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TIEMPO NUEVO
Internacional
por Addhemar Sierralta
Año 8 No. 287
Miami, 12 de agosto de 2016
PUNTO DE
VISTA:
CONFIAMOS EN
UN GOBIERNO PARA UN
FUTURO MEJOR.
Por Addhemar H.M.
Sierralta
(Perú).
Reproducimos este artículo que escribió el autor para VISIÓN-PERÚ,
suplemento dirigido a la comunidad peruana
por Fiestas Patrias, de El Nuevo Herald de Miami.
En el Perú tenemos un nuevo
gobierno hasta el 2021 y nuestras esperanzas se renuevan. La razón es porque de
los 19 candidatos que participaron en la justa electoral salió elegido el mejor
preparado, el de mayor capacidad y el de mayor experiencia.
Pedro Pablo Kuczcinsky o PPK
como popularmente se le denomina es un hombre que sabrá manejarse dentro de la
realidad sin tener que buscar hacer nada espectacular y más bien se enfocará
sobre aspectos pragmáticos que nos lleven a salir del letargo actual y nos
encaminemos por la ruta de la esperanza.
Dentro de sus puntos de vista estarían
el lograr salir del estancamiento económico y promoverá las inversiones; se
enfocará en reducir la inseguridad ciudadana a través de un empoderamiento de
la policía, fiscalía y poder judicial; hará sólidos esfuerzos en mejorar la
salud y la educación y desarrollará un agresivo plan de electrificación, agua y
desagüe para los más necesitados.
En su primer mensaje PPK, en
relación a lo anterior, enfatizó en los siguientes aspectos:
Llevar agua y desagüe a todos los peruanos.
Prestar un servicio de educación pública de calidad que abra el mundo a
millones de jóvenes.
Prestar una salud pública sensible al
enfermo con oportunidad y eficacia.
Formalizar el país hasta el máximo posible.
Construir una infraestructura para el
desarrollo.
Liberar a nuestra patria de la corrupción,
discriminación e inseguridad, luchando con transparencia contra estos flagelos
históricos.
El Poder Ejecutivo con un
gabinete joven y técnico procurará desarrollar su Plan de Gobierno y tendrá que
concertar con las otras fuerzas políticas que dominan el Congreso. Después de
una dura campaña la inteligencia debe llevar, por el bien del Perú, a trabajar
los proyectos de Estado en forma conjunta. Estimo que los de PPK y los
fujimoristas deben encontrar los puntos de unión. Se supone, salvo algunos
aspectos de interés global, que el Frente Amplio enarbole una oposición que
podría llegar en algún momento a la dureza. Ello porque las ideologías son
totalmente contrapuestas. El resto de los partidos debiera apoyar al nuevo
gobierno por el bien del país.
Me luce que el nuevo
presidente tratará de hacer el mejor esfuerzo posible por lograr éxito, primero
porque lo anima el mejor deseo, es un hombre íntegro y con la visión suficiente
para tener en claro lo que necesita nuestro país.
Cabe recordar a nuestra
ciudadanía que el Perú votó conservadoramente. Tanto PPK como Keiko con
pensamientos muy lejos de la izquierda la derrotaron por amplio margen, por más
que algunos medios traten de revivirla. El Frente Amplio obtuvo el 16% de
representación para el Congreso y las otras fuerzas de derecha y centro
lograron el 84%.
Vale la pena señalar que la
campaña electoral, en esta ocasión, ha sido plena de agravios e insultos, de
inconsistencias y desaciertos. Las tachas que dejaron fuera a algunos
candidatos, la gran cantidad de agrupaciones políticas, muchas denominadas vientre
de alquiler, la cifra repartidora y otras perlas nos llevan a pensar que se
debe modificar el sistema electoral para fortalecerlo y contribuir a una mejor
democracia.
Finalmente, estando cerca de
celebrarse el bicentenario de nuestra independencia, hacemos votos a nuestros
compatriotas para –que desde la posición en que se encuentren- den lo mejor de
cada uno para conciliar esfuerzos en lograr un Perú mejor, para nosotros y
nuestros hijos. Sí podemos y busquemos la unión.
GIOVANNI
SARTORI: “EL ISLAM ES INCOMPATIBLE CON OCCIDENTE”.
Por Ángel
Gómez Fuentes
(España).
Entrevista publicada en el diario ABC de
Madrid y que cobra importancia ante los acontecimientos actuales. Giovanni Sartori, Premio Príncipe de
Asturias de Ciencias Sociales en 2005, es uno de los pensadores más críticos
con la integración de los musulmanes en Europa: «A quienes no aceptan nuestras
normas se les debe colocar en la frontera»
«Estamos en manos de políticos ignorantes, que no conocen la Historia ni
tienen cultura. Solo se preocupan por conservar su sillón. Pasan el día
escuchando la opinión del contrario y pensando en qué respuesta darle. Así no
se construye nada. No hay líderes ni hombres de Estado y así nos va: la
Unión Europea es un edificio mal construido y se está derrumbando. La situación
se hace más desastrosa porque algunos han creído que se podían integrar los
inmigrantes musulmanes, y eso es imposible».
