lunes, 6 de julio de 2009

MAESTRA Y MAESTRO EN EL PERÚ



POR: EVA VELÁSQUEZ LECCA

Al finalizar el curso de Lógico Matemático, con el profesor Isidoro Ruiz, guía del Programa de Formación y Capacitación Docente del Ministerio de Educación en la Universidad Nacional Federico Villarreal, tuvimos que presentar un comentario y reflexión sobre un texto de Francisco Ayala: “El Profesor como Persona”.Al inicio pensé: “Más de lo mismo, la misma oratoria y parodia sobre el maestro, ser ejemplo, líder, sano psicológicamente, todo un modelo de vida, casi perfecto y tan cercano a Dios que quizás deberíamos tener alitas escondidas en nuestras chompas de invierno”

Estaba tan cercana a realizar un paro de brazos caídos en mi actual situación de alumna, viviendo ya mis cuatro décadas, contrastando día a día, teoría y vida dentro y fuera de las aulas de la Villarreal, que llegó el primer verso de un poema nuevo para mi segundo libro, esperando ya su vuelo en la editorial de un amigo: “Afuera inerme el mundo con alas lilas surfeando en lo improfundo”

Sin embargo, al escuchar las vivencias y testimonios de mis compañeros de clase, volvió en mí, la fuerza y la fe en mi carrera, elegida por vocación y no descubierta en el camino, y hoy día, llena de luz y nostalgia quisiera expresar la mía:

“Empecé mi carrera de maestra en la Institución Educativa: “Fe y Alegría Nº 14” en Nuevo Chimbote, con las Hermanas Carmelitas Misioneras, en el A.H. 3 de octubre, conocido en esa época, 1990, como zona roja por la delincuencia que allí reinaba.

Al llegar las hermanas me dijeron: “Si tienes vocación de servicio con el pueblo, te quedarás, sino serás una más que emigre hacia la zona urbana buscando solo éxito personal”. Esas palabras están presentes hasta el día de hoy en mi alma, y a veces, me han salvado de caer en el facilismo y demagogia que te ofrecen instituciones supuestamente preocupadas por la educación de los niños y jóvenes, pero, que en el fondo, sólo quieren dinero, dinero y más dinero para saciar su sed de lucro y beneficio personal.

Era un trabajo arduo, los jóvenes en un gran porcentaje integraban pandillas, madres y papas solteros habían en las aulas, alumnos que terminaban la secundaria a los 18 y 20 años.

¿Cómo plasmar tanta teoría en esa genuina realidad?

Allí formé mi Raza de Maestra, en equipo comenzó el trabajo, los textos, contenidos curriculares se adaptaron al contexto socio-cultural de los jóvenes, organizamos talleres de oratoria, teatro, pintura, danza, se crearon los primeros módulos de carpintería y electricidad en el colegio.

Con ayuda de los padres ,se organizó grupos de brigadas para cuidar dentro y fuera del colegio, el respeto a las normas de convivencia establecidas ; así protegíamos a los chicos de posibles ataques de pandillas rivales, sin embargo, algunas veces, no podíamos evitar la violencia de éstas. Pero, no nos desanimamos, buscamos el apoyo de los dirigentes de la zona; sólo así pudimos trabajar comprometidamente por los jóvenes.

Entendimos que el maestro, la maestra, tenía que ubicarse en el mismo contexto de sus alumnos, estar con ellos en sus conflictos y aspiraciones, ser amigo, senda, que los ayude a encontrar su destino, pero con tanta pasión y desprendimiento como si fuéramos, hasta cierto punto, sus padres.

Ahora trabajo en Lima, desde el 2002, y comparo realidades que a pesar del tiempo transcurrido son tan parecidas y más aún coinciden totalmente en la búsqueda de rumbo por parte de los jóvenes. Son más de quince años desde que empecé mi labor de maestra y aún siento ese anhelo en ellos, esto me cuestiona y me genera hasta cierto punto angustia porque la sociedad de los mayores no es capaz de saciar la sed de amor, paz, estabilidad y logro de metas que buscan los jóvenes.

Surgen interrogantes que tengo ya que resolverlas para confirmar en verdad que sí estoy cumpliendo con mi labor de maestra:

¿Qué hago yo para ofrecer una sociedad más justa y solidaria con igualdad de oportunidades a mis educandos?

¿Sólo debo quedarme en aula y trabajar allí, en forma aislada, sin vincularme con las organizaciones gremiales y políticas de izquierda que luchan por alcanzar un gobierno popular y democrático que sirva verdaderamente a los más pobres y en especial a los más jóvenes?

¿Con un presupuesto inferior al 6% en el sector educación, podrá elevarse el nivel y calidad educativa que tanto predica el actual gobierno?

Seguro muchos colegas comentarán: Está bien, esa es la realidad, pero, ¿qué hago yo? , yo simplemente cumplo un programa, dicto clases, paso notas, apruebo y desapruebo, cobro mi sueldo y salgo adelante con mi familia, total los tiempos son tan difíciles y cada uno sobrevive de las formas que aquí encuentra.

Allí está el arduo camino queridos colegas, sólo nuestro corazón y razón, ambos en binomio darán la respuesta exacta. Una respuesta que se necesita ya, con contundencia y decisión, por ser el punto de partida de un verdadero cambio en nuestra sociedad y en su enfoque educativo.

“Sólo así el picaflor, podrá mirar de nuevo al sol, con dignidad y libertad, entre la miel de una mañana”


Feliz Día, Maestras y Maestros del Perú,

Feliz Día, Colegas.

Feliz Día, Compañeros de Lucha.


Eva Velásquez Lecca
Institución Educativa: “José Faustino Sánchez Carrión”
Lima, UGEL 03


EVA VELÁSQUEZ LECCA
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(Chimbote, 1968)

Licenciada en educación, especialidad: Lengua y Literatura por la Universidad Nacional del Santa. Integró el grupo literario: “Creación” en la ciudad de Chimbote. Ha publicado las plaquetas: “Vida” (2002), “Oleaje de Mujer” (2003) y “Fantasía Desplegada” (2006) Tercer lugar en el Premio Nacional de Educación: “Horacio 2004”, área: poesía con el libro: “Oleaje de Mujer”.En el 2005 publica: “Oleaje de Mujer”. Poemas suyos aparecen en diversas revistas y webs del medio. Esta considerada en las Antologías: “MP4”de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega (2005), “Poesía Chimbotana” de Víctor Unyén (2006) y en “Los Amantes Vienen al Puerto” de La Casa del Poeta Peruano (2006) Actualmente es docente en la Institución Educativa: “José Faustino Sánchez Carrión” en la ciudad de Lima. Ha participado activamente en los Encuentros XVII y XVIII de Escritores y Poetas de Ancash, desarrollados en Chiquián y Huari, respectivamente.
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