viernes, 4 de abril de 2014

ESCRIBIR PARA NIÑOS: ALGO EN QUÉ CREER - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2014 AÑO
DE LA BATALLA DE LA LECTURA Y
ESCRITURA POR LA CONSTRUCCIÓN
DE UN MUNDO MEJOR
 
ABRIL, MES DE LA PALABRA,
LA CREATIVIDAD LITERARIA E
INMORTALIDAD DE CÉSAR VALLEJO
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
 
MISA DE MES
 
DE QUIEN EN VIDA FUE
MIGUELINA SANCHEZ GAMBOA,
MADRE DEL PRESIDENTE DE CAPULÍ,
VALLEJO Y SU TIERRA EN MADRID,
DR. CARLOS BENITES SANCHEZ,
SE REALIZARA EN LA PARROQUIA
DE FATIMA EL SABADO 5 DE ABRIL
A HORAS 8.00 DE LA MAÑANA,
EN LA CIUDAD DE TRUJILLO. PERÚ
 
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ÁGAPE
VALLEJO
 
CITA DE HONOR, DE ADHESIÓN
Y FRATERNIDAD POR EL INGRESO
DE CÉSAR VALLEJO A LA INMORTALIDAD
 
TESTIMONIOS
POEMAS, CANCIONES,
PROCLAMAS
 
TRIBUNA LIBRE:
 
RAMÓN NORIEGA
FREDERIK SOTOMAYOR
MANUEL RUIZ PAREDES
FLORENCIA ROLDÁN
JOSÉ CRUZADO GAMBOA
VICKI CHAMORRO
 
INSCRIPCIONES
ABIERTAS
 
SÁBADO 12 DE ABRIL
6 PM. AL PIE DEL MONUMENTO
A CÉSAR VALLEJO. CENTRO
HISTÓRICO DE LIMA. FRENTE
AL TEATRO SEGURA. JIRÓN
HUANCAVELICA, 3° CUADRA
 
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ESCRIBIR
PARA
NIÑOS
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
ALGO
EN QUÉ
CREER
 
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
Se escribe para niños igual
que para adultos, sólo que hay
que escribir mucho mejor.
Máximo Gorki
 
 
1. Construcción
y desconstrucción
 
Es construcción pero es también desconstrucción de un mundo cultural la creación de textos literarios para niños y jóvenes. 
 
Cuando asumimos la función de creadores de literatura infantil y juvenil quisimos dar cumplimiento en realidad a esos dos procesos que se cumplen en ambos sentidos, y que son:
 
Construir un mundo nuevo y desconstruir, en el sentido de transformar, subvertir e innovar el mundo viejo hecho de farsa, estafa e impostura. Y de tanta literatura impostada y nefasta.
 
Porque, en primer lugar, creando textos para niños se construye un mundo cultural propio, nuevo, original.
 
Configurándolo con mejores atributos y, a veces, totalmente opuesto o inverso al existente, haciendo dicha construcción o desconstrucción de manera plena, gozosa y contundente. 
 
Y, esto último es así, puesto que se orienta directamente a la mente, a la conciencia y al alma de la gente.
 
2. No
mentir
 
Pero también se desconstruye, que es como decir se desmonta, se rehace y se devela un mundo mal hecho para erigir otro mejor, como es convertir la literatura de la adultez, que se arroga la representatividad de lo que es la literatura, por otra más natural, directa y ligada a la vida como es o puede ser la literatura infantil.
 
¿Por qué se escribe tan poca literatura infantil en el mundo de hoy? ¿Incluso en relación a la otra literatura adulta, o como queramos llamarla? Es porque al escribir para niños no se puede mentir ni se puede hacer desde posturas artificiales ni ególatras, ni se puede transar con el solapamiento, el oscurantismo y la vanidad. El niño tiene a flor de piel la vida, la imaginación y ama la felicidad; desde allí a la adulteración y a la infamia hay mucho trecho.
 
Por eso, no se escribe mucho para los niños y jóvenes porque el arte dirigido a ellos nos desafía, nos prueba, nos exige a ser legítimos y sinceros. Y esto no lo resistimos cuando tenemos el alma culposa, dañada e infesta. Entonces huimos despavoridos de ese lugar, o lo desechamos con actitudes de autosuficiencia, siempre dosificando bien un tufillo de desprecio. Porque generalmente el escritor de sociedades atrofiadas o decadentes se nutren de lo enfermizo, escatológico y morboso.
 
3. De cara
a Dios
 
Ahora bien, cuando se habla de la responsabilidad del escritor para con su sociedad, no solo se trata de la responsabilidad de escribir para paliar los males particulares que nos atenazan, el menos grave la soledad. 
 
No es sólo para representar un mundo con honestidad, ni tan sólo para iluminar el camino y conducir a la sociedad hacia mejores estadios o destinos. No se limita dicha responsabilidad del escritor sólo al compromiso que tiene con su presente y su circunstancia ni únicamente se coteja con su verdad personal por muy legítima que ella sea.
 
