Danilo Sánchez Lihón
1. Milagro
suyo
Santiago
Antúnez de Mayolo, quien nació el 10 de enero del año 1887 en la
provincia de Aija, en el departamento de Ancash, y murió el 20 de abril
del año 1967, alcanzando a vivir 80 años fructíferos y fecundos, es el
peruano que por las obras que alcanzó a realizar en el campo de la
ingeniería, podríamos compararlo a un Atlas o a un Hércules.
Pero
bien sabemos que esos personajes que hemos mencionado fueron seres
mitológicos, que no existieron en la realidad, que son invenciones de la
fantasía y la imaginación de los pueblos antiguos, que es igualmente la
dimensión que alcanza a tener este ancashino que más parece un
personaje de fábula.
Pero
que él sí realmente existió y fue de carne y hueso, aunque sus obras
magnificentes lo hagan aparecer como un titán de leyenda o de relato
mítico. Baste mencionar maravillas científicas y tecnológicas salidas de
su mente y de su mano como las hidroeléctricas del Cañón del Pato, o la
situada entre Ayacucho y Huancavelica que lleva su nombre, o la represa
de Gallito Ciego, que él diseñara, para corroborar que estamos ante un
ser humano de asombro y de cualidades sobrehumanas.
Es
el personaje que alcanzó a tener el más alto puntaje, en opinión de los
peruanos que fueron consultados al final del siglo XX, en lo que se
refiere a la consideración de quién es la figura más notable del Perú en
cuanto a su realización humana, a su inteligencia y a su sabiduría.
2. Valor
y coraje
Es
en opinión de la mayoría de personas consultadas en el Perú, aquel
peruano que ha alcanzado el más alto coeficiente en dotación
intelectual. Y es justo reconocerlo así, porque la luz de su mente fue
tanta que esta luz, por ejemplo, que ahora nos llega hasta esta sala de
exposiciones a través de los conductores eléctricos, es obra suya.
La
energía que enciende esta pantalla es proeza y hasta milagro suyo, que
nos llega desde la hidroeléctrica Santiago Antúnez de Mayolo ubicada en
los departamentos de Ayacucho y Huancavelica, concepción suya como lo es
la mayoría de obras portentosas que se han construido en nuestro país,
sean hidroeléctricas, represas e incluso carreteras de penetración.
La
energía, amable lector, que enciende tu celular, si es que estás en el
Perú, es probable que sea a partir de una obra suya, o que por lo menos
él diseñó, puesto que has cargado la batería con una fuente de energía
eléctrica en la cual él haya puesto inteligencia y hasta su mano.
Él
diseñó aquella obra que provee de luz eléctrica a toda la ciudad de
Lima, la capital del Perú, y a muchas otras ciudades importantes de
nuestro país, como también gestó la construcción de la hidroeléctrica de
Machu Picchu, como tantas otras realizaciones no solo en el campo de la
energía eléctrica. Sino también en el diseño y puesta en obra de
represas, canales de irrigación, vías férreas, etc., en función de
nuestros intereses y de la geografía abrupta e intrincada que tenemos
como prueba y reto a nuestro valor y coraje.
3. Desde
entonces
Pero,
pasando a otro ámbito del campo de las ciencias, Santiago Antúnez de
Mayolo analizó el neutrón, como elemento componente del átomo. Y esto lo
hizo él 8 años antes de que el científico de nacionalidad inglesa,
James Chadwick, lo patentara y que fuera la razón y el motivo por el
cual recibiera el Premio Nobel de Física en el año 1935.
Felizmente,
el descubrimiento de parte de Santiago Antúnez de Mayolo lo dejó
escrito y sustentado en una ponencia que presentó en el marco del III
Congreso Científico Panamericano del año 1924; planteamiento formulado
bajo el título de su ponencia: “Hipótesis sobre la constitución de la
materia”.
Ahora
bien, ¿qué es lo que tuvo en su infancia el sabio Santiago Antúnez de
Mayolo como el elemento clave y fundamental en su formación para
erigirse en el genio que es, y en el paladín de fábula que no cejó hasta
ver sus obras iniciadas y concluidas? ¿En qué asunto, secreto o esencia
radica el impulso a su proeza?
Lo
vamos a decir y es: en los cuentos, en los mitos, leyendas, fábulas y
apólogos que él escuchó en su infancia. Y en todo lo que forma parte de
la literatura infantil y juvenil, que escuchó y leyó cuando él era un
niño. Porque él vio la luz en un hogar, aunque común y corriente de un
pueblo apartado de nuestra serranía, pero que sin embargo tuvo el
privilegio de ser pródigo en la recreación de todo aquello que forma
parte del prodigioso mundo de la literatura infantil.
4. Pan
diario
No
nació en cuna de oro sino en una aldea desde entonces asombrada. Pero
en cuya casa había un poyo en donde los viajeros agobiados por subir una
pendiente, descansaban y con frecuencia pernoctaban en la casa contando
cuentos.
