miércoles, 12 de diciembre de 2018

DÍA DE LAS MONTAÑAS - FOLIOS DE LA UTOPÍA: CANTANDO Y BAILANDO - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 

Construcción y forja de la utopía andina
 
2018 AÑO
DE LA IDENTIDAD Y DEL PATRIMONIO
INALIENABLE DE NUESTROS PUEBLOS
 
DICIEMBRE, MES DE LAS MONTAÑAS,
DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES;
DE LOS MIGRANTES, Y DEL NACIMIENTO
DEL DIOS NIÑO EN LA NAVIDAD
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO


 
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL


 
*****
 


Pastorala,
más hermosa que la luz de la nieve,
más que la luz del agua enamorada,
más que la luz bailando en los arcos iris.
Pastorala.
Pastorala.
Qué labio de cuculí es más dulce
que la lágrima de quena más mielada
que tu canto que cae como lluvia
pequeña –pequeñita– sobre flores?
Pastorala.
Pastorala.
Qué acento de trilla-taqui tan sentido,
qué gozo de wifala tan directo
que descienda –amancay– a fondo de alma
como baja a la mía tu recuerdo?
Pastorala.
Pastorala.
Por mirar los jardines de tu manta,
por sostener el hilo de tu ovillo,
por oler las manzanas de tu cara,
por derretir tu olvido: ¡mis suspiros!
Pastorala.
Pastorala.
Por amansar tus ojos, tu sonrisa!
perdido entre la luz de tu manada
está mi corazón, cual huérfano allko
cuidándote, lamiéndote, llorándote...
Pastorala.
Pastorala.
MARIO FLORIÁN
Perú


 
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11 DE DICIEMBRE


 
DÍA
DE LAS
MONTAÑAS

 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA


 
CANTANDO
Y
BAILANDO


 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
1. ¿Qué
hacer?
 
– Faltan alimentos. –Claman unos.
– No alcanza la comida. –Claman otros.
– ¡Vengan! ¡Vengan! –Dicen los Amautas. Y nos explican:
– Tenemos pocos terrenos de pradera. Sitios en las pendientes la lluvia se lleva poco a poco la tierra que los ríos cargan y arrojan al mar sin quererlo.
– Sí.
– ¿Han visto cómo todo es inclinado y hasta abrupto? ¿todo es ladera y casi barranco?
– ¡Y en los cuales no podemos sembrar porque las lluvias arrastran con las plantas que se cultivan!
– Sí.
– Miren estas montañas llenas de maleza. ¿Qué podemos hacer en ellas?
– ¡Algo se puede hacer!
– ¡Graderías! Lugares llanos en donde sembremos los alimentos que necesitamos.
 
2. Panales
de mieles
 
– ¡Pero solos no podremos hacerlo! ¡La solución será entre todos juntos y formando grupos!
– ¡Por eso seremos un pueblo unido y solidario! ¡Esa es la solución! ¡Esa es la clave!
– Entonces todos, hombres y mujeres, jóvenes y niños vamos a construir unas terrazas sucesivas en el sentido que nos marque la pendiente y que llamaremos andenes.
– ¡Andenes! ¡Sí! ¡Andenes!
– ¡Eso haremos! Para que en las superficies horizontales sembremos productos alimenticios. Y en las paredes verticales se propaguen enredaderas.
Ramajes que den lugar a que broten las flores que alimenten a las abejas que nos prodiguen de ricos panales de mieles. ¡Y árboles en los contornos que nos den sombras y aromas que perfumen el ambiente en que vivimos!
– En esos terrenos vamos a cultivar papa, maíz, quinua y quihuicha. Plantas de ocas de copas redondas. Y la cañihua de racimos arrebolados.
 
3. Canto
a la vida
 
– ¡Sí, hagámoslo!
– He aquí en relieve la maqueta donde aparecen los cerros y quebradas, ya cubiertos de andenes florecidos.
– ¡Qué belleza!
– Así vamos a erradicar la falta de alimentos, con trabajo solidario, con trabajo mancomunado.
– ¡Así vamos a construir un mundo feliz de fiesta comunal y abrazo colectivo!
– Entonces, ¡manos a la obra!
– ¡Yo iré por agua!
– ¡Yo iré por tierra!
Y en tanto que actuamos nos organizamos.
Así construimos los andenes, los tambos y caminos; los acueductos, posadas y edificios.
¡Es el canto a la vida!
 