En esta larga entrevista, Giovanni Sartori, de noventa y dos años, uno de
los mayores expertos en ciencia política, entre los más leídos y
estudiados del mundo -con obras de referencia imprescindibles como «Partidos
políticos» o «Teoría de la democracia»-, analiza con
lucidez los asuntos de más candente actualidad: inmigración, Europa, islam, multiculturalismo,xenofobia,
guerra de religión, superpoblación, etcétera.
Ideas proféticas
Profesor en Florencia, su ciudad natal, y en Stanford, Harvard, Yale y
Columbia, con nueve «laureas honoris causa» y numerosos reconocimientos, entre
ellos el Premio
Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales (2005), ha escrito con
estilo vivaz y muy directo ensayos que han abierto grandes debates: «Qué es la
democracia» (1997); «La sociedad multiétnica: pluralismo, multiculturalismo y
extranjeros» (2001); »Homo videns: la sociedad teledirigida» (1998). Publicó su
último libro en junio pasado: «La carrera hacia ninguna parte. Diez lecciones sobre nuestra sociedad en
peligro».
Por sus diagnósticos y severas críticas sus obras fueron recibidas al
principio con recelo; pero muchas de sus ideas y pronósticos se han revelado
proféticos. Por eso, no le sorprende que, en un exceso de tolerancia que supuso
«renegar de nuestra cultura», media docena de estatuas desnudas fueran
cubiertas en los Museos Capitolinos de Roma para no molestar al presidente
de Irán, Hasan Rohani. «Fue una payasada, reflejo de un mundo imbécil que
hace solamente lo que encuentra útil y conveniente al momento. Uno tiene
derecho a que se respeten sus principios y tradiciones».
Falta de respeto
Puede considerarse una anécdota, pero es un episodio significativo, como
otros que se han sucedido en el último mes y que reflejan que están cambiando
mucho las cosas en Europa, sobre todo en relación con la inmigración, que
desborda las fronteras del continente y pone en evidencia la dificultad de
integrar a los inmigrantes musulmanes, por su falta de respeto a valores muy
arraigados en la cultura europea, como son la tolerancia y la igualdad entre
el hombre y la mujer.
En Fin de Año se produjeron en Colonia, y en otras dos ciudades alemanas, agresiones sexuales de casi un millar de jóvenes árabes, en su mayoría marroquíes y argelinos, a mujeres que encontraron en su
camino. La noche que inauguraba 2016, en el país que ha abierto generosamente
las puertas a casi un millón de prófugos de Oriente Medio y de otras zonas en
guerra, quedaba manchada por lo que se ha considerado un gravísimo episodio de enfrentamiento
de dos civilizaciones. Se ponía de manifiesto que la relación del islam con
las mujeres es un asunto devastador y que existe un abismo cultural insalvable
entre la Europa rica y liberal y algunos de países árabes. Los datos lo
confirman: según una encuesta realizada por el centro de investigación Pew en 2013, más del 90 por ciento de marroquíes y tunecinos piensan que la
esposa debería obedecer siempre al marido.
«La Unión Europea es un monstruo, una entidad muerta. No es capaz ni de
parar la inmigración»
Para comprender mejor lo que representa la mujer en el mundo de Alá y por
qué es agredida sexualmente, el escritor argelino Kamel Daoud da esta
explicación: «La mujer es negada, velada, encerrada, poseída. El cuerpo de
la mujer pertenece a todos, pero no a ella, y no es visto como lugar de
libertad».
¿Es posible entonces que un inmigrante, educado en una cultura o una
religión distinta de la nuestra, como el islam, se pueda integrar, negando los
principios que forman parte de su educación, de su sensibilidad? Para el
profesor Sartori la integración ético-política es imposible: «El islam es
incompatible con nuestra cultura. Sus regímenes son teocracias que se fundan en
la voluntad de Alá, mientras que en Occidente se fundan en la
democracia, en la soberanía popular».
Sentido común
¿Qué significa integrarse? Angela Merkel lo ha dicho claramente:
«Queremos que los inmigrantes absorban los fundamentos culturales de nuestra
convivencia»; es decir, el sistema de valores, de reglas y de comportamientos
que rigen entre nosotros. Tal proyecto está en contradicción con la idea del
multiculturalismo que se ha intentado imponer en Occidente, siguiendo la línea
de lo políticamente correcto. Ese multiculturalismo se basa en que en
una sociedad puedan convivir sin problemas culturas diversas. Según Giovanni
Sartori, eso es imposible: «El multiculturalismo no existe. En nuestra
sociedad tenemos unas normas generales, unos principios. El inmigrante puede
hacer en su casa lo que quiera, pero debe aceptar las reglas de el Estado que
le acepta».
A este respecto, cabe destacar al imán de Colonia Sami Abu-Yusuf,
quien en una entrevista declaró que la responsabilidad de las violencias
sexuales de Nochevieja no se debían atribuir a los jóvenes, sino a las mujeres
que iban por la calle medio desnudas y perfumadas. El imán lleva decenios en
Alemania, pero no ha dado un solo paso hacia la cultura que le ha acogido,
mostrándose como un invasor arrogante. ¿Se puede dialogar con un troglodita que
ve un demonio en la feminidad? El profesor Sartori lo tiene muy claro: «A
quienes no están dispuestos a aceptar nuestras normas, se les debe colocar en
la frontera para que se marchen a su casa».
