jueves, 27 de marzo de 2014

JUAN OJEDA A LOS 70 AÑOS - EL GENIO QUE YO CONOCÍ - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2014 AÑO
DE LA BATALLA DE LA LECTURA Y
ESCRITURA POR LA CONSTRUCCIÓN
DE UN MUNDO MEJOR
 
MARZO, MES DEL AGUA, DE LA MUJER
LA POESÍA, EL TEATRO Y EL NACIMIENTO
DEL POETA UNIVERSAL CÉSAR VALLEJO
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 
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XV ENCUENTRO INTERNACIONAL ITINERANTE
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
CAPULÍ EN EL HISTÓRICO COLEGIO
NACIONAL SAN JUAN DE TRUJILLO
 
 
 EL ENCUENTRO INTERNACIONAL ITINERANTE CAPULÍ,
VALLEJO Y SU TIERRA QUE SE DESARROLLA EN LIMA,
TRUJILLO Y SANTIAGO DE CHUCO ENTRE LOS DÍAS 20 Y 25
DE MAYO DEL PRESENTE AÑOS TIENE EL ATRIBUTO DE
REALIZAR SUS ACTIVIDADES EN LOS PRECISOS LUGARES
QUE SON HITOS HISTÓRICOS EN LA VIDA Y OBRA DE CÉSAR
VALLEJO, RAZÓN POR LA CUAL SE INAUGURA
EN LA CASONA DE SAN MARCOS Y SE RECORRE EL PATIO
DE LETRAS BAJO CUYAS ARCADAS ÉL PASEÓ “SU PERFIL
DE ÁNGEL Y DEMONIO”, ASÍ COMO EN EL INSTITUTO
RAÚL PORRAS BARRENECHEA, AMIGO PERSONAL
DE CÉSAR VALLEJO ASÍ COMO MENTOR DE SU ESPOSA
GEORGETTE, LUEGO DE QUE ÉL MURIERA.
DEL MISMO MODO OCURRE EN TRUJILLO,
NI QUÉ DECIR DE SANTIAGO DE CHUCO, DONDE VISITAMOS
SU CASA, SESIONAMOS EN SU ESCUELA Y VISITAMOS
EL CEMENTERIO DONDE REPOSAN LOS RESTOS DE SUS
PADRES Y DEMÁS FAMILIARES, PUDIENDO DECIR QUE
CAPULÍ VALLEJO Y SU TIERRA ES UN VERDADERO
PEREGRINAJE DESDE QUE RECORRE LOS LUGARES
SANTOS DEL VALLEJISMO EN EL PERÚ.
EN TRUJILLO, ADEMÁS DE SESIONAR EN EL AULA VALLEJO
DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO SITUADA
EN PLENA PLAZA DE ARMAS DE ESA CIUDAD COLONIAL,
EN DONDE SE DEARROLLAN CONFERENCIAS Y SE
PRESENTAN PONENCIAS, QUEREMOS DESTACAR
QUE EN EL PATIO DE HONOR DEL COLEGIO NACIONAL
SAN JUAN DONDE ÉL FUERA PROFESOR SE LLEVARÁ
A CABO EL ALMUERZO DE CONFRATERNIDAD, SÍ COMO
UNA MUESTRA DE DANZAS TÍPICAS Y HOMENAJES.
Y POR LA NOCHE EN ESE MISMO HISTÓRICO PLANTEL
QUE REGISTRA LAS HUELLAS DE CÉSAR VALLEJO
Y DE SU EGREGIO ALUMNO CIRO ALEGRÍA DE LLEVARÁ
A CABO UNA FOGATA ARTÍSTICO LITERARIA,
TODO ESTO EL DÍA JUEVES 22 DE MAYO.
ESTAS ACTIVIDADES TIENEN COMO ORGANIZADORE
A LUIS SÁNCHEZ RIVAS Y A JUAN TACANGA, AMBOS HIJOS
DE SANTIAGO DE CHUCO, MIEMBRO ADEMÁS EL PRIMERO
DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS VALLEJIANOS DE TRUJILLO, Y
DIRECTOR DEL COLEGIO SAN JUAN EL SEGUNDO.
TE INVITAMOS A IR CON NOSOTROS Y VISITAR ESTOS
QUE DENOMINAMOS LUGARES SANTOS.
 
