lunes, 15 de diciembre de 2014

15 DE DICIEMBRE: LA FIESTA DE LA VIRGEN DE LA PUERTA - FOLIOS DE LA UTOPÍA: ¡Y YA NO ESTÉS TRISTE, MAMÁ! - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2014 AÑO
DE LA BATALLA DE LA LECTURA Y
ESCRITURA POR LA CONSTRUCCIÓN
DE UN MUNDO MEJOR
 
DICIEMBRE, MES DE LAS MONTAÑAS,
DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES;
DE LOS MIGRANTES, Y DEL NACIMIENTO
DEL DIOS NIÑO EN LA NAVIDAD
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 
 
 
*****
 
XVI TELÚRICA DE MAYO, 2015, DE CAPULÍ
EN SANTIAGO DE CHUCO, TIERRA DE POETAS
 
MADRE
 
Madre; tu recuerdo sobrepasa los límites
                               / de lo dulce y de lo amargo...
Tu recuerdo... miel de penas en la colmena de la vida.
Sencilla como una lágrima inocente,
que ignora que el camino es espinoso y largo.
          Era tan dulce el desayuno
de un pan ingenuo, humilde y solidario.
Se acabó con tu ausencia el dulce zanku,
y el corazón se encuentra eternamente ayuno.
          Madre; tu amor fue la caridad que nos mantuvo,
íbamos a la escuela alegres, y sin pensar en nada.
Hoy que estoy hombre me como el pan con lágrimas;
tu pan ternuras solamente tuvo.
          Franciscano pan; sayal cristiano;
felicidad de lirio que tiene tierra y agua.
Toda nuestra ciencia estaba en la creencia
que el mundo todo pendía de tu mano.
          Si la vida se pudiera deshacer y hacer de nuevo
por tu amor volviera yo a ser niño,
y abrevando en tu tristeza mi tristeza,
sentirme rico con toda mi pobreza.
 
SANTIAGO PEREDA HIDALGO
 
*****
 
15 DE DICIEMBRE
 
 
LA FIESTA
DE LA VIRGEN
DE LA PUERTA
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
¡Y YA NO
ESTÉS TRISTE,
MAMÁ!
 
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
1. Es
muy milagrosa
 
Querida mamá: 
 
Te cuento que hace poco Rodrigo me sorprendió diciéndome mientras yo arreglaba la cerca en el jardín:
 
– ¡Qué suerte papá que a tu edad tú tengas todavía viva a tu mamá!
 
Me sorprendió que me lo dijera así. Pero así son los jóvenes ahora, y no sé en qué estaría pensando. Pero le respondí:
 
– Es gracias al Apóstol Santiago y a la Virgen de la Puerta bendita.
 
– ¿Ella también es Patrona de tu pueblo?
 
– No. Ella es Patrona de Otuzco, que queda cerca a Santiago de Chuco. Pero mi mamá es devota ferviente y siempre desde que yo era niño recuerdo que en su dormitorio ha tenido el cuadro de la Virgen de la Puerta.
 
– ¿Y cómo es ella?
 
– ¡Es muy milagrosa!
 
– ¿Y cómo la representan?
 
– ¡Linda, llorosa, así como es tu abuela, mi mamá!
2. ¿Te
acuerdas?
 
Ahora al hablar por teléfono tú me cuentas que sueñas que los dos caminamos por un lugar desconocido: ¡Y lloramos juntos! 
 
Debe ser, mamá, por algo bueno que tú y yo hemos anhelado mucho, hecho ambos, ¡y que se ha cumplido! 
 
Siempre ha sido así. ¿Recuerdas cuando los dos nos proponíamos hacer algo, como cambiar el sitio de la cocina? ¿Y resultábamos haciendo paredes, techo, puertas y ventanas en un alboroto total? ¡Pero qué hondo era para mí ser cómplices los dos!
 
O algo más sencillo: ¡Preparar un dulce para toda la familia sin tener ni harina ni azúcar ni almendras! Y yo tener que conseguirlo todo con puro ingenio.
 
Entonces, ¡no ha de ser por nada malo, mamá! ¿Te acuerdas que siempre ha sido así de niño? 
 
¿Cuándo el aviar en la casa no alcanzaba y sin tener para comer ese día trepaba yo a algún terrado?
 
Y entonces ya teníamos algo que ofrecer a mis hermanos pequeños, sin que se entere de la proeza el pobre y digno papá.
3. ¡Yo
lo consigo!
 
Por eso, ¡no estés triste, mamá! Muchas veces lloramos sí, pero de alegría. ¡No solo se llora de dolor. Llorar de alegría es el mejor agradecimiento.
 
Y yo tengo mil motivos para llorar pero de contento. Una razón, por ejemplo, que tengas 96 años y ensartes una aguja al primer intento. ¡Y chatees por Facebook!
 
Hemos llorado juntos en tu sueño por algo que sin duda es hermoso. Quizá incluso chistoso, aunque haya sido arriesgado obtenerlo.
 
Como cuando busco y traigo muy de noche higos, ciruelas o limones para tus antojos de embarazada. 
 
Esos limones del valle, o limón dulce, que parecen sidras, con una cáscara blanca, ancha y suave y que se come como ambrosía y de los cuales te antojabas tanto sin que los hubiera. 
 