Giovanni Sartori esta considerado como un liberal progresista.
Cuando le digo que desde la izquierda le pueden reprochar sus ideas, o verlo
como xenófobo o conservador, responde con firmeza: «La izquierda ha perdido
su ideología. Utilizan la palabra multiculturalismo como una nueva
ideología, porque la vieja ha muerto. Pero no tienen ni idea. No saben lo que
es el islam. Son unos ignorantes. A mí no me importa la derecha o la izquierda,
sino el sentido común».
La integración de musulmanes en sociedades no islámicas no se ha logrado
porque, asegura, «el islam no tiene capacidad de evolución». Cita, por ejemplo,
a la India, «donde hay 14 millones de musulmanes, muy pobres y maltratados;
después de mil años, resisten sin integrase, enemigos eternos de los hindúes».
Y ya más cerca, el profesor Sartori recuerda lo que ocurre en los países
europeos: «Los musulmanes de tercera generación no solo no se han integrado,
sino que son los más rebeldes. Odian a Occidente porque no tienen
trabajo y muchos se sienten atraídos por el islam fanático».
En peligro
La inmigración actual se está produciendo sin un flujo ordenado,
porque, aparte de la que tiene motivaciones económicas, es fruto de guerras.
Ante la suspensión de los acuerdos de Schengen en algunos países hasta ahora muy
favorables a la inmigración, como Dinamarca o Suecia, Sartori indica: «No se
puede practicar una política de puertas abiertas, como ingenuamente cree alguna
izquierda. Está bien hablar de solidaridad, porque los inmigrantes
pueden ser un elemento positivo para nuestra economía, pero los flujos
migratorios hay que regularlos. Quien entra en Europa debe tener documentos,
una identidad segura».
En definitiva, sostiene Sartori que «Occidente y sus valores están en
peligro porque no se está dando una respuesta adecuada al fundamentalismo
islámico». Hace ya quince años que, en el «Corriere della Sera», Sartori afirmó
que estábamos asistiendo a «una guerra inédita con cuatro características:
terrorista, global, tecnológica y religiosa». Hoy lo reafirma con más fuerza,
viendo el terrorismo del Daesh: «En una guerra hay que emplear todas las
armas que uno tiene a su disposición. Nosotros, Occidente, somos los agredidos,
con un terrorismo de una ferocidad que nuestra memoria histórica no recuerda.
Además, cuando un hombre-bomba, kamikaze por la fe, se hace explotar en
medio de civiles, el enfrentamiento ha llegado al máximo».
«No se puede practicar una política de puertas abiertas, como cree alguna
izquierda»
«Aparte del componente militar, que es importante, pero secundario, es una
guerra que se gana o se pierde en casa -añade-. Se vence si sabemos reaccionar
ante la pérdida intelectual y moral en que hemos caído. Y se pierde si dudamos
o nos olvidamos de nuestros valores que dan fundamento a nuestra civilización
ético-política». ¿Y cómo acabará? Su respuesta no es muy reconfortante:
«Veremos. Este es un mundo que se está suicidando».
Sartori está escribiendo la segunda parte de «La carrera hacia ninguna
parte», ensayo para el que pensó otro título, «La carrera hacia la ruina».
«Caminamos sin ideas sobre cómo progresar con tantos como somos, demasiados…»,
dice. Precisamente, «la superpoblación es el cáncer de fondo de nuestra
sociedad». Es una de sus grandes preocupaciones, a la que dedicó «La tierra
explota, superpoblación y desarrollo» (2003).
Especialmente crítico con la Unión Europea, asegura: «Es un monstruo. La
Europa de los 28 es una entidad muerta, no existe. No es capaz ni de parar la
inmigración. En mi nuevo libro aporto soluciones: Europa necesita un
presidente experto en economía».
El «tranquilismo»
«Yo soy realista y tengo un lema muy claro -explica-: el pesimismo es
peligroso si nos lleva o induce a la rendición; el mal lo hace el optimismo o
el “tranquilismo” que conducen a no hacer nada».
No se siente solo el profesor Sartori desde el punto de vista intelectual.
Coincide con su duro diagnóstico europeo el sociólogo francés Alain Touraine, que acaba de recibir en Italia el Premio
Nonino como «maestro de nuestro tiempo»: «Los países europeos son hoy incapaces
de integrarse completamente en la economía mundial y globalizada. Acabo de
volver de California y me ha impactado, hablando con los americanos, que para
ellos el mundo de mañana se refiere solo a EE.UU. y China. Han abandonado
Europa. No nos toman en serio. Para ellos somos solamente un destino
para sus vacaciones».
Desde el punto de vista sentimental, Sartori siempre tiene cerca, también
durante esta conversación, a su mujer, Isabella Gherardi, pintora y fotógrafa,
de la que le separan «solo» treinta y nueve primaveras. ¿La receta de la
convivencia? «Buen humor y no preocuparse por el paso del tiempo». Así
concluye la entrevista el viejo y sabio profesor, que ha sembrado cultura
política en la derecha y la izquierda, y que todavía tiene mucho que enseñar:
«Al menos espero acabar este libro. Después, basta. No soy infinito».
