domingo, 23 de mayo de 2021

QORI OQLLO, LA PRINCESA QUE PREFIRIÓ LA MUERTE AL DESHONOR - POR LUZ SAMANEZ PAZ

 

 
QORI OQLLO, LA PRINCESA QUE PREFIRIÓ LA MUERTE AL DESHONOR

LUZ SAMANEZ PAZ, 
 
 Un olor nauseabundo penetraba hasta los huesos de los que estaban presentes en el pueblo de TAMBO, cerca del VALLE SAGRADO. Ni siquiera la brisa de los nevados cercanos lograba despejar esa sensación de podredumbre  que parecía multiplicarse.

La causa. Una mujer cuyas atractivas formas se notaban claramente, pero estaba cubierta de estiércol de la cabeza a los pies. Estaba encadenada i tirada sobre el pasto. De vez en cuando surgía de sus labios un lamento.  Era tan triste como la queja dolorida  de la quena, que al ser pulsada por el indio de las punas, logra una sinfonía de desolación, que se confunde con la melancolía del paisaje i que interpreta el dolor i desesperación de muchas ilusiones muertas.

Los lascivos españoles se acercaban guiados por sus instintos, pero la hediondez  los repelía. Por eso, miraban con odio, producto de su sensualidad insatisfecha, a esa joven. En el rostro de ella, se retrataba todo el sello de la tragedia.

Meses antes en SAQSAYWAMAN, Manco Inca, estaba prisionero. Amarrado i humillado, rumiaba su propia soledad. Este sentimiento aún era más pesaroso porque uno de los principales culpables de dicha situación i de la postración de su pueblo, era precisamente él.. Había pactado hacía un tiempo, en ONGOY, una alianza con Pizarro. Lo había hecho porque creía  que así, tendría un instrumento para recuperar el QOSQO de las fuerzas quiteñas i retomar posteriormente el mando del TAWANTINSUYO. Fue simple i llanamente traicionado.

De pronto apareció a su lado su hermana. Era la Princesa QORI OQLLO, que significa incubadora o depositaria de oro. Le habían puesto ese nombre, no por el valor intrínseco de ese metal. Debemos recordar que no tenía valor utilitario para los antiguos peruanos, pero era admirada por su brillo, tersura i fulgor. Lo mismo sucedía con la deslumbrante Ñusta Imperial, ante cuya presencia nadie podía dejar de escapar una exclamación  de admiración.

Era realmente muy bella. Cieza de León, afirma que su figura era  como encarnación de la aurora. Pedro sancho, expresaba  que comparada con las más altaneras peninsulares, hubiera sido más admirada. En realidad su figura parecía tallada  por un artista etéreo, utilizando las manos mágicas del arcoíris. Pero no era admirada solo por los encantos que rodeaban su imagen. En ella latía un corazón en el que se plasmaba con fuerza el orgullo, la lealtad, nobleza o valentía de las mujeres de los CUATRO SUYOS. Era excepcional en el sentido amplio de la palabra.

Los españoles la buscaban para violarla. Los degenerados de ultramar estaban muy por debajo de las escogidas de una estirpe de dioses o por lo menos de super hombres, que de los dos a cinco mil metros de altura forjaron una cultura incomparable. No podían en consecuencia tocar a la noble quechua.

   -  "Eres cobarde.
Me das pena,
no eres digno
de usar la Mascaypacha.

Estás deshonrando a tu pueblo
i arrastrándolo a la esclavitud.
Tú eres el Hijo del Sol.

Alza la frente,
pronto estarás
al mando de tus guerreros"  -

Así, habló la Ñusta Imperial. Sus palabras se clavaron como saetas de fuego en el alma de Manco.- El cautivo inclinó la cabeza. Tomó conciencia de su propia situación. Se dio cuenta que se estaba volviendo cada vez más insignificante, que pronto merecería el desprecio de todos sus súbditos. Pero el temor i la cobardía no existía en el lenguaje de los portadores de la Borla Imperial, en consecuencia las imprecaciones de su hermana, en lugar de amedrentarlo, lo fortalecieron, porque a través de ellas sintió el llamado de los manes de sus antepasados, que lo impulsaban a la lucha, a la redención, a la venganza, a todo aquello que podía servir para la absolución de sus errores.

