jueves, 1 de octubre de 2020

1 DE OCTUBRE: DÍA DEL PERIODISTA - POR DANILO SÁNCHEZ LIHON

 
Construcción y forja de la utopía andina
 
 
OCTUBRE, MES DE LA SALUD,
LA ALIMENTACIÓN, LA GESTA
DE ANGAMOS; VIDA Y EJEMPLO
DE MARIO FLORÍAN Y LUIS
DE LA PUENTE UCEDA
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO


 
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL


 
*****
CANTIGA
DE DOS CIERVOS
DEL BOSQUE
Quiero
vivir contigo en las níveas montañas.
Recoger
flores del ventisquero y con el zumo
de ellas
untar todo tu cuerpo. Acariciarte muy
profundo,
mirarte extasiado, vivo y consolarte.
Quiero
traer agua recién brotada desde una
profunda
cañada y dártela a beber lentamente.
Quiero
que nieve, que ulule el viento para yo
poder
abrigarte guareciéndote en mi pecho.
Quiero
estar despierto y yo mirarte, mientras
te vas
quedando dormida, otra vez encantada.
Quiero
amanecer envueltos en la neblina
entre montes
y collados. Recoger leña y encender
muy temprano
el fuego mientras tu sonríes y cantas.
 Quiero
que al atardecer busques refugiarte
 en mis brazos
para no tener miedo de la tormenta
que en el horizonte
se desata con lluvia, relámpagos y,
truenos.
Quiero que todo se haga de nuevo.
Nacer contigo
juntos, en una misma cabaña. Y ser
hermanos.
Enjugar tus mejillas si algo te apena,
confiando
en que soy fuerte, sagaz y valiente.
Que la lluvia
y la tarde, y las flores embelesadas
del huerto,
sean nuestras. ¡Y que no exista el
tiempo
sino sólo la eternidad entre tú y yo!
DANILO
 
*****

1 DE OCTUBRE

DÍA DEL PERIODISTA. PERÚ

 

EL DÍA

DEL

JUICIO

 


 Danilo Sánchez Lihón

 

Nuestros ojos buscan

la mirada

en que saldremos eternos.

Javier Sologuren

 

 1. El libro

de la vida

 

En el libro Apocalipsis del Apóstol San Juan se profetiza lo siguiente:

«Quien no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego».

Quiere decirnos de este modo y mientras tanto, que la vida hay que grabarla y volverla signo. Y que hay que escribirla, que hay que tornarla historia, hacerla letra, lenguaje y consecuentemente escritura auténtica y verdadera.

Dicho lo mismo, aunque con otras palabras, se nos está advirtiendo que quien no hace su vida digna de ser puesta en escritura se quemará en el lago de fuego. Quien no convierte cada instante –¡éste por ejemplo!– en algo maravilloso, en esencia de vida, no será aprobado en el Juicio.

Se nos está diciendo así que quien no horada su destino hasta encontrar una luz nueva y trascendente, no alcanzará a inscribirse en el libro de la vida y será lanzado a la candela hirviente en el Gehena donde trepida la candela mezclada al azufre y a todo lo que es inicuo.

 

2. Infinito

interior

 

¿Cómo se logrará aquel propósito que nos libre del terrible apotegma de San Juan?

La respuesta es sencilla, aunque la acción sea fragorosa:

Ello es: inscribir nuestra vida en los libros, ubicar allí nuestro destino, el mismo que para ser anotado con la punta del estilete no necesariamente tiene que ser grande y luminoso.

Sino que basta con la vida común y corriente, con el acontecer cotidiano que es por ejemplo este que vivimos en este instante; o tal vez reconociendo la grandeza que hay en la vida desasida, llena de problemas y hasta equívocos.

Esta vida que se nos desgarra en las esquinas, que nos deja pasmados desde una puerta mirando hacia afuera la perspectiva de lo inconmensurable y hacia adentro el infinito interior que nos habita, esta vida que se nos desvanece entre los dedos, que se confunde con la niebla, la polución de las chimeneas y el chillido de los artefactos.

 

3. Dúctil

y chispeante

 

Nos dice la advertencia del Apóstol San Juan que reconozcamos a la vida y al universo como libros escritos que debemos descifrar.

