domingo, 20 de diciembre de 2020

20 DE DICIEMBRE: DÍA DE LA SOLIDARIDAD HUMANA - FOLIOS DE LA UTOPÍA: LA PAZ Y SOLIDARIDAD DEL MUNDO ANDINO - POR DANILO SÀNCHEZ LIHÒN

 

 
Construcción y forja de la utopía andina
 
 
DICIEMBRE, MES DE LAS MONTAÑAS,
DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES;
DE LOS MIGRANTES, Y DEL NACIMIENTO
DEL DIOS NIÑO EN LA NAVIDAD
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO


 
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL


 
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20 DE DICIEMBRE


 
DÍA DE LA
SOLIDARIDAD
HUMANA

FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
LA PAZ
Y SOLIDARIDAD
DEL MUNDO ANDINO


 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
“quisiera yo tocar todas las puertas,
y suplicar a no sé quién, perdón,
y hacerle pedacitos de pan fresco
aquí, en el horno de mi corazón”
César Vallejo
 
 
1. De buena
vecindad
 
En mi escuela mis maestros nos inculcaron el sentido de integración y hermandad con los pueblos de América y el mundo. Y esto más por ser el Perú geopolíticamente un país eje en América del Sur. Por eso con toda emoción y vigor en la explanada de tierra de mi plantel escolar entonábamos fervientes y con voces límpidas aquella canción que dice:
Un canto de amistad, de buena vecindad,
unidos nos tendrá eternamente.
Por nuestra libertad, por nuestra lealtad
debemos de vivir gloriosamente.
Un símbolo de paz alumbrará el vivir
de todo el continente americano.
Fuerza de optimismo, fuerza de hermandad
será este canto de buena vecindad.
Argentina, Brasil y Bolivia,
Colombia, Chile y Ecuador,
Uruguay, Paraguay, Venezuela,
Guatemala y El Salvador,
Costa Rica, Haití y Nicaragua,
Cuba, Honduras y Panamá,
Norteamérica, México y Perú,
Santo Domingo y Canadá.
¡Son hermanos soberanos de la libertad!
¡Son hermanos soberanos de la libertad!
 
2. Asumir
nuestra identidad
 
Ya en el colegio aprendimos que el mundo andino es cultura de solidaridad, y consecuentemente de paz en armonía con el acendrado sentido de comunidad, que aquí entre nosotros alcanzó a desarrollarse hasta el punto de ser no solo política de estado sino de hacerse gesta y epopeya diaria en la construcción de andenes sobre los precipicios y de ciudades asombrosas en la cresta y en lo más empinado de las cordilleras.
Y este espíritu comunitario se da asociado y en coherencia con otro rasgo peculiar del mundo andino, cuál es la soledad como entelequia. Pero la verdadera soledad que no tiene el contenido adverso de aislamiento e incapacidad, sino más bien de autonomía, naturaleza fecunda y creativa, y la ocasión y posibilidad de conocer y asumir nuestra identidad y destino personal y colectivo.
Porque la soledad existencialmente es necesaria a fin de saber quiénes somos hacia adentro, como lo es también para situarnos con firmeza frente al panorama exterior vasto e infinito, alentando un sueño y un ideal.
 
3. Auténticos
y plenos
 
Reconociendo y valorando a la vez que el mundo andino no es apretujado ni congestionado, como es la trama peculiar y el trasfondo de la sociedad contemporánea.
Tampoco es de índole y característica que lo emparente con la masificación, fenómeno contrario a la esencia de lo que es la solidaridad.
Más bien todo lo andino es abierto, vasto e ilimitado, dando lugar a una toma de conciencia trascendente acerca de los distintos aspectos de la realidad.
Como todo en él es integrador, de manos y brazos extendidos, y de signo totalizador.
Condiciona a la vez a la consideración de sentirse únicos, auténticos y plenos, como personas humanas. Alumbrado todo ello desde una conciencia personal que supera lo contingente, lo individual y el predominio del ego, alentando el espíritu de solidaridad.
 
4. Íntegras
o sabias
 
¿No es digno entonces de tomarse en cuenta este desafío del hombre andino ante tanto absoluto de los espacios inconmensurables de la piedra impenitente y del abismo que separa y que se impone como soledad, y que gracias a la acción humana es tornado y convertido todo ello valerosamente en solidaridad?
Porque en las punas hieráticas y en las montañas desoladas tenemos no solamente la sensación sino la evidencia de cómo el hombre andino afronta y la supera de manera tan directa la soledad.
Y de cómo la insume y la incorpora dentro de lo que es su sentir, su expresión y su cultura decantada en hermandad. ¡De cómo convierte la soledad en solidaridad!, sin excluirla sino depurando su carácter excluyente, pero sin que deje de ser venturoso y promisorio aquel dolor.
Este asunto podría haber sido incluso demoledor para culturas débiles, o menos profundas y consistentes, o menos íntegras o sabias ante la soledad. Y convertirse en enfermedad, desarraigo y alienación.
 
