Danilo Sánchez Lihón
1. Vencer
el espacio tiempo
El
sonido de los tambores, las señales de fuego y de humo, el uso de los
rayos del sol, han sido recursos de las sociedades humanas a fin de
comunicarse superando las lejanías.
El
servicio de correo que hacían los atletas del Tahuantinsuyo llamados
chasquis, fueron formas que se adoptaron en la antigüedad para la
trasmisión de mensajes a distancia.
Junto al alfabeto el ingenio humano ha ido creando una gran variedad de sistemas de comunicación.
Así,
en el siglo XV surge en Europa la imprenta de tipos móviles, aplicación
del alemán Johannes Gutenberg, que marcaría época en la historia de las
comunicaciones.
Pues
a partir de entonces se lograron multiplicar los mensajes culturales de
nuestra civilización proyectándolo en el espacio y en el tiempo.
2. Punto
de contacto
Posteriormente
la fabricación industrial del papel vino a facilitar el auge de la
imprenta, hasta que a comienzos del siglo XVIII apareció nuevamente en
Alemania el primer periódico impreso, medio que muy pronto se
convertiría en uno de los más poderosos de la comunidad moderna hasta el
tiempo presente.
Sin
embargo, el año 1837 aparece el telégrafo, inventado al mismo tiempo
por el inglés Charles Wheatstone y el norteamericano Samuel Morse.
Consistía
en un conjunto de aparatos que permitían establecer comunicación a
distancia por medio de hilos eléctricos, usando un código de puntos y
rayas denominado Código Morse.
Veinte
años más tarde se tendería el primer cable telegráfico submarino en
aguas del Océano Atlántico, superando así en gran parte la dificultad
del factor tiempo de las comunicaciones humanas y acelerándose también
el contacto cultural entre las naciones del mundo.
3. Un nuevo
invento
Otro
hito se presenta el año 1840, en Gran Bretaña, en donde se organiza el
primer sistema moderno de correos, medio de comunicación a distancia
económico y bastante generalizado posteriormente en diversos países.
¿En
qué consistía? En una red de puntos y transportes que hacían posible el
envío y recepción principalmente de correspondencia entre los usuarios.
En
1876 se produce la primera conversación telefónica de la historia,
entre Alejandro Graham Bell, quien naciera en Edimburgo, Escocia, en el
Reino Unido, y su ayudante Thomas Watson, realizada entre Cambridge y
Boston, sobre la base del invento del teléfono que fue el descubrimiento
de Antonio Meuncci.
En
1915 se produce el primer contacto telefónico transcontinental siempre
entre Bell y su ayudante Watson, el mismo que se produce entre New York y
San Francisco en California.
Este
nuevo invento, el teléfono, consistía en un aparato trasmisor y otro
receptor, y alambres conductores que por acción de la electricidad
trasmitían a distancia la palabra y toda clase de sonidos.
4. Rayas
o zumbidos
Pero,
¿cómo se lograría la comunicación con aquellos lugares a los que no
podían llegar los cables del teléfono ni los hilos del telégrafo?
Esto
sería posible con el descubrimiento de la invención de un oscilador
eléctrico por Enrique Hertz en el año 1887, físico alemán nacido en
Hamburgo descubridor del efecto fotoeléctrico de las ondas
electromagnéticas, así como de producirlas y detectarlas.
Esta
maravilla haría posible el prodigio de la telegrafía inalámbrica o
radiotelegrafía que ideó en un principio en Italia Guillermo Marconi,
Premio Nobel de Física.
Ello
se logró empleando las ondas hertzianas para la transmisión de mensajes
en los que las letras se representan por combinaciones de puntos y
rayas o zumbidos breves y largos.
Poco
después aparecería la radiotelefonía basada en iguales principios, que
es la trasmisión telefónica utilizando ondas hertzianas.
5. Se pone
en uso
Casi
paralelamente surge la televisión como resultado de muchos
descubrimientos en los campos de la electricidad, el electromagnetismo y
la electroquímica, en donde un aporte fundamental es el del ruso
americano Vladímir Zvorykin.
Fue
él quien inventó el iconoscopio, aparato que en base a tubos catódicos y
válvulas electrónica logra trasmitir imágenes a distancia transformando
haces de luz en vibraciones eléctricas.
Son
estas las que irradiadas en el espacio y captadas por una antena
elevada, lo que lograría que después en la pantalla se conviertan en
ondas de luz, produciéndose así la imagen de la televisión.
Las
primeras emisiones públicas de televisión las efectuaron la CBS y la
NBC en Estados Unidos en 1930, la TF1 de Francia en 1935, y la BBC One
en Inglaterra el año 1936.
5. Los
satélites
En
Alemania fue Manfred Von Ardenne quien realizó investigaciones en este
campo y logró trasmitir los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 a lugares
públicos en toda Alemania.
En
1962 aparece la telecomunicación vía satélite, consecuencia de la
puesta en órbita del satélite intelsat construido en Estados Unidos y
diseñado para servir como estación retransmisora de microondas en el
espacio, estableciéndose por primera vez un enlace directo entre la
televisión de Estados Unidos y Europa.
Los
satélites son medios que permiten la trasmisión de programas
televisivos “en vivo y directo”, a lo cual dedican parte de su
trasmisión, pues el mayor volumen corresponde a los servicios
telefónicos, de teletipo, radiofonía y de facsímil, aparato receptos
transmisor que permite la impresión de diarios y revistas.
7. Salvando
la vida
Todos
recordamos gloriosamente el momento del día 20 de julio del año 1969
cuando en el Mar de la Tranquilidad Neil Armstrong daba el primer paso
de un ser humano sobre la superficie de la luna, momento supremo y
fascinante.
Pero
tanto la proeza de la construcción de la nave como el heroísmo mismo
del viaje, la maravilla era de lo pudiéramos estar viendo en el instante
en la pantalla de nuestros receptores y en nuestras propias casas en
toda la extensión del planeta.
Lo
que nos prueba que no hay nada más trascendental que ver lo importante
cuando la televisión lo trasmite. Y no hay nada más pernicioso cuando el
contenido de la programación en la televisión es frívolo, insano y
dañino.
La
televisión como un cuchillo en sí misma no es buena ni mala. Puede ser
utilizado para asesinar a una persona o puede ayudar, en manos de un
cirujano médico, a operar un órgano enfermo devolviendo la salud y
salvando la vida.
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