Prometió que pronto empuñaría la Porra de la Guerra. Pidió luego que se retirara la Princesa. No fuera que la sorprendieran los barbudos, especialmente Gonzalo Pizarro, que había jurado hacerla suya. Levantó luego la mirada hacia el Sol, para invocar fuerzas e inspiración. Necesitaba ambas cosas. Si fracasaba hundía por siglos en la sumisión física i espiritual, a toda una historia de esplendor. Un Juramento de resolución i de rencor le quemó las entrañas. Un renacer de la Gloria Incaica comenzó a circular por sus venas. En esos momentos, en lo profundo de su ser se plasmó un pacto irreversible con el futuro, orientado a que las Legiones Quechuas, se pusieran nuevamente en marcha para expulsar al enemigo.

QORI OQLLO, se retiró silenciosamente, pero segura de que había logrado despertar en Manco, el sentimiento de Majestad, tradicional i propio de los Reyes Americanos. Se había forjado el primer grito de combate contra los invasores. Pronto la Ciudad Sagrada de los Incas, se teñiría de sangre. Los españoles podían comenzar a temblar.

Había sido roto del Cerco del CUSCO. Manco, se retiraba hacia VILCABAMBA. Antes había obtenido varias victorias, como en OLLANTAYTAMBO, donde luchó a la usanza europea. En ONGOY, estuvo a punto de ser sorprendido. QORI OQLLO, se dio cuenta de la emboscada i ella misma inició la lucha. Los peninsulares, que eran 200 a caballo, emprendieron desordenadamente la retirada. Atacaron poco después en POLCUSANI. Lo hicieron también sorpresivamente. Fueron dados a la fuga, pero lograron apresar a la Princesa i a su tío CURI  RIMACHI.

Escaparon hacia PAMPACONAS. Querían apoderarse de la virginidad de la Noble, que se defendió valerosamente. Como último recurso se cubrió el cuerpo de estiércol . Siguiendo viaje, arribaron a TAMBO. Otra vez se sobrepuso la energía  de la Ñusta Imperial ante la lascivia de sus captores. Estos, encolerizados, la condujeron a la Plaza del pueblo. La amarraron a un árbol, la torturaron i la saetearon.

Quienes vieron después el cuerpo de QORI OQLLO, que fue la Primera Poetisa del Imperio Incaico, afirman que en su cara no había signos de temor i de angustia. Se advertía más bien una extraña sonrisa, que parecía un desafío al destino. Como depositaria de la Herencia Real, de las escogidas del dios Inti, había muerto defendiendo su honor. Así, era el estirpe de las Mujeres del Incario. Esa es la raza que no debemos olvidar i cuyo ejemplo debemos seguir.

WILLAQ UMA i los Capitanes TISOQ, TAIPE, TUNQUI, ORCCO HUARANCA i ATOQ SULKI, testigos de ese crimen i posteriormente ajusticiados a su vez, afirmaron que la COYA, antes de fallecer levantó la cabeza i apostrofó a sus verdugos von los siguientes versos:

  -  "¿Qué esperan de una Ñusta Imperial?
¿Creían que me iba a entregar a ustedes?
Eso nunca lo permitiría una Hija del Sol,
ustedes son lascivos i cobardes.

Padre Sol, no sé cómo llorar tu llanto,
no sé cómo gritar tu grito,
no sé cómo arrancarme el alma.

La muerte viene a mi encuentro
danzando en mi sangre...
Quiero bailar con la lluvia, con el viento.
Quiero volar con las alas del Cóndor soberano.

¡Matadme por qué no!
Quiero irme sin llorar,
quiero irme como una urpi,
irme al cielo de mis antepasados.

Buscando sus almas, sus vidas,
en la noche de los muertos.
Estaré en la muerte que llega
i será el grito de victoria de mi pueblo,
el que al final triunfe por siempre"  -

Su cuerpo fue incinerado i sus cenizas arrojadas al WILLKAMAYU, cuyas límpidas aguas se tornaron aún más claras para recibir amorosamente los restos de la más valiente, pura e inmaculada mujer de nuestra historia, que fue la Primera Poetisa del Imperio de los Incas i que nos ha dejado estos bellos poemas:

  -  "Quiero la ternura del Pisonay,
quiero tu silencio que alumbra,
quiero tu desnudez de piedra.

Déjame dormir sobre la nieve,
Palomita blanca del Apu Machupicchu,
préstame tus alas para irme lejos".
 
 

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