viernes, 28 de marzo de 2014

JEAMEL FLORES, POETA, ME SIENTO ORGULLOSO DE SER TU AMIGO Y COLEGA - POR ÁUREO SOTELO HUERTA


JEAMEL FLORES, POETA, ME SIENTO ORGULLOSO DE SER TU AMIGO Y COLEGA
Por Áureo Sotelo Huerta
Anoche el grupo cultural, “Palabra en libertad”, que dirige el  poeta José Beltrán Peña, nos invitó para rendirle un homenaje al escritor Carlos Thorne Boas, uno de los grandes representantes de la generación del 50 junto a Vargas Llosa, Bryce, Ribeyro, etc. en el Club Miraflores. Adquirí el libro de poesía, Premio “Palabra en libertad”, cuál sería mi grata sorpresa de encontrar el poema “AÚN CREO EN TI”, de Jeamel Flores, nuestra colega y amiga, sencillamente genial  y sobre todo valiente y comprometido. Recordé a Brecht: “Qué tiempos estos en que vivo, en que hablar de árboles y pájaros es un crimen pues significa el silencio de tantas fechorías”. El poema me impresionó por la valentía de la temática, dedicado a los jóvenes venezolanos que todos los días mueren en las calles por el delito de pedir cambios en su país. Si los jóvenes no lo hacen quién lo va a hacer. Confieso que yo como socialista ortodoxo, hasta el día de ayer pensaba que Maduro, sea como sea, debe quedarse, porque es importante preservar la “democracia”.
Jeamel, me hiciste recordar mi juventud, cuando en  1955, con mi tropa, era yo sargento,  tuve que patrullar las calles de Arequipa cuando ese pueblo se levantó. En 1963 me tocó resguardar el Palacio de Gobierno y después la casa del general Pérez Godoy, Presidente de la República, ante la arremetida de partidarios del Apra que disparaban contra nosotros. En 1966, ya como docente, sacamos a un corrupto director del colegio de Aija. En 1971, como dramaturgo, tomamos la sala Alcedo porque el Concejo de Lima censuró mi obra “El derecho de los asesinos” y “El Líder”, de Jorge Tanillama, era ministro del interior el general Artola y liberamos las obras siendo presentadas en el teatro Segura. En 1989  Sacamos a un corrupto rector de la URP para dar pase a nuevas elecciones siendo elegido el doctor Mario Villarán, de grata recordación, que falleció al año siguiente, acto que me valió el odio del corrupto Ludeña, que me despojó de mi nombramiento.
Lo que quiero decir es que siendo joven luché contra estas injusticias y frente al caso venezolano, gracias a ti, recién me identifico con los jóvenes. No es posible que en la tierra de Bolívar, Sucre, Miranda, Simón Rodríguez, Bello, Gallegos, Uslar Pietri, entre otros, haya tanta pobreza, sobre todo en un país que navega en un envidiable océano de petróleo, que debería servir para velar por la grandeza de su pueblo.
Deleitémonos con el poema de Jeamel: 



A la juventud venezolana en estas horas lóbregas y de esperanza en que su valentía ha conmovido al mundo (febrero – 2014 )
No parí soles en medio de la tormenta
Ni crucé el estrecho de Magallanes para ver estrellas
Ni creí en la iridiscencia de la nieve cuando hacía frío
Ni cabalgué entre pinos mirando el horizonte
Ni recogí las lágrimas del cielo mientras me desvanecía
Ni besé osada a Zeus
Ni reté a Hera por su amor
Ni me casé con Dionisio en secreto
Para que te humillaran
Para que mataran tu garbo
Para que insultaran tu espíritu majestuoso
Para que quebrantaran tu alma en cenizas
Para que tu altivez se vuelva ruina
Para que tu soberbia se deshaga en rocío
Para que no brille nunca más el arcoiris de tu entraña,
Sino
Para que te erices como un león ante la injusticia
Para que resplandezcas como una luciérnaga entre los despojos
Para que te yergas como un roble sobre la malicia
Para que planees como el águila sin temores
Para que profeses el amor secreto a tu tierra en medio de espinas
Para que tus ojos iluminen el porvenir de girasoles
Para que tu frente no se rinda ante los miserables;
Por eso…
  Aún creo en ti.