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PLATA DULCE E HIPOCRESÍA.
Por Enrique Guillermo Avogadro
(Argentina).
Reproducimos
esta nota de nuestro colaborador, que desde la Argentina, nos ofrece un enfoque
que vale la pena recordar.
"Muchas
personas creen que se les debe todo, pero siempre llega el momento en que deben
enfrentarse con la realidad". Valerio Massimo Manfredi.
Según todas las encuestas, la inflación es el principal tema de
preocupación de los argentinos, superando a la corrupción. La reacción
generalizada contra los aumentos en las facturas de los servicios públicos
(agua, luz y gas), aprovechada políticamente por el inescrupuloso Sergio Massa
y el desvergonzado kirchnerismo, demuestra claramente que conformamos una sociedad
hipócrita, pendiente del corto plazo y enviciada con las ilusorias ventajas que
puede obtener de un Estado omnipresente. Nadie nos dice cómo piensan que
deberían financiarse los enormes desequilibrios que Maurico Macri heredó:
¿mayor emisión monetaria?, ¿creciente endeudamiento externo?, ¿más impuestos?;
todos sabemos a dónde llevan los dos primeros caminos, por que los hemos
recorrido hasta el hartazgo, y el tercero es imposible.
Para que la inflación ceda, lo primero que hay que hacer es reducir el
déficit fiscal, algo que se ve impedido por la subsistencia de subsidios
indiscriminados. Si, entre otras cosas, no pagamos por la energía que
consumimos lo que vale, no sólo seguiremos malgastando inexistentes recursos
públicos en la importación sino que, como no habrá inversiones en el sector, no
se podrán abrir fábricas; sólo un demente lo haría si no hay gas ni luz
eléctrica.
Hace más de una década, dije a los grandes consumidores que iban al
suicidio porque, mirando no más allá de la nariz, estaban llevando a la quiebra
al sector eléctrico mientras recibían un subsidio implícito desmesurado al
amparo del congelamiento de tarifas que, impuesto durante la crisis de 2001/02,
Kirchner había mantenido a rajatabla. Recordando una frase que había aprendido
en Brasil: "la energía más cara es la que uno no tiene cuando la
necesita", les recomendé que llegaran a un acuerdo con los proveedores del
indispensable insumo para aumentar el precio que éstos percibían, de modo de
asegurar rentabilidad a las empresas y permitirles aumentar la capacidad de
generación y transporte. Obviamente, no lo hicieron, y siguieron disfrutando de
esa "plata dulce" como si todo hubiera podido seguir así para
siempre.
Ese congelamiento hacía que, por ejemplo y en materia de gas, mientras se
pagaba a Repsol y los demás productores US$ 2,5 por millón de BTU (la medida
que se utiliza para medir el poder calórico) en boca de pozo en Argentina, se
reconocía a la misma Repsol US$ 7,5 si lo extraía en Bolivia, desde donde
llegaba ante los crecientes faltantes durante los picos de consumo. Lo mismo
ocurría en todo el mercado energético; la resultante fue que perdimos el
autoabastecimiento y surgió la necesidad de importar masivamente. Durante los
90's, se construyeron gasoductos para exportar a Chile y a Rio Grande do Sul, y
líneas de alta tensión para enviar electricidad a Brasil y a Uruguay; a partir
de 2003, el sentido de esos flujos se invirtió para importar gas y energía
eléctrica. Para atender a la demanda, se recurrió a comprarlo licuado y
regasificarlo en Bahía Blanca y Zárate, a más de US$ 17, lo cual generó un
enorme negociado, que ya está en manos de la Justicia.
El Gobierno eludió, por un inexplicable prurito vinculado al riesgo de
espantar a potenciales inversores, informar claramente a la población la
magnitud de una crisis, distinta pero peor que la de 2001/02 y, claro, nadie
notó su verdadera dimensión. El sistema tarifario implementado ya había
estallado en la década anterior y, cuando se debió elegir a quién cortar los
suministros de luz y gas, el populismo optó por mantenerlo a los hogares en
desmedro de las empresas, aunque esta medida atentaba contra la industria y,
naturalmente, era un factor más en el incremento de la inflación y en la
pérdida de trabajo.
Los usuarios de las zonas beneficiadas por esa mal intencionada política
(Capital y Conurbano) siguieron derrochando la energía, ya que el Estado la
"regalaba" -en realidad, se pagaba con los impuestos de todos-,
mientras que el interior soportaba tarifas mucho más altas, y lo mismo ocurría
con el transporte público; así, aquéllos calentaban sus piscinas en invierno y
los hogares parecían arbolitos de Navidad; otra vez, la "plata
dulce". Ahora, cuando resulta indispensable realizar un ajuste paulatino
-el brusco era política y socialmente inviable- la desinformación generada por
el Gobierno y su errónea implementación (hubiera sido mejor, por ejemplo,
establecer el aumento a partir del anuncio, lo cual produciría ahorro, y no
para el consumo pasado) provocan las protestas, fogoneadas por el kirchnerismo,
la primera de las cuales se produjo el jueves. Curiosamente, quienes
"cacerolearon" no reclaman por las gigantescas tarifas del celular o
del cable, pero se alteran si por el gas deben pagar mensualmente el equivalente
a cuatro pizzas en lugar de un café, como hasta ahora. Pero, confesémoslo,
tampoco resulta explicable que, en medio del desastre, se sigan quemando
billetes ante el altar de Fútbol para Todos y otros tantos agujeros negros.