Y sobreponer sobre ello otra escritura. ¿Cuál es ella?

La nuestra, la de nuestros pasos, la de nuestro aliento y, además, la de nuestra boca que la pluma trasiega.

Y que hemos de creer en algo. De eso se trata.

Porque escribir cuesta, desvela y agota.

«Tengo un aspecto tan cansado –decía Oscar Wilde– porque me he pasado toda la mañana poniendo una coma y toda la tarde quitándola».

Quien lo confiesa así es uno de los autores que cuando escribe da una apariencia extraordinaria de espontaneidad, de ser dúctil y chispeante.

 

4. Buscar

la mirada

 

Da la sensación como si el don de expresar ideas sabias e ingeniosas le hubiera venido fácil.

Como si en él brotasen indetenibles los vocablos y sus asociaciones.

Y en donde el esfuerzo más bien estaría en cómo atajar ese torrente de buen hablar, de buen decir y de buen pensar.

Pero ya vemos que no, que le costaba desvelo y sacrificio. Y que la duda es natural, cuando nos confiesa que pasaba toda una mañana en poner una coma y toda la tarde en quitársela.

Ya vemos que escribir es arduo, pues primero hay que vivir intensamente y después decantar la experiencia, volverla síntesis para después escribirla.

Y ya en esta órbita volver a repetir el proceso, cuando de lo que se trata, como decía el poeta, es de buscar la mirada en que saldremos eternos.

 

5. La vida

y la muerte

 

Y la clave es escribir y no pensar, de seguir el simple ritmo de escribir, y de escribir con el corazón, de dejar suelta la emoción, de dejarla correr, de conmover y estremecer.

De lo que se trata es de sentir hasta el dolor del papel, de escribir con ternura, porque nos arroba y encanta la vida; de escribir con pena, porque se esfuma esta llama o arena; de escribir con raba porque hay mucho que enmendar en el mundo.

Se trata de escribir con congoja porque el sentimiento más acertado para no equivocarnos es condolernos; se trata de escribir consciente y lúcidamente porque hay mucho qué esclarecer en nuestra sociedad; se trata de escribir con esperanza porque es lo último que hay que perder en esta vida.

Se trata de escribir con arrebato. Del escribir posesos, locos, errantes. Hechos un ovillo y encogidos. Abrazados a nosotros mismos, diciéndonos: Mira dónde estás. Mira, amor, dónde y cómo estoy. Mírame y recógeme. Pero, ¿quién soy? Renunciando a todo, olvidados de todo, con el alma en vilo, lanzados al pozo de la vida y la muerte.

 

6. Milenios

en esta orilla

 

Sin hacer caso de cuáles son los conocimientos fundamentales para comprender con precisión cuáles son los vínculos, cauces, marcos y proyecciones de la expresión escrita y su significado en la formación del hombre y en la realización de su destino.

Sin hacer caso a esos preceptos que dicen que uno tiene que tener una idea clara de lo que va a escribir antes de enfrentarse al reto de la página en blanco, recetas que son falsas, propias de los envidiosos que saben que tú no eres un rival desdeñable.

Porque la palabra escrita puede ser silencio interior, como puede ser grito, proclama, arenga, estallido, como también puede ser susurro, arrullo, confidencia encerrada en ese baúl de tesoros que son los libros.

Escribir es leer la página en blanco y eso se hace a tientas y estando ya enfrente de ese enigma, en donde todo acaba y termina y empieza el misterio puro, en donde no hay ricos ni pobres, y en donde no caben ni alegres ni tristes.

Y solo cuando sientas que las palabras te obedecen, cuando hacen lo que tú dices, cuando sientes que las palabras han sucumbido a tu pulso sigue a ciegas porque ya eres el amante esperado desde hace milenios en esta orilla.

 

7. Nuestros

pasos

 

El detalle es el gozo, en donde se juntan el papel, el lapicero, la luz y la ventana. En donde la clave es llegar a la satisfacción de lo que debe ser.

En donde, así como el gozo de un arquitecto debe ser culminar la construcción de un edificio o de un puente, de un coliseo o de un aeropuerto, así debe ser para ti la culminación de escribir.

Y así como para la mujer que va a ser madre el hecho que le nazca el hijo sano, fuerte y pletórico en donde reconozca su realización plena y total acerca de la vida, así debe ser para ti el culminar un escrito.

