viernes, 23 de abril de 2021

23 DE ABRIL: DÍA DEL IDIOMA Y DEL LIBRO - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 

 
 
Construcción y forja de la utopía andina

 


  

ABRIL, MES DE LA PALABRA,
LA CREATIVIDAD LITERARIA E
INMORTALIDAD DE CÉSAR VALLEJO
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO



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23 DE ABRIL
DÍA
DEL
IDIOMA


 FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
EL PRIMER
VAGIDO DE LA LENGUA
CASTELLANA
 
Danilo Sánchez Lihón
 
1. La lengua
de Cervantes
 
Ahora, cuando viajo a un país donde no se habla nuestra lengua, ya estando en él, trato de hablar el más perfecto castellano que pueda, con calma y pronunciando bien las palabras en cualquier lugar donde me encuentre y tratando de resolver cualquier problema.
Y el resultado que consigo es que siempre me va bien; porque, en primer lugar, siempre encuentro personas que escuchan atentas la buena pronunciación del español, igual como cuando nos sorprende un acorde musical, o una melodía que resulta grata al oído.
Y, en segundo lugar, lo hablo confiado de que alguien, casi al instante, de donde sea, aparece alguna persona que habla la lengua de Cervantes. Porque, gracias a Dios, es una lengua que cada día se extiende y amplía más su cobertura en el mundo.
Este hecho lo descubrí caminando un anochecer por Los Campos Elíseos en París, cuando al pasar por una tienda me provocaron las frutas que allí estaban expuestas y ordenadas en unos cajones vistosos, de colores muy vivos, donde lucían las uvas, las manzanas, las peras y duraznos, como muchos otros productos de temporada que nos ofrecen y prodigan las plantas, todos ellos muy apetitosos.
 
2. Se sorprendió
gratamente
 
Siempre he creído que lo único que conservamos del Paraíso Terrenal, de aquella morada que les asignaron a nuestros primeros padres, como fueron Adán y Eva, son las frutas; por lo frescas, sanas y deliciosas, todas ellas hechas de ambrosía, constituyendo verdaderos manjares de los dioses.
Pero, retomando lo que yo venía contando, al detenerme en aquella tienda que he referido, entré y no sé si haciéndome el gracioso, o porque me sentía feliz, de manera espontánea e inocente, hablando sonriente en la más clara y resonante lengua de Castilla, pregunté si alguien podía atenderme, pero en idioma español.
Detrás de un mostrador vi a una señora de aspecto oriental, china, japonesa o coreana, no lo sé, quien se sorprendió gratamente de oírme. Dejó de hacer lo que estaba haciendo y me hizo una seña de que esperara un momento. Y entró por una puerta pequeña.
Pronto volvió a salir de la mano con una niña preciosa que lo primero que me dijo tímidamente con palabras de un español entrecortado es que estudiaba nuestro idioma, y a quien su mamá le estaba encomendando practicarlo en ese instante conmigo.
 
3. Digna y
suprema
 
Al despedirme me expresó que a ella le había encantado despacharme la fruta que yo esa noche quería comprar.
Aquella vez me sentí dichoso. Ya en la calle mordí un durazno y me fui comiendo y canturreando, hasta mi hotel.
Había descubierto ese día algo que hasta ahora me funciona a maravilla, y en todas partes, con lo que he deducido que a la gente le gusta oír el tono y la cadencia de la lengua española.
Y tanto es así que ahora que voy a algún país de otra lengua no me preocupo en absoluto con el idioma, salvo hablar claro, fuerte y sonriente el idioma de mis ancestros hispánicos.
Sabiendo, además, que en cualquier situación aparecerá alguien, a quien le encante oírlo hablar.
¡Y practicarlo! Y esto creo que ocurre porque reconocen al español como una lengua elevada, digna y hasta suprema. De alguna manera sabia y ¡divina!
 
