martes, 8 de abril de 2014

TIEMPO NUEVO INTERNACIONAL, DE ADDHEMAR H.M. SIERRALTA (MIAMI) - AÑO 6 Nº 240 DE 8 DE ABRIL DE 2014



TIEMPO NUEVO INTERNACIONAL
 
Por Addhemar Sierralta
 
Año 6 Nº 240

TURBULENCIA POLÍTICA EN EL PERÚ DESPRESTIGIA PARTIDOS ACTUALES Y 

“OUTSIDERS” PUEDEN SER LA SOLUCIÓN.

Por Addhemar H.M. Sieralta (Perú).

Y la incertidumbre política en el Perú se mantiene. Eso podría causar daño en la economía y demuestra la poca habilidad de los llamados líderes de las agrupaciones o partidos politicos.

Veamos los recientes casos: el referente a Secada, pre candidato a la alcaldía de Lima, por el PPC con acusaciones de abuso a mujeres y que increíblemente fue apoyado por los líderes de su partido –a excepción del presidente del mismo- hasta que la opinión pública logró que renuciara a su postulación. Las denuncias de negociados con entidades gubernamentales a Gagó, congresista de Fuerza Popular; las acusaciones de corte penal al Presidente Regional de Ancash, César Álvarez y el uso de los gobernadores de todo el país, por el actual gobierno, para hacer proselitismo para Gana Perú, partido presidido por Nadine Heredia.

Quizá lo más relevante ha sido el fracaso de la “mega comisión” que investigaba el pasado gobierno de Alan García. Primero por el resultado legal a favor del expresidente y luego por la acusación desesperada del nacionalista Tejada –expresidente de dicha comisión- contra el ex funcionario de Sedapal, Olcese, por un supuesto y sistemático envío de miles de dólares a Gran Caymán. El supuesto acusado por Tejada podría, ahora, entablar acciones legales contra el humalista.

Otro aspecto de suma gravedad, y que puede traer cola, es la liberación de acusados de terrorismo, narcotráfico y lavado de dinero, por parte de la Procuradoría Anticorrupción y los despidos de personal de la misma.

Y como para que la situación se mantenga en tensión, la semana última se conoció de un convenio entre el Gobierno de Cuba y el Ministerio de Salud, por el que decenas de médicos cubanos, que fungirán de asesores en salud, sin revalidación para ejercer en Perú y ganando más que muchos médicos peruanos. Esto afecta a los profesionales del país.

También la supuesta “noticia bomba” dada por el congresista Yehude Simon acerca que el presidente Humala tendría un hijo fuera del matrimonio tuvo sabor a montaje más que a realidad. Se quiso vincular la denuncia a los apristas pero alguien señaló que hasta “podría ser un acuerdo con los nacionalistas para sensibilizar al pueblo y que recuperen aprobación Ollanta y Nadine”. Está circunstancia favoreció a Nadine pero la bajada de Humala sigue.

Realmente todas estas circunstancias dejan una sensación de podredumbre de la clase política nacional.

Si a esto se añade que la agrupación de PPK empieza a quedarse sin los Acuña, Simon, Lay, etc; los fujimoristas están en problemas internos y los izquierdistas se ven afectados por la situación en Venezuela el ciudadano común y corriente se ve desconcertado y con desconfianza.

Dentro de los posibles candidatos, de las agrupaciones conocidas, hay una falta de visión hacia lo que conviene al Perú. Esto, sin querer queriendo, favorece a los apristas y en especial a Alan García.

Por otro lado de los “outsiders” que se vislumbran, como Oscar Valdez, Luis Coquis y Carlos Jaico, se espera tengan mejores planteamientos. Hasta lo que conocemos, Jaico, quien preside Cambia Perú, agrupación fundada por los peruanos en el exterior, es el partido que estaría más organizado, tiene planteamientos concretos, así como viene rodeándose de gente de experiencia y calidad para formar un equipo de gobierno.



CARTA AL PAPA FRANCISCO.

Por el R.P. José Antonio Pagola (España).

“Casi sin darnos cuenta, estás introduciendo en el mundo la Buena Noticia de Jesús. Estás creando en la Iglesia un clima nuevo, más evangélico y más humano. Nos estás aportando el Espíritu de Cristo…”.

Querido hermano Francisco:

Desde que fuiste elegido para ser la humilde “Roca” sobre la que Jesús quiere seguir construyendo hoy su Iglesia, he seguido con atención tus palabras. Ahora, acabo de llegar de Roma, donde te he podido ver abrazando a los niños, bendiciendo a enfermos y desvalidos y saludando a la muchedumbre.

Dicen que eres cercano, sencillo, humilde, simpático… y no sé cuántas cosas más. Pienso que hay en ti algo más, mucho más. Pude ver la Plaza de San Pedro y la Via della Conciliazione llena de gentes entusiasmadas. No creo que esa muchedumbre se sienta atraída solo por tu sencillez y simpatía. En pocos meses te has convertido en una “buena noticia” para la Iglesia e, incluso, más allá de la Iglesia. ¿Por qué?

Casi sin darnos cuenta, estás introduciendo en el mundo la Buena Noticia de Jesús. Estás creando en la Iglesia un clima nuevo, más evangélico y más humano. Nos estás aportando el Espíritu de Cristo. Personas alejadas de la fe cristiana me dicen que les ayudas a confiar más en la vida y en la bondad del ser humano. Algunos que viven sin caminos hacia Dios me confiesan que se ha despertado en su interior una pequeña luz que les invita a revisar su actitud ante el Misterio último de la existencia.