 
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27 DE MARZO
NACE EN CHIMPOTE
 
 
JUAN
OJEDA
A LOS 70 AÑOS
 
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
EL GENIO
QUE YO
CONOCÍ
 
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
Al sur hay un lago frecuentado por los pájaros Kharu;
al norte está situado un canal grato a los pájaros Re.
Es por ese mismo sitio por donde pasa la Barca de Ra
empujada por vientos de popa. Encargado del cordaje
de La Barca Divina yo soy un marinero infatigable.
En verdad yo conozco los dos sicomoros de turquesa
de donde surge Ra cuando parte para su viaje.
Libro egipcio de los muertos.
 
1. Peregrino
del absoluto
 
Poeta peregrino de un sentido de la vida absoluto y trascendente fue y es Juan Ojeda, quien naciera el 27 de marzo de 1944 en el puerto de Chimbote de donde tan pronto terminó la Educación Secundaria se trasladó a Lima, para estudiar pintura y escultura en la Escuela de Bellas Artes y para realizar estudios de Filosofía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
 
En vida publicó las obras de poesía: Ardiente sombra (1963), una elegía dedicada al poeta Javier Heraud acribillado en el río frente a Puerto Maldonado; Elogio de los navegantes (1966), que obtuvo la primera Mención Honrosa del II Concurso "El Poeta Joven del Perú" organizado por la Revista Cuadernos Trimestrales de Poesía, en Trujillo; y Eleusis (1972) editado por Gárgola, Colección de Poesía.
 
Juan viajó varios años por diversos países de América Latina. Vivió aproximadamente un año en Brasil (1967) y cerca de un año en Panamá (1971-1972). Publicaba constantemente en diferentes revistas y al morir dejó inéditos sus libros Arte de navegar (libro de poesía), así como ensayos filosóficos y un volumen de relatos.
 
2. Idéntico
pozo
 
Nos conocimos en el Patio de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, a esa hora vacía del mediodía, cuando ensayaban en el Salón de Grados -¡honda la tarde!- los muchachos del coro de la universidad que de un momento a otro elevaban las notas rotundas de sus tenores y bajos, dejando quietas y pasmadas de gozo a las aves estupefactas detenidas en sus vuelos, y a nuestras almas arrobadas ante esos aires que desempolvaban siglos de amores, quereres y desengaños.
 
Y luego tomábamos café en el bar restaurante Jamaica, al costado de la Casona del Parque Universitario, contiguo al Panteón de los Próceres, en donde por las mañanas los empleados se servían desayuno y por las noches se llenaba de parroquianos principalmente de gente ligada al campo del Derecho, que bebían cervezas y fumaban acaloradamente, discutiendo de lo serio y de lo vano de la vida del país.
 
Al conocemos con Juan supimos al instante que estábamos hechos del mismo quebranto, que nos animaba el mismo aliento y se nos había arrojado a idéntico pozo sin fondo; a idéntico vacío y abatimos con similares o parecidos enigmas. A partir de ese momento fuimos amigos inseparables.
 
3. Una mirada
por la realidad
 
Y día a día, después de agotar todo lo que se podía hablar o decir al encontrarnos, establecíamos muchas horas de comunicación silenciosa. Nos consumíamos contemplando la ciudad, llenándonos del mundo de manera calmada y espontánea ¡a como nos guiaran nuestros pasos! Podíamos caminar horas de horas únicamente por el gusto de ver el desenvolvimiento del mundo de la manera más simple, sin hablar, deambulando incansables y silenciosos por calles, plazas y avenidas.
 
A veces subiéndonos a los ómnibus sin rumbo fijo, nos sumergíamos en la contemplación de la ciudad. Por el gusto y la reverenda gana de hacerlo. Sin puntos fijos adonde ir. En realidad no íbamos a ninguna parte. Solamente nos interesaba testificar el "hoy" y el "aquí". En el fondo gozando profundamente de la poesía que significa echar una mirada por la realidad y que se siente más profundamente cuando vamos en soledad, como ocurría con nosotros.
 
Fue en una de esas oportunidades, en la cual nos acompañaba Andrés Cloud, en el mes de septiembre de 1963, que al ver un ómnibus de San Marcos partir en la noche subimos, creyendo que se dirigía a la Ciudad Universitaria, pero pronto estábamos sobre la carretera al norte por Ancón y cuando preguntamos supimos que iba rumbo a la ciudad de Trujillo adonde los chicos de Letras y Derecho iban a divertirse en la Fiesta de la Primavera. En esa oportunidad Andrés Cloud tuvo que regalarles su reloj para que no nos arrojaran en el desierto, en la noche helada y lloviznosa. ¡También eso era, en parte, San Marcos!
 
