sábado, 29 de junio de 2019

MI PADRE Y YO - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN


 
 
Construcción y forja de la utopía andina

2019 AÑO
DEL TRIUNFO DEL BIEN

JUNIO, MES DE LOS NIÑOS,
DEL MEDIO AMBIENTE, DE LA GLORIA
DE ARICA Y DE LA IDENTIDAD ANDINA

CAPULÍ ES
PODER CHUCO



SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL



CAMPAÑA PERMANENTE
POR EL CUIDADO DEL CLIMA Y
DE NUESTRO MEDIO AMBIENTE

CAMPAÑA:
¡CONSERVEMOS EL TESORO
DE NUESTRO VALIOSO E INAPRECIABLE
PATRIMONIO CULTURAL!

*****
PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
HOMENAJE AL MAESTRO
CÉSAR VALLEJO, EN SU TIERRA
Y CON SU GENTE


SÁBADO 6 DE JULIO, DÍA DEL MAESTRO. 6:00 PM.
EN LA SEDE DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
EN SANTIAGO DE CHUCO, CAPITAL DE LA POESÍA
PROGRAMA
1. Palabras de presentación y bienvenida
JAMILO PAREDES, Presidente de la Base
de Capulí, Vallejo y su Tierra en Santiago de Chuco.
2. Conferencia: César Vallejo, intensidad y altura
JUVENAL SÁNCHEZ LIHÓN
Presidente del Instituto de Estudios Vallejianos.
Filial Lima.
3. Declamación de poemas de César Vallejo
NIÑOS Y JÓVENES DE SANTIAGO DE CHUCO
4. Conferencia: Vallejo, maestro de escuela
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
Presidente de Capulí, Vallejo y su Tierra.
5. Distinción de Capulí, Vallejo y su Tierra a don
ROBERT ZAVALETA RUIZ
Director de la UGEL Santiago de Chuco
6. Actuación musical, canciones y danzas
CONJUNTOS ARTÍSTICOS DE SANTIAGO DE CHUCO
7. Baile al son de:
EL CAJERO DE SANTIAGO DE CHUCO
LOCAL:
“FOGÓN, MANDOLINA Y MIRADOR”
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
EN SANTIAGO DE CHUCO
Jr. César Vallejo 863. Calle de Las Artes.
Barrio de Santa Mónica
En Santiago de Chuco, Capital
de la Poesía y de la Conciencia Social
Ingreso libre.
Se agradece su gentil asistencia
*****
28 DE JUNIO, 1912

NACE
MI
PADRE

FOLIOS
DE LA
UTOPÍA


MI
PADRE
Y YO


Danilo Sánchez Lihón


1. Ahora
y aquí

Casi siempre en estos días, y a menos de un mes de la fecha central de la Fiesta del Apóstol Santiago El Mayor de mi terruño, que es Santiago de Chuco, me solicitan para esta fecha artículos de una y otra revista de mi comarca, y que yo escribo entusiasmado pero titubeante.
Lo hago porque es mi pueblo que yo venero y llevo clavado en el alma, no por los gozos que me haya deparado, sino por lo mucho que allí me he asombrado, pasmado y hasta herido, asuntos frente a los cuales siempre tuve un ser protector como fue mi padre.
La fiesta por supuesto es mucho más que lo que yo en esos artículos escribo; y hasta es posible que sean otros aspectos distintos; aparte de aquellas tramas y argumentos que pobremente pergeño en esos mis relatos.
Quizás haya otros episodios los que se desenvuelven y que protagonizan la variedad de mojigangas que marchan en la procesión del Apóstol. Quizá sean otros los detalles que se dan en los bailes que se animan en plena plaza. O las incidencias que se desatan en las corridas de toros, pero que yo no lo podré contar ni referir siquiera. Y es por la razón que recién lo voy a confesar aquí y ahora.