Yo sé que en la Iglesia necesitamos reformas muy profundas para corregir desviaciones alimentadas durante muchos siglos, pero estos últimos años ha ido creciendo en mí una convicción. Para que esas reformas se puedan llevar a cabo, necesitamos previamente una conversión a un nivel más profundo y radical. Necesitamos, sencillamente, volver a Jesús, enraizar nuestro cristianismo con más verdad y más fidelidad en su persona, su mensaje y su proyecto del Reino de Dios. Por eso, quiero expresarte qué es lo que más me atrae de tu servicio como Obispo de Roma en estos inicios de tu tarea.

Yo te agradezco que abraces a los niños y los estreches contra tu pecho. Nos estás ayudando a recuperar aquel gesto profético de Jesús, tan olvidado en la Iglesia, pero tan importante para entender lo que esperaba de sus seguidores. Según el relato evangélico, Jesús llamó a los Doce, puso a un niño en medio de ellos, lo estrechó entre sus brazos y les dijo: “El que acoge a un niño como este en mi nombre, me está acogiendo a mí”.

Se nos había olvidado que en el centro de la Iglesia, atrayendo la atención de todos, han de estar siempre los pequeños, los más frágiles y vulnerables. Es importante que estés entre nosotros como “Roca” sobre la que Jesús construye su Iglesia, pero es tan importante o más que estés en medio de nosotros abrazando a los pequeños y bendiciendo a los enfermos y desvalidos, para recordarnos cómo acoger a Jesús. Este gesto profético me parece decisivo en estos momentos en que el mundo corre el riesgo de deshumanizarse desentendiéndose de los últimos.

Yo te agradezco que nos llames de forma tan reiterada a salir de la Iglesia para entrar en la vida donde la gente sufre y goza, lucha y trabaja: ese mundo donde Dios quiere construir una convivencia más humana, justa y solidaria. Creo que la herejía más grave y sutil que ha penetrado en el cristianismo es haber hecho de la Iglesia el centro de todo, desplazando del horizonte el proyecto del Reino de Dios.

Juan Pablo II nos recordó que la Iglesia no es el fin de sí misma, sino solamente “germen, signo e instrumento del Reino de Dios”, pero sus palabras se perdieron entre otros muchos discursos. Ahora se despierta en mí una alegría grande cuando nos llamas a salir de la “auto referencialidad” para caminar hacia las “periferias existenciales”, donde nos encontramos con los pobres, las víctimas, los enfermos, los desgraciados…

Disfruto subrayando tus palabras: “Hemos de construir puentes, no muros para defender la fe”; necesitamos “una Iglesia de puertas abiertas, no de controladores de la fe”; “la Iglesia no crece con el proselitismo, sino por la atracción, el testimonio y la predicación”. Me parece escuchar la voz de Jesús que, desde el Vaticano, nos urge: “Id y anunciar que el Reino de Dios está cerca”, “id y curad a los enfermos”, “lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis”.

Te agradezco también tus llamadas constantes a convertirnos al Evangelio. Qué bien conoces a la Iglesia. Me sorprende tu libertad para poner nombre a nuestros pecados. No lo haces con lenguaje de moralista, sino con fuerza evangélica: las envidias, el afán de hacer carrera y el deseo de dinero; “la desinformación, la difamación y la calumnia”; la arrogancia y la hipocresía clerical; la “mundanidad espiritual” y la “burguesía del espíritu”; los “cristianos de salón”, los “creyentes de museo”, los cristianos con “cara de funeral”. Te preocupa mucho “una sal sin sabor”, “una sal que no sabe a nada”, y nos llamas a ser discípulos que aprenden a vivir con el estilo de Jesús.

No nos llamas solo a una conversión individual. Nos urges a una renovación eclesial, estructural. No estamos acostumbrados a escuchar ese lenguaje. Sordos a la llamada renovadora del Vaticano II, se nos ha olvidado que Jesús invitaba a sus seguidores a “poner el vino nuevo en odres nuevos”. Por eso, me llena de esperanza tu homilía de la fiesta de Pentecostés: “La novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos y planificamos nuestra vida, según nuestros esquemas, seguridades y gustos… Tenemos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos, nos saque de nuestros horizontes, con frecuencia limitados, cerrados, egoístas, para abrirnos a los suyos”.

Por eso nos pides que nos preguntemos sinceramente: “¿Estamos abiertos a las sorpresas de Dios o nos encerramos con miedo a la novedad del Espíritu Santo? ¿Estamos decididos a recorrer los caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o nos atrincheramos en estructuras caducas, que han perdido la capacidad de respuesta?”. Tu mensaje y tu espíritu están anunciando un futuro nuevo para la Iglesia.

Quiero acabar estas líneas expresándote humildemente un deseo. 

Tal vez no podrás hacer grandes reformas, pero puedes impulsar la renovación evangélica en toda la Iglesia. Seguramente, puedes tomar las medidas oportunas para que los futuros obispos de las diócesis del mundo entero tengan un perfil y un estilo pastoral capaz de promover esa conversión a Jesús que tú tratas de alentar desde Roma.

Francisco, eres un regalo de Dios. ¡Gracias!


