domingo, 17 de marzo de 2019

17 DE MARZO: ALFORJA DE CAMINANTE - FOLIOS DE LA UTOPÍA: EL ROCE DE UNAS ALAS - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2019 AÑO
DEL TRIUNFO DEL BIEN
 
MARZO, MES DEL AGUA, DE LA MUJER,
LA POESÍA, EL TEATRO Y EL NACIMIENTO
DEL POETA UNIVERSAL CÉSAR VALLEJO
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO


 
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL


 
***
 
IMPACTO TELÚRICO EN SANTIAGO DE CHUCO


Si hay una razón poderosa para buscar en las serranías de Trujillo, departamento de La Libertad, un pueblito encumbrado en los peñascos ciclópeos de la cordillera central, es por conocer el origen de ese humanísimo y universal poeta peruano que es César Vallejo, aldea escondida entre eucaliptos, retamas, juncos, maizales, capulíes, pencas y tunas. Allí está Santiago de Chuco, pueblo que conserva ese sabor andino ancestral del Perú profundo.
Y esa es la razón poderosa y la clave para explicar al movimiento cultural Capulí, Vallejo y su Tierra que ofrece la oportunidad de viajar con un programa que abarca variadas actividades: en las mañanas ponencias, testimonios, mesas redondas, presentaciones de libros; en las tardes visitas guiadas a los lugares donde viviera César Vallejo: la casa, la escuela, el panteón donde están enterrados los padres del poeta; y en las noches festivales de música, danzas, fogatas artísticas y tertulias literarias ya casi de amanecida. Asisten centenares de personas entre estudiosos, escritores, artistas, docentes de lugares tan distantes como Ayacucho, Puno, Cuzco, Tumbes, Piura, Cajamarca, y delegaciones del extranjero que le dan un gran dinamismo al ingrávido y silencioso Santiago de Chuco.
La impresión que causa al visitante la tierra de César Vallejo es doblemente motivadora: sentir que con elementos tan andinos y primitivos como un estilo de vida pueblerino, y que, en un lugar remotamente distante y cuasi olvidado, desde allí se puede llegar a conquistar no sólo el espacio nacional, sino universal. Y allí también, al entrar a la casa de César Vallejo, sentimos la presencia omnímoda del espíritu del autor de los Heraldos Negros, donde encontramos elementos simbólicos de sus poemas como el fogón, la cocina, el lavatorio, el poyo, el capulí, el jardín, el corral, todos ellos vivos testimonios que se perennizan en el alma del visitante. Allí se encuentra restos de su cama, el artefacto que muele el café, la cafetera, el baúl, el paraguas, los lamparines y una nutrida colección fotográfica original, en paneles de homenaje que le dan la nota colorida y vivencial a la casa de nuestro inmortal vate. Sorprende encontrar que la casa, hace más de 100 años desde que la abandonara el autor de Piedra negra sobre piedra blanca, para viajar a Paris, siga tan igual como lo revelan que fue las fotografías originales.
Como también conserva esa misma originalidad Santiago de Chuco, que no sólo se ha quedado varado en el tiempo, sino que aún sigue vivo el olor, el respirar y la mirada escrutadora del Vallejo que todos conocemos. Aún suelen pasar las recuas de mulas y burros pensativos por esa callecita donde él viviera, embadurnada por el tiempo la casa de adobes gigantes y tejas rojas oxidadas y enmohecidas por el tiempo. Por ser así, ir a Santiago de Chuco es descubrir que, entre los cerros perpetuos, que nos hacen sentir minúsculos, se esconden humanos tan poetas y poetas tan humanos que nos pueden sensibilizar y nos pueden llenar la plana y la lección en el sentido de que, para ser grandes y universales, se puede lograr evocando y tomando como referentes nuestro lugar de origen sin tener por qué avergonzarnos de ello.
Pedagógicamente, el peregrinaje de Capulí, Vallejo y su Tierra a Santiago de Chuco, no solamente nos carga de energías, sino que nos abre perspectivas para la valoración interpretativa de uno de los autores más leídos de la poesía contemporánea. Y nos hace redescubrir un mundo que para el humano en general y los peruanos en particular, es una experiencia terrígena que nos hace sentir que el Perú es más grande por sus hombres que por sus riquezas materiales.
NICOLÁS HIDROGO NAVARRO

 
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VALLEJO EN TIERRAS DE NERUDA
PEREGRINACIÓN MUNDIAL VALLEJIANA
DEL 18 AL 23 DE MARZO, AÑO 2019
SESIONAREMOS EN LA CASA DEL POETA
DEL “CANTO GENERAL”, ABIERTA AL CAPULÍ


 
 
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17 DE MARZO
 
ALFORJA
DE
CAMINANTE


 FOLIOS
DE LA
UTOPÍA


EL ROCE
DE
UNAS ALAS



Danilo Sánchez Lihón
 
 
No conoces la fuerza
de tus alas
hasta que es de vida
o muerte volar
 
 
1. ¿Quién
era?
 
En lóbrega y fría noche un granjero que volvía a su cabaña escuchó el piar de un pajarillo a la vera del sendero oscurecido.
Alumbró con su linterna y allí estaba una avecilla aterida y moribunda arrastrada por el vendaval que rugiente y furioso inclinaba la copa de los árboles.
Al parecer primero había caído del nido en el intento por guarecerse para después ser arrastrado por el viento y la cellisca.
Conmovido recogió a la avecilla y le dio abrigo; y llegando a casa la dejó en un nido cálido y apartado en el corral.
Al cabo de algunos días el pajarillo se integró al grupo de aves domésticas y se adaptó a las normas y costumbres que allí estaban establecidas.
Convivió con los pollos, los patos y los pavos, sin saber ni inquietarse en hacerse la pregunta de: ¿quién era?
 