4. Ejes
de un cuadrante
 
En Trujillo nos animamos a llegar hasta Santiago de Chuco, mi tierra natal, adonde arribamos de madrugada, golpeando el viejo portón por el lado de la casa de mi abuela, que fue abierto con el alborozo de mis padres que a esa hora encendieron la cocina para luego servirnos leche espumante, cecinas fritas y panes amorosos del lugar.
 
Horas después, y en ese mismo día, visitábamos en silencio y cuarto por cuarto la casa de César Vallejo; que es cuando vi a Juan conmovido, poseído, alucinado; temiendo que en algún momento pudiera ocurrir una desgracia, al sentir que en esa circunstancia los ejes de un cuadrante coincidían en el horizonte sin límites.
 
Ya en el viejo panteón, situado en lo alto de la colina, rebuscamos tumba por tumba, con la agitada esperanza de encontrar los nombres de la madre, el padre y el hermano Miguel que era el más próximo y compañero de juegos de César Vallejo, quien murió muy joven y a quien el poeta le dedica dos poemas: A mi hermano muerto y, otro, A mi hermano Miguel, donde dice:
 
Miguel tú te escondiste
una noche de agosto, al alborear;
pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste.
 
15. Más allá
de lo común
 
Así durante los quince días felices que estuvimos visitando pueblos y haciendo vida de campo, se afianzó fuertemente el lazo de unión y se tendió la viga maestra de identidad con César Vallejo a quien buscábamos y encontramos en la gente del campo, y en el lenguaje humilde de la vida cotidiana.
 
Juan establecía una relación muy personal hasta el grado de la complicidad y la confidencia, con César Vallejo. Por lo demás, también era enorme el parecido que tenía con la máscara ósea, el talante y hasta con el color de la piel del poeta santiaguino, habiendo sido yo testigo más de una vez, de cómo las personas al conocerlo destacaban esta coincidencia y se lo decían.
 
Quiero revelar, inclusive, un hecho que él me lo contara con emoción profunda y todavía con el miedo y estupor que aquello le produjo. Fue que un día leyó que César Vallejo había titulado inicialmente su libro Trilce con el nombre de Cráneos de bronce, que era exactamente el título que Juan había puesto al conjunto de sus poemas, sin tener ni la más remota idea de que a Vallejo se le había ocurrido un nombre igual, sin cambiar una sola sílaba, hecho que él pensaba que lo identificaba más allá de lo común, existiendo un secreto pacto y un respeto muy grande de Juan por el autor de los Poemas Humanos, caso especial de parte de alguien muy severo y descalificador en sus juicios.
 
6. Aguas
fantasmales
 
Releyendo una nota escrita por Tulio Mora con ocasión de la publicación de mi libro Scorpius, me trae a la memoria este vínculo que establecimos con César Vallejo, sin que ello signifique de ninguna manera imitación de su estilo, que nunca lo hicimos, ni de la manera que él tenía de enfocar y comprender los hechos. 
 
Pero además, en esa nota se hace referencia a algo muy cierto: recuerda que lo que le sorprendió al conocernos en San Marcos fue que nosotros, Juan y el suscrito, éramos grandes lectores de vidas de santos y de filosofía tomista, acerca de lo que ciertamente hablábamos mucho, pero además la vivíamos y padecíamos intensamente.
 
Así como también, refiere Tulio, –y es exacto– nuestra predilección constante, entusiasta y apasionada, por la poesía latina mientras otros se embebían con la poesía inglesa, ¡aunque tampoco voy a mentir, también la leíamos!
 
Pero ciertamente, más nos inclinamos a beber en las fuentes del sereno y siempre augusto Virgilio, del laborioso y paciente Horacio, del proscrito y expatriado Ovidio y en las aguas fantasmales del sombrío y conturbado Propercio, merodeador constante de los dominios misteriosos de la muerte en sus sentidas Elegías.
 
7. Ningún
gesto vano
 
Pero, en general Juan habitaba con los grandes creadores de todos los tiempos. Nadie más compañero del Dante, de Shakespeare, de Paracelso, de Donne, Tralk, LeopardI, Nietzche, Swedemborg, Vallejo. Casi todos ellos de un signo trágico, representando lo intrincado, abismal y doloroso del destino. Y nadie más esencialmente poeta que Juan en todos sus actos, por eso no podemos calificar la suya únicamente como de buena poesía, debido a que es mucho más que eso: es poesía total creada por un poeta hasta la médula, en la medida en que sentía y pensaba el mundo siempre desde la poesía.
 