LOS PAÍSES QUE VAN PARA ADELANTE.

Por Andrés Oppenheimer (Argentina).

Nota aparecida en El Nuevo Herald de Miami.

Hay muchas maneras de intentar pronosticar cuáles países prosperarán más —y cuáles menos— en los próximos años, pero una de las más reveladoras es la que surge de un informe que acaba de ser publicado de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), con el número de patentes internacionales de nuevas invenciones solicitadas por cada país el año pasado.

El informe anual de OMPI, una organización internacional integrada por 187 países, revela que Estados Unidos sigue siendo, de lejos, el líder mundial en innovación, con 57,300 solicitudes de patentes internacionales presentadas ante la OMPI en 2013, lo que representa un aumento del 11 por ciento sobre el año anterior. En segundo lugar se encuentra Japón, con 44,000 solicitudes de patentes (1 por ciento de aumento sobre el año anterior), y luego China, con 22,000 solicitudes de patente (16 por ciento de aumento sobre el año anterior). En cuarto y quinto lugar están Alemania, y Corea del Sur.

En comparación, el número de patentes internacionales solicitadas por los países europeos no varió, y el de los países latinoamericanos permaneció en niveles insignificantes.

“Hay un aumento en las solicitudes de patentes internacionales de Estados Unidos y China, pero no en otras jurisdicciones”, me dijo Carsten Fink, el jefe de economistas de la OMPI desde Ginebra en una entrevista telefónica.

Fink dijo que las estadísticas de OMPI son una de las mejores maneras de medir el nivel de innovación de cada país, porque reflejan las patentes de mayor potencial. Habitualmente, los inventores particulares o las empresas suelen registrar primero una patente en su país de origen, y sólo solicitan una patente internacional ante la OMPI cuando creen que pueden vender su producto en otros países.

Todos los países latinoamericanos sumados solicitaron alrededor de 1,000 patentes internacionales el año pasado, una cifra mínima si se la compara con las 12,400 solicitudes de Corea del Sur, o las 1,600 de Israel. En otras palabras, los 32 países de Latinoamérica juntos —con una población de casi 600,000 millones de personas— presentaron menos del 10 por ciento de las solicitudes de patentes internacionales presentadas por Corea del Sur, un país de solo 50 millones de personas.

Dentro de Latinoamérica, Brasil presentó 660 solicitudes de patentes internacionales el año pasado, México 233, Chile 144, Colombia 82, Argentina 26, Perú 13, Costa Rica 12, Cuba 9 y Venezuela 1, según el informe de la OMPI.

Cuando le pregunté a Fink por qué los países latinoamericanos presentan tan pocas solicitudes de patentes, me dijo que “el desafío de los países latinoamericanos es crear un ecosistema donde pueda florecer la innovación”.

Y agregó: “Eso implica tener un buen sistema educativo, incentivos fiscales para estimular la investigación y desarrollo de nuevos productos, mecanismos financieros para respaldar el capital de riesgo y políticas que favorezcan la movilidad de personas altamente calificadas, para traer talentos de otros lugares”.

¿Hay una relación directa entre la inversión de los países en investigación, y la cantidad de patentes que producen?, le pregunté a Fink.

Su respuesta fue afirmativa. “China gasta el 1.7 por ciento de su PBI en investigación y desarrollo, mientras que casi todos los países latinoamericanos gastan menos del 1 por ciento”, explicó.

Respecto de si Latinoamérica no debería gastar más en escuelas, hospitales y comida para los pobres en lugar de estimular la innovación tecnológica, Fink dijo que esos argumentos pueden ser válidos para los países más pobres del mundo, pero no para países latinoamericanos de ingreso medio.

“China es un país de ingreso medio, pero ha invertido más en investigación y desarrollo que cualquier otro país de ingreso medio”, dijo Fink. “En la medida en que el progreso tecnológico es uno de los grandes impulsores del crecimiento económico, lo que deberían hacer los países latinoamericanos de ingreso medio es invertir más en investigación y desarrollo”.

Mi opinión: coincido con Fink. Y agregaría que ahora que parece haberse acabado el boom de los precios de las materias primas, existe una urgencia aún mayor para que los exportadores latinoamericanos de materias primas se integren a la carrera mundial por la innovación productiva.

Por más que están muy atrás, como muestran los nuevos datos de la OMPI, pueden hacerlo: hace apenas 50 años, Corea del Sur y otros países asiáticos que hoy sobresalen en innovación eran tanto o más pobres que los países latinoamericanos.

Pero mientras los países asiáticos invirtieron en educación de calidad, investigación y desarrollo, gran parte de Latinoamérica despilfarró su dinero en subsidios sociales provisorios que crearon una falsa sensación de progreso, sin generar crecimiento a largo plazo.

Los nuevos datos de la OMPI ayudan a explicar por qué los países asiáticos han crecido tanto y reducido la pobreza tanto más rápidamente que los latinoamericanos. Habría que seguir su ejemplo, y apostarle a la educación de calidad, la ciencia y la tecnología.

 
CARTA DEL JEFE DE GOBIERNO DE BUENOS AIRES AL PRESIDENTE NICOLÁS MADURO.

Por Mauricio Macri (Argentina).

Este si que es un argentino valiente. Macri a Maduro: Donde usted ve al enemigo, yo solo veo venezolanos.

