ROMA

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CARLOS ATOCHE, ARTISTA PLÁSTICO PERUANO EN ROMA

Carlos Atoche (Lima, 1984.) joven talento peruano que, terminado sus estudios en el Colegio Antonio Raimondi emigró a Roma, Italia en 2003 para estudiar pintura en la Escuela de Bellas Artes de Roma. Desde niño mostró su talento por la música y la pintura como expresión de su yo interior. Estudió en el taller de Artes Visuales de Edith Sachs, bajo la dirección de la Artista Plástica Silvia Montoya y luego en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de Lima.

Lleva realizadas alrededor de 10 muestras entre individuales y coletivas en las ciudades de Lima, Padova, Roma y otras a lo largo de su aún breve carrera como artista plástico.

Dos de los cuadros del joven Carlos Atoche, exhibidos en las muestras realizadas en: Padua, Neptuno y Roma) y la traducción en español que el crítico Manlio Gaddi hizo para el catálogo de la muestra realizada en Padua:


Cappuccetto Rosso, olio su tela, 90 x 50 cm.


San Giorgio, olio su tela, 150 x 85 cm.

El más famoso artista cuzqueño, Diego Quispe Tito (1611-1681), se inspiró al modelo flamingo, introduciendo el tema del paisaje en la pintura peruana y ambientando sus personajes en parajes tropicales irreales, con un uso personal de la perspectiva. Tan grande fue el poder propagandístico de sus trabajos, que la Inquisición prohibió a Quispe de seguir pintando. Carlos Atoche continúa este antiguo recorrido tomando como referencia para sus trabajos el Renacimiento Italiano, estudiando e interpretando, no copiando, las obras maestras de los grandes pintores con técnicas y materiales modernos.

Particularmente interesante la reinterpretación de los rostros en el trabajo d’après: en el proceso de reinterpretación los personaje italianos se transforman en antepasados de Carlos Atoche.

El estilo utilizado dista mucho del “Barroco Andino”, el suyo es un rejuvenecimiento de temas manierísticos, una revisitación que alude las representaciones y los personajes de los retablos andinos, que lo acerca a raíces peruanas que no son olvidadas, son trabajadas correctamente en un mundo que tiende hacia la globalización. Pero globalización no quiere decir igualar perdiendo identidad: la posibilidad de conocer y asimilar culturas e competencias variadas puede ser instrumento para la creación de nuevos conocimientos y competencias.

De esta manera Carlos interpreta también los mantos de flores, dibujos de grandes dimensiones con pétalos de flores que se pueden encontrar en muchas ciudades y en pequeños pueblos de los Andes y en la Costa, tapetes floreales sobre los cuales pasa la procesión del Santo Patrono, realizando composiciones al límite del abstracto, donde la flor se transforma en movimento.

Talvez la obra de Carlos Atoche sea también un trabajo de propaganda, análogo a cuanto hecho por Diego Quispe Tito, un tentativo de difundir el conocimiento de su mundo, mezclándolo con el mundo occidental, un intento de fundir dos culturas, sin eliminarlas, creando una tercera, en una unión en la cual la suma de dos mitades dan un resultado superior a uno.

Los estudios realizados en Perú e Italia representan un óptima base sobre la cual poder construir el futuro de este prometedor artista.

Manlio Gaddi

Padova, febrero del 2009

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