4. Hablar
con Dios
 
Y lo es:
Al respecto, se cuenta que Carlos V de España, quien procedía de la Casa de los Habsburgo, nacido en el año de 1500 en el Monasterio de Yuste, en Gante, Austria, tuvo que también asumir el trono de la corona española.
Al hacerlo unió en su persona la Corona de Castilla y Aragón junto con la de ser Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Quien era, desde joven, ya un políglota. A él es a quien se atribuye haber dicho esta sentencia que la escribo a mi modo y con mis propias palabras, únicamente tratando de trasmitir el contenido de lo dicho. Así, al referirse a los idiomas, expresó que:
“Para hablar con los mozos de la cuadra que alistan mi caballo y mis perros, es funcional el idioma alemán. Para hablar con mis contadores y tesoreros, utilizo el inglés. Para hablar con los embajadores y diplomáticos me valgo del francés. Para hablar con las mujeres me viene bien el idioma florido y suculento idioma italiano. Para orar y hablar con Dios, me es imprescindible el idioma español.”
 
5. Cultura
de asombro
 
Y esto que parece una chanza en realidad no lo es. Se lo puede incluso documentar ahora, porque se pueden mostrar pruebas de que el idioma castellano nació en las ermitas, en las capillas y santuarios de quienes oran a Dios.
Los primeros labios que se movieron articulando sus sílabas, frases y oraciones fue de parte de quienes rezan en los altares de quienes ruegan, suplican y adoran; de quienes invocan, imploran y se encomienda a lo supremo. Nació desde el fondo de las plegarias que nos unen a la divinidad.
De allí que conste el primer registro, el primer temblor o aleteo de este idioma, ubicado en un libro de oraciones, con lo cual se desprende que este idioma, que en este preciso momento millones de personas lo están hablando, primero fue el balbuceo confidencial de un monje que hablaba con Dios.
Y que no deja de ser un milagro de la heurística el que se haya podido descubrir y localizar este primer vestigio de la lengua, y gracias a la labor hermenéutica de sabios e investigadores como lo tiene España, que es una cultura de asombro, y que consta en un libro de oraciones que data del siglo X de nuestra era.
 
6. Registro
memorable
 
He aquí las palabras de Dámaso Alonso, quien nos presenta esta noticia, explicándola del siguiente modo:
“...entre las glosas del monasterio de San Millán de la Cogolla, atribuidas al siglo X, hay un trozo que se "puede" decir casi tiene ya estructura literaria. El monje estaba anotando un sermón de San Agustín.
En las palabras finales le ha apretado la devoción dentro del pecho. La última frase latina (dos líneas y media) la ha traducido íntegra. Sin duda le ha parecido seca: la ha amplificado (hasta doce líneas cortas), añadiendo lo que le salía del alma.
He aquí este venerable trozo (publicado por Gómez Moreno y por Menéndez Pidal), que es, por hoy, el primer texto, no podemos decir que, de la lengua castellana, pues hay algún matiz dialectal, pero sí el primero de lengua española:
Y he aquí, a continuación, el texto referido por Dámaso Alonso, tal como está escrito en el devocionario, pero también traducido al castellano actual. Dice:
 
7. Gloria
y esplendor
 
Cono ayutorio de nuestro dueño Christo, dueño Salbatore, qual dueño yet ena honore e qual dueño tienet ela mandacione, cono Patre, cono Spiritu Sancto, enos siéculos de los siéculos. Fácanos Deus omnipotes tal serbicio fere que denante ela sua face gaudiosos seyamus. Amen.
Esto es que, traducido al castellano de hoy, sería así:
Con la ayuda de nuestro Señor don Cristo, don Salvador, señor que está en el honor y señor que tiene el mando con el Padre, con el Espíritu Santo, en los siglos de los siglos. Háganos Dios omnipotente hacer tal servicio que delante de su faz gozosos seamos. Amén.
Este el primer vagido de la lengua castellana, felizmente escrito en un libro del ámbito místico, de devoción y espiritualidad, vinculado a la fe, que es desde donde nace el gran caudal, río, mar u océano de la lengua de Castilla, aquella en la cual ahora depositamos tanto sentimiento, emoción, como justificada esperanza.
Esa es la razón por la cual sorprenda tan buenamente escucharla en cualquier lugar del mundo, debiendo cada día de nuestra parte acicalarla, expandirla y llenarla, en lo posible, de gloria y esplendor con nuestros actos, porque el lenguaje son actos y hechos de la realidad que la afean o bien la enaltecen.
 