Presidente Maduro:

Es evidente que usted y yo vemos cosas distintas y de distinta manera. Por ejemplo, donde usted ve enemigos a los que quiere aniquilar, yo veo a venezolanos enojados que le exigen cambios a su gobierno. Donde usted ve una conspiración, yo veo cómo se llevan baleada en una moto a Génesis Carmona agonizando a los 22 años. Y no lo veo a usted. No lo vi en los funerales de esos inocentes.

Donde usted ve fascistas protestando, yo veo gente, veo personas, veo seres humanos que no están de acuerdo con usted. Lo hacen como pueden, son gente, también son el verdadero pueblo venezolano ¿o sólo los que lo aplauden son el pueblo y los otros son enemigos? También veo lo que usted parece que no ve. Veo las motos temibles de grupos paramilitares que en la noche disparan contra civiles desarmados, incluso disparan contra sus casas y departamentos, como muestran los videos en Youtube.

Donde usted ve en las redes sociales solamente difamación y mentira, yo encuentro la indignación verdadera de los venezolanos que tienen allí el único espacio que les quedó para denunciarlo con todas las letras, porque ya casi se quedaron sin medios de comunicación porque usted los cerró, los ahogó, los persiguió y hasta los echó del país ¡Qué suerte que existen Twitter y Facebook para que puedan hacernos saber lo que está pasando en Venezuela!

Días atrás el gobierno argentino le ratificó su “apoyo total y absoluto”. No debería confundir al gobierno argentino con los argentinos, como nosotros no lo confundimos a usted con los venezolanos. No todos lo apoyamos de forma total y absoluta en sus abusos. Yo, por ejemplo, prefiero exigirle la liberación inmediata de Leopoldo López y de todos los presos políticos venezolanos. Elijo pedirle que asuma el control de la fuerzas parapoliciales que esparcen el miedo y la muerte a balazos. Prefiero pedirle que garantice la libertad y se siente a dialogar honestamente con los que piensan distinto.

No son enemigos ni conspiradores los que protestan, son venezolanos

Firmado: Mauricio Macri, Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

 
LAS LIBERTADES DE LA DEMOCRACIA.

Por Luis Ordóñez (Perú).

No hay como la libertad. El ave nace y vuela libre por entre las copas arbóreas. El viento recorre libre por el amplio firmamento. El hombre nace libre y debe vivir libre. Que la sociedad jerarquice a algunas personas por sus habilidades, por sus conocimientos o sus oportunidades, no implica que aquellos limiten las libertades de las grandes mayorías. ¿Qué corona se maneja un Presidente de la república (El caso Venezuela por ejemplo) para prohibir que los ciudadanos opinen? ¿Quién le ha hecho creer a ese Presidente que el cargo político coyuntural le da prerrogativas que no le competen? Por favor.

Una científica neuróloga cubana está publicando un libro, de su vida con las autoridades de su país. Entre otros temas, siendo ella fundadora del centro neurológico, fue sacada del trabajo, por no permitir la comercialización dolarizada de extranjeros, desplazando a cubanos de escasos recursos económicos; encima, no fue autorizada abandonar el país y fue perseguida y torturada físicamente, como vulgar delincuente. Ahora con residencia en Argentina, se da la libertad de publicar estas experiencias en un libro.

¿Por qué los que dicen ser representantes de “izquierda”, fijan sus distancias con la democracia, para satisfacer sus caprichos personales, familiares y amicales? Luego, para alejar su culpabilidad de actos desastrosos que conculcan las libertades de los demás, echan la culpa directa al sistema, al gobierno tal, a la organización X. ¿Será por esa razón que la mayoría de la población los ha perdido credibilidad? ¿Por qué ese grupo de personas, llegado al poder, lo primero que hace es procurar perpetuarse en el poder? Que inmadurez.

No vayamos muy lejos. En Perú, sin ser autoridades, siendo solamente dice partidarios de un grupo, haciendo caso al ideario idealizado y dogmatizado de una persona, el grupo aglutinaba simpatizantes, empleando la fuerza, la amenaza; e incluso, asesinando a más de sesenta mil peruanos, la gran mayoría inocente. No solo mataba personas, sino derribaba puentes, torres de alta tensión, destruía carreteras ¿Quiénes fueron los perjudicados? Los pobladores: por las muertes inocentes y por la destrucción de los servicios del mismo pueblo. En aquella arremetida dogmatizada, nadie podía hablar, nadie podía contradecir, no había libertad de opinión. También, aquel grupo se decía ser de “izquierda”. ¿Quién le dio potestad a ese grupo limitar las libertades de los demás? ¿Las armas? ¿Las armas que matan personas? ¿Cómo un grupo o Gobierno puede usar las armas para callar a las personas? ¿Es que el ser humano se está degradando a la edad del más fuerte? ¿Dónde está la ciencia, la tecnología, la inteligencia?

La democracia brinda a las personas la facultad de elegir a sus gobernantes; empero, muchos se creen los indispensables y procuran por todos los medios seguir en el cargo. El sistema democrático está bien, porque la vida humana se desarrolla en libertad. Las normas democráticas deben ser universales para todos los países democráticos; y, una de ellas debe ser abolir todo tipo de reelección, porque es sinónimo de corrupción. Otra norma básica debe ser libertad de expresión y de prensa. Ningún país democrático debe reprimir a sus ciudadanos; salvo, cuando grupos armados dogmatizados atenten contra la vida y libertad de los ciudadanos. La libertad es un derecho de todo ser vivo, de todo humano. Nadie tiene derecho de limitar la libertad de otro ciudadano ¿Quién le da esa facultad? Nadie. 