4. Amor
de prójimo
 
– ¡Es fiesta, fiesta de afirmar la vida con el trabajo colectivo! ¡Es alegría, alegría de hacerlo todos juntos!
– Nos abrazamos, nos protegemos, nos queremos.
Es fiesta del canto, es fiesta de la danza. Es el grito de júbilo.
– ¡Wífala!
Es el don del brote de la planta, es el don del surgir de las espigas, es el don de la flor que se abre y de los frutos que maduran y nos da la tierra; de distintos colores, aromas, texturas y sabores, gratos y propicios.
 Allí es cuando desborda el entusiasmo, la simpatía. Y se colma la copa del buen ánimo, del coraje y la iniciativa.
De la ternura y el amor de prójimo. Tal y como somos los andinos, rebosantes de afecto, colmados de adhesión y cariño.
Por todo lado ahora se oyen las tinyas, los pífanos, los huáncares. Y cantando y bailando unos van hacia el poniente por greda, acarreándola en mantas y morrales.
 
5. Fiesta
del alma
 
Otros guiamos el agua que la traemos haciendo una acequia, que hemos abierto desde una profunda cañada.
O bien la cargamos en vasijas, porongos y cantimploras escuchando a lo lejos los sones de fiesta e imitándolos con nuestros pasos y tarareos.
Se sirve la chicha. Trabaja el hombre junto a la mujer. Trabaja el anciano junto al niño en lo que pueden hacer.
Así construimos y así edificamos, dejando enterradas las plantas montaraces y silvestres para que vivan en el mundo de abajo o de adentro e impulsen con su aliento lo que hagamos brotar hacia afuera
Porque el mundo es simple, natural y tiene un orden claro. El mundo es cordial, es atento y es generoso.
– ¡Tincuy! ¡Tincuy! –Por eso nos saludamos todos al pasar.
 Y que suenen los pífanos y las cornetas. Y que suenen tambores. Y que suenen pincullos. Es la fiesta del ayni, es la fiesta del ayllu es fiesta del alma por ser como somos y sentirnos hermanos.
 
6. Y fecunde
la semilla
 
Unos van erigiendo los muros de piedra canteada. Otros empiezan desde diversos sitios dando un ritmo y compás a las piedras que se enfilan.
Porque la piedra también canta y tiene música. Y baila hacia adentro y hacia afuera. Como nosotros ante las nieves y ante nuestros apus a quienes saludamos complacidos y reverentes.
Otros van rellenando con piedras sueltas. Primero y abajo los pedruscos grandes y toscos. Encima se ponen las piedras menudas y lisas. Y, sobre estas, guijarros.
Otros traen en morrales y canastas la grava que se esparce. Todo para que por los resquicios se cuele el aire y oxigene la tierra. Y para que el agua filtre, haya humedad interna y fecunde la semilla.
Encima va una capa de arena. Y de remate y en la superficie                      esparcimos tierra de cultivo que se acaricia, y hasta se besa insuflándole nuestro aliento porque ella nos da los frutos de sus entrañas.
 
7. Entre
todos
 
 Cada andén, o terraza, va bordeado de canales de regadío que distribuyen las aguas en las diferentes parcelas, captadas por las compuertas que las regulan y prodigan.
Pero los andenes en verdad son formas de adoración a todo aquello que reverenciamos: a la tierra, a la lluvia y a cada ser viviente que puebla el universo. De allí que su construcción se inicie con ritos, abluciones y cánticos.
Y se lo hace saludando al sol en la alborada, ascendiendo y descendiendo de los cerros en comparsas, atronando con pincullos y tambores. Y toda la comunidad cantando y bailando, las voces finas de las mujeres unidas a las voces enérgicas y recias de los varones en gritos de júbilo.
– ¿Y por qué será nuestro canto tan pleno y dichoso?
Porque los andenes que hacemos son de todos. Entre todos lo hicimos. Entre todos lo cultivamos. Entre todos lo cosecharemos.
– Porque la tierra es de todos. Porque todos estamos unidos y vibrando al unísono. Porque nadie falta ni sobra. Porque todos somos hermanos.
– ¡Ajajaylli, hermanos!
 
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