Hay una responsabilidad del escritor con el hombre total, el hombre íntegro y cabal. ¿Y por dónde habría que empezar para representarlo plenamente si no es con el niño? Pero, además, si quisiéramos encontrar un arquetipo o ideal de hombre ¿adónde tendríamos que recurrir si no es al infante? Es el mejor ejemplo de ese hombre total e ideal. 
 
En cambio, ¿no sería hermoso luchar por una sociedad que rescate para todos nosotros los dones de lo que es ser niños? Y, entre todos, en relación al mundo y de cara a Dios, como nos enseñó Jesús, luchar por lo que nos dijo, cual es: que quien no se le pareciese a ellos no entraría en el reino de los cielos.
 
4. Lo simple
y básico
 
De allí que cuando nos dirigimos a dichos destinatarios no es que nos agachemos o inclinemos en un acto condescendiente, piadoso o de encomiable generosidad; sino que, al contrario, nos empinamos. Nos elevamos mejorándonos nosotros mismos porque el niño es un ser muy íntegro y sutil, prístino y genial, y representarlo cabalmente puede ser el más grande desafío para un creador literario en el mundo actual.
 
Es innegable que tenemos en América Latina obras literarias acabadas y profundas, complejas y luminosas, que son dignas de compararse con los mayores portentos de la inteligencia y de la sensibilidad humana de todos los tiempos. Pero no hemos arreglado todavía lo simple, básico y primigenio, hecho que es indispensable acometer para que esas obras no floten en un ambiente enrarecido, y tengan los lectores sagaces que deben tener.
 
Hacer lo contrario es como si pretendiésemos hablar un lenguaje sofisticado sin haber pronunciado las palabras básicas y vitales que balbucea y, luego, redondea un niño, que quizá sea el vocablo: “mamá” o “papá”, ambas voces tan grandiosas como palabras y como significados que no podremos prescindir de ellas jamás.
 
5. Gitanos
y hechiceros
 
Porque son las primeras palabras que pronunció el padre las que pronunciará el hijo, y desde ese momento son palabras claves; son piedras angulares de toda producción cultural.
 
Palabras que, a fin de encontrarlas nuevamente, es necesario desconstruir el mundo que las ha ocultado hasta el punto de hacerlas desaparecer. 
 
En tal sentido, es imposible prescindir de una básica, nutrida y generalizada literatura infantil, y si no la tenemos es una responsabilidad edificarla en nuestro pueblo.
 
Por eso, poetas y músicos, narradores y dramaturgos, ilustradores y editores tenemos la obligación moral de concretar obras, primero, para los niños.
 
Porque no podemos seguir consintiendo el hecho inmoral que ellos canten o reciten, narren o representen, se recreen o se pongan tristes con textos o libros que no son suyos ni nuestros. Es como si comieran el pan de otra mesa que no es el pan de la mesa de la casa de sus padres.
 
6. Alguien
a quien amar
 
Un hecho que debemos tener en cuenta desde el inicio es el carácter dialéctico, antagónico y hasta disímil que asume el acto de escribir; a tal punto que a veces nos hará parecer como parcializados, simplistas y, hasta, equivocados; porque son múltiples, variados y frecuentemente opuestos los puntos de partida, como cabe y corresponde a un acto creador por excelencia como es la escritura literaria.
 
La escritura es espejo adonde debemos ir cada vez que queramos mirarnos recónditamente; cada vez que queramos que algo nazca, se inaugure o se funde; cada vez que queramos, incluso, entrar en el corazón de las demás personas y hasta en el interior de las casas.
 
Sentémonos a escribir no sólo cuando tengamos una idea, sino cuando queramos y cuando sintamos que ellas nos hacen mucha falta, cuando es importante encontrarlas y tener una noción de algo o de todo; una compañía, algo en quien creer y alguien a quien amar.
 
7. Lo distinto
y disímil
 
La escritura obra un prodigio, cual es que ella misma genera universo, que no sólo es un instrumento para canalizar o trasmitir lo que sentimos e imaginamos y que borbotea en nuestro pecho, sino que la misma escritura nos guía, nos conduce y nos eleva a la creación que inunda nuestro corazón.
 
Ella busca la luz, el aire, el encantamiento. Es una nave o ave de cuyas alas hay que asirnos fuertemente, sin cálculo ni plan ni propósitos previos. A veces, a su libre albedrío, como un espejo que jugase a reflejarnos de mil formas. Jugará a deformar nuestro rostro, a desfigurar nuestros rasgos, poniéndonos una nariz y ojos y boca de otros.
 
Presentándonos a veces el retrato de personajes que no somos, que son los que conozco a diario y que mis amigos saludan por la calle. Nos enseñará a aceptar que somos algo, o tenemos algo, completamente distinto a lo que la rutina nos ha impuesto, casi desconocido aunque reconozca que estaba allí adentro escondido y habitándonos hace mucho tiempo.
 
No temerle tampoco a esto. Hace mucha falta en nuestras vidas variar, buscar lo distinto y hasta disímil, porque vivimos atrapados únicamente creyendo que todo lo debemos gobernar con la razón y eso nos hace objetos, cosas y piezas de un sistema que comienza y termina por negarnos a nosotros mismos.
 
 
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CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
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