2. Abrir
las alas
 
Pero un día un campesino que había descendido de la montaña, y que era amigo del granjero, llegó hasta el establo y mirándolo fijamente dijo:
– Ese que parece pollo es un águila. ¿Cómo es que se cría entre las aves de corral?
– Desde sus primeros días de nacido se ha criado entre las gallinas, los patos y los pavos. –Aclaró el granjero.
– Pero es un águila. ¡Pruebe a hacerlo volar y volará elevándose hacia el cielo azul!
Luego que se fue el montañés el granjero lo cogió y lo tiró al aire. Y dando tumbos fue a caer rodando pesadamente por el suelo sin siquiera abrir las alas.
– ¡A mí van a venirme con el cuento de que este pollo es un águila! –Se le oyó decir.
Y se quedó calculando cuántos días tendría que esperar para torcerle el pescuezo y comérselo.
 
3. La vida
cotidiana
 
Y así siguió viviendo el pollo que parecía ser águila, o el águila que parecía ser pollo.
A quien cada vez se lo veía más apartado, taciturno y desmedrado, llevando una vida casera, ordinaria y terrenal como los demás animales que esperaban su turno para ser sacrificados.
Mientras tanto, y ciertamente, no tenía habilidades para desenvolverse en el corral como los demás animales lo hacían.
Ni tampoco mostraba aptitudes para comer como los demás comían. O para dormir como los demás dormían.
No tenía destreza para recoger gusanillos como los demás lo hacían ni para ufanarse con cacareos deambulando por los rincones de la alquería como los demás lo hacían.
 
4. Cielo
primaveral
 
Y poco a poco lo fueron apartando de sus juegos, excluyéndolo en los momentos cuando de compartir se trataba las sobras que les arrojaban en el cazo y en la escudilla del boíl.
Hasta un día en que divisó en el cielo azul el vuelo magnífico y veloz de un águila que cruzaba el aire como un manojo de luz y color.
Y tanta fue su fascinación que se quedó subyugado, casi muerto contemplando extasiado.
Sentía una emoción profunda verla volar. Y cuando desaparecía siempre pasaba el resto del día con las imágenes de ese vuelo estupendo.
Y sumido en la evocación y el ensueño acerca de esa manera de volar, sumergido en el vasto e inmenso cielo primaveral.
 
5. Más
y más
 
Hasta verla aparecer de nuevo y de repente, momento en que corría atolondrado por ganar un sitio alto, hasta el punto de recibir algunos picotazos de las demás aves de corral.
Como era natural empezaron a burlarse de su estado de estupor cuando se quedaba mirando el lejano, y para ellos vacío, cielo azul en esas lentas mañanas de mayo.
Hasta que, poco a poco, aprendió a subir a los aleros, a esperar en la cumbre y en la parte más alta de la casa para mirar a aquella ave para él extraordinaria que se deslizaba en vuelo libre y suelto por el firmamento.
Cuál no sería su temblor y emoción al comprobar que ella también había reparado en él y cada día se acercaba más y más.
 
6. Y abrió
sus alas
 
Al parecer se había dado cuenta que él existía, que él permanecía en lo alto de la torre contemplándola volar.
No era una ilusión ni era un engaño.
Era evidente, ella se fijaba en él y hasta le daba la inconfesada impresión que ¡ella volaba para que él la contemplara volar!
Hasta un día de sol espléndido en que ella juguetona se lanzó en picada y abrió sus alas magníficas.
Y lo hizo, a tal punto que rozó las alas de él que las levantó justo en el momento en que ella se lanzaba gozosa al espacio abierto en su vuelo.
 
7. La voz
interior
 
A punto de caer de la torre el pajarillo abrió sus alas cuanto pudo. Y se lanzó lleno de espanto al vacío.
La sensación de muerte y de vida fue un instante y una eternidad. Pero al abrir los ojos descubrió que no caía sino que se elevaba.
Poco a poco divisó cada vez más lejos el corral de las aves que lo miraban anonadadas, sin comprender lo que había pasado y cuál era la dimensión del suceso que acababa de acontecer.
Él buscó en el cielo la trayectoria del vuelo del águila, sabiendo que había encontrado su voz interior y su identidad en el fondo de su corazón.
 
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CONVOCATORIA
XX ENCUENTRO
INTERNACIONAL ITINERANTE
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
ITINERARIO
TELÚRICA DE MAYO, 2019
ABARCA DEL 10 AL 19 DE MAYO
LIMA:
VIERNES 10
HUARAZ:
(Se pernocta)
SÁBADO 11
CARHUAZ
YUNGAY
CARAZ
(Se pernocta)
DOMINGO 12
LA PAMPA
CORONGO
(Se pernocta)
LUNES 13
CABANA
PALLASCA
(Se pernocta)
MARTES 14
MOLLEPATA
ANGASMARCA
CACHICADÁN
MIÉRCOLES 15
(Se pernocta)
SANTIAGO DE CHUCO
(Se pernocta dos noches)
JUEVES 16
VIERNES 17
TRUJILLO
(Se pernocta)
SÁBADO 18
GUADALUPE
DOMINGO 19
EN EL CENTENARIO
DE LOS HERALDOS NEGROS


 
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