Y esto que acabamos de expresar es bueno decirlo en una época en que basta para consagrar a un poeta o poner una obra en un pedestal, con saber y comprobar que es poesía que tiene calidad; es decir, que es un producto o un objeto verbal construido en base a sentido acumulado, que tiene una buena estructura y un aceptable lenguaje. En el caso de Juan, su poesía no sólo es buena sino legítima, reveladora, cimenta una actitud y configura un mundo cabal.
 
Y es que Juan vivió la poesía de manera plena, sin variar o permitirse siquiera un minuto para abandonarla o descansar de ella. En realidad no podía hacerlo. Era poeta signado; con estigma para serlo desde siempre y por siempre. De allí que en él no había ningún gesto vano. Siempre lo exacto y preciso. Alguna vez, estando solos me criticó por sonreír. Según él sonreír denotaba debilidad y ser voluble. "El poeta no sonríe", fue su fría y rígida conclusión.
 
8. Filo
de un cuchillo
 
Era pues de una gravedad absoluta. No se permitía veleidades, deshonestidades ni exabruptos, pese a que aparentemente su vida estuviera poblada de estos últimos hechos, Pero en esto hay algo palmario: todos sus actos, incluso los más terribles, tenían razones profundas que motivaban a que ellos fueran así.
 
Por eso, al cumplirse los 25 años de su sensible fallecimiento dediqué un libro íntegro a resaltar su memoria y significado, titulado Trompeta del Juicio Final, razón y pasión de Juan Ojeda, donde recojo diversos testimonios y apreciaciones que fui escribiendo sobre él a lo largo de los años posteriores a su muerte, empezando por aquel que yo publicara cuando él aún vivía, como es Dos pajarracos y que fue inicialmente impreso con el título de Carta a Juan Ojeda, escrito cuando él desapareció prácticamente, aunque después supimos que permanecía en Panamá, como recojo también artículos escritos, algunos a un año de su muerte y otros de años posteriores.
 
De este modo quise testimoniar mi admiración intelectual y mi cariño entrañable de amigo, a este ser admirable, el más raigal que hayamos conocido y que existió en la segunda mitad del siglo XX ya sumergido en la historia, y en el cual él hizo deslizar su vida siempre al filo de un cuchillo.
 
9. Hijo
del pueblo
 
Si yo he tenido el privilegio de conocer a un genio, puedo decir que ése fue Juan Ojeda. Excepcional en cuanto a la intensidad de su conmoción interior y en lo que atañe al fondo esencial e inhallable para él mismo de su ánima viva. Él de manera natural hacía síntesis cabal de mundos en pugna, y tenía una capacidad asombrosa para ingresar a lo recóndito e indescifrable de cada hecho o asunto y de allí extraer un sentido nuevo y trascendente.
 
Murió a la edad de 30 años, aparentemente arrollado por un auto en la madrugada del 11 de noviembre de 1974, en la cuadra 23 de la Av. Arequipa, correspondiente al distrito de Lince, en la ciudad de Lima; aunque, para las personas que lo conocimos y estuvimos cerca, el suyo fue un suicidio. En realidad convirtió su existencia en un permanente suicidio.
 
Su vida fue atormentada, una secuencia de infortunios. Y por parte de él de manera consciente y voluntaria un descenso a los infiernos. Constituye una de las aventuras más gigantescas, temibles y significativas de la literatura y, en general del destino humano.
 
Pero, por haber sido un hijo del pueblo que nunca cedió posiciones, un chimbotano cetrino a quien le sudaban las manos, un ser en muchos aspectos avergonzado y humilde y, sobre todo, un crítico cruel y sarcástico del orden establecido, sólo recibió a cambio el olvido total absoluto y miserable que estas páginas elementales, pero conmovidas, quieren en algo resarcir.
 
 
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CONVOCATORIA
 
XV ENCUENTRO INTERNACIONAL
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
TELÚRICA DE MAYO, 2014
 
LIMA:
MARTES 20
Y MIÉRCOLES 21
 
TRUJILLO:
JUEVES 22
 
SANTIAGO DE CHUCO:
VIERNES 23
SÁBADO 24
Y DOMINGO 25
DEL MES DE MAYO
 
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