LOS TIEMPOS DECADENTES.

Por Jorge Castañeda (Argentina).

Interesante opinión de nuestro amigo y colaborador, Jorge Castañeda, escritor de Valcheta.

Desde hace años, debido a la caída de los viejos paradigmas y de las doctrinas devoradas estrepitosamente en el siglo pasado, solo perduran como alternativas aburridas las democracias formales, donde las elecciones no son otra cosa al decir de Carlyle que “un abuso de la estadística”.

Ya poco se diferencian las doctrinas  políticas unas de otras porque “las certidumbres humanas se han disuelto en un mundo en el que diferentes sistemas de coordenadas  atribuyen sin cesar valores cambiantes” y donde al desplazar la ideas y las ideologías todo es relativo. Y en ese escenario del todo vale  la clase dirigente se ve imbuida en su accionar de un espíritu pragmático dictado por la tiranía de las complejas realidades de estos tiempos inciertos y apáticos, donde no hay alternativas sino trabajar para la coyuntura y en la más completa orfandad de ideas rectoras. En realidad se habla mucho de la muerte de las ideologías, pero la crisis es más profunda porque lo que se ha derrumbado han sido los viejos paradigmas a cuya sombra la humanidad se recostó durante varios siglos. 

“Las doctrinas han llegado a ser simples temas de juego. No pretenden ya la verdad, sino sólo la distracción. La idea de una verdad absoluta ha desaparecido de la confianza de los hombres. Viven ahora en un mundo cuyo desorden fundamental no entrega más que apariencias e ilusiones. El mundo es absurdo y sin orden, y el hombre está libre en el caos”.

Desde hacía largo tiempo el hombre había querido creer que un esfuerzo paciente conduciría a la verdad y ésta a la felicidad de los pueblos. Pero la verdad de golpe se convirtió en un fénix inasible que renace de las cenizas del error o en un Proteo que sin cesar cambia de forma. Y hoy para los gobernantes, todo problema admite una infinidad de soluciones donde nada es cierto ni está fijo, por eso no se puede contener una nueva realidad que aún ni siquiera podemos vislumbrar en el marco de ideologías y doctrinas del pasado, porque como decía el Jesús de los evangelios “no se puede volcar el vino nuevo en odres viejos”.

René Marill Alberes en un interesante ensayo sobre el siglo XX escribió que desde el colapso de las doctrinas vigentes en el mismo, hoy “por un punto pasan una infinidad de paralelas a una recta. Y sobre las llanuras infinitas donde el hombre vaga sin objeto, sobre las doctrinas que se tornan menos seguras a medida que se rebajan y multiplican, al final de milenarios de humanismo que habían proclamado que una razón absoluta juzga y guía a los hombres, una gran voz pasó sobre los montes y los valles, sobre las semicertidumbres y sobre las dudas, anunciando que la ley del espíritu estaba abolida, que cada cual estaba solo, que nadie podía medir y apoyar su razón en la de otro, que toda verdad admitía una infinidad de contradicciones, y por encima de las ruinas de lo absoluto, esa voz gritó: “El gran Euclides ha muerto”.

Y en esta incertidumbre reside el desgarro ideológico de este siglo que se lleva todo y no paga dividendos: el mundo no es coherente, no hay ideas rectoras ni inquietud intelectual, la razón se divide, pero no se reúne, los políticos son impotentes para fijar sus conocimientos en un programa, y los problemas a nivel global se multiplican peligrosamente aún en las regiones más periféricas; es que ya no hay ninguna esencia inmutable porque las grandes muchedumbres están persuadidas del fracaso que espera a la vuelta de la esquina.

Los países están sufriendo los costos de haber rechazado todos los cánones y paradigmas del pasado, donde la ética ha repelido las reglas de la moral y un pensamiento falaz excluyó los sistemas y las ideas que dieron nacimiento a las grandes causas. Hoy todo es relativo. Y todos los relatos “están limitados por la posición del narrador”.

Expresa Marill Alberes que “el hombre de este tiempo, a diferencia de los griegos que fundaron la civilización del logos y de la palabra en torno a la plaza pública, ha dejado de dar vueltas por ella porque estamos en una época en que no existen ya esas creencias comunes que los agrupan y cada cual mira al mundo desde su propio observatorio, sin confrontar su visión con la de los demás; ya no hay más lugares comunes, ya no existen esas vagas pero sólidas convenciones del pensamiento, a partir de los cuales podían cambiarse nuevas ideas”. Y en ese mismo sentido Brunetière escribió lúcidamente que “ha pasado el tiempo de los sistemas, y por hermosos que sean en adelante una construcción o un palacio de ideas, la confianza de la humanidad no habrá de habitarlos”.
Desde el derrumbe de las ideologías ya no existe un campo común posible para las grandes discusiones. Los puntos de vista personales no pueden ser confrontados con un sistema único de coordenadas universales y cada cual inscribe sobre el mundo la curva representativa de su ecuación, pero ya no la puede medir porque le han borrado la abscisa, la ordenada, y su punto de encuentro.