O, así como para un jugador de fútbol la consagración, el delirio y la epopeya sea anotar el gol con el cual su equipo clasifica y se consagra obteniendo el campeonato.

Igual ha de ser para ti culminar una obra y dejarla ir para que recorra el mundo, tal y cómo se arroja una botella al mar, hasta el juicio final en donde todos seremos convocados por la escritura en el libro de la vida y aquella más difícil: la escritura que hicimos con nuestros pasos.

 
1 DE OCTUBRE
 
DÍA
DEL
PERIODISTA
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
EL
PERIODISMO
EN LA SANGRE


 Danilo Sánchez Lihón
 
 
1. Colaborador
constante
 
Mi padre fue maestro y artista y mi abuelo Desiderio Sánchez Ulloa fue un intelectual que conformó en Santiago de Chuco un grupo literario junto con un personaje legendario de su época, poeta y trovador, don Carlos Rojas apodado El Macarano.
Mi abuelo Desiderio en su madurez escribía poemas, canciones, acrósticos; y era el orador obligado en toda ceremonia o acto público, sea actuaciones cívicas como actividades sociales; trátese de la inauguración de una obra reciente, o ya sea el homenaje a un visitante ilustre; o bien sea al inicio de un acto festivo, como son las bodas de oro o de plata de una agrupación como es una promoción escolar. Era, además, colaborador constante en revistas y periódicos de la capital del departamento, como es la ciudad colonial de Trujillo
Mi padre dirigió una orquesta musical de instrumentos de cuerda, quien tenía la lectura como una de sus actividades más asiduas, y recreaba en la mesa de comer, como en su aula de clases, pasajes de la vida como de sus lecturas, cual si fueran cuentos, mitos y leyendas.
Hacía periodismo escolar en el infaltable periódico mural colocado al costado de la puerta de ingreso a su aula. Recuerdo uno, porque tenía un nombre poco literario, pero sí zumbante y para aquella época atrabiliario: El helicóptero.
 
2. Allí
me di cuenta
 
Mi madre ha sido siempre ama de casa desde que mi padre interrumpiera su vida de niña rica, encantada y nacida en cuna de oro. Pero siendo señorita estudió algunos años de Educación Secundaria, lo cual era raro, realmente inusitado, para cualquier persona de mi pueblo en aquellos años y mucho más extraño siendo ella mujer, lo cual constituía una hazaña extraordinaria. Pero todo eso lo dejó por volver a su pueblo y casarse con mi padre y tener los once hijos que somos ahora nosotros desperdigados por el mundo. Uno de ellos recientemente muerto, mi hermano Guillermo.
Pero cuando le pregunté alguna vez a mi madre qué hubiera querido ser en la vida me sorprendió que su contestación fuera:
– ¡Periodista!
Me asusté tanto con esta respuesta, porque no era frecuente en mi pueblo saber qué era precisamente ser periodista que busqué sus ojos para que me explicara. Estaban felices, iluminados y mirando directos. Y para estar seguro le volví a preguntar:
– ¿Qué has dicho, mamá?
– ¡Periodista! –Me volvió a repetir, pero esta vez sin retirar su cara sonrojada de las llamas que emitía el fogón de leña en la cocina familiar. Recién allí me di cuenta del inmenso amor que le tenía a mi padre para haberse sacrificado tanto, al punto que me pareció inmensa la distancia para que ahora pudiera serlo.
 
3. La médula
y esencia
 
Pero aún tuve el desparpajo de seguir interrogándola. Más, a modo de disimular mi turbación o mi asombro; y para saber si no se equivocaba, insistí:
– Y, ¿por qué, mamá?
– Me hubiera gustado ser periodista para estar en todas partes y vivir lo más intenso de la vida y que ocurre en cada momento en el mundo.
– ¿Sí, mamá?
– ¡Claro! Ser periodista es como si la vida la vivieras de a verdad, porque no te pierdes nada de lo que ocurre en tu época, en el momento en que las cosas están ocurriendo, y tú mismo te vuelves en protagonista.
 Advierto que mi mamá cuando habla pareciera que es doctora en algo.
– ¿Así, mamá?
– Sí. Siendo periodista es como si justificaras tu vida, porque siempre vas a decir que has vivido. Es como si no te defraudaras a ti mismo, que de repente no estás viviendo lo más intenso de un momento. El periodista está ahí donde ocurre lo más importante de una época, y de la historia.
Estas palabras de mi madre definían para mí de la mejor manera, la médula y esencia de lo que es ser periodista.
 