La Justicia, ahora en defensa propia, mostró el ya pornográfico espectáculo
de inexplicables millones de dólares en cajas de seguridad de la hija de
Cristina Elizabet Fernández, que no ha trabajado en su vida mientras que sus
padres sólo han sido empleados públicos desde hace treinta años y su hermano
Máximo consiguió su primer conchabo en diciembre de 2015, como Diputado. La
escena recordó a los allanamientos a la casa de los narcos mexicanos, donde se
encontraron parvas de billetes escondidos en placards. Por esos detalles
ocupacionales que me pregunto por qué el Juez que tiene en sus manos la causa
por enriquecimiento ilícito de la ex Presidente no la llama ya mismo a
indagatoria, ya que en ella es ésta quien debe demostrar la legitimidad de la
gigantesca fortuna que tan impúdicamente exhibe ante un país en ruinas.
Porque así es: la Argentina está en ruinas precisamente porque Néstor y
Cristina "fueron por todo" para robar sin medida. Los fondos que se
encuentran en bóvedas, bolsones y cajas de seguridad, en casas, hoteles y
campos, todos ellos una pequeñísima parte del monto del saqueo, faltan en
hospitales, escuelas, viviendas, cloacas, rutas, y en gas, en represas y
plantas de generación eléctrica, y otras miles de necesidades insatisfechas a
lo largo y ancho del país. En realidad, nada de eso es nuevo, porque cuando ya
se conocía el tamaño del latrocinio y llegaban valijas de dólares voladores, la
hipocresía de la sociedad argentina hizo que se alzara con el 54% de los votos
en 2011, producto de la fiesta de subsidios y de la emisión demencial.
Ante la dramática magnitud que ha adquirido el problema, me pregunto si
también seremos hipócritas para enfrentar el narcotráfico -otra fuente de
enriquecimiento de los Kirchner, como el juego- y dejaremos la solución en
manos de policías como la de Provincia de Buenos Aires, autogestionadas para el
delito. ¿Por qué no aceptamos que así no se alcanzará y que, por el contrario,
iremos al horror final? ¿No ha llegado la hora de adoptar medidas heroicas? Tal
vez, una salida sería la "militarización" de las policías, mediante
la designación de oficiales en actividad y de alto grado de las fuerzas
armadas para encabezarlas, sólo hasta tanto la corrupción pueda ser erradicada,
algo que a Gran Bretaña le llevó diez años lograr con Scotland Yard.
Bs.As., 17 Jul 16
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NO ES CULPA DE KARL MARX SINO DE LOS MARXISTAS.
Por Hugo
Salinas
(Perú).
Apreciaciones de nuestro buen amigo Hugo,
que compartimos en mucho, y pone claramente la posición de Marx mal manejada
por los actuales “comunistas y socialistas”.
Es costumbre leer y escuchar que los fracasos de la Revolución de Octubre
1917 en Rusia, de la China, de Cuba y otros, se deben a errores conceptuales
generados por Karl Marx. En lo que sigue, voy a mostrar que los fracasos de
tantos esfuerzos humanos en aras del socialismo y del comunismo, no proviene de
Karl Marx sino de los marxistas.
La noción de “plusvalía” comienza a ser utilizada por David Ricardo, pero
es Karl Marx que lo emplea como el elemento central, de lo que ahora podríamos
llamar, la Teoría de la Explotación. Aquí una de sus frases sobre la
plusvalía. “Cuanto más reducidas sean las necesidades naturales de
indispensable satisfacción y mayores la fecundidad natural del suelo y la
bondad del clima, menor será el tiempo de trabajo necesario para la
conservación y reproducción del productor, y mayor podrá ser, por consiguiente,
el remanente de trabajo entregado a otros después de cubrir con él sus propias
necesidades.”[i]
Y para que quede claro, lo digo de una vez algo que ya lo he expresado
anteriormente. Karl Marx sólo escribió y publicó el Tomo I. Para el resto de
tomos, la responsabilidad le pertenece a Frederick Engels. Marx tuvo todo el
tiempo para publicarlos, pero si no lo hizo fue precisamente porque había
problemas no resueltos, como el que vamos a comentar.
Con la noción de plusvalía en mano, los marxistas pensaron que la abolición
del Capitalismo estaba resuelto. Bastaba eliminar la plusvalía para que no
exista más explotación, y otro mundo sea posible. Es el caso de Eduard
Bernstein. Aquí lo que nos dice Rosa Luxemburgo: “Su socialismo [el de
Bernstein] se realizará gracias a dos instrumentos: los sindicatos […] y las
cooperativas. Por medio de los primeros pretende acabar con los beneficios [las
ganancias] industriales; por medio de las segundas, con los beneficios
comerciales.”[ii] Es decir, a través de la participación de los sindicatos en
la producción y de las cooperativas en la distribución se eliminaría la
plusvalía, el alma del Capitalismo. Grave error de apreciación, ¿y por qué?
