sábado, 23 de octubre de 2021

24 DE OCTUBRE: DÍA MUNDIAL DE LA INFORMACIÓN PARA EL DESARROLLO - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 

  

Construcción y forja de la utopía andina
 
OCTUBRE, MES DE LA SALUD,
LA ALIMENTACIÓN, LA GESTA
DE ANGAMOS; VIDA Y EJEMPLO
DE MARIO FLORÍAN Y LUIS
DE LA PUENTE UCEDA
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO


SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL


 
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Y, ¿QUÉ FUERA DE MI VIDA, DIGO YO?
Ahora se presiona un botón y se enciende la luz de una habitación, o la hornilla de una cocina, o todo un complejo industrial. No fue así en mi niñez. Las cosas y los hechos costaban hacerlos, y para ello se seguía todo un proceso, a veces desde conseguir los materiales y las herramientas, y creo que eso educaba mucho, en vez de lo maquinal, automático y mecanizado.
Así, ¿qué hubiera sido de mi vida –me pregunto yo– si no hubiera tenido la experiencia de encender la candela de un fogón? Que era a partir de armar una mínima choza de hojas secas y astillas desgajadas. Y con un solo fósforo, y sin dudar ni temblarnos la mano, desde una llama mínima y acercando leños cada vez más gruesos, poder no solo mantenerla viva sino hacerla crecer hasta que se tornen tizones con collares de rubíes de infinitas chispas, hasta convertirse es mínima flama en una llamarada gigantesca.
Y con el abanico y el soplador de fierro darle todo el pulso y el aliento de nuestras bocas alzándose una hoguera estallante donde se hierve la leche, se fríen las ñuñas, como igual los chorizos y salchichas para servirnos en el desayuno. ¿No hemos de hacer lo mismo para cambiar este sistema de oprobio?
¡Lo importante es que no nos tiemble el pulso ni falte el aliento en nuestros brazos, bíceps y bocas! Aunque, a veces, esa lumbre que cuece y abriga es a partir de algún rescoldo que ha quedado aún vivo desde el día anterior, como lo advertía mi madre, al decirme:
– Busca entre las cenizas un carbón encendido y a partir de ahí enciende el fuego.
Por eso, reflexiono: ¿Qué sería de mí –me digo– si la modernidad me hubiera cortado de un tajo las manos, los brazos y las alas, y solo me hubiera dejado un muñón para presionar un botón? O peor aún: si me hubiera ¡quitado el pulso para sostener la llama, o el aliento para soplar en la leña! ¡Y el brillo de la mirada que surge cuando el fuego se eleva y expande!
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
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24 DE OCTUBRE
DÍA MUNDIAL
 
INFORMACIÓN
PARA
EL DESARROLLO


FOLIOS
DE LA
UTOPÍA

 
EL PROBLEMA
DE CONOCIMIENTO Y
SU PUESTA EN COMÚN

 

Danilo Sánchez Lihón


La información es
a la sociedad
como la energía es
a la materia.
Tefko Sakevic

“Hay tres clases de ignorancias:
–No saber lo que debiera saberse.
–Saber mal lo que se sabe.
–Saber lo que no se debiera saber”.
La Rochefoucauld


1. La información
en el mundo actual

Una de las mayores glorias de la especie humana es la alcanzada y definida por la capacidad del hombre para organizar la información dentro de amplias y complejas configuraciones y su habilidad para ponerlas a disposición de otros seres humanos, así como la aptitud para acceder a tales emporios informativos y aplicar dichos conocimientos en la solución de los problemas y en la mejor utilización de los recursos que nos ofrece la realidad, en donde saber, tener y poder están íntimamente relacionados entre sí.
Ello exige que todo sistema social se organice sobre una constante, cuál es la información, atendida en su diversidad de formas, entre las que identificamos: información de carácter general, que se ofrece a través de las relaciones interpersonales y de los medios de comunicación; información administrativa, a cargo de las dependencias regulares de las diversas instituciones que funcionan en cada campo; e información científica y técnica, que se procesa y difunde a través de las bibliotecas, centros de documentación, bases de datos y redes de información especializada en la nube electrónica.
Es decir, no ha de existir únicamente aquella información factual, producto de la dinámica propia de todo organismo vivo; ni tampoco solamente información relativa a aspectos funcionales de un sistema; si no que debe contarse también con información referentes a los principios, objetivos, métodos y procesos que sustentan una actividad determinada, ámbito que es propio de la información científica y técnica, como aquellas dedicadas  al área específica de cada profesión, disciplina científica como campo de acción humanística.

