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III FESTIVAL INTERNACIONAL POÉTICO, POR LOS CAMINOS DE SIPÁN
EN HOMENAJE A “GUSTAVO ARMIJOS”,
CONCLUYÓ EXITOSAMENTE
Por: Samuel Cavero Galimidi
Como tenía que ser uniendo pasiones, sueños, fraternidades y
hermandades, lo mejor de la creación y la literatura nacional e
internacional, con la afluencia de gran público estudiantil de diversas
Instituciones Educativas, y escritores, cerró este notable evento
cultural.
El Festival, desarrollado en Lambayeque, Perú, fue organizado los días 26, 27 y 28 de agosto 2016 por
Conglomerado Cultural que dirige el destacado escritor y educador
Nicolás Hidrogo, que ya cumplió 400 semanas de intensa
labor, fue el eje de la cultura en el Norte del Perú. Allí se dieron
cita importantes personalidades de la cultura nacional, entre ellos
escritores, poetas, declamadores, historiadores,
profesores y estudiantes. Hubieron 30 charlas magistrales, con ponentes
de prestigio como:
Destacaron de manera muy especial la presencia de la poeta mexicana, residente en los Estados Unidos
Soledad Tovar Sáenz, los escritores ecuatorianos Santos Miranda Rojas, de Manta, y la escritora
Romna Moreira, de Guayaquil, Ecuador , pero también estuvo presente la escritora
Ana De la Cruz, de las República Dominicana.
Los dos principales homenajeados fueron los escritores Gustavo Armijos
y Rully Falla Failoc,
notable literato de gran arraigo y pasión, autor de muchos libros. El
moderno Auditorio de la Municipalidad provincial de Lambayeque lleva
desde ahora su nombre y se le rindió un homenaje
público muy hermoso y especial imponiéndole las más altas distinciones.
El otro gran homenajeado: el
poeta Nicolás Hidrogo, artífice de la revista LA TORTUGA ECUESTRE que vio inaugurada su última edición, Nro 355, edición especial, gracias a
Conglomerado Cultural, resaltando en esta edición la creación de los más destacados poetas de esa región.
Fueron 3 días de interesantes ponencias, conferencias
magistrales, presentaciones de libros, recitales de poesía, visitas a
Centros Educativos, así a los Museos y sitios arqueológicos más
importantes de esa zona, entre ellos el Museo de Sipán,
las pirámides de Tucumé, la Huaca Chotuna, la visita al Museo
Afro peruano de Zaña, entre otros atractivos culturales, como fue el
Almuerzo de Confraternidad de los escritores nacionales y extranjeros
que visitaron este último pueblo con motivo de V
Festival del Chancho de Zaña, donde degustaron los más exquisitos
potajes y dulces norteños.
Entre los escritores nacionales que se dieron cita a este Magno Evento
destacan además Juan Félix Cortez, Juan Benavente, que por primera vez
en 25 años desarrolló su programa de los
Viernes Culturales nada menos que en la Cámara Peruana de Comercio de Chiclayo, donde presentó la Revista de los
Viernes Literarios. También destacaron en múltiples oportunidades y por su gran talento como declamador
Juan Flores Arrascue y Raúl Ramírez Soto. Estuvieron igualmente presentes con Charlas Magistrales:
Elmer Llanos Diaz, Santos Miranda Rojas, Samuel Cavero Galimidi, Juan Félix Cortez Espinoza,
Nicolás Hidrogo, Elmer Caicedo, Ángel Centurión Larrea,
Bertha Iris Tello Esquén, Deisy Yomona, Joaquín
Huamán Rinza, Enrique Elías Jiménez, César Gastelo Guevara, Tolomeo
Aliaga Quispe, Miro Quiroz Ramírez, René Montenegro, Dandy Berru Cubas,
William Piscoya, Maritza Cabrera Arteaga,
entre otros.
Se debe destacar además, y felicitar, la participación de la I.E.
Emprendedores GAJEL de Chiclayo y la Institución Educativa Sara
Antonieta Bullón de Lambayeque, que fueron además lugares donde los
escritores fueron muy bien recibidos, ellos motivaron a los
escolares con charlas magistrales y ponencias literario-educativas, así
declamaciones, que fue respondida con vivo interés, igualmente, por los
niños talentos de estos centros educativos.
Las tres grandes anécdotas dignas de contarse de este gran Festival, son:
1)
Cuando llegué al
aeropuerto de Chiclayo me enteré que una excéntrica y famosa escritora
acababa de arribar, camino al Festival, en su lujoso Jet privado. Se
trataba de Soledad Tovar Saénz. Lo hizo desde los
Estados Unidos para participar en este Festival. ¡Si hasta mariachis
había contratado para que la recibieran como reciben los mariachis,
cantando y alegrando!
2)
En una de las
cenas al que asistí, más llevado por el influjo magnético del querido
poeta Gustavo Armijos, pasó algo digno igualmente de una humorada.