4. Bajo el sol
radiante
 
Siendo estudiante de educación secundaria en el Colegio Nacional César Vallejo de mi tierra natal, que es Santiago de Chuco, fundamos un periódico entre los compañeros de mi aula del Tercer año de media, y que pusimos por nombre: “El Parroquiano”, nombre preciso porque todo su contenido era la vida y milagros que ocurrían en mi comarca.
El director de este órgano de prensa fue quien ahora es un destacado abogado, quien se desempeñó como Juez en Tacna y es un hombre de letras culto y erudito, además de ciudadano probo y conciencia cívica de toda mi provincia, el Dr. Luis Santa María Paredes, quien vive a ratos en Lima y a ratos animando actividades en mi pueblo natal.
Yo era el segundo de la plana jerárquica de “El Parroquiano”, con el rango de Jefe Editorial. Y era quien escribía los artículos de fondo y la página de opinión de aquel semanario. Era una obra totalmente estudiantil, autónoma y libre, sin ninguna injerencia de los profesores ni de la dirección del plantel.
Para hacerlo no pedimos auspicio ni ayuda de nadie, de ninguna clase ni especie. Ningún profesor intervino en ello. Fue fruto natural, surgido del árbol que habían sido nuestras carpetas, y del agua que burbujeaba en los tinteros en donde untábamos la pluma de lata uncida a una madera con que en aquel tiempo escribíamos.
Surgió natural de nosotros mismos y lo hicimos solos con el mayor entusiasmo, fervor y dedicación. Cada número del periódico “El Parroquiano” que salía el director del plantel nacional, que fue el primero fundado en mi provincia, el Dr. Uladislao Silva Sánchez lo leía muy concentrado en el patio, y bajo la luz del sol radiante; a ratos murmurando y otros en silencio, volteando y regresando para cotejar algo en sus páginas.
 
5. Libre
e independiente
 
Era aquel director un hombre severo, venido de Trujillo, con una trayectoria brillante en lo magisterial. Al leer nuestro vocero era inmensa y tremenda su alerta al descorrer sus páginas, como la de un felino en el acto de cazar una presa cada vez que volteaba una hoya. Sin embargo, al tiempo que avanzaba su rostro se volvía más y más jubiloso, complacido y expresivo.
Al terminar otra vez volvía a releer en alguna parte. Y luego entraba a su oficina llevando nuestro periódico en sus manos. Nunca nos llamó, ni reclamó nada, ni tampoco nos felicitó por esta muestra de libertad, de independencia de espíritu y de nunca pedir nada. Además, en él todo estaba claro, con nuestros propios nombres y nunca escondidos bajo seudónimos. Pero su mejor homenaje fue esa lectura tan atenta y concentrada que hacía a plena luz del día. Y así estaba bien. Entendió desde el principio que el nuestro era un periodismo autónomo, independiente y libre, incapaz de soportar una pauta, una directiva ni mucho menos volverse oficialista.
Quien escribía el editorial era yo y casi siempre enfocaba un tema de importancia local: sea la inauguración de la primera sala de cine a cargo del gobierno municipal, sea la construcción de la carretera vía Chao y Virú, sea la reserva de guanacos de Calipuy, sea los baños termales de Cachicadán, o ya sea la conservación de la tawa o también llamada Puya de Raimondi.
 