2. Llevándome
en sus brazos

Debo admitir, en primer lugar, compungido y avergonzado que en realidad perdí ver todo aquello que cuento por el pavor que sentía al contemplar cada una de esas manifestaciones, como por ejemplo la procesión misma, y las corridas de toros.
Y debo otra vez agradecerle a mi padre, por haberse sacrificado y perdido por culpa mía lo mejor de todos esos aconteceres, hechizos y fastuosidades.
Y todo por compadecerse de mí, y correr llevándome en sus brazos para estar conmigo por las calles desoladas y vacías tratando de calmarme, en el momento en que se desarrollaban tales festejos, que de niño me estremecían, me asustaban, me producían espanto y que no podía soportar.
Y que he corrido despavorido cuando se presentaban, y él detrás ha corrido conmigo tratando de alcanzarme.
Y llevándome después en sus brazos, para librarme de esos miedos, espantos y sustos lacerantes y atroces que hacían estallar mi corazón y herían de muerte mi alma.
Y en esa estampida yendo a dar conmigo por las afueras del pueblo y tan a la distancia de toda esa algarabía.

3. Los toros
con sus enjalmas

Y entonces, ¿adónde íbamos a parar contigo, papá?
A lugares desolados, como son las bajadas a los ríos, ya en los cantos de la ciudad y en donde no había nadie, porque ¡cómo se iban a perder la intensidad de la fiesta, en donde había bandas de músicos, tómbolas, fuegos artificiales, vacas locas.
Tú con una mano puesta sobre mis ojos, o tapando con ambas palmas de tus manos mis oídos, que hasta ahora siento, tratabas de calmarme. Con tus dos brazos rodeándome la espalda, que los vuelvo a sentir justo en este mismo instante, y yo temblando todavía cogido con mis manos a tus hombros y junto a tu pecho.
¡Tus brazos, que hasta ahora los tengo amparándome siempre, y más cuando duermo! Aunque baste tu presencia ahí para sentirme seguro y confiado.
A fin de que me tranquilice y me calme. Y dejen de atormentarme las explosiones de las bombardas y avellanas. Envuelta mi cabeza en tu saco cuyo forro de satén se ha quedado impregnado en mi memoria y me consuela cuando estoy en peligro.

4. Vestidos
de luces

Envuelta así mi cabeza para que cese tanta banda de música, tanta comparsa y tanto estallido de cohetes. ¡Tantos busca piques y maretazos que hacían resonar la plaza!, o que revientan en el cielo extendido como un tul azulino e imperturbable.
 No comprendía tanta alegría, y tanta manifestación de desenfado. De sonidos estridentes. No comprendía tanto color, sabor y sonidos estallantes. Tantos mercachifles en las calles, y del alboroto en el mercado y en las tiendas.
Sin saber qué hacer con tanto bullicio, estruendo y derroche; ¡y tanto delirio! Porque era enorme el miedo que tenía a los cohetes, a las comparsas de diablos y al desborde de la gente que pasa y que voltea por las esquinas.
A las mojigangas con sus disfraces, a los toros con sus enjalmas en el ruedo de la plaza, como a los toreros con sus vestidos de luces y detrás de sus capas. como a los santos en sus tronos. O ya sea que estén erigidos en sus andas.
Y, hecho curioso, padre, ahora todo ello me maravilla. Incluso el retumbar de un cohete en la noche me extasía. Y de día trato de mirar esas leves gasas blancas que hace el cohete cuando revienta y que el viento disuelve mágico y compasivo.