Para visualizar el error, les presento un resumen de lo vendría a ser la Teoría
del Cambio. Toda actividad socio-económica tiene dos elementos: el proceso
de trabajo con el cual se resuelve la pregunta, ¿qué producir?, y la decisión
socio-económica con la cual la sociedad resuelve la pregunta, ¿cómo repartir el
resultado neto (los beneficios) de la actividad económica?
Hay dos formas de repartir: la Repartición Individualista mediante la cual
el 100% de las ganancias de la empresa pertenece a quien puso el capital, y la
Repartición Igualitaria que facilita la repartición del total de ganancias
entre el total de la población, en partes iguales.
De acuerdo a esta proposición, el Capitalismo se encuentra compuesto de dos
elementos: un cierto proceso de trabajo (el industrial en su mejor momento), y
la Repartición Individualista. De donde, el causante de los efectos perversos
del Capitalismo es la Repartición Individualista, porque a través de ella
solamente el propietario de la empresa puede vivir una vida holgada mientras
que los trabajadores están destinados a morirse de hambre.
Entonces, pretender resolver los males del Capitalismo eliminando la
plusvalía es imposible, porque la plusvalía es la denominación del “resultado
neto” de la actividad económica en Repartición Individualista. El “resultado
neto” existirá en cualquier tipo de repartición porque es un elemento del
proceso de trabajo (en este caso de una actividad industrial, empresarial).
La solución del Capitalismo no se encuentra en el lado del proceso de
trabajo sino en la Repartición Individualista. Es ella la que dio nacimiento a
la dicotomía pobreza / riqueza, y la que luego crea el desempleo y la
marginación de grandes masas de la población.
Igual tipo de error lo cometió Lenin, cuando toma a la letra una expresión
de Marx sobre la “propiedad privada” de los medios de producción como causa de
los efectos perversos del Capitalismo. Precedido de un lamento, Lenin dice:
“suprimir las clases no es solamente botar a los terratenientes y a los
capitalistas, lo que nos ha sido relativamente fácil, es también suprimir los
pequeños productores de mercaderías […]. Es mil veces más fácil de vencer a la
gran burguesía centralizada, que de vencer a los millones y millones de
pequeños patronos.”[iii]
En este caso, la noción de “propiedad privada” no pertenece ni al proceso
de trabajo ni a la Repartición Individualista; es decir, no pertenece a la
esfera de la actividad socio-económica. La “propiedad privada” es una
institución que refleja la base socio-económica en condición de Repartición
Individualista. Una vez más el objetivo de la “revolución” fue equivocado.
Los errores de Paul Sweesy y Charles Bettelheim, grandes difusores del
socialismo en América Latina, son mucho más groseros. Ellos proponen la
eliminación de la moneda y del precio, elementos del proceso de trabajo que
nada tienen que hacer con la explotación del obrero.
Lo que escribe Sweesy: “La concepción que es la mía considera que las
relaciones de mercado (que implican por supuesto la moneda y los precios), son
inevitables en un régimen socialista, y por un largo período, pero ellos
constituyen un peligro permanente para el sistema; y, a menos de ser
estrictamente limitados y controlados, conducirán a la degeneración y a la
regresión.”[iv]
Y Charles Bettelheim corrobora: “A lo que finalmente se apunta (en la
construcción del socialismo), es a la desaparición completa de las relaciones
mercantiles (rapports marchands).”[v]
Son errores de este tipo que han conducido al fracaso, creyendo que Marx
había todo resuelto. Lo que produjo Karl Marx es una Teoría de la Explotación
que permitió ubicar la causa de la explotación de los obreros. En ningún
momento nos habla de una Teoría del Cambio, herramienta que debemos construir
si realmente queremos salir de este infierno llamado Capitalismo.
Ferreñafe, el pueblo de los dos Fe, 3 de agosto del 2016
DE
REVUELTAS, DICTADORES Y DEMOCRACIA.
Por Addhemar
H.M. Sierralta
(Perú).
Un recuento de los gobiernos dictatoriales que retardaron la madurez
democrática peruana nos ofrece Addhemar H.M. Sierralta,
Año 1948. Mes de
octubre. Día 3. El Callao y sus distritos La Punta, Chucuito, Bellavista; así
como San Miguel, muy cerca de la provincia chalaca, se ven estremecidos por el
estruendo de las armas de fuego y más tarde por los carros militares y
ambulancias. Los marineros rebeldes son apresados y nuevamente el partido
aprista de Haya de la Torre es protagonista de un suceso trágico. Aún está
fresco el ataque al Cuartel O’Donovan en el norte peruano.
Aquella noche me
sentí inseguro. Toda la tarde había sido testigo de las correrías de los carros
porta tropas y las sirenas de las patrullas, vi el transporte de heridos desde
el Malecón Bertolotto. Los vehículos venían por la avenida Costanera. En mis
escasos cinco años entendía muy poco de la situación, se hablaba de horror y
muerte, y mi madre trataba de no dejarme ver tal tragedia y llevarme a casa lo
más pronto. Obviamente al caer la tarde y ya de regreso todavía tenía temor.