Porque
el lugar donde él vino al mundo, donde se crio y formó su personalidad y
su carácter, como un bosque prodigioso, con árboles gigantescos que
destacaban en su modo de ser, ni siquiera es pueblo sino un conjunto de
casas esparcidas al borde de un camino, denominado Huacllán, en la
provincia de Aija.
Y
más precisamente esa casa está al final de una cuesta hasta donde la
gente llegaba cansada luego del esfuerzo de subir la pendiente. Pero
allí ocurrió algo aparentemente inocuo, no impresionante ni aparatoso,
sino sutil, apartado y silente, como hemos anotado antes. ¿Qué es lo que
aconteció?
Que
había afuera de la puerta de la casa un poyo. Y que la puerta de la
casa a la vera del camino siempre estaba abierta; poyo en donde la gente
se sentaba, y allí cada quien comentaba lo que había visto y oído junto
con lo que creía e imaginaba. Comentaban acerca de cómo le había ido en
esa travesía, de dónde venía y las incidencias que había tenido en su
viaje, junto con lo onírico, inventado y fraguado por el delirio que
suele asaltarnos en los caminos.
5. Abrigo
y alivio
Algunos
venían desde muy lejos, desde distintos países del mundo atraídos por
la belleza inconmensurable de la Cordillera Blanca, coronada de nieves
eternas, y adonde solo se podía entrar por esa ruta y por ese sendero.
Y
relataban su viaje. ¿Qué era esa narración? Un cuento. Y junto al
relato de su viaje real venía la imaginación de todo lo ideal,
maravilloso y supuesto, que acompaña siempre cuando los pasos que se
dan, o que se hacen, son por los caminos propicios y que cumplen y
resuelven los grandes anhelos del alma.
Y
ese niño que allí había nacido y habitaba esa casa salía a estar
pendiente de sus crónicas. Y quien era el dueño de ese poyo, y les traía
agua para su sed, era el primer beneficiario de ese pan diario de las
historias que allí se contaban.
Lo
que tuvo en su infancia Santiago Antúnez de Mayolo, el portento de la
ingeniería nacional, fue entonces cuentos, referencias de viajes,
historias reales y fantásticas, que son la esencia y urden la textura de
la literatura infantil.
Él
mismo lo reseña, que como su casa quedaba al borde del camino de la
costa a la sierra y viceversa, allí a los viandantes les llegaba la
tarde y con ella la noche, sean los viajeros de a pie o los que venían a
lomo de mula, caminantes que pernoctaban en torno al fuego que se
encendía en la casa para darles algún abrigo y alivio a su cansancio.
6. La casa
materna
Y
en torno a la fogata los peregrinos narraban historias plenas de
estupor y portento, entretejida de hechos reales, pero también de
sucesos irreales e ilusorios, compuestos de materia objetiva y fantasía,
como de informaciones necesarias e indispensables acerca de la
realidad.
Eran
cuentos maravillosos en donde aparecían duendes, hadas, gnomos,
hechiceras, seres sobrenaturales, como endriagos y esperpentos que el
niño escuchaba asombrado y conmovido; relatos que le predispusieron para
amar la lectura, despertar su imaginación y ser el hombre que nos ha
dado esta luz que ahora brilla sobre nuestras frentes y el listado de
obras estupendas que ayudan a nuestro bienestar.
Es
así como los cuentos y la literatura infantil no solo son importantes
para formar lectores y cultores en el mundo de las letras, sino para
acuñar destinos sobresalientes en el campo de las ciencias, como el de
este visionario, hombre de bien; sabio, guía y orientador de toda una
gran comunidad, como fue y es Santiago Antúnez de Mayolo.
Todo ese bagaje lo convirtieron en el gran lector que él fue siendo niño y aun estando en la casa materna,
en Aija; en donde pudo concretar su primer invento, que lo hizo aun
siendo estudiante de educación secundaria; y que hasta ahora se lo usa,
cuál es el condensador eléctrico.
7. Otros
mundos
Por
eso, ninguna relación más fecunda y propicia para iniciar, guiar y
luego afianzar el proceso lector en el niño que los cuentos y la
literatura oral. Por eso, ningún insumo más preciso para formar
personalidades brillantes en el mundo de las ciencias que los cuentos.
Sin
embargo, la mayoría de veces por una mentalidad deformada y por
prejuicios cerrados a favor de la ciencia y la tecnología se desestima a
la literatura en la formación de niños y jóvenes con habilidades para
la investigación científica.
Y
se prefiere darle conocimientos acerca de lo práctico, como de lo
meramente técnico y objetivo, privilegiando referencias concretas acerca
de las cosas.
Sin
pensar ni meditar que el niño más que razonamientos y conceptos, se
deja guiar por los afectos y las emociones que están inmersas y
palpitantes en la literatura infantil.
Es
en base a estos recursos que ensanchan y profundizan su sensibilidad
acerca del mundo, dado que el niño más que cálculos y medidas se orienta
por impulsos, emociones y visiones.
Más
que delimitaciones él requiere de expansión, proyecciones y hasta de
extravíos por este y otros ámbitos. Así nos lo enseña la vida ejemplar
de Santiago Antúnez de Mayolo, también reconocido como “El poeta de la
luz”.
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