Nuestra gran delegación volvía de la Cámara de Comercio
de Chiclayo y hambrienta aterrizó en una Pollería al que nos dijo
fuésemos y lo esperásemos don Nicolás Hidrogo. Nicolás Hidrogo se
comunicaba permanentemente con una de las responsables del Festival,
quien felizmente nos acompañaba y Nicolás nunca apareció.
Cuando conté era algo menos que la mitad de la delegación la que
faltaba, que después supe cenaron en Lambayeque. Los mozos armaron una
larga mesa como para recibir por lo menos a 30 personas y sirvieron
varios pollos deliciosos y provocativos, acompañados
de fuentes de papas fritas y ensaladas, cada cierto tramo entre las
mesas. ¡Éramos algo de 10! Como no aparecía Nicolás Hidrogo alguien
comenzó a comer y todos lo siguieron a toda prisa. Yo, con mucho miedo
anticipándome a lo que vendría comí apenas un cuarto
de pollo y unas cuantas papas, con mucho miedo y recelo. Yo vi que cada
uno de mis acompañantes comía entre medio pollo y un pollo…devorándolo.
Quien se comió un pollo enterito, de eso puedo dar fe, aunque no soy
Notario Público, fue Nicolás Hidrogo, lo que
además puedo dar fe de su gran apetito y afición por el pollo a la
brasa peruano. ¡Me habían dicho estaba delicadito!
¿Delicadito? ¡Ja! ¡El delicado y zonzo era yo! Luego,
uno a uno comenzaron a desaparecer los escritores, después de haber
devorado todos los pollos y manjares que allí había. Yo le hice notar,
apenadísimo, con tanta zozobra, de este hecho a
Nicolás Hidrogo, quien me respondió riéndose: “¡Así somos los peruanos,
Cavero!”. Cuando me aprestaba a sacar la billetera apareció nuevamente
la vocera de Nicolás Hidrogo y nos dijo: “No se preocupen,
todo, absolutamente todo, está pagado”.
Recién el alma me volvió al cuerpo. Yo que me aprestaba a hacer de lavaplatos y a hipotecar mi terno, felizmente no sucedió.
3)
La tercera gran anécdota, digna de contarse, sucedió en nuestro último día. Viajamos al Festival del Chancho en Zaña.
Allí me tocó conocer mejor a los escritores
extranjeros, como Ana De La Cruz, de República Dominicana, gran rumbera,
y a la ecuatoriana Romna Moreira, que bailaron hasta cansarse al compás
de una banda-orquesta, en la pérgola de Zaña
su abarrotada placita donde se instalaron las carpas del arte
culinario. Pero quien, una vez más, se robó el Show fue la escritora
mexicana Soledad Tovar Saénz, vestida de Princesa Azteca, llevaba en
cada dedo anillos (que se dice fueron usados por las majestades
aztecas en tiempos de Matusalén) y en el cuello le brillaba una
gargantilla de piedras preciosas con motivos aztecas que le debió
costar: Una Eternidad. Fue ella,
Soledad Tovar Saénz, en un acto de solemnidad del que no
me arrepiento haberlo escuchado, quien nos contó que era muy amiga de
Juan Gabriel, el gran divo mexicano, y ahondó en detalles acerca de su
último viaje hasta Europa, a París, donde visitó
la tumba de César Vallejo. Como si esto fuese poco, en un acto supremo
de Milagro de Dios, nos contó, se le apareció César Vallejo en el
Cementerio de Montaparnasse, tal cual lo conocemos en fotografías, de
luto, con sombrero y todo, y le señaló dónde estaba
realmente su tumba, pues ella, ni Nicolás Hidrogo no la
encontraban. Después del exquisito almuerzo, como si esto fuese poco
quien también se hizo humo, desapareció de estos pobres mortales, fue la
mismísima
Soledad Tovar. Nos cansamos de buscarla en todo el
pueblo de Zaña y nunca pudimos ubicarla. Entonces al partir de vuelta
prendimos la radio del bus transportador. Anunciaban que acaba de
fallecer Juan Gabriel, amiguísimo suyo. Yo sentí como
una doble pérdida, una estocada (casi-casi al corazón) y un acto
supremo irrepetible de magia que también desaparecerá nuestra querida
escritora mexicana-americana
Soledad Tovar. ¡Hay quienes creen, entre ellos yo, que
su Jet privado (cual platillo volador) aterrizó muy cerca de Zaña,
detrás de los arenales, espantando a los gallinazos y perros raquíticos
que allí abundan, y ¡diablos!... ¡Se la llevó hasta
las nubes! ¡Las malas lenguas dicen que no se fue sola: Raptó con ella,
a un apuesto moreno zañero!
Fuente:
Escritor Samuel Cavero Galimidi, Presidente de AEADO
cavero2012@hotmail.com