*****

23 DE ABRIL
DÍA DEL LIBRO
Y DEL DERECHO
DE AUTOR
 
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
EL SIGNO
DEL LIBRO
EN EL PERÚ
 
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
Empuña el libro, hambriento:
es un arma.
Estás llamado a ser un dirigente.
Bertold Brecht
 
 
1. Dos actitudes
contrapuestas
 
El libro se incorpora a nuestra historia nacional cuando ya había logrado una forma definitiva en Europa en cuanto a modelos, materiales, formatos y principales técnicas de su fabricación. Llega hasta nosotros ya en la etapa de "libro impreso" desde que Johannes Gutenberg en 1456 imprimiera La Biblia utilizando caracteres móviles.
Y es el libro, al igual que el caballo y la espada una de las armas o instrumentos manejados con mayor destreza, eficacia y agresividad por el conquistador para imponer su predominio, su política y su plena hegemonía en las tierras recién descubiertas en donde antes habitaron y se desarrollaron grandes culturas con otros paradigmas como ejes de su desarrollo.
Dos actitudes contrapuestas se suceden en nuestra historia con respecto al libro: Primero, que fuera una herramienta que utilizaron los conquistadores para avasallar a la población indígena imponiendo leyes, cánones, costumbres y creencias. En este rol ayudó a la consolidación de la conquista española cumpliendo una actuación perniciosa: fue una presencia oscura, autoritaria y amenazadora; repositorio de leyes, dogmas y estipulaciones que privaron a los indígenas de sus tierras y de los más elementales derechos humanos.
 
2. Por
esta razón
 
Los evangelizadores encargados de introducir la doctrina cristiana inculcaron temor en relación a la palabra impresa. Y en el contenido de las páginas de los libros sagrados y en la severidad de sus preceptos encontrábamos nuestra condenación y expulsión de todo paraíso por ser idólatras y salvajes. A los ojos de la población nativa consiguientemente fue configurándose la idea de que ellos eran depositarios de hechicería, magia y supersticiones. La Biblia era "sagrada" y en ella se contenía amenazadora la "palabra de Dios".
Posteriormente, ya en la época pre independentista, leer o simplemente poseer un libro, salvo que se fuera un funcionario del Estado Español, resultaba subversivo y peligroso salvo que se fuera adicto a la forma oficialista de pensar. Y todo lector independiente tenía un cartel invisible, pero amenazante en su frente, de ser un intrigante, un perturbador del orden instituido y un desquiciador del sistema imperante.
Por esta razón pronto el libro se convierte en objeto de mordaza y persecución, que se desata por ser admirable portador de un mensaje de renovación y forjador de un sentimiento de liberación de nuestros pueblos incluso antes de los albores de nuestra independencia.
 
3. He
aquí
 
De allí que, entre otras causales, el libro no tenga raíces profundas en el hábito y en la vida de nuestros pobladores.
Y esto desde las ediciones de las obras del Inca Garcilaso de la Vega, prohibidas de circular después del levantamiento de Túpac Amaru, que datan desde principios de la época colonial, puesto que sus principales libros se editaron en 1609 y 1617.
Pasando luego por la feroz requisitoria de que eran objeto los criollos ante la sospecha de que poseyeran ejemplares de los enciclopedistas franceses.
Y después hasta en épocas más recientes, la posesión de libros ha sido prueba de estar involucrados en acciones terroristas.
Es muy reciente la época y está plenamente vigente la sospecha y hasta la certeza de que la posesión de libros es delatora de estar implicados en actos reñidos con la ley.
Hasta en nuestros días los libros han sido motivo para desterrar y encarcelar a sus autores, así como para apresar, torturar y desaparecer a sus sufribles lectores.
He aquí un poema de Leoncio Bueno que ilustra y refleja cabalmente esta situación y panorama:
 