5. En alguna
esquina

Y tú, que eras tan severo con nosotros y que no soportabas un milímetro de yerros ni equívocos, ¡qué pena tan inmensa he debido haberte dado, papá!
Para que corras conmigo por las calles desoladas y desiertas. A fin de calmar mi angustia y espanto. Y apaciguar mi corazón que buscaba salírseme del pecho por la boca.
Y yo aun dando alaridos hasta por los atuendos de la gente en mi memoria. O, ya escuchadas desde lejos, hasta por los retazos y jirones de compases que llegaban de las bandas de músicos que hacían resonar a retazos sus sones.
Como maestro que eras has debido suponer que algo muy grave acontecía en mi ser. O que me ocurría algo muy serio y fatal para no haberme castigado y corregido a tiempo, y en ese mismo momento y lugar. Y, al contrario, haberme consolado con el sacrificio tuyo.
Y haberte perdido así lo mejor de esas alegrías por salir a darme sosiego hacia los sitios apartados, dejando a mamá y a mis hermanos solos e indefensos en alguna esquina, en la puerta de una tienda, o en la plaza misma.
Entonces, frotándome la espalda y sonriéndome a fin de serenarme me decías, pidiendo que me distrajera mirando otras cosas:

6. Venirnos
juntos

– Mira hijo, ¿ves esa avecilla? ¡Observa cómo salta, cómo corretea ¡y canta entre las ramas de esa curahua! O ahí, ¡en las tejas!
O bien:
– ¿Quieres mirar encima del muro? ¡A ver, yo te alzo y sostengo! Y ahora dime, ¿qué hay adentro? ¿Que hay? Descríbeme todo lo que veas y yo no puedo ver desde aquí. –Y así me distraías.
Tu ternura entonces, padre, me llenaba de sentimiento y volteaba a abrazarte. Y ya en tu cuello empezaba a gemir, pero ya no por lo otro y ajeno sino por los dos, por ti y por mí.
Creo que, para haberme consentido a tal punto, tajante y total como eras, sólo tenía que haber sido ante la angustia de la muerte vestida de fiesta que veías pintada en mis pupilas.
Y esto lo hiciste hasta que me viste fuerte en algo, desprotegiéndome entonces, hasta que alcance firmeza y autonomía, poniéndote a mi lado siempre. Esperándome o yo esperándolo para venirnos juntos de la escuela en donde tú eras maestro y yo estudiante.

7. Eres

Tiempo después, cuando yo ya estudiaba en la universidad, en Lima, y viajé a Trujillo en donde ya entonces vivía mi familia, mi padre dijo algo que me espantó, porque nunca lo había visto ni escuchado cometer un error ni un equívoco, como maestro que era. Dijo por mí:
– Es el hijo que más queremos.
Lo dijo una tarde que vino a visitarnos la tía Gisela y cuando ella preguntó por mí. Yo estaba en un rincón. Mi padre sabía que yo estaba ahí. O, ¿no sabía?
Pero lo dijo ante todos los allí presentes, él que siempre fue cuidadoso y ecuánime en no herir a nadie. Dijo por mí, como si estuviera ausente. Y hasta ahora no sé por qué lo dijo.
Lo que sí sé, papá, es que te tengo permanentemente en mis sueños.
Allí apareces siempre, y te esfumas recién en el alba, cuando despierto. Por eso sé que eres tú quien hasta ahora me protege.
Y vas conmigo por las bajadas de los ríos. Es a ti, junto a Dios, a quien rezo. Eso lo sabes tú.
Y sé que eres tú quien me sostiene por los caminos, en donde si no fuera por ti yo ya hubiera muerto

*****

Los textos anteriores pueden ser
reproducidos, publicados y difundidos
citando autor y fuente


Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.com
Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe
Ediciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es

  *****
DIRECCIÓN EN FACEBOOK
HACER CLIC AQUÍ:


*****

Teléfonos Capulí:
393-5196 / 99773-9575


Si no desea seguir recibiendo estos envíos
le rogamos, por favor, hacérnoslo saber.






WET - COMO QUIEN PIERDE UNA ESTRELLA

WET - DÓNDE ESTARÁ MI PRIMAVERA

NO PUEDO ARRANCARTE DE MÍ

WET - BUENOS DÍAS TRISTEZA

WET - LUNA DE MIEL

ESPÉRAME - LOS DOLTONS

Chiquián - Oswaldo Pardo Loarte

NIEVES ALVARADO

La casa vieja - Nieves Alvarado

Hualín Aldave Palacios

Chiquián - Marco Calderón Ríos

Chiquián