5. Relación
con lo cósmico
 
Sin embargo, aquí ante la vastedad y lo absoluto, pasando de lo inhóspito a lo propicio, se corrige lo cruel y los rigores del medio circundante con la solidaridad.
Y, en este como en otros aspectos haciéndonos fuertes, austeros y fraternos. Y asumiendo la vida como una manifestación de la heroicidad
Tanto es así en el hombre andino que este se convierte en un ser que trabaja con estas categorías y elementos, como con otros, para transformarlos y convertirlos en esencias y valores, y con ellos para modificar la historia.
En el caso de la soledad para hacerla solidaridad.  Como también su relación con lo cósmico e inconmensurable, que finalmente se lo ha incorporado a su concepción cotidiana del mundo y de la vida.
Todos estos retos y desafíos, que son absolutos existenciales, el hombre andino los ha asimilado y los ha puesto al servicio de su manera de sentir y pensar naturales. Y los resume en una actitud: la solidaridad.
 
6. El lado
opuesto
 
Dentro de esta perspectiva un factor y presencia que conmueve mucho en este ámbito es el candor y la inocencia como resultado de esta confrontación y asimilación entre el mundo anímico y el espacio exterior, hecho distinto y en contraste con la argucia, la codicia y la mala intención.
Así como igualmente la manifestación de la ternura como práctica en el trato comunitario, en contraste con aquello que tanto daño hace desde el lado opuesto, cuál es la indiferencia, el abuso y la desigualdad.
Basta mencionar estos aspectos para concluir que entonces, y acaso, ¿no es grandioso? ¿No es excelso? Sobre todo, asumir la solidaridad ante todo lo que es intrincado y fragoroso, por lo menos visible en relación a nuestro territorio.
Y a las montañas escabrosas. Y a lo que es la apariencia física de nuestro medio ambiente vital abrupto y desértico, inaccesible y accidentado, cerril e impenetrable.
Y la pregunta que surge entonces es: ¿cómo puede dar lugar a voces tan entrañablemente tiernas, finas y crédulas, una realidad aparentemente tan hostil, tan hosca, intrincad y tortuosa?
 
7. Mujer
niña y madre
 
Dentro de esa fragosidad, muy pocas culturas tienen el privilegio de mostrar una ternura tan honda y acrisolada, como es la cultura andina. Ternura representada en la mujer niña y madre. Matriz en la acepción no biológica de procrear sino de amparar, adoptar y proteger.
Maternidad que acuna y resguarda la vida y la sostiene entre tanto abismo, fosa telúrica y huecos negros cósmicos que nos acosan. Porque el precipicio de los andes no sólo está hacia abajo sino, sobre todo, hacia arriba y hacia adentro. Y como tal es más hondo, desolador e inacabable.
Por eso, “un canto de amistad de buena vecindad” que reza como lema la canción que entonábamos pletóricos en el patio escolar mirando los geranios de las macetas en flor colgadas de los pilares del corredor y las malvas de pétalos blancos en lo alto de los muros y que sobresalen de entre las tejas.
Para rematar en la estrofa que dice que somos por ello “hermanos soberanos de la libertad”, y que es aquello que el mundo andino lo ha cultivado siempre para finalmente representar el sentido de paz y solidaridad en el universo.
 

 

20 DE DICIEMBRE

DÍA DE LA SOLIDARIDAD HUMANA

 

LA SOCIEDAD

INCAICA

SOLIDARIA

 

Danilo Sánchez Libón

 

Ciudades y suburbios

donde hay niños y niñas,

hombres y mujeres, ancianos

y ancianas que duermen

a la intemperie en lugares

insalubres y húmedos.

Como es bajo los puentes

y entre los pedruscos del río

que atraviesa calmo o turbulento,

lento o agitado la ciudad

indolente y desalmada.

Yacen también

en los rincones impenetrables

de nuestra mala conciencia. Allí,

pululan, en los pliegues atroces

de la indiferencia, la apatía

y el demente olvido.

Ciudad Irreal

D.S.L.

 

1. Pan

del día

 

Con ser tan estupendas y portentosas las obras materiales que se hicieron aquí, es sin embargo la solidaridad entre los seres humanos el aporte más importante del mundo andino a la cultura universal.

Es aquel sentido colectivista del hombre en el Tahuantinsuyo, aquella hermosa epopeya que es la comunidad humana.