4. Investigación
concluida
 
Justo a la hora del cambio de guardia,
diez kilos de pitanza del más templado acero
entre las muelas de la polea madre
y el terremoto se produjo;
las chumaceras volaron, los ejes se salieron de su centro,
los molinos se encabritaron como machos trotones
y el motor paró en seco, saliéndose de sus cimientos.
A la mañana siguiente vinieron las investigaciones.
Esta es la obra de un loco. Sabotaje anarquista.
Expertos Sherlock Holmes de ofídica mirada
interrogaron día y noche: “¿Tú, qué haces después
de trabajar?”; “¿y tú y tú...”?
– “Yo, voy a cuidar a mis chanchitos”
– “Yo, me entrego a mi huertita”
– “Yo, corto leña para negociar...'”
“Y tú, ¿zambito?”
– ¿Yo?, nada, a veces leo un poco.
INVESTIGACIÓN CONCLUIDA,
HEMOS DADO CON EL MALHECHOR
 
5. Acometer
el desafío
 
Con toda propiedad puede afirmarse que la historia del libro en el Perú es también la historia de nuestra dominación.
Pero para tener pronto el signo de la conspiración y conjura. Para luego adquirir el distintivo de la sublevación. Para pasar ahora a ser un símbolo que encarna nuestras opciones y luchas populares más sentidas y auténticas.
Es de necesidad hacer conciencia de estos hechos, analizar objetivamente qué causas motivan tal recelo, ya sea la desafección o la indiferencia respeto al libro.
Estas ideas soterradas en el fondo de nosotros mismos, y que aparecen siempre a través de manifestaciones solapadas o sutiles, deben ser develadas y analizadas críticamente.
Es necesario examinar abiertamente esos aspectos, ventilar públicamente tales distanciamientos, y expurgar acuciosamente nuestros dolores, a fin de que podamos superar traumas y temores a fin de encarar resueltos y confiados nuestros problemas y acometer el desafío de forjar aquí pueblos felices, dignos y pletóricos.
 
6. Es
un arma
 
Tenemos que adoptar una actitud en la que se consideren los problemas del libro como realmente lo son: esenciales a nuestra alma y asunto clave para nuestro desarrollo.
Valorarlos como temas raigales, cuestiones decisivas y eminentes, manifestaciones de nuestro acontecer y aspiraciones de nuestra voluntad más auténtica, valedera y trascendente.
Porque el libro afecta lo más hondo de nuestro ser personal, grupal y social, como también del poder mirar en perspectiva nuestro devenir histórico.
Forma parte de la construcción de nuestra identidad, y de la manera cómo vamos a dar respuesta permanente a los desafíos que nos plantea la realidad.
Y por ser así es actual y vigente siempre. Por ser así es imprescindible que tengamos un plan a fin de producirlos y promoverlos.
Porque es a partir de los libros que se determina nuestro poder de iniciativa en el desarrollo técnico, científico, cultural y social.
Ellos condicionan en gran medida la supervivencia de nuestra cultura y de nuestra posibilidad de ser sociedades efectivamente libres.
 
7. Semillas
de bien
 
Tenemos que revertir la historia y como parte de nuestra independencia, que cumple de aquí a 5 años dos siglos de vida como república, abrazar la causa del libro como factor fundamental para lograr los cambios definitivos.
Estableciendo con él una relación llana, empática y afectiva, porque el libro es siempre semilla de bien.
A partir del cual crecen destinos gigantescos, campiñas con infinidad de plantas, flores y árboles.
Los libros son semillas que puestas en el alma fecunda del niño van a dar profusión de frutos. Por eso, sembrémoslos.
Aviva la inteligencia e inspira siempre a vivir en comprensión. Ellos crean la verdadera riqueza de un país y la fortuna más preciada que siempre será la sabiduría.
Los libros son portadores de identidad, de inventiva y civilización. Como dice bien la cita de Bertold Brecht en su poema “Loa al estudio”:
“Empuña el libro, hambriento:
es un arma.
Estás llamado a ser un dirigente”.
 
 
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