2. Un mundo
mejor

La ciencia ha llegado a ser un elemento básico en el ordenamiento de la vida actual, pues interviene decisivamente en los modos de producción y en los hábitos de consumo de la sociedad contemporánea, a tal punto que ha condicionado gran parte de la vida moderna del hombre, quien cada día ha ido incorporando innovaciones fuertemente concatenadas a los aportes de la investigación científica.
Función social de la ciencia es, o debe ser, mejorar el nivel y calidad de vida de las personas, ayudando a la humanidad a ejercer su dominio sobre las fuerzas de la naturaleza, a desarrollar la producción de bienes de consumo y la transformación de las relaciones sociales hacia niveles de vida más justos y promisorios
La información, en este contexto, resulta ser un recurso esencial y un elemento a disposición del hombre para impulsar dicho desenvolvimiento. Por tal razón se cifran esperanzas en los conocimientos científicos para hacer frente a los problemas críticos que afronta la humanidad, como es la escasez de alimentos, frenar el menoscabo de los recursos naturales, remediar dolencias causadas por enfermedades y, en general, en todo proceso de actuación del hombre sobre la realidad para transformarla y crear un mundo mejor, sin dañar el medio ambiente y, al contrario, coadyuvando a su recuperación.

3. Eje
los valores

Sin embargo, el conocimiento científico por ahora en vez de ayudar a superarlos ha ahondado los problemas al no haberse enfocado debidamente en solucionar los conflictos y desequilibrios existente, habiendo dado origen a dos mundos escindidos y en conflicto, cuáles son: uno, el que aprovecha al máximo estos recursos y, el otro, en grave carencia de dichos bienes.
Nuestros países, por un lado, producen conocimientos científicos y tecnológicos, pero los usan con deficiencia; han destinado recursos humanos y materiales para realizar investigación, la misma que no encuentra una inserción en la acción; existiendo, de otro lado, el imperativo de actuar urgentemente sobre nuestra realidad para revertir la crisis que la aqueja y transformarla logrando mayor bienestar.
La ciencia en vez de ser libre se ha enajenado bajo los muros y cercas de ser ahora propiedad privada, manifestación cuya índole en su raíz es más bien de carácter generoso y altruista a la cual, sin embargo, se la ha enclaustrado; donde el conocimiento en vez de hacerse transparente y de libre circulación permanece bajo siete barrotes. Aquella que debiera abrirse al mundo de la luz se ha sumido en las sombras cuando le corresponde, hecha verdad, en hacerse sabiduría.
Tenemos que cambiar esta situación, tendiendo a aquella utopía de una sociedad concebida como una asociación de hombres libres, no alienados, vinculados por relaciones trasparentes que tienen por eje los valores de uso; en una palabra, el fin de la mercancía y la concreción de la utopía.


4. Del mundo
interior

Toda labor en relación al conocimiento, y mucho más cuando se trata de difusión a través de los medios de comunicación social, exige reflexiones previas acerca de su aplicabilidad y necesariamente, en el caso nuestro, la de nuestra identidad cultural.
Así como también consideraciones en relación al lugar y la población hacia la cual se dirige; pues no se trata únicamente de la venta de un producto, sino de algo que ahonda la unilateralidad que da todas las ventajas al productor en desmedro del consumidor.
Frente a todo eso, ¿qué conocimiento entonces tenemos que promover, impulsar y mantener? Acaso, ¿aquel que pugna por sobresalir y hacerse un lugar en el concierto de las expresiones y manifestaciones humanas, como es la cultura de los grupos nativos, de las poblaciones aborígenes, del mundo interior de nuestras nacionalidades?
O, el otro: dominante, impositivo, formal, de las empresas de negocios, de las sucursales de las transnacionales dominadas desde los países desarrollados y que han impuesto reglas de juego nocivas para nuestra población.
El problema del conocimiento y de la comunicación que ello comporta es en buena cuenta un asunto de paradigmas, de modelos y de formas, tal y como ocurre en el plano de la estética y en el campo de la moral.