El año anterior, en
1947, había tenido también una sensación de miedo al escuchar por vez primera
vez la palabra muerte. Fue cuando Manolete, el torero español ídolo de multitudes,
había sido corneado y muerto por un toro. El día de su muerte, mi madre y otras
señoras comentaron el suceso con pena. Pregunté qué había ocurrido y me
hablaron del fallecimiento del diestro. Cuando me explicaron lo que era la
muerte sentí algo raro, tal vez el temor a lo desconocido y me sobrecogí al ver
que algunas amigas de mamá lloraban. Algo malo debía ser, pensé.
Tiempo después sabría
que un jurado especial, en el que tuvo especial presencia el oficial de la Armada, Gustavo Mathey Morillas, el querido tío Gustavo,
condenaría a muerte a los marineros revoltosos. Nuevamente la muerte.
Ese año también
ocurrió la deportación –por el gobierno dictatorial de Manuel A. Odría- de mi
padre a México. Vinculado al Apra, con quienes había colaborado años antes y pese a
que se desligó, de los apristas, por principios irreconciliables, tuvo que
marchar al país azteca para nunca volver al Perú.
La “revolución restauradora”, como la llamó Odría y
que en afiches coloridos –tiempo más tarde- en los que aparecía el general
barriendo alimañas, el Apra entre ellas, puso de moda el lema “limpiando el
Perú”, tendría lugar días después, el 27 de octubre en Arequipa. Una etapa
política había llegado a su fin. Depuesto el presidente Luis Bustamante y
Rivero, se iniciaba el ochenio y la persecución del partido de la estrella.
Es claro que el apoyo aprista a Bustamante,
participando de su gobierno, fue un desastre. Aún me acuerdo de las colas por
víveres, la falta de leche, las coimas para conseguir algo de comer, etc. Fue
un ensayo de lo que ocurriría en los ochenta durante el primer gobierno de Alan
García. Claro que si de ensayos hablaramos hubo uno similar durante la
dictadura militar del general Velasco Alvarado en los setenta, colas enormes, abusos y preferencias a las familias
de los militares.
Años después, en 1963, sorprendió “a tirios y
troyanos” la nefasta alianza Apra-UNO, que le haría la vida imposible –desde el
Congreso- al presidente de entonces, el arquitecto Fernando Belaúnde Terry. Ese
“matrimonio” entre apristas y sus verdugos era impensable. Máxime si Odría
había mantenido rodeado de tropas a Haya de la Torre exilado en la Embajada de
Colombia por largo tiempo. La Unión Nacional Odriísta (UNO) y el Apra no
dudaron en deponer sus diferencias y realizar dicha unión, considerada en su
época, jocosamente, “contra natura”.
Ya para 1950 el general Odría ponía de manifiesto su
dictadura. Había convocado a elecciones, para “democratizar” su gobierno según
se decía, pero empezó por apresar a su contendor, el general Ernesto Montagne,
ilustre militar y muy amigo de mi familia. Esa decisión nos llenó de estupor y
se vislumbraba el derrotero del futuro “presidente constitucional”, como le
encantaba le dijeran al dictador. Nuevamente, en el gobierno de Velasco, éste
se hacía llamar “presidente indiscutido e indiscutible de la nación peruana”,
ante la imposibilidad de llamarse constitucional. Exquisiteces de dictadores.
Otro dictador, Alberto Fujimori en la década de los noventa, nos depararía sorpresas al “disolver” al Congreso,
hacer una nueva Constitución a su medida, aprobar las reelecciones
presidenciales, y ampararse en las Fuerzas Armadas para cometer una serie de
abusos y arbitrariedades. La justicia lo condenaría por sus delitos. Lo mismo
ocurriría con el siniestro Montesinos, su jefe de inteligencia. Odría, por su
parte, tuvo en Esparza Zañartu, su Ministro de Gobierno y Policía, a un
predecesor de “inteligencia” que infundía iguales temores.
Durante mi vida he sido testigo de varios golpes de
estado en mi país : el del coronel Odría en 1948, el del general Pérez Godoy en
1962 (depuesto por el general Lindley a los pocos meses), el de la Fuerza
Armada encabezado por el general Juan Velasco Alvarado en 1968 (depuesto
“institucionalmente” por el general Francisco Morales Bermúdez en 1975) y el de
Alberto Fujimori en 1992, denominado “autogolpe”. Hay que señalar que a Odría
se le levantó el general Zenón Noriega en los cincuenta, a Velasco el general
Bobbio en los setenta y a Fujimori el general Salinas Sedó en los noventa. Los
dictadores fueron unas “joyitas” de militares que no hicieron otra cosa que
retardar el progreso del Perú. Muchos podrán decir que los dictadores militares
o civiles (amparados siempre por las fuerzas armadas) consiguieron hacer obras
físicas , lograr bonanzas económicas y hasta combatir exitosamente al
terrorismo, pero lastimosamente a costa de debilitar las instituciones democráticas,
la civilidad y minar la autoestima de nuestro pueblo.
Han sido, desde 1948, largos 29 años de gobiernos
dictatoriales buscando desprestigiar a los partidos políticos y a las
instituciones democráticas. Tan solo 33 años han sido gobiernos democráticos.