Y por esa orfandad los políticos ya no son creíbles, las muchedumbres se sienten defraudadas y ocupan las calles de las grandes ciudades con sus reclamos. Las plataformas de los partidos políticos son vulneradas por las decisiones de sus mandatarios que se ven obligados a tomar decisiones de corto plazo y opuestas a sus propias creencias.

José Manuel Estrada avizorando el futuro escribió “veo bandas rapaces, movidas por la codicia, la más vil de todas las pasiones, enseñorearse en el país, dilapidar sus finanzas, pervertir su administración, chupar su substancia, pavonearse insolentemente e3n las más cínicas ostentaciones del fausto, comprarlo y venderlo todo, hasta comprarse y venderse unos a los otros a la luz del día”.

“Veo más: Veo un pueblo indolente y dormido que abdica de sus derechos, olvida sus tradiciones, sus deberes y su porvenir, lo que debe a la honra de sus progenitores y el bien de la posteridad, a su estirpe, a su familia, así mismo y a Dios. Y se atropella en las Bolsas, pulula en los teatros, bulle en los paseos, en los regocijos y en los juegos, pero ha olvidado la senda del bien, y va a todas partes, menos donde van los pueblos animosos, cuyas instituciones amenazan derrumbarse carcomidas por la corrupción y los vicios”.

Por eso en estos tiempos de transición se necesitan nuevos paradigmas y corrientes de pensamiento, pero se tiene que despertar nuevamente la inquietud intelectual que siempre fue a la cabeza de los grandes acontecimientos que cambiaron la historia.
Hace falta un nuevo pensamiento que encienda nuevamente una luz de esperanza para todos los hombres. 

“¿Y qué es un pensamiento nuevo, brillante, extraordinario? No es, como se imaginan los ignorantes, un pensamiento que nadie haya tenido ni debido tener jamás: es, por el contrario, un pensamiento que ha debido sobrevenir a todo el mundo y que alguien acierta a expresar por primera vez”.

Es irónico que esta nota termine con este texto pues pertenece Boileau, del Prefacio de la edición de las “Sátiras” en el año 1701.

Como siempre fue en la historia de la humanidad donde, verbigracia, la Edad Media dio a luz al Renacimiento, debemos esperar al decir Boileau que esta crisis de valores sin precedentes alumbre un nuevo tiempo más feliz y “arribemos a las iluminadas, espléndidas ciudades del futuro”.


EL PALAIS CONCERT.
Por Maigualida Pérez Gonzáles (Venezuela).
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En la cómoda butaca del avión comienzo a leer un periódico limeño, en la sección de Cultura me llama la atención un gran aviso: ¡SALVEMOS AL PALAIS CONCERT! Sin creer totalmente la noticia de lo que está sucediendo sigo leyendo y mi alma se apodera de un gran desasosiego. Aparecen los recuerdos y los pensamientos arman una ronda de baile que en cada vuelta me recuerdan la felicidad que tuve al lado de seres tan especiales. Del maletín de cuero que tengo a mi lado saco una libreta y comienzo a escribir, las letras salen espontáneas, como la hierba en un jardín.

Voy a intentar contar la historia de lo sucedido entre nosotros, trataré de hacerlo ordenadamente, oyendo mi corazón y con la firmeza de mis sentimientos. A las palabras, como a las hojas, se las lleva el viento, por eso quizás estas palabras se irán con la brisa a muchos lugares. No quiero que pierdan vida como las hojas secas que se guardan en los libros. Quiero que las lean y oigan mi voz, la emoción y el instante en que fueron escritas, eso les devolverá la vida porque son mi continuación, Me duele tanto que mis muertos se vuelvan a morir conmigo que decidí, en este momento, dejarlos vivos en mis letras que están unidas por un hilo de amor, ese es su único mérito.

Me regalaste con ese viaje uno de los mejores recuerdos de mi vida. Para mi fue una gran aventura que dejaría profundas huellas en mi alma. Te sentaste junto a mi una tarde y dijiste: el fin de semana partimos a Lima, quiero que conozcas la tierra y la ciudad donde nací, allí todo es un sueño. Abre bien tus ojos, tu memoria y sobre todo tu corazón para que algún día le cuentes a tus hijos de dónde vienen sus raíces paternas y les describas el lugar preferido de tus bisabuelos: el Palais Concert, un lugar donde reinaba la vida bohemia, la camaradería y la amistad.

Esa noche la emoción no me dejó dormir porque esa ciudad representaba las figura de mi padre y de mis abuelos, las calles y los lugares eran ellos,  las iglesias, las plazas y especialmente ese café. Todo era lo que ellos se habían ocupado de guardar en mi corazón.

Se hicieron interminables las horas para que llegara el día soñado. Mientras tanto día a día yo subía y bajaba las escaleras con prisa para observar cada detalle de la foto de mi bisabuelo colgada en el estudio de mi padre. El retrato mostraba a un hombre de figura estilizada y facciones finas. El traje negro, su seriedad y las sienes plateadas le daban una aureola de autoridad. Recuerdo que alguna vez mi padre comentó que a mi bisabuelo la pobreza y los sufrimientos le habían concedido una precoz madurez y que al llegar a Lima había dejado de ser un hombre de pueblo, por eso cuando le tocó volver de nuevo a la vida tranquila del interior de su patria una inmensa sensación de hastío le hacía añorar su vida en la gran ciudad y los momentos vividos en el Palais Concert.