6. Sobre
el acontecer cultural
 
Ya egresado de la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos como licenciado en Literaturas hispánicas, a lo largo de mi vida profesional he participado como colaborador en distintas y múltiples revistas, así como he desarrollado espacios en la radio, y asistido como invitado para atender diversas entrevistas sobre el acontecer cultural en la televisión.
He fundado y tenido a mi cargo la dirección de no menos de 12 revistas de carácter educativo, literario y cultural, tales como: “RIDECAB”, Revista de Documentación e Información Educacional del Convenio Andrés Bello; “Visión Futuro”, la Revista de los niños del Perú; “Tierra Nuestra”, Revista del Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional agraria; “Gárgola”, Revista de poesía; “Cuadernos del Consejo Nacional de la Universidad Peruana”.
También: “Gesta”, Revista del Centro de Estudiantes de Literatura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; “La Revista del CENDIE, Centro Nacional de Documentación e Información Educativa”; “Revista de Sumarios del INIDE”; “Revista Capulí, Vallejo y su Tierra”. He dirigido, asimismo, en algún momento, las revistas: “Educación” Revista del Maestro Peruano, del Ministerio de Educación del Perú, y “Palabra de Maestro”. Revista de la Derrama Magisterial del Perú.
 
7. Experiencia
fascinante
 
Siendo director del Centro Nacional de Documentación e Información Educacional del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo de la Educación, entidad del Ministerio de Educación del Perú encargada de impulsar la reforma de la educación peruana, recibí un mediodía una llamada de alguien que me trató con familiaridad. Al no saber quién era ni poder reconocer aquella voz, pregunté amablemente:
– ¿Con quién hablo, por favor?
– Con César Hildebrandt. –Dijo–. Y quisiera reunirme contigo, Danilo. –Puntualizó
Ya en la entrevista me propuso que dirigiera un suplemento para niños de la revista Visión Peruana, cuyo lanzamiento venía preparando desde hacía algunos meses. Así fundamos la revista Visión Futuro que duró un año íntegro alcanzando a editarse 50 números, de marzo de 1985 a marzo de 1986.
Salía los días domingos y el tiraje alcanzaba cerca de los 100 mil ejemplares. Y cerró ya con otro director porque se iniciaba el mundial de fútbol de México, adonde concurría la selección de fútbol del Perú, y había que dedicar un suplemento a ese deporte tan popular.
 
8. Alguna
vez
 
Fue para mí una experiencia intensa, fascinante y enriquecedora en lo profesional y en lo que a periodismo cultural se refiere. Aprendí a dormir juntando dos escritorios, ya hacia el amanecer en el cierre de cada edición. Fue tan extraordinaria esta experiencia que en cierta ocasión en que le hacían una entrevista por televisión a César Hildebrandt, le oí decir que “Visión Futuro” era lo que el periodismo de nuestro país le debía a quienes no compran periódicos, como son los niños.
Hay que reconocer también que, en su concepción, jugó un papel decisivo el artista gráfico Víctor Escalante y el mejor plantel de ilustradores que alcanzó a reunirse aquí jamás. Pero lo que para el público era un suplemento, que lo recibía junto con la Revista Visión Peruana todos los domingos a las seis de la mañana, para mí fue un aprendizaje de una intensidad de trabajo arduo, apasionante y hasta delirante.
Debo confesar también que, en una reunión de editores al felicitarme alguna vez por la edición de Visión Futuro, César expresó que las cosas iban bien en “Visión Futuro”, por reconocer fundamentalmente en su editor a un artista, a un educador y a un comunicador, una fórmula para él no solo infalible sino mágica.
 
9. En vigilia
y alertas
 
He publicado un libro sobre periodismo y literatura, titulado “En la Viña del Señor”, que fuera presentado en la Universidad Jaime Bausate y Meza, y desarrollo ahora una experiencia intensa de periodismo cultural a través de internet, en una edición diaria de un boletín que se difunde bajo el lema del movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra.
Este boletín aborda las efemérides del calendario cívico nacional e internacional bajo un tratamiento de periodismo literario que combina objetividad e imaginación. Pero, junto a los temas de interés público se da la expresión íntima y personal; junto a los contenidos de la actualidad se pretende que estén también los artículos y crónicas de valor permanente; lo genuino y aldeano como también lo global y ecuménico.
Se remite este despacho a diez mil puntos y se replican en diversos blogs y muros de Facebook. O se lo replica en las redes sociales, o entre los contactos personales que lo aprecian y valoran. Es una labor constante y totalizadora.
Muchos me preguntan cómo hago para mantener tal constancia, y sobre todo les interesa saber a qué hora duermo. Y yo les contesto que todo periodista duerme en la hora 25, las otras 24 horas son de vigilia, en vela y estando alertas. Muchas gracias.
 
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