Y no solo la familiar nuclear, vecinal o regional, sino la del hombre como totalidad, es decir la utopía ya realizada aquí de desayunar todos los hombres juntos, “en una mañana eterna” nos agregó esta frase el poeta César Vallejo, como mensaje de afirmación, de contundencia y plenitud.

¡Qué extraordinario que nuestra cultura sea representativa de lo que es la solidaridad humana, entre los hombres, que es lo verdaderamente difícil por los egos tan acrecentados entre los individuos, como también entre las comunidades que alzan vallas, erigen muros y cercan las calles con rejas, barandales y trancas!

 

2. Pan

del día

 

¡Aquí prendió, creció y floreció la solidaridad! Y esto ¡como un valor supremo!

¡Porque fue aquí como en ningún otro lugar del planeta que se la practicó como política de estado y también como actitud cívica, natural y cotidiana de las personas y las comunidades en general!

Donde no había hombres buenos y otros matos. Unos bendecidos y otros condenados, unos ungidos y otros rechazados. Esa utopía aquí ha sido pan del día.

Sería interesante rastrear el origen de esta visión y acción; de cómo es que se ideó, cultivó e implantó aquí una semilla tan acrisolada.

E indagar acerca de aquello que lo inspiró e hizo posible para que surgiera, creciera y se estableciera de manera tan auténtica, propicia y luminosa; y que se trasuntó después en la reciprocidad y en la participación comunal solidaria.

 

3. La maravilla

de la creación

 

¿Qué factor condicionante ha sido la clave para que surgiera una flor tan honda y tan casta? ¡El desafío de enfrentar un mundo abrupto y abismal como son nuestros andes! Realidad dura, hosca y temible. Condición que diera lugar para que prosperaran aquellas virtudes ¡tan difíciles de hacer brotar, crecer y fructificar, como es el ser unidos, abiertos y generosos!

Tanto es así que a los cronistas de la conquista lo que más les impresionó en su encuentro con las diversas manifestaciones que veían a su paso, son los bienes y edificios que tenían un fin social como fueron puentes, caminos y tambos o casas comunales.

Como también llamó su atención los terrenos de cultivo que eran todos de posesión y trabajo comunal, puesto que eran tierras del sol, del inca y del pueblo llano; como las obras de ingeniería dedicadas al bienestar de la población. Además de no encontrar aquí ni un solo menesteroso, mísero ni desadaptado social, que mendigara por las calles.

 

4. Miríadas

de estrellas

 

Ninguno era esclavo, ni había una sola meretriz que vendiera su cuerpo para sostenerse y sobrevivir. No hubo aquí nadie que se quedara un día de hambre y sin comer, desprotegido o en soledad, en el sentido de abandono u ostracismo.

Nadie hubo que durmiera por exclusión fuera de un techo, salvo si quería maravillarse de las constelaciones en la bóveda sideral y observar arrobado las miríadas de estrellas e inspirarse en el lento bogar de la luna nocturna por el firmamento. ¡Y cantar una endecha inspirados en la maravilla de la creación del planeta y del cosmos como indivisibilidad!

Nadie era aquí un desposeído o un desheredado de la tierra. Y todo ello fue gracias a una avanzada concepción filosófica, mística y religiosa del mundo y de la vida.

Toda esta concepción devenía de un prolijo y vasto trabajo de reflexión, de contemplación e inspiración que nos prodiga la naturaleza, contenidos que se traducen y se objetivan en una praxis social bien concebida y conducida que aquí data de muchos milenios atrás.

 

5. Cabal

y tangible

 

Porque, ¿cuánto costó a Europa, por ejemplo, la concepción de los Derechos Humanos? ¡Solo concebirlos y redactarlos fue después de catástrofes y hecatombes! Pero lo más lamentable es que constituyen finalmente letra muerta, ley para que nunca se aplique.

Que es ley en nuestras constituciones pero que hasta ahora no pasan de ser enunciaciones, principios escritos e ideales por alcanzar, puesto que nunca se aplican. Sin embargo, solo concebirlos demandó ríos de sangre, pues de ese color se tiño el rio Sena en los días de la Revolución Francesa.

Sin embargo, aquí fue logro de los amautas, en donde lo que asombra son las características y claves secretas que tenía entonces la educación incaica para garantizar dicho orden.

Porque, ¡valores como la solidaridad y el actuar de manera colectiva, entre una y otra persona, entre uno y otro grupo social, entre una y otra región, son hechos portentosos y maravillas del alma! ¡El reconocerse y ser hermanos en todo!, que aquí se lo practicó, y se lo practica hasta ahora en las comunidades andinas que conservan ese legado, de manera cabal, tangible y plena.

 

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