Aunque no lo conocí físicamente mi padre se ocupó de describirlo de manera perfecta, así que fue un compañero frecuente en mi vida. Sabía que tenía unos modales suaves y sus palabras eran lentas y precisas, que pocas veces se enfadaba. Que hablaba poco, pero su silencio en vez de enervar, complementaba..

Aprendí que siempre contaba de un hombre que murió muy joven llamado Abraham Valdelomar que empezó a admirar cuando fundó el periódico escolar la Idea Guadalupana. Este señor llamaba la atención de las personas con su indumentaria y sus improvisaciones, su palabra era única, los llevaba con sus versos a los cielos cristalinos y la prosa callejera se glorificaba en su palabra, pero pese a sus poses petulantes y escandalosas seguía siendo en el fondo un hombre humilde y un buen amigo. La razón de su actitud arrogante y provocadora, según él mismo explicaba, era para que todos, en especial la encopetada sociedad limeña  prestara atención a los escritores provincianos.

Y todas esas emociones las vivían los jóvenes poetas, intelectuales y bohemios como mi bisabuelo y sus amigos en ese sitio llamado Palais Concert. Por ese café pasaron al lado del Conde de Lemos las mentes más brillantes de principios del siglo XX: César Vallejo, José Carlos Mariátegui, Percy Gibson, Ernesto More y otros. Allí soñaban, fumaban, leían la prensa, hablaban de poesía, política y eran galantes con las damas limeñas afrancesadas donde más de una vez Valdelomar expresó: “El Perú es Lima, Lima es el Jirón de la Unión, el Jirón de la Unión es el Palais Concert y el Palais Concert soy yo”.

En las grandes ciudades de América se había comenzado a vivir la experiencia de la masificación donde la novedad era el alimento único que se aceptaba. Valdelomar fue un maestro “en lo nuevo”, apelaba a ciertas condiciones operativas que iban desde el atuendo personal hasta la gesticulación, desde las costumbres públicas hasta la participación en los sucesos del momento con el fin de conseguir una ubicación social y hacerse oír y todo esto se desarrollaba y lo conseguía en ese sitio llamado Palais Concert que marcó historia en la generación del momento.

Y allí se conocieron mis bisabuelos Carmen y Antonio. Largas conversaciones en la casona de la vieja hacienda de mis padres fueron para mí testimonio del amor y la veneración que profesaba mi bisabuela por el hombre y su obra. Comenzó a amarlo en sus escritos mucho antes de conocerlo personalmente, desde los catorce años. Como en una oración surgía la confidencia sobre el buen esposo eternamente enamorado y cuentan que ochenta años después hablaba de él y repetía cada uno de sus versos, de sus discursos, de sus cuentos, sin que hubiera disminuido en nada el gran amor que sintió y que la acompañó hasta su último instante.

El Palais Concert fue un célebre café ubicado en pleno cercado de Lima, en la esquina del Jirón de la Unión. La compañía de Gustave Eiffel fue la encargada de su construcción que rompió con el alineamiento tradicional del perfil urbano de la época y reflejó el estilo Art. Nouveau del edificio hecho en concreto en sus estructuras y con ornamento en su fachada.

Fue construido a todo costo y lujo. El ala principal estaba dividida en tres secciones: la confitería, el bar, y el salón elegantemente decorado. En el fondo y al centro, al pie de los proscenios se encontraba la Orquesta, un grupo de señoritas, entre las que se encontraba mi bisabuela, que tocaban algunas veces valses vieneses y otras música movida y retozona. Los espejos tapizaban las columnas y las paredes a la vez  que reflejaban la gran cantidad de luces eléctricas que se usaron constituyendo una novedad para la época creando un ambiente mágico lleno de luz y color.

El centro y la entrada principal de la sala estaban separadas por una gran división de lunas blancas y amarillas. Las puertas y ventanas tenían formas caprichosas y bellas combinaciones con grandes lunas vitró. El acceso a la planta baja se hacía a través de cuatro escaleras de mármol.

El local, con sus modernas máquinas fabricaba sus propios helados, pastas y confituras donde empleadas y mayordomos elegantemente vestidos atendían a los comensales y visitantes.

Mil veces en el transcurso de mi vida a través de mi imaginación repetí mis pasos hacia ese lugar mágico que marcó mi alma para siempre, cada vez que lo recordaba estaba más presente que la primera vez.

La sola imagen del Palais Concert era sinónimo de distinción. Hoy en día se puede observar en los billetes de 50 Nuevos Soles y fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 1972.

Pasó el tiempo y después de haber cerrado sus puertas los bellos salones perdieron parte del decorado de principios del siglo XX y han sido usados para otros fines olvidando la raíz de su creación: ser un sitio de encuentro para el arte, la literatura y la cultura. Una reliquia histórica de gran valor artístico y arquitectónico, desvalijado primero, masacrado después, por los eternos enemigos de la cultura. El pasado es el espejo del presente, pero en este caso ese pasado se está convirtiendo en el fracaso del presente al no saber valorar ni conservar en el tiempo esa joya arquitectónica en el proceso viviente de la historia.

Conocer a través de la distancia lo que ha pasado con este maravilloso lugar tan cercano a mi vida y a mis recuerdos  me hizo sentir esa fatiga que se apodera del espíritu cuando experimenta sensaciones fuertes y a la vez sentir ese grito que asciende por la raíz de su historia y nos hace estremecer con su propia resonancia y que debe convertirse en una clarinada de alerta en el corazón de todos los limeños y de todos los que aún no habiendo nacido en tierras peruanas lo llevamos en el corazón y en el camino de nuestra existencia de generación en generación.