¡Porque eso ha ocurrido en todos tus embarazos! ¡Y somos once! De los cuales yo soy el segundo.
 
Pero el problema era ¡donde conseguirlos y a esas horas de la medianoche. Y yo tenía que obtenerlos sea como sea en el pueblo o yendo a traerlo de la chacra.  Y era a oscuras en que tú le llorabas a papá! 
 
4. Al
final
 
Y yo levantándome les digo a ambos:
 
– ¡Yo lo consigo, papá!
 
Entonces me pongo un abrigo y sé qué puerta del pueblo ir a tocar.
 
– ¿A estas horas? –Me reprochan con voz airada desde adentro.
 
– ¡Es para curar el antojo de mi mamá que está encinta!
 
Allí recién se compadecen y se apiadan.
 
– ¿Hijo de quién eres, niño? –Oigo que dicen con voz hueca que sale por los resquicios.
 
– De mi papá, don Danilo Sánchez; y de mi mamá, doña Elvira!
 
– ¡Ah! ¡Espera entonces un momento!
 
– ¿Dígame? ¿Qué me dice?
 
– ¡Que entonces esperes, que me voy a levantar y voy a abrir la puerta!
 
Se demoran en vestirse en este frío que cala los huesos, pero al final me entregan en la oscuridad los limones del valle, grandes y helados que pesan en mis manos, sin querer cobrarme enternecidos.
5. Mi voz
se quiebra
 
¡Pero, gracias mamá, por seguir tan abrazados, tú y yo juntos, hasta estas horas y hasta esta edad. Y gracias a la Virgen de la Puerta y al glorioso Apóstol Santiago.
 
Después de todo, tú eres mi mamá y yo soy tu hijo querido. Aunque no está bien que te haga sufrir así y todavía en tus sueños. 
 
Pero tú estás lejos y hasta ahí no alcanza a llegar ni mi llanto ni mi congoja ni mi quebranto. ¡Y puedo llorar a mares sin que me veas ni lo sepas! 
 
Aunque sé que para una madre no hay hijo que enmudezca, ni voz que le sea oculta, ni queja que de un hijo le sea escondida.
 
Porque a mis hermanos los llamas a preguntarles y a decirles que se preocupen por mí. Y, ¡que algo me pasa!
 
Porque al hablar por teléfono sientes que mi voz se quiebra. 
 
Pero mamá, yo te digo: que ¡estoy bien! 
 
Mi lógica –te lo estoy demostrando– es firme, y mi corazón es fuerte. Aunque quizá haya un acento que escape a todo dominio y un tono que nos traicione.
6. Oscuros
atajos
 
– Confía en que tu pequeño sabrá salir adelante de cualquier peligro o desafío. Que el más asustadizo y que se ponía a temblar como un junco o una caña en tus desmayos, ha hollado y vencido de niño muros inhiestos, parajes adustos y temibles abismos.
 
Que ha corrido veloz por oscuros atajos. ¿Recuerdas? ¡Tú me has abrazado y besado tanto por correr como un cervatillo, apareciendo por cerros y luego desapareciendo por quebradas y bajíos!
 
¿Te acuerdas? ¿Y para volver a aparecer de nuevo por lo alto de una colina distante y lejana, cuando íbamos a cosechar maíz en Chacomas y había que avisar de esto y lo otro a quién sea?
 
Recuerda que tu pequeño ha golpeado y ha abierto con sus puños temblorosos y pasos menudos, puertas endurecidas y baldosas terribles y heladas. Recuerda que ha superado intrincados obstáculos. Entonces, ¡ya no llores, mamá!
 
También te consta, porque tú me has tenido en tu vientre, que mi pulso es bueno, que mi pálpito es perfecto y que mi ilusión es invencible. Y, muy al fondo, hasta pareciera que sonrío.
7. Ya
no llores
 
Y ten por seguro que mi alma está directamente conectada con un lazo indisoluble a los oídos de tu corazón. Porque yo siento que igual converso contigo como si tú estuvieras a mi lado siempre, sin importarme que ahora estés tan lejos.
 
Que mis manos, ¡que tú las has acariciado tanto y besado mucho!, ¡que las has sujetado tanto orando hundidas en la cuenca de tus ojos cerrados, detrás de tus párpados que tienen esa sombra morada igual que la Virgen de la Puerta, ya jamás se secarán de tus lágrimas! 
 
Pero como siempre están puras, limpias, atentas y son valerosas. Y solidarias con todo lo bueno, como tú lo has querido siempre que fueran, ¡aunque tengamos que ser siempre pobres! 
 
Que tu pequeño sabe enfrentar desafíos, encrucijadas y peligros. Y mi ser, pese al cierzo y la borrasca, pese a la horrenda niebla que se cierna, está lleno de esperanza. Y, te ruego, ya no llores, mamá, ni estés triste por mi culpa. 
 
Tuyo es mi corazón y estas manos que tanto besaste y defenderán todo lo bueno que tú me enseñaste. Y que ahora yo, como tú antes y siempre, encomiendo nuestras vidas al Apóstol Santiago de nuestro pueblo, y a la bendita Virgen de la Puerta de Otuzco.
 
 
 
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CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
TELÚRICA DE MAYO, 2015
 
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JUEVES 21
 
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SÁBADO 23
Y DOMINGO 24
 
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DE MAYO, 2015
 
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