5. Raíz
y centro

Y en donde de acuerdo a las imágenes que se imponen será difícil encontrar la belleza de las mujeres mimetizadas con la naturaleza, con la tierra, los ríos, los árboles y las nieves eternas, como es confuso para ellos la hermosura de una montaña o de un abismo.
Porque es más presta y más fácil la imagen grata y amable de un paisaje europeo o norteamericano, o el de una mujer rubia y blanca, como es académicamente también más fácil la fórmula física de los quanta, que pese a tener valor universal son tan grandes nuestras diferencias y problemas que la sentimos distante y ajena, detalle en el cual se camuflan también asuntos más complejos de carácter mágico y del ser subjetivo y emocional de las personas humanas.
Como latinoamericanos o andinos, no sólo somos herederos de una cultura greco-latina y de otra de la Mesopotamia meridional, que nos llegara a través de las sucesivas invasiones emprendidas desde la península ibérica, sino de las sucesivas migraciones asiáticas y africanas que han arribado hasta nuestro continente.
Tampoco somos un vértice, una tierra de nadie, o un punto fronterizo, sendero que se bifurca entre occidente, medio oriente y el oriente misterioso e intrincado, sino que somos centro con las culturas primigenias y ancestrales que florecieron aquí, de las cuales somos raíz y constituyen nuestro centro.

6. Tambos
y caminos

Somos América Latina que tuvo su manera de sentir, pensar y conocer propia. Somos herederos de una sabiduría ancestral legada por nuestros antepasados que supieron decantar su experiencia configurando culturas prístinas en donde ponían por delante el valor humano por sobre todos los otros factores.
Somos pues culturas primigenias que tuvieron formas y maneras de construir y edificar. Nuestra idiosincrasia en relación a los saberes como ante los misterios de la vida que aquí es propia, especial y única.
Porque fuimos aquí, antes de la llegada de los europeos, una cultura avanzada y desarrollada en grado sumo. Los cronistas españoles Pedro de Cieza y Sarmiento de Gamboa se asombraron de los portentos que encontraban a un paso y en todo orden de cosas.
Para mencionar solo aquellos aspectos directos, visibles y externos a los que ellos estaban más condicionados para “ver”, que eran los de carácter físico, material y objetivo, fue inmensa su admiración, por ejemplo, a las obras de infraestructura, como a los tambos y caminos del antiguo Tahuantinsuyo.
Esta magnificencia fue tal que Sarmiento de Gamboa dice que ni siquiera Roma tiene obras más excelsas que pudieran compararse a los “Caminos del Inca”, y esto sin referirse al Cusco ante el cual se rinde con reverencia y pleitesía.

7. Por
eso

Hacer esas obras y plasmar estos portentos, ¿no implicaba dominar diversos y sutiles niveles de conocimientos, de procesos de transmisión de información, de codificación de los mensajes, a fin de hacer las maravillas en ingeniería de suelos, de dominio del curso de las aguas, de conservación de alimentos, de ingeniería genética que aquí indudablemente se hicieron para lograr el portento de alimentos que aquí tuvimos y que felizmente se conservan?
Para haber creado productos como la papa, el maíz, el maní, la quinua, la quihuicha y la cañihua, que ahora alimentan al mundo entero, constata ello que aquí hubo investigación, ingeniería y ciencia de las más acrisoladas. ¿Cómo fueron sus categorías, sus procesos y soportes de conocimiento? Y todo ello, ¡sin contar las excelencias en el campo organizativo, social y económico en los cuales fueron insuperables!
Por eso, información que es el contenido de un saber, y comunicación que es su puesta en común, han de ser procesos que se liberen, trasparenten y dejen de estar en poder de intereses espurios que los enajenan, deformen y corrompen.
Nuestro desarrollo exige que los intereses de dichos campos dejen de ser el lucro, el poder y la competencia; y sean alentados por los sacros valores morales que dignifiquen y den felicidad a las personas y a los pueblos.
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