La voz de la aeromoza indica que estamos llegando a nuestro destino. Después de mucho tiempo estaré de nuevo en la Ciudad de los Reyes, esta vez con dos grandes penas: la desaparición de mi padre y la destrucción del Palais Concert.


RECUERDOS DE GUERRAS Y ESPERANZA DE PAZ.

Por Addhemar H.M. Sierralta (Perú).

Herbert había pertenecido al ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Aquella época en la que Hitler dio rienda suelta a sus locuras y causó una de las desgracias más grandes para la humanidad. Con sus 27 años, había arribado a Lima en 1950 con la esperanza de tener un mejor futuro, después que su país quedó casi en ruinas.

A poco de llegar a la capital peruana el joven alemán, tío de mis compañeros de barrio Peter, Helga y Hans, se hizo amigo de mis padres y llegó a casa donde nos narraba sus experiencias durante los bombardeos en Berlín. Recuerdo que un día se presentó en casa con su uniforme de militar y constituyó toda una novedad.

Mi tío Eugenio, quien también era de Alemania, llegó una tarde a casa manejando un auto que nos llamó la atención. Por ese tiempo era muy raro ver aquel diminuto carro en el que se metía con su 1.90 mts de estatura causando la risa de todos. Se trataba de un Volkswagen azul que nos parecía muy gracioso. Años más tarde se convertiría en uno de los vehículos más famosos del orbe.

Ver a mi tío conversando en alemán con Herbert era también muy curioso. Mis hermanos y yo jamás habíamos escuchado ese idioma y nos pareció de lo más complicado. Por supuesto que no entendimos ni pizca y solo atinamos a sonreir.

Cuando nos contaba, Herbert, sobre la guerra, vino a mi mente una noche de la década de los 40 en la que un amigo de la familia –a la sazón Ministro de Guerra- nos trajo comida enlatada y tabletas de la dieta que consumían en combate los soldados aliados. Sabía asquerosa, pero para los que estaban en el frente les sabría a gloria, estaba seguro.

La Guerra Mundial sirvió también para que mis tíos, en casa de la abuela, siguieran el desarrollo de la misma en un gran mapa  del mundo colgado en la sala del escritorio. Con banderitas de colores identificaban las zonas de dominio de los aliados y del eje. Seguían las noticias de los periódicos y de la radio e iban modificando las banderitas de acuerdo a los avances o retrocesos de las tropas.

Lo que me interesaba a mi era leer Selecciones para enterarme de las hazañas de  la guerra. También me gustaba identificar los aviones, naves y tanques de combate.

Poco a poco me iba dando cuenta que luego de esta horrorosa guerra el mundo entraba en una etapa de recuperación y progreso. Por 1952, nuestro amigo Herbert, nos anunció que retornaría a Alemania porque se presentó una oportunidad de trabajo y extrañaba a su familia. Se marchó y nunca más supimos de él.

Pero el mundo no estaría en paz por mucho tiempo. Otro conflicto, esta vez la Guerra de Corea nos centraría la atención. Nuevamente los mapas, los juegos de guerra, unos como las tropas de Mac Arthur y otros como los  coreanos y chinos, llamaría a los chicos del barrio a tomar bandos en combates imaginarios. 

Nuestra generación, desde la niñez, estuvo signada por la mortal guerra. El estar lejos de la misma no significaba que no supiéramos lo que ocurría.  Ya la marcha de Mao Tse Tung en China, la nueva guerra en Indochina en la que se sacó a los franceses de esa zona, que luego terminaría en la de Viet Nam. O la revolución cubana de Castro siguieron marcando el horror ante nuestra juventud. Las guerras de liberación en África y los conflictos del Medio Oriente tampoco nos eran ajenos.

Nunca pudimos imaginar que en nuestro país tendríamos, más adelante, el espanto   de los guerrilleros de los de la Puente Uceda y compañía (en los sesenta), y años más tarde la crueldad e insanía terrorista del los asesinos Abimael Guzmán de Sendero Luminoso y del MRTA. Me tocó vivir y sufrir en carne propia las consecuencias de esta barbarie, cuando una noche en la calle Tarata de Miraflores, los coche-bomba del terrorismo causaron horror y muerte y especialmente, en mi caso, tuve 32  heridas.

La irreflexión de los seres humanos sigue siendo estúpida. Estuve en Estados Unidos cuando la brutal destrucción de las torres gemelas de New York y veo, en la actualidad, que no aprendemos y seguimos ciegos de odio, ambición y venganza. Hay quienes creen tener la verdad y siguen poniendo en riesgo a la humanidad. Si bien hemos saltado –por ahora- la Tercera Guerra Mundial, los políticos, los conflictos económicos, las desinteligencias fronterizas, el fanatismo religioso, los ultras de derecha y de izquierda, la intemperancia, la codicia, la pérdida de valores y amor al prójimo sigue siendo un común denominador en los pueblos que puede terminar con la raza humana. Dios nos ampare e ilumine para entrar en la cordura y en la paz.

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Fuente: 

TIEMPO NUEVO INTERNACIONAL
 
Addhemar Sierralta
 
 Año 6 No. 240 -  8 de abril de 2014