Qué distinto sería nuestro destino si, dejando ambiciones particulares y
mesianismos, estos últimos 62 años hubieran sido gobiernos elegidos por la
ciudadanía. Sus logros con seguridad, pese a los errores humanos que se dan en toda democracia, nos tendrían en
mejores condiciones. Si hoy estamos donde estamos, piensen lo que se hubiera
logrado en democracia. Ojalá que los dictadores sean historia y consolidemos
nuestro progreso.
Esperemos que PPK reciba el apoyo del Congreso –y no
ocurra lo del primer gobierno de Belaunde- y su gabinete trabaje sobre
políticas de estado para el bien del país.
LEYENDA ESQUIMAL
(La mujercita esquimal y el oso Nanuk).
Por Andrés
Fornells
(España).
Cuento muy creativo de nuestro estimado
amigo Andrés Fornells, desde España, para deleite de los lectores.
Todos hemos oído contar que los esquimales consideran un honor ofrecer, a
los invitados que los visitan, a sus mujeres para el uso sexual, por lo que se
cree que estos habitantes de las tierras árticas desconocen los celos; pero lo
que se conoce muy poco de ellos son sus leyendas. He aquí un relato (retocado
por mí para hacerlo más comprensible) que aparece en “Los últimos reyes de
Thule”.
Un gran oso macho llamado Nanuk se enamoró perdidamente de una pequeña
mujer esquimal, y ella disfrutaba mucho con sus atenciones. Este gran oso la
visitaba cada vez que su marido salía a cazar, con la intención de que su presa
fuese precisamente este gran oso.
En uno de sus primeros encuentros sexuales, mientras el oso y la mujer
esquimal se hallaban el uno en brazos del otro, el animal le dijo a la mujer:
—Hembra hermosa, yo vivo muy arriba en la montaña. Hay que caminar dos
horas para llegar allí. Mi iglú es muy bonito, pero en él, yo solo todo el
tiempo, me aburro muchísimo. ¿Sabes?, me gustaría tener allí una linda mujer
como tú, pero tú no quieres venir, y me obligas a reunirme aquí contigo. A mí
no me importa recorrer tan larga distancia porque te amo. Lo que sí me
importaría muchísimo sería que le dijeras a tu marido, que sueña con cazarme,
el lugar dónde vivo. Nunca se lo digas porque si tal haces, yo lo sentiré en mi
corazón, me enfureceré hasta la locura y me volveré muy peligro-so.
—No temas, Nanuk, nunca le diré a mi esposo dónde vives —aseguró ella
acariciándole, cariñosa, la peluda cabeza.
Pasaron los días y el cazador apenas conseguía cazar nada y mucho menos a
Nanuk, todo lo cual le tenía de muy pésimo humor. A veces hus-meaba al llegar a
su iglú y exclamaba, suspicaz:
—¡Qué extraño! Aquí dentro huele a oso.
—Figuraciones tuyas —astuta su consorte—. El olor que notas debe ser el de
tus botas, pues sudas mucho y tu sudor huele fuerte.
El cazador lo aceptaba. Y como la caza le iba cada vez peor se mostraba más
y más huraño y desagradable con su esposa a pesar de que ella, para tenerle
contento, limpiaba con esmero y se esforzaba en cocinar le mejor posible para
él, los peces que ella pescaba. Mas su esposo no sólo se mostraba huraño con
ella, sino que dejó de tener ganas de hacerle el amor.
Así estaban las cosas, cuando otra noche más, al ser la mujercita rechazada
por su marido se le escapó musitar en sueños:
—Nanuk… tú sí que me haces caso… Mucho caso…
Su esposo se despabiló enseguida y sacudiéndola le gritó, una vez
con-siguió despertarla, amenazador a más no poder:
—Tú sabes dónde está ese maldito animal. ¡Te exijo que me lo digas
inmediatamente! —zarandeándola brutalmente.
Ella, asustada, pues nunca lo había visto tan enfurecido, confesó:
—Nanuk vive allá en lo alto de la montaña, justo a dos horas de aquí en
línea recta hacia el pico más alto que tú llamas Diente del Gigante.
El furibundo esquimal cogió al instante sus arpones y sus perros y todos
salieron corriendo, en la dirección que la mujercita esquimal acababa de
indicarle a su marido.
Pero cuando él y los canes llegaron al iglú del oso, lo encontraron vacío.
Había ocurrido que el corazón de Nanuk había sabido que la mujercita esquimal
lo había traicionado y, llorando de pena y rabia había bajado, dando un rodeo
para evitar al cazador y sus perros, hasta el iglú de éste.
Deseaba vengarse, vengarse de la mujer que lo había traicionado, pero al
entrar en la vivienda y verla dormida, tan hermosa e indefensa, no fue capaz de
causarle daño alguno, se limitó a destrozar a zarpados todo el iglú y a
continuación se adentró mucho más profundamente en la montaña. Jamás volvió
Nanuk a ver a la mujer que amaba y murió de vejez y tristeza por el amor de
ella perdido para siempre.
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Addhemar Sierralta
Año 8 No